miércoles, 9 de octubre de 2013

Pedro Casani, Beato


Sacerdote Escolapio, 17 Octubre
 
Pedro Casani, Beato
Pedro Casani, Beato

Nacido en Lucca, Italia, en 1572. Impresionado por la muerte ejemplar de su madre, él se sentía llamado entrar en la Congregación de la Virgen Bendita, fundado en Lucca por San Juan Leonardi. Antes de entrar en el noviciado había estudiado con los franciscanos en Lucca. Se ordenó en la Basílica de Lateran y se realizó su ministerio sacerdotal predicando, oyendo confesiones y en el cuidado pastoral de juventud para quienes fundó la Congregación de Nuestra Señora el Nieve en Lucca.

Después de la muerte de San Juan Leonardi en 1609, sus hijos ofrecieron su ayuda pastoral a las Escuelas Pías. Con el fin de asegurar su continuidad, San José de Calasanz los unió con la Congregación en Lucca. Pablo V aprobó esta unión en 1614.

Fr Casani fue nombrado rector de San Pantaleon, oficina principal de las Escuelas Pías. Pero los padres en Lucca muy pronto comprendieron que ellos no pudieran aceptar el ministerio de las escuelas definitivamente sin traicionar su propio carisma fundador. Pablo V separó las dos instituciones en 1617. Fr Casani decidió permanecer en las Escuelas Pías como parte del grupo de Calasanz y jugó un papel eficaz en la transformación gradual del instituto de una congregación secular simple sin votos a un orden con votos solemnes.

San José de Calasanz continuó, durante 30 años, dándole cada vez más responsabilidades a Fr Casani y lo designa como el primer rector de la casa matriz de San Pantaleon, primer auxiliar general, primer maestro de novicios y primer Provincial de Genoba y Nápoles, comisionado general para las fundaciones en Europa Central y el primer candidato para suceder al fundador como Vicario General. Fr Casani era un hombre pío y predicador dotado que incansablemente emprendía misiones que promueven la observancia regular en Roma y donde sea.

Su amor de pobreza religiosa era una razón para su unión espiritual con San José de Calasanz y era consistente con la dedicación preferencial hacia sus escuelas para los niños pobres. Para mantener esta pobreza rigurosa, los dos estaban en contra de aceptar generosidad excesiva de los bienhechores. Ellos también compartieron los dolores del nuevo instituto, las alegrías y frustraciones de ser incapaces de satisfacer tantas demandas para fundaciones. Sin embargo, Fr Casani no estubo libre de lios. Fue tomado prisionero, despojado de su oficina como ayudante genrral y la orden fue reducida a una congregación simple sin votos. Durante todas estas humillaciones, Fr Casani defendió al fundador y su trabajo con resignación heroica. Él pidió en vano la intercesión favourable de amigos y del poderoso. Murió 17 el 1647 de octubre, asistido por San José de Calasanz que escribió muchas cartas comunicando su muerte pía y comenzando su causa para la beatificación. Pero Calasanz murió apenas 10 meses después y la orden dió preferencia por su causa a la de otros.

En 1738, en Szeged, Hungría, donde los Piaristas han tenido una escuela desde 1720, una mujer moribunda en un hospital se recuperó de una enfermedad incurable después de besar una imagen de Fr Casani que le habia sido dada por un sacerdote Piarista. Esto llevó a un proceso canónico regular que se repasó recientemente. El milagro se ha reconocido y ha sido aprobado por la Congregación para las Causas de Santos.


 
Beato Pedro de la Natividad de Santa María Virgen Casani, religioso presbítero
fecha: 17 de octubre
n.: 1572 - †: 1647 - país: Italia
canonización: B: Juan Pablo II 1 oct 1995
hagiografía: «L`Osservatore Romano»
En Roma, beato Pedro de la Natividad de Santa María Virgen Casani, presbítero de la Orden de Clérigos Regulares de las Escuelas Pías, que orientò sus dotes naturales y de la gracia a la educación de los niños, contento de servir a Dios en los párvulos.

Pedro Casani nació en Luca (Toscana, Italia) en 1572 y murió en Roma en 1647. Su niñez y juventud fueron las de un muchacho inteligente, piadoso y responsable. Cuando tenía casi 20 años, influido por la muerte ejemplar de su madre, se sintió llamado a una vida de mayor entrega a Dios y entró en la congregación de la Bienaventurada Virgen, que acababa de fundar san Juan Leonardi, en cuya parroquia de Santa María de Corteorlandini había sido educado en la vida cristiana. Casani tuvo la suene de tratar asiduamente al fundador san Juan Leonardi, que en dos ocasiones lo escogió como secretario y acompañante, al nombrarle Clemente VIII visitador apostólico de dos congregaciones monásticas. Esta fuerte experiencia explica el celo y el rigor de Pedro Casani por la observancia religiosa.

Antes de entrar en el noviciado había hecho estudios de filosofía y teología con los franciscanos de Luca, que completó luego en el Colegio Romano con los jesuitas. Casani fue buen teólogo. Además de elegante latinista y esmerado calígrafo. Ordenado sacerdote en la basílica de San Juan de Letrán, ejerció su ministerio en la predicación, confesiones y pastoral juvenil; para los jóvenes estableció en Luca la congregación de Nuestra Señora de las Nieves. Fue, pues, un religioso ejemplar y muy estimado mientras vivió en la Congregación luquesa.

En 1609 falleció san Juan Leonardi, Pero ya desde los primeros años del siglo había intervenido con su asistencia y su consejo en el desarrollo de la naciente congregación de las Escuelas Pías (popularmente Escolapios), cuyas bases había puesto en 1597 san José de Calasanz, al crear en la parroquia de Santa Dorotea de Trastévere la primera escuela «popular, pública y gratuita» de Europa, como escribió Ludovico Pastor. De nuevo los hijos de San Juan Leonardi prestaron sus servicios pastorales a las Escuelas Pías después de la muerte de su propio fundador. Estos contactos hicieron pensar a Calasanz en la conveniencia de dar mayor estabilidad y asegurar la perpetuidad de sus Escuelas Pías uniéndolas con la Congregación luquesa de San Juan Leonardi, lo cual se llevó a cabo con la aprobación de Pablo V en 1614.

Como consecuencia de esta unión, el p. Pedro Casani fue nombrado rector de la casa de San Pantaleón, donde estaban instaladas las Escuelas Pías y todo el grupo de colaboradores de Calasanz, que continuó siendo responsable y prefecto de las mismas. Comenzaba así una nueva etapa, que afrontaron todos con buena voluntad. Pero este encuentro con Calasanz y su obra fue particularmente trascendental para Casani. Tres años después de la unión, los padres luqueses comprendieron que no podían aceptar definitivamente el ministerio de las escuelas con absoluta prioridad, sin traicionar su propio carisma fundacional. Intervino, de nuevo, Pablo V separando ambas instituciones que en 1621 fueron elevadas a órdenes religiosas por Gregorio XV, manteniendo ambas el apelativo común «de la Madre de Dios».

Pedro Casani decidió quedarse en las Escuelas Pías, formando parte del grupo de Calasanz y participando activa y eficazmente desde entonces en la transformación progresiva del instituto desde simple congregación secular sin votos hasta orden de votos solemnes, la última en la historia de la Iglesia. El santo fundador José de Calasanz encontró en Casani al hombre providencial e imprescindible, a quien mantuvo durante 30 años en los cargos de mayor responsabilidad, siendo su primer asistente general y primer rector de la casa madre de San Pantaleón, primer maestro de novicios, primer provincial de Génova y luego de Nápoles, comisario general para las fundaciones de Europa central y primer candidato para suceder al santo fundador como vicario general, cargo éste que no quiso aceptar por humildad, creyéndose incapaz. Pero, sobre todo, fue siempre su fiel colaborador, dispuesto a todo, su defensor, su amigo y compañero, profundamente piadoso, hombre de espíritu y de acción, cumpliendo incansables misiones de gobierno, de visitador, de formador de novicios y jóvenes, de animador de la observancia en Roma, Frascati, Narni, Fanano. Génova, Savona, Mesina. Nápoles, Nikolsburg, Leipnik, Strasnitz y Cracovia.

Tenía dotes de gran predicador de multitudes, convocando en determinadas celebraciones a seis mil y diez mil personas. Su ejemplo de vida y su fuerza de captación y convicción le hicieron promotor eficaz de vocaciones religiosas, primero entre los luqueses y luego entre los escolapios. Entre sus conquistas puede recordarse como ejemplo, a su propio padre, ya viudo, que le siguió en la congregación luquesa, y al p. Francisco Castelli, que, como él mismo, fue una de las personalidades más relevantes en los principios de la orden de las Escuelas Pías, con cargos de asistente general, provincial de Liguria y de Toscana, rector y maestro de novicios.

Fue muy notable su amor y defensa de la suma pobreza religiosa, una de las razones de su vinculación a Calasanz y a sus exigencias testimoniales de pobreza, dada la dedicación escolar preferencial para los niños pobres. Pero tenía a la vez un don especial para tratar con los grandes de este mundo, tanto de orden civil como eclesiástico, de lo que era consciente el fundador, que se valía de ello. Ambos, sin embargo, eran contrarios a condescender con la excesiva generosidad de los bienhechores, por mantener la pobreza en su rigor.

Participó con el santo fundador do los dolores y gozos del naciente instituto, viéndolo sumamente estimado por papas, cardenales, obispos y príncipes de Europa, y por muchas ciudades y pueblos, con la angustia de no poder atender a tantas demandas de fundación. Pero, como todas las obras y hombres de Dios, también fueron probados por la tribulación. Y Casani fue acusado y llevado preso con el fundador al Santo Oficio, a sus setenta años, por las calles céntricas de Roma y depuesto luego de su cargo de asistente, como culpable, y la orden reducida a simple congregación sin votos. En aquellos momentos de humillación, de descrédito y de destrucción, Casani se mantuvo fiel defensor del fundador y de la obra, soportando la tribulación con paciencia y resignación heroicas, con oración y confianza eh Dios, pidiendo de palabra y por escrito la intercesión favorable de los amigos y de los grandes, aunque inútilmente, e inculcando la confianza y la fidelidad a los vacilantes.

Murió el 17 de octubre de 1647, asistido por el santo fundador José de Calasanz, que en días sucesivos escribió muchas cartas comunicando la noticia y diciendo que «como había vivido muy devotamente durante su vida, así plugo a Dios bendito que ... muriese santamente. Esperamos que ayude a la orden más después de la muerte que en vida. Su cuerpo fue llevado a la iglesia, donde el viernes y el sábado hubo un concurso tan innumerable del pueblo y de la nobleza, que fue necesario retirar su cuerpo dentro de casa. De las gracias que algunos han recibido no diré por ahora nada ...» Poco después daba Calasanz los primeros pasos para iniciar el proceso de beatificación. Pero al morir el fundador diez meses más tarde, la preferencia por llevar adelante su proceso, bloqueó todos los demás.

En 1738 en la ciudad húngara de Szeged, donde los escolapios tenían colegio desde 1720, una muchacha ya moribunda en un hospital fue sanada de una enfermedad incurable cuando un padre escolapio que atendía a los enfermos le hizo besar una imagen del p. Casani. Fue beatificado el 1 de octubre de 1995 por SS Juan Pablo II.

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