martes, 8 de octubre de 2013

Magdalena de Nagasaki, Santa


Mártir, Octubre 15
 
Magdalena de Nagasaki, Santa
Magdalena de Nagasaki, Santa

Virgen y Mártir

Martirologio Romano: En Nagasaki, de Japón, santa Magdalena, virgen y mártir, que, en tiempo del emperador Yemitsu, fue fuerte de ánimo tanto en mantener la fe como en soportar el suplicio de la horca durante trece días (1634).

Hija de nobles y fervientes cristianos, nació en 1611 en las proximidades de la ciudad japonesa de Nagasaki. Refieren fuentes antiguas que era una mujer hermosa y de delicada constitución. Por su fe católica, sus padres y hermanos habían sido condenados a muerte y martirizados cuando ella todavía era muy joven.

En 1624, conoció a dos agustinos recoletos, los padres Francisco de Jesús y Vicente de san Antonio, llegados al Japón unos meses antes. Atraída por la profunda espiritualidad de ambos misioneros, se consagró a Dios como “terciaria” agustina recoleta. Desde aquel momento, su vestido de gala fue el hábito de terciaria, y su mayor solicitud la oración, la lectura de libros religiosos y el apostolado.

Los tiempos eran difíciles. La persecución que arreciaba contra los cristianos era cada día más sistemática y cruel. Magdalena enseñaba el catecismo a los niños y pedía limosna a los comerciantes portugueses a favor de los pobres. En 1629, se refugió con los padres Franciso y Vicente y varios centenares de cristianos en las montañas de Nagasaki. En noviembre de aquel mismo año, fueron capturados los dos misioneros, y ella permaneció escondida, soportando con serena alegría sufrimientos y estrecheces. Infundía valor para mantenerse firmes en la fe, animaba a cuantos por temor o debilidad habían renegado de Cristo, visitaba a los enfermos, bautizaba a los recién nacidos y para todos tenía una palabra de aliento.

En vista de los frecuentes apostasías de cristianos aterrorizados por las torturas a que eran sometidos y deseosa de unirse para siempre a Cristo, Magdalena decidió desafiar a los tiranos. Vestida con su hábito de terciaria, en septiembre de 1634, se presentó ante los jueces. Llevaba consigo un pequeño fardo llenos de libros religiosos para rezar y leer en la cárcel. Ni las promesas de un matrimonio ventajoso ni las torturas consiguieron doblegar su voluntad. A primeros de octubre, fue sometida al tormento de la “forca” o “fossa”. Suspendida por los pies, con la cabeza y el pecho introducidos en una cavidad cubierta con tablas para hacer aún más difícil la respiración, la valiente joven invocaba durante el martirio los nombres de Jesús y de María, y cantaba himnos al Señor. Resistió trece días en este tormento, hasta que una noche una fuerte lluvia inundó la fosa y la mártir se ahogó. Los verdugos quemaron su cuerpo y esparcieron las cenizas en el mar para que los cristianos no conservaran reliquias suyas.

Beatificada en 1981, fue canonizada por Juan Pablo II el 18 de octubre de 1987 junto a otros 15 mártires en Japón.



Santa Magdalena de Nagasaki, virgen y mártir
fecha: 15 de octubre
n.: 1611 - †: 1634 - país: Japón
canonización: B: Juan Pablo II 18 feb 1981 - C: Juan Pablo II 18 oct 1987
hagiografía: Santi e Beati
En Nagasaki, de Japón, santa Magdalena, virgen y mártir, que, en tiempo del emperador Yemitsu, fue fuerte de ánimo tanto en mantener la fe como en soportar el suplicio de la horca durante trece días.

Magdalena nació en 1611 en Nishizaki, cerca de Nagasaki, en Japón, hija de los nobles y fervientes cristianos. Narran los manuscritos antiguos que era una joven grácil, delicada y hermosa. Sus padres y hermanos fueron condenados a muerte por su fe católica y fueron martirizados cuando ella era todavía muy joven.
En 1624 se encontró con dos agustinos recoletos, Francisco de Jesús y Vicente de San Antonio, que luego fueron también mártires y beatos. Atraída por la profunda espiritualidad de los dos misioneros, Magdalena se consagró a Dios como terciaria agustina recoleta. Desde entonces, su hábito era el religioso, su única preocupación la oración, la lectura de libros santos y el apostolado. Más tarde se cambia en terciaria dominicana. Los tiempos eran muy difíciles y la persecución que se desencadenó contra los cristianos se había convertido en cada vez más sistemática y cruel. Magdalena infundía valor a los cristianos, enseñaba el catecismo a los niños, y pedía limosna para los pobres a los comerciantes portugueses.

En 1629 se refugió en las montañas de Nagasaki, compartiendo los sufrimientos y las angustias de sus compatriotas perseguidos, animándoles a mantenerse fuertes en la fe, exhortándolos a volver al camino correcto cuando, vencidos por la tortura, habían negado a Cristo, visitando a los enfermos, bautizando a las los niños, llevando a todas palabras y gestos de consuelo.
Frente a la apostasía de muchos hermanos cristianos aterrorizados por las torturas a la que eran sometidos, y dispuesta a unirse eternamente a Cristo, Magdalena pensó en desafiar a los tiranos: Vestida con el hábito de terciaria, en septiembre de 1634 se presentó a los jueces, llevando consigo sólo un pequeño paquete lleno de libros santos para poder orar y meditar en la cárcel. Ni siquiera la promesa de un matrimonio ventajoso, ni la tortura fueron capaces de inclinar su firme voluntad.

A comienzos de octubre que fue llevada al suplicio de la horca y la fosa: suspendida por los pies, con la cabeza y el pecho sumergidos en un hoyo, cubierta de tablas para hacerle más difícil la respiración. La valiente joven resistió al tormento por trece días, invocando los nombres de Jesús y María y cantando alabanzas al Señor. La última noche un aguacero inundó la fosa y Magdalena murió ahogada. Era el 15 de octubre de 1634. Los tiranos quemaron su cuerpo y esparcieron sus cenizas en el mar para evitar la veneración de sus reliquias por los cristianos.
Para su elevación a los altares Magdalena fue agregada a un grupo de dieciséis mártires dominicanos de diversas nacionalidades, todos muertos en tierra japonesa, encabezados por Lorenzo Ruiz, el primer santo de origen filipino. El grupo fue beatificado por el Papa Juan Pablo II el 18 de febrero de 1981 en Manila, Filipinas, y canonizado en Roma por el mismo pontífice el 18 de octubre de 1987.
Si bien la conmemoración individual de Santa Magdalena de Nagasaki se inscribe en el Martirologio Romano en el aniversario de su martirio, la gran fiesta de este grupo de mártires está determinada por el calendario litúrgico para el 28 de septiembre.

No hay comentarios: