jueves, 24 de octubre de 2013

Contemplación

La palabra ,,Contemplación“ viene del verbol  lalíno ,,contemplare“ y significa ,, contemplar, mirar”. En la Contemplación se trata de percibir la acción de Dios en nosotros y en nuestras vidas. Además la contemplación no es algo, que podemos hacer o conseguir através del pensamiento. Es puro regalo de Dios. Sin embargo, nosotros podemos estar en un clima de silencio, conscientemente atentos, perceptivo y con la ayuda de instrucciones prepararnos y hacernos sensible para la contemplación.

Orar con el nombre de Jesus Cristo
Distintas formas de orar en silencio, meditación, existen en todas las tradiciones religiosas. La oración contemplativa cristiana va acompañada de ofrecimiento y amor, haciéndonos crecer en ello y es una oración  orientada a la relacción Yo-Tu entre el orante y Dios , que está marcada por la referencia y orientación hacia Jesucristo,,Camino, Verdad y Vida “ (Juan 14,6 ).      

La tradición: Orar con el nombre de  ,,Jesús- Cristo“ es una forma de oración que desde hace mucho tiempo es practicada  en la cristiandad. Su origen viene de la oración  repitida de Una-Palabra por los padre y madres  del desierto que vivierón en el siglo IV en el desierto  egipcio y en Palestina. Juan Casiano trajo esta manera de orar hacia Europa occidental. Otra expansión tuvo lugar más tarde desde Egipto através del Monte Athos, en el territorio oriental de Europa, uniéndose la tradición  del nombre de Jesus.   

Ignasio de Loyola: En su Libro de Ejercicios, el santo Ignacio describe la “Tercera Manera” como una forma de oración que empieza a tener resonancia. Según Ignacio en esta tradición de orar la atención está puesta el en ritmo de la respiración y en una palabra a modo de oración sencilla, la cual se va repetiendo al ritmo de la respiración y va siendo dirigida hacia la relacción entre el orante y Dios, (Libro de Ejercicios n.258). Una adecuada forma de sentarse -p.ej.una postura del cuerpo- ayuda al recogimiento interior de quién medita (n. 252).
El „Camino de Gries": Esta manera de orar ha sido más desarrollada y actualizada para nuestro tiempo por el Padre Franz Jalics SJ, en su libro “Ejercicios de contemplación” através de instrucciones  precisas. En él se dan también ayudas de cómo  acompañar las dificultades en la oración. Para nosotros  esta manera de dirigir hacia la oración contemplativa es el fundamento y la orientación de los cursos que ofrecemos.

La Iglesia: El Catecismo de la Iglesia Católica ( ver nn. 2666-2668; 2688 ss ) da expresamente una recomendación hacia una catequesis de oración y grupos de meditación através de la „Oración de Jesús“.  

La Forma: La constante, atenta y afectuosa invocación del nombre de Jesus-Cristo” con una postura de asiento en quietud, tranquila , en silencio y acompañada con el ritmo de la respiracón y percepción de las manos, ayuda a anclar nuestra atención y a profundizar en el contacto con la Presencia de Dios y con la experiencia de lo divino en nosotros.

El Nombre:Cuando nosotros atentamente invocamos interiormente el nombre de Jesús, nos desplazamos a su Presencia y nos abrimos a su Fuerza. En el nombre de ;;Jesus-Cristo” está presente toda la persona de Jesús. Nosotros nos dirigimos hacia Su Persona, entramos en relación con El. El Cristo resucitado está de una manera invisible presente y activo. Mientras nos dirigimos al nombre, entramos en un desconocido nuevo lugar de relación,el cual se nos quiere abrir ,,Que Cristo habite por la fé en vuestros corazones, para que, arraigados y cimentado en el amor, podáis coprender con todos los santos cuál es la anchura y la longitud, la altura y la profundidad, y conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que os vayáis llenando hasta la total Plenitud de Dios..(Efesios 3,17-19)

La Santa Escritura: La Oración de Jesús nos abre un conocimiento más profundo de la Santa Escritura. La familiaridad con la Biblia hace que el encuentro con Jesucristo en la oración silenciosa sea más vivo.    
Oración Contemplativa
Orar en silencio: Cuando  necesitamos  claridad en nuestra vida , buscamos  instintivamente un tiempo y lugar de stlencio. Aqui se puede ordenar y aclarar el tumulto que llavamos por dentro. Jesus mismo iba a menudo a orar  a un lugar silencioso. El buscaba el desierto, la cumbre de una montaña, un jardín, un lugar en la orilla del mar, el templo o un rincón silencioso de su casa.    

