miércoles, 9 de octubre de 2013

Lucas Evangelista, Santo

Evangelista, 18 de octubre
 
Lucas, Santo
Lucas, Santo

Evangelista
Octubre 18



Breves notas en las Cartas de San Pablo son las únicas noticias que la Sagrada Escritura nos presenta sobre San Lucas, el solícito investigador de la buena noticia y autor del tercer Evangelio y de los Hechos de los Apóstoles. Por sus apuntes de viaje, es decir, por las páginas de los Hechos en los que San Lucas habla en primera persona, podemos reconstruir parte de su actividad misionera. Fue compañero y discípulo de los apóstoles. El historiador Eusebio subraya: “... tuvo relaciones con todos los apóstoles, y fue muy solícito”. De esta sensibilidad y disponibilidad suyas hacia el prójimo nos da testimonio el mismo San Pablo, unido a él por grande amistad. En la carta a los Colosenses leemos: “Os saluda Lucas, médico amado...”.

La profesión médica nos trace suponer que él se dedicó mucho tiempo al estudio. Su formación cultural se nota también por el estilo de sus libros: su Evangelio está escrito en un griego sencillo, limpio y bello, rico en términos que los otros tres evangelistas no tienen. Hay que hacer otra consideración sobre su Evangelio, a más del hecho estilístico e historiográfico: Lucas es el evangelista que mejor que lo otros nos pintó la humana fisonomía del Redentor, su mansedumbre, sus atenciones para con los pobres y los marginados, las mujeres y lo pecadores arrepentidos. Es el biógrafo de la Virgen y de la infancia de Jesús. Es el evangelista de la Navidad. Los Hechos de los Apóstoles y el tercer Evangelio nos hacen ver el temperamento de San Lucas, hombre conciliador, discreto, dueño de sí mismo; suaviza o calla expresiones que hubieran podido herir a algún rector, con tal que esto no vaya en perjuicio de la verdad histórica.
Al revelarnos los íntimos secretos de la Anunciación, de la Visitación, de la Navidad, él nos hace entender que conoció personalmente a la Virgen. Algún exégeta avanza la hipótesis de que fue la Virgen María misma quien le transcribió el himno del “Magnificat”, que ella elevó a Dios en un momento de exultación en el encuentro con la prima Isabel. En efecto, Lucas nos advierte que hizo muchas investigaciones y buscó informaciones respecto de la vida de Jesús con los que fueron testigos oculares.

Un escrito del siglo II, el Prólogo antimarcionista del Evangelio de Lucas, sintetiza el perfil biográfico del modo siguiente: “Lucas, un sirio de Antioquía, de profesión médico, discípulo de los apóstoles, más tarde siguió a San Pablo hasta su confesión (martirio). Sirvió incondicionalmente al Señor, no se casó ni tuvo hijos. Murió a la edad de 84 años en Beocia, lleno de Espíritu Santo”. Recientes estudios concuerdan con esta versión.
 
 

San Lucas
San Lucas, Evangelista
Etim.:Del latín, Lucas, del griego, Loukas. "Portador de luz"
Autor del tercer Evangelio y de los Hechos de los Apóstoles, en el que se narran los orígenes de la vida de la Iglesia hasta la primera prisión de Pablo en Roma.
Posiblemente escribió entre 70AD y 80AD. Probablemente en los dos años que San Pablo estuvo preso Cesarea (Hechos 20, 21).
Se destaca como evangelista y como historiador.

Lucas recibió la fe alrededor del año 40. Habrá conocido a Pablo en Antioquía. Ninguno de los dos conocieron a Jesús durante su vida en la tierra. Sin embargo Lucas supo escribir cuidadosamente guiado por el Espíritu Santo, lo que escuchó de los testigos oculares. Es el único que narra la infancia de Jesús y el que trata mas sobre La Virgen María. Quizás porque ella misma le instruyó en Efeso.
Lucas escribe para el mundo gentil. Resalta el aspecto universal de la redención. La predicación a todas las naciones, comenzando por Jerusalén (Cf Lc. 24, 46-47). El está conciente de los peligros de la legalidad judía, las herejías y la frivolidad pagana. Su Evangelio muestra una atención especial hacia los pobres, los pecadores arrepentidos y hacia la oración. 

