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Marcos, Santo |
Evangelista
Martirologio Romano: Fiesta de san Marcos, evangelista, que primero acompañó
en Jerusalén a san Pablo en su apostolado, y después
siguió los pasos de san Pedro, quien lo llamó su
hijo. Es tradición que en Roma recogió en su Evangelio
la catequesis de Pedro a los romanos y que fue
él quien instituyó la Iglesia de Alejandría, en el actual
Egipto. († c.68)
Etimológicamente: Marco = Aquel que es recio
como un martillo, o nombre relativo al dios Marte, es
de origen latino Patrón
de los abogados, notarios, artistas de vitrales, cautivos, de Egipto,
Venecia, contra la impenitencia y las picadas de insectos.
San Marcos es judío de Jerusalén, acompañó a San Pablo y a Bernabé, su primo, a
Antioquia en el primer viaje misionero de estos (Hechos 12,
25); también acompañó a Pablo a Roma. Se separó de
ellos en Perga y regresó a su casa. (Hechos
13,13). No sabemos las razones de esa separación pero si
sabemos que causó una separación posterior entre San Pablo y
Bernabé, cuando San Pablo rehusó aceptar a San Marcos. Bernabé
se enojó tanto que rompió su asociación misionera con San
Pablo y se fue a Chipre con Marcos (Hechos 15,36-39).
Años mas tarde San Pablo y San Marcos volvieron a
unirse en un viaje misionero.
Fue discípulo de San Pedro e intérprete del mismo en su Evangelio, el
segundo Evangelio canónico (el primero en escribirse). San Marcos escribió
en griego con palabras sencillas y fuertes. Por su terminología
se entiende que su audiencia era cristiana. Su Evangelio contiene
historia y teología. Se debate la fecha en que lo
escribió, quizás fue en la década 60-70 AD.
Juntos con
Pedro fue a Roma. San Pedro por su parte se
refería a San Marcos como "mi hijo" (1P 5,13).
A veces el Nuevo Testamento lo llama Juan Marcos (Hechos
12,12).
Evangelizó y estableció a la Iglesia en Alejandría, fundando
allí su famosa escuela cristiana.
Murió mártir aprox. el 25 de
abril del 68 AD en Alejandría y sus reliquias están
en la famosa catedral de Venecia.
Su símbolo es el
león alado. Tanto este símbolo como el de los otros
tres evangelistas (Apoc. 4, 7-8), son muy antiguos. De ellos
hablan San Jerónimo y San Agustín, explicando que San Marcos,
en su primer capítulo, habla de Juan el Bautista en
el desierto y el león es el rey del desierto
(Mc. 1,3).
En Venecia se veneran, en la preciosa catedral de
su mismo nombre, los restos mortales del evangelista, cuyo traslado
de Alejandría se remonta al siglo IX.
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