Hoy… Seré Inundado Por El Espíritu Santo
“Respondió Juan, diciendo a todos: Yo a la
verdad os bautizo en agua; pero viene uno más poderoso que yo, de quien
no soy digno de desatar la correa de su calzado; él os bautizará en
Espíritu Santo y fuego”. Lucas 3, 16.
Ser bautizados con el Espíritu es como si Él inundara
las riveras de nuestro espíritu y como si anegara nuestra alma:
nuestra mente, voluntad, emociones y conciencia. Ser bautizado con el
Espíritu no te hace más obediente o más fiel o más especial que los
demás, o más de lo que fuiste antes. No es una garantía de
espiritualidad o una prueba contra las mentiras del enemigo.
Exactamente es como tener una Biblia
y no leerla o no permitir que las palabras profundicen en tu corazón.
Así también las personas pueden ser llenas del Espíritu pero no usar
completamente sus provisiones ni las capacidades que nos ofrece.
¿Para qué nos capacita el bautismo con el Espíritu?
¿Por qué el Señor quiere que seamos bautizados con el Espíritu? Podrías
decir que el bautismo con el Espíritu Santo “extiende” la presencia del
Espíritu por todas tus facultades naturales, exactamente como una bomba
de agua esparce más agua en los campos más lejanos que la que un pozo
podría hacerlo.
A medida que el Espíritu nos inunda e impregna (en
espíritu) nuestros pensamientos conscientes, sentimientos, impresiones,
etc., llegamos a tener mayor capacidad para recibir los impulsos de Él
que la que teníamos antes.
Es como tener un radio receptor más poderoso o una antena parabólica mucho más grande: la recepción espiritual es ampliamente mejorada. Así es cómo y por qué la llenura del Espíritu nos capacita para participar más activamente en lo milagroso.
Es como tener un radio receptor más poderoso o una antena parabólica mucho más grande: la recepción espiritual es ampliamente mejorada. Así es cómo y por qué la llenura del Espíritu nos capacita para participar más activamente en lo milagroso.
Intensifica nuestro estado de alerta y sensibiliza
nuestra alma a Sus movimientos y a Sus susurros. Esa es la finalidad de
ser bautizados con el Espíritu Santo. No es un tema para contenciones
teológicas con nuestros compañeros creyentes, no es un punto de orgullo
entre los que ya-han-sido y los que no-han-sido, sino una cualidad
ministerial milagrosa para el bien de las demás personas. Es otro
recordatorio de que aunque Dios puede hacer sin nosotros todo lo que sea
necesario, Él elige trabajar en nosotros y por medio de nosotros
mediante Su gracia y Su Espíritu.
Como con todos los asuntos en el reino de Dios, esta
gracia sobrenatural sólo puede ser apreciada y entendida viéndola a la
luz del amor de Dios, siempre noble y placentero, y a la luz de su
compasión siempre activa por las personas que están quebrantadas en el
mundo.
El bautismo en el Espíritu no puede ser totalmente
comprendido como un hecho aislado. La necesidad de que nos sea conferido
poder adicional se vuelve aparente sólo cuando enfrentamos los retos
reales del ministerio de amor hacia otras personas. En otras palabras,
ser bautizados en el Espíritu Santo sólo tiene sentido cuando entiendes
que Dios quiere capacitarte para ministrar a otras personas en formas
que van mucho más allá de tus poderes naturales, por muy genuinos que
sean.
Hoy definitivamente quiero ser inundado por el Espíritu de Dios.
Señor, Acá estoy listo, dispuesto y disponible. Inúndame Espíritu Santo a tu manera y en tu tiempo. Amén.
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