Presencia de Dios: En oración silenciosa con el nombre “Jesus-Cristo” nos dirigimos hacia su Persona, hacia su invisible  pero eficaz presencia. Dios es el” Yo soy el que soy”(Ex 3,14), pero nosotros a veces no podemos percirbir su presencia.Por eso, nos ejercitamos en ello enfocando nuestra atención en el tiempo presente, en su  Presencia y nos anclarnos en este punto. Aprendemos  “a mirar a aquel, quién hacia nosotros mira.”(Gen.16,13-14).
Atención y cuidado: La oración contemplativa nos quita las  distracciónes de nuestras vidas y nos da más atención y cuidado hacia el prójimo, hacia nosotros mismos y hacia la creación. Esto conduce hacia una vida plena “ en el aquí y en el ahora”.Como las azucenas en el campo y los pájaros en el cielo procuramos nosotros, dejar la preocupaciones del mañana y buscar antes el Reino de Dios, con lo que todo lo demás se nos dará por regalado ( Cf. Mt 6, 25-34). 
Anhelo: En cada persona hay un anhelo de seguridad, de hogar, de comunidad. Existe un profundo anhelo  de amistad con aquél “que ama a mi carazón” (Cantar de los Cantares 3, 1).Es la búsqueda de sentido y de vida plena, de la perla preciosa y del tesoro escondido, de la cual Jesús nos habla ( Cf.Mt 13, 44-46).   
Camino a la fuente:  El camino hacia nuestro interior y hacia la fuente de nuestra vida es conducido através del silencio. ,,El agua que yo le daré será en él un manantial que salte hasta la vida eterna” (Jn 4,14) . En lo más profundo de nuestra alma quiere ser encontrado este manantial de vida y haciendo brotar una nueva forma de vida ( Cf. Ez 47,1-12 ).Todas nuestras fuerzas serán alimentadas  de esta fuente .

Aliento y espíritu: Aliento y espíritu: En la manera en que enfocamos la atención a nuestra respiración, experimenta-mos en nosotros como estamos relacionados a una fuente de vida, la cual actúa silenciosa e imper- ceptiblemente, aunque eficaz. La respiración es un regalo y sucede sin que nosotros pensemos o tengamos que hacer alguna cosa. El aliento está simplenente ahí y da vida. La Bblia describe el aliento como simíl para el Espíritu Santo y lo califica como aliento de vida de Dios. ,,Dios le insufló en sus narices un hálito de vida y así llegó a ser el hombre un ser viviente “ ( Gen 2, 7 ). ,Jesús sopló sobre ellos y le dijo: “Recibid el Espíritu Santo” (Jn 20, 22).
 
Regeneración: La oración contemplativa no tiene un propósito concreto, ni su finalidad es el rendi- miento o tener éxito. Nosotros percibimos lo que es –y eso basta. Nosotros no necesitamos conseguir nada. En la oración contemplativa descansamos en Dios y volvemos a nosotros mismos. Nos permite . ser como somos. Quien ora, se regala en la oración a aquél que da todo lo BUENO. ,,El que es malo para sí, ¿ para quién será bueno?” (Eclesiástico 14,5).

Cuerpo y alma: En la oración de contemplación nosotros progresivamente experimentamos  una forma integradora y holística en cuerpo ,alma y espíritu. El camino contemplativo nos despierta la conciencia y nos deja experimentar que nuestro cuerpo es el templo de Dios, donde el Espírtu Santo vive (1 Cor. 6,19 ). Esta consciencia nos lleva también a un profundo reconocimiento de la parte corporal-emocional de nuestro ser personal.
Reconciliación y curación: Orar nos hace más  auténticos y sensibles. Una mayor sensibilidad de nuestro  estado interior nos pone en contacto con aquello que está ofendido y herido en nosotros. Necesitamos voluntad y disposición, para perdonar y procesar los dolorosos recuerdos y dolorosas experiencias ante la presencia salvadora de Dios. Así se puede poco a poco acontecer una creciente y sana reconciliación en nuestras vidas, en nuestra historia personal. De esta forma, el endurecimiento de nuestro corazón de piedra puede volver a sentir y acoger el pulso de vida. (Cf.Ez 36,26-28).

Comunidad y eucaristía: En la oración y la  meditación con el Nombre de “Jesus-Cristo” nos sentimos comunidad alrededor de Jesús, como Cuerpo de Cristo (1 Cor 12,27). Esta experiencia centra y encu- entra su expresión de significativo valor en la celebración de la Eucaristía. San Augustin lo expresa  muy concisamente en referencia al momento de recibir la Comunión con una frase: ,,Recibamos, lo que nosotros somos: Cuerpo de Cristo. Seamos, lo que recibimos: Cuerpo de Cristo” La oración contempla- tiva y la Eucaristía nos orientan en la misma dirección.

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