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“¿Por qué mis papás se separan?” |
Jaime escribió todo de un golpe, casi sin pestañear.
“¿Por qué
mis papás se separan? ¿Por qué un día dejaron de
hablarse? ¿Por qué ya no están juntos?
No entiendo que dejen
de quererse. Era tan hermoso vivir unidos como familia. Mamá
cocinaba el pastel que nos gustaba a todos. Papá cantaba
en el comedor. La pequeña tarareaba, mientras la mayor daba
un portazo porque quería estudiar en silencio. Los gemelos entraban
y salían para enseñar sus dibujos. Y yo iba y
venía para traer todo lo que mamá me pedía.
Ahora la
casa es distinta. Hay un hueco grande en todos. Falta
papá. Mamá llora a veces, sobre todo si contesta el
teléfono. La mayor no se concentra en sus estudios: llega
y se va entre prisas y nervios. La pequeña tiene
los ojos rojos de tanto restregárselos. Los gemelos no dibujan
nada. Y yo sigo ayudando en la cocina, pero me
da pena no poder hacer algo más por mis padres.
Ayer
le dije a papá por teléfono que no nos dejase.
Hubo silencio. Como que quería explicarme algo que no iba
a entender. ¿Es qué uno puede entender razones para resignarse
a que tu padre ya no esté en casa? ¿Es
que hay motivos buenos para que mis padres dejen de
estar juntos?
Mamá también me quiso explicar algo hace tres días,
pero al final optó por callar y llorar. Me duele
verla tan nerviosa. Hay momentos en los que duda, en
los que quisiera cambiar algo que no está en sus
manos. Luego, se encierra en su cuarto y no podemos
verla por un rato largo.
¿Por qué mis papás se separan?
Son adultos, lo sé. Cada uno hace sus opciones. Pero
estamos nosotros, sus hijos. ¿Podemos hacer algo por ellos? ¿Podemos
darles una mano para juntar las suyas?
Ahora quiero dirigir estas
líneas a vosotros, a papá y a mamá. Si hubo
por parte nuestra, de los hijos, alguna culpa, de corazón
os pedimos perdón. De verdad, vamos a ser buenos, a
estudiar, a no romper cristales ni dejar sucia la vajilla
toda la tarde. Si no somos culpables, ¿por qué nos
dejáis y optáis por separaros?
¿Qué podemos hacer para que vuestro
amor renazca? ¿Qué hace falta para que os beséis como
antes? ¿Qué necesitáis para arreglar la situación que se ha
producido? Si Dios bendijo vuestra boda, ¿podemos dejar que Dios
cure lo que pueda haber sido dañado, por culpa o
sin culpa?
Así os dejo estas líneas. Son simplemente pensamientos de
un hijo que no ha sido bueno, pero que os
quiere mucho. Y os necesita. Porque sois mis padres, porque
me habéis dado la vida y tantas y tantas cosas.
Vosotros mismos me las recordabais cuando no hacía las tareas.
Ahora os las recuerdo, no para hacer las tareas, sino
para poder ser un hijo que tenga en casa, a
su lado, felices y enamorados, a su padre y a
su madre...”
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