Lucas nace de padres paganos en Antioquia y es el único escritor del Nuevo Testamento que no es israelita. Es de cultura griega y dirigió su mensaje a gentiles cristianos. Estaba muy bien educado en la literatura y era médico.
San Lucas fue discípulo fiel de San Pablo quién lo describe como "Lucas, el médico querido" (Col 4,14). Desde su prisión de Roma Pablo dice a su discípulo Timoteo: «Lucas sólo queda conmigo».  San Juan Crisóstomo le llamó: «Incansable en el trabajo, ansioso de saber y sufrir, Lucas no acertaba a separarse de Pablo».
En los Hechos de los apóstoles, Lucas se incluye en los viajes de San Pablo: "fuimos a... navegamos a..."   En uno de esos viajes se embarcaron desde Troas a Fenicia. Otro viaje los llevó desde Fenicia a Jerusalén. Mas tarde fueron juntos a Roma, en cuyo viaje sufrieron naufragio y otros peligros. 
Según la tradición murió mártir en Acaya, colgado de un árbol. Sus reliquias se encuentran en la Basílica de Santa Justina, Padua, Italia. Estudios conducidos allí en 1998 concuerdan con los datos sobre San Lucas conocidos por la tradición. 
Patrón de: artistas, doctores, cirujanos, solteros, carniceros, encuadernadores, cerveceros, escultores, notarios...
Representado con: libro, novillo alado, médico, pintando ícono de Nuestra Señora.
Según la tradición fue también pintor de la virgen.
 
 

Lucas el Evangelista

   
San Lucas el Evangelista
Luke evangelist Guercino.JPG
NacimientoFecha desconocida
Antioquía (actual Turquía)
Fallecimiento84 aprox.
Beocia (actual Grecia)
Venerado enIglesia Ortodoxa, Iglesia Católica, Iglesia Copta, Iglesia Luterana, Iglesia Adventista
Festividad18 de octubre
AtributosTernero o buey, por ser el animal del sacrificio, (su Evangelio comienza con el relato de Zacarías, el sacerdote, padre de San Juan Bautista).
PatronazgoPintores, doctores, cirujanos, solteros, carniceros, encuadernadores, cerveceros y notarios.
Lucas el Evangelista (hebreo: לוקא, transliterado Lyka o Liká; griego: Λουκάς, Loukás) es considerado por la tradición cristiana el autor del Evangelio según san Lucas y de los Hechos de los Apóstoles. Fue discípulo de Pablo de Tarso.

 

Biografía

Lucas nació en Antioquía, por lo tanto no era judío. Esto se ve cuando Pablo lo separa de los circuncisos,[1] además de ser un hombre más de educación griega y de profesión médico. Estaba quizás también emparentado con el diácono Nicolás (un prosélito de Antioquía).[2] Según reza la tradición, perteneció a los setenta y dos, esto es al grupo de seguidores de Jesús, pero según la exégesis las fechas de la escritura de sus obras no concuerdan en el tiempo. También sabemos que en la elaboración de su Evangelio Lucas hizo una rica investigación entrevistando a personas (incluyendo a los Apóstoles y tal vez a María, la madre de Jesús), que fueron testigos de estos hechos como se puede encontrar en el prólogo del Evangelio y que los Hechos de los Apóstoles es una continuación del mismo. Es el más largo y el mejor redactado por su elaboración exquisita del griego, como sólo una persona culta y sabia podía hacer en esa época. Lucanus (Lucas) se hizo cristiano mucho después y según la tradición conoció a María, la madre de Jesús, en una visita que hizo junto a Pablo.
Al revelarnos los íntimos secretos de la Anunciación, de la Visitación, de la Navidad, él nos hace entender que conoció personalmente a María, la madre de Jesús. Se cree , por esto, que Lucas cite tantos sucesos de la infancia de Jesús, y que hable de los sentimientos de María. "María, por su parte, guardaba con cuidado todas estas cosas, meditándolas en su corazón", dice Lucas cuando llegan los pastores al pesebre a adorar a Jesús recién nacido.
Algún exégeta avanza la hipótesis de que fue la Virgen María misma quien le transcribió el himno del “Magnificat”,[3] que ella elevó a Dios en un momento de exultación en el encuentro con su prima Isabel.
Incluso una pintura muy antigua de María en las catacumbas de Priscila en Roma es atribuida, según la tradición, al apóstol.
Lucas era seguidor de Pablo, "el médico querido".[4] Lucas hizo muchos viajes junto a Saulo de Tarso en su camino por la evangelización, por lo que se sabe Pablo no era un hombre sano y quizás necesitó de la ayuda de Lucas para sus viajes.
 
