|
En peligro de extinción |
Cualquier observador medianamente avisado puede advertir un fenómeno sociocultural que
se viene produciendo desde hace mucho tiempo en la sociedad
occidental (señalo lo de occidental, para distinguirlo de otras sociedades
y culturas que no cuentan con este mismo fenómeno, o
no en la misma medida). Tal fenómeno consiste en la
promoción e inculturación acerca de temas relacionados con el respeto
y cuidado de todo cuanto afecta a la naturaleza: medio
ambiente, protección de los animales, cambio climático, declaración de reservas
de la biosfera, especies en peligro de extinción, preservación de
las energías y riquezas naturales, etc. Ello se inscribe en
el contexto de una sociedad, pretendidamente avanzada, que reconoce el
espacio natural como la fuente de energía vital para el
hombre. En consecuencia, se recrudecen las leyes que obligan a
la observancia en el cuidado y respeto de todo ese
espacio vital, y con castigos muy severos, en caso de
inobservancia. A su vez y de forma paralela, se observa
este otro fenómeno, que en gran medida contradice al anterior,
y de modo sustancial. Se trata de lo que afecta
directamente, no ya al entorno natural, sino al propio ser
humano: el respeto y protección de la vida humana, desde
su gestación hasta su término. Si en el primer fenómeno
se rehúye cualquier discrepancia o controversia, no ocurre lo mismo
en este otro, en que la vida del hombre parece
ser una “cuestión discutida y discutible”. ¿No habíamos quedado en
el caso anterior en que se debe respetar a ultranza
la naturaleza? ¿Y no abarca ese respeto a todos los
seres vivientes? ¿Por qué entonces en nuestras sociedades avanzadas se
suavizan tanto, hasta hacerlas totalmente permisivas, leyes que no solo
permiten sino que reconocen como derechos eliminar vidas humanas, tanto
en su ciclo de gestación como en su momento de
finalización? Díganme si tiene la misma consideración legal destruir, pongamos
por caso, un nido de águila o un nido humano;
y como de respeto se trata, ¿cual de los dos
debería tener preferencia? La gran contradicción de esta sociedad avanzada
es que se preocupa al máximo porque no se deteriore
la casa, mientras se ocupa de eliminar al posible inquilino.
Díganme, entonces, quien está en peligro de extinción.
|
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario