“La oración que nace de la fe salvará al enfermo, el Señor lo aliviará, y si tuviera pecados, le serán perdonados. Confiesen mutuamente sus pecados y oren los unos por los otros, para ser curados. La oración perseverante del justo es poderosa. Elías era un hombre como nosotros, y sin embargo, cuando oró con insistencia para que no lloviera, no llovió sobre la tierra durante tres años y seis meses. Después volvió a orar; entonces el cielo dio la lluvia, y la tierra produjo fruto.” Sant. 5, 15-18
1. Señor Jesús, tú eres el Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.
Tú perdonas nuestros pecados y no tienes en cuenta nuestras culpas.
Tú no has venido a condenarnos sino a salvarnos,
y todo el cielo se alegra cuando un pecador se convierte.
Con la seguridad de que tu gracia todo lo puede y que tu misericordia y compasión son infinitas, te suplico que perdones mis pecados, que toques con tu Espíritu mi corazón y que me des el don de la oración.
Señor Jesús, así como el publicano no se animaba a levantar la vista al cielo y se golpeaba el pecho pidiéndote perdón y reconociendo su pecado, con corazón contrito te confieso:
Jesús mi corazón está endurecido y alejado de ti…
Jesús perdón porque soy egoísta…
Jesús perdón porque soy soberbio y orgulloso…
Jesús perdón porque soy vanidoso y envidioso…
Jesús perdón porque juzgo y critico a mis hermanos…
Jesús perdón porque no sé perdonar….
Jesús perdón porque soy lujuriosos y las pasiones me dominan…
Jesús perdón porque soy violento y agresivo…
Jesús perdón porque soy perezoso e inconstante…
Jesús perdón porque muchas veces no me importa el sufrimiento
y las necesidades de los demás…
Jesús perdón porque no hago en mi vida la voluntad del Padre
ni vivo según tu evangelio…
Jesús perdón porque tengo poca fe y muchas veces he dudado…
Jesús perdón porque poco te amo…
“Señor Jesús, Hijo de Dios, ten piedad de mí, que soy un pecador”
Jesús el leproso al verte, se postró ante ti y te rogó: “Señor, si quieres puedes curarme”. Tú extendiendo la mano lo tocaste y le dijiste: “Lo quiero, quedas purificado”. Jesús, yo también a los pies de tu Presencia, te suplico: Señor, si quieres puedes curarme…
De las heridas de mi corazón…. Señor, si quieres puedes curarme.
De mis miedos e inseguridades… Señor, si quieres puedes curarme.
De las enfermedades y de la lepra que se esconden en mi corazón… Señor, si quieres puedes curarme.
De mi ceguera e insensibilidad espiritual… Señor, si quieres puedes curarme.
Del daño psicológico y afectivo que he sufrido a lo largo de mi vida…. Señor, si quieres puedes curarme.
De aquellos recuerdos que todavía me lastiman… Señor, si quieres puedes curarme.
De las ofensas que aun no he podido perdonar… Señor, si quieres puedes curarme.
Del daño que ha causado el pecado en mi corazón… Señor, si quieres puedes curarme.
“Señor Jesús, Hijo de Dios, ten piedad de mí, que soy un pecador”
***
2. Señor Jesús, en mi corazón pesa todo el sufrimiento que hay en el mundo y todo el pecado y el mal que hacemos ante tus ojos. Por esto humildemente en esta noche te suplico que derrames, por tu poder y misericordia, abundantes gracias sobre el mundo entero.
Señor, “por tu poder los ciegos ven, los paralíticos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen y los muertos resucitan…” Señor Jesús, porque no eres indiferente al dolor humano y tu corazón se conmueve ante todo sufrimiento te suplico:
Jesús sana a los enfermos.
Jesús consuela a los que sufren.
Jesús convierte a los corazones endurecidos por el pecado.
Jesús da una nueva oportunidad a aquel que se encuentra perdido.
Jesús saca de la oscuridad a quien habita en las tinieblas.
Jesús libera a todos los corazones oprimidos y agobiados.
Jesús perdona los pecados de los hombres del mundo entero.
“Jesús, Hijo de Dios, ten misericordia de nosotros y sálvanos”
Jesús, tú nos aseguraste que si tuviésemos fe del tamaño de un grano de mostaza, podríamos trasladar montañas y nada nos sería imposible. Aumenta mi fe para poder interceder por mis hermanos y que esta oración tenga la fuerza para trasladar las montañas del odio, de la violencia, del dolor y del sufrimiento.
Señor, tú nos dijiste: “pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá”. Confiados en tu palabra te suplico:
Jesús ten compasión de todos los que sufren alguna enfermedad.
Jesús ten compasión de los que sufren la soledad y de los que no son amados por nadie.
Jesús ten compasión de los que viven sumergidos en la oscuridad de la depresión.
Jesús ten compasión de los que ya no tienen esperanzas.
Jesús ten compasión de los que ya no tienen fuerzas para vivir.
Jesús ten compasión de aquellos pueblos que están sufriendo alguna catástrofe natural.
Jesús ten compasión y dales fortaleza a quienes han perdido a un ser querido.
Jesús ten compasión y libera a los que sufren la esclavitud de la droga, del juego, del alcohol o de cualquier otro vicio.
Jesús ten compasión de nuestros hermanos que están en los hospitales padeciendo todo tipo de enfermedades.
“Jesús, Hijo de Dios, ten compasión de nosotros y sálvanos”
***
3. Señor Jesús intercede ante el Padre para que nos libre de todo mal. Intercede para que el mal no venza en el mundo. Ten compasión de todos los que sufren y ruega al Padre por ellos.
Jesús ten compasión de las víctimas de todo tipo de violencia.
Jesús ten compasión de los que son abusados y violados, especialmente cuando las víctimas son niños.
Jesús ten compasión de los que están secuestrados, de los que son torturados y esclavizados.
Jesús ten compasión de los que sufren el flagelo de la guerra.
Jesús ten compasión de los hijos maltratados.
Jesús ten compasión de las mujeres golpeadas o maltratadas verbalmente.
Jesús ten compasión de las familias que están en crisis.
Jesús ten compasión de los que no tienen un hogar y viven en condiciones miserables.
Jesús ten compasión de los que no tienen trabajo.
Jesús ten compasión de los que no tienen qué comer.
Jesús ten compasión de todos aquellos que no creen en ti, que no te encuentran en sus vidas, que no saben orar.
“Jesús, Hijo de Dios, ten compasión de nosotros y sálvanos”
Señor Jesús ten misericordia de todos los hombres y ruega especialmente al Padre por aquellos que destruyen la vida de sus hermanos.
Jesús ten misericordia de quien vende drogas o incita a otros a drogarse;
Jesús ten misericordia de quien se prostituye o hace cualquier clase de mal para mantener sus vicios;
Jesús ten misericordia de quien asesina a su hermano, de quien le roba, de quien le daña.
Jesús ten misericordia de quien aborta a sus hijos, como de quien promueve y realiza el aborto;
Jesús ten misericordia de los que trabajan en el negocio de la pornografía y de los que la consumen.
Jesús ten misericordia de todos los pervertidos, frena sus acciones y sana sus corazones enfermos.
Jesús ten misericordia de los que pactan con el mal y realizan las obras de las tinieblas.
Jesús ten misericordia de los que lastiman psíquica y físicamente a los niños.
Jesús ten misericordia de nuestros hermanos que están en la cárcel.
Jesús ten misericordia de los corruptos y estafadores.
Jesús ten misericordia de nosotros cuando nuestras acciones aumentan el mal en el mundo.
Jesús ten misericordia de nosotros porque somos malos y pecadores.
Jesús ten compasión y misericordia de todos los hombres y sálvalos.
***
4. Señor Jesús, te pido también por todos tus fieles amigos, por tus verdaderos discípulos que luchan y dan la vida por tu Reino.
Señor fortalece y dales las gracias necesarias a todos aquellos que trabajan por la paz, por la verdad, por la justicia y por el bien.
Te pido por todos los que dan la vida por sus hermanos y por todos los mártires que no temen perder sus vidas en tu Nombre.
Te pido especialmente por el ministerio del Papa y el de los Obispos. Te pido por todos los que anuncian el evangelio; por todos los que misionan; por los que se consagran a tu servicio; por los sacerdotes y religiosos.
Te suplico tengas compasión y misericordia de todos los consagrados que están pasando por un momento de crisis, de prueba, de infidelidad o de incoherencia. Señor Jesús, ten misericordia de tus hijos y sálvalos.
Señor, te pido también por todos los que ofrecen sus sacrificios, sufrimientos y oraciones de manera escondida, bajo la sola mirada del Padre. Ruega por estos, tus amigos verdaderos, que conocen los secretos de tu corazón y se dejan consumir por completo por el fuego de tu amor. Amén.
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