San Lucas Evangelista.
 
San Lucas Evangelista, por Doménikos Theotokópoulos (EL Greco)
 
Relieve medieval de San Lucas Evangelista en la Iglesia de Ják en Hungría (siglo XIII).
Veamos como se llega a esta conclusión:
Envía saludos a los colosenses, esto indica que les había visitado. Luego aparece por primera vez en los Hechos en Tróade (16, 8), donde se reúne con San Pablo, y, tras la visión, cruza con él a Europa desembarcando en Neápolis y continuando a Filipos, "persuadidos de que Dios nos había llamado para evangelizarles" (relato en primera persona).
Luego está presente en la conversión de Lidia con sus compañeros. Junto con San Pablo y sus compañeros, fue reconocido por el espíritu pitón: "Nos seguía a Pablo y a nosotros gritando: Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, que os anuncian un camino de salvación" (v. 17).
Vio a Pablo y Silas detenidos, arrastrados ante los magistrados romanos, acusados de alborotar la ciudad, "siendo judíos", azotados con varas y echados a prisión. Lucas y Timoteo escaparon, probablemente porque no eran judíos.
Cuando Pablo partió de Filipos, Lucas se quedó, con toda probabilidad para continuar el trabajo de evangelista. San Jerónimo cree que es muy probable que San Lucas sea "el hermano, cuyo renombre a causa del Evangelio se ha extendido por todas las Iglesias",[5] y que fuera uno de los portadores de la carta a Corinto. Poco después, cuando San Pablo volvió de Grecia, San Lucas le acompañó de Filipos a Tróade, y con él hizo el largo viaje por la costa descrito en Hechos 20. Subió a Jerusalén, estuvo presente en el tumulto, vio el ataque al apóstol. Los biblistas están seguros de que fue un continuo visitante de San Pablo durante los dos años de prisión en Cesarea.
Fue partícipe del naufragio y estuvo junto a Pablo en Roma por un período considerable, lo que se sabe por la Epístola a los Colosenses y la Epístola a Filemón, donde se le menciona en los saludos dados:
"Os saluda Lucas, el médico querido", "Te saludan... Marcos, Aristarco, Demas y Lucas, mis colaboradores".
También los estudiosos dicen que los relatos de los Hechos se hicieron en ese período y Lucas fue el último fiel compañero de Pablo hasta su muerte:
"He competido en la noble competición, he llegado a la meta en la carrera... Apresúrate a venir hasta mí cuanto antes, porque me ha abandonado Demás por amor a este mundo... El único que está conmigo es Lucas".[6]
Nótese en los saludos que aparece Marcos, el fiel secretario de San Pedro que también estuvo participando en los últimos tiempos en Roma junto a Pablo y de allí se puede saber como la primera parte de los Hechos habla mucho de las actividades de los apóstoles, siendo Marcos muy allegado a ellos. Luego de los sucesos de la muerte de Pedro y Pablo, no se sabe bien el destino de Lucas, se discute aún si fue martirizado o bien según el antiguo "Prefatio vel Argumentum Lucae" murió de anciano. Sí sabemos que siguió predicando por las tradiciones en Macedonia, Acaya y Galacia y que supuestamente falleció en Beocia y fue enterrado en Tebas.
La tradición indica que San Lucas mandó ser enterrado junto a la imagen tallada de "nuestra Señora" que él mismo había confeccionado. Luego, como refiere San Jerónimo (cf. De viris ill. VI, I), sus huesos fueron transportados a Constantinopla, a la basílica de los Santos Apóstoles.
Cuando sus restos sufrieron aquel primer traslado, el emperador se hizo cargo de aquella imagen tallada, la cual originaría (siglos después) el culto a la Virgen de Guadalupe en España.
En tiempos de las Cruzadas, las reliquias del santo llegaron a Padua. Desde entonces se conservan en la iglesia de Santa Justina. (El cráneo fue en cambio trasladado en 1354 de Padua a Praga a la catedral de San Vito por voluntad del emperador Carlos IV).

Atribución del evangelio de Lucas

Se pueden presentar tres razones por las cuales se concede a Lucas, el médico amado de Pablo, la autoría del evangelio que lleva su nombre.
Primero, porque es improbable que se lo hubieran inventado. Si la iglesia primitiva hubiera querido poner el nombre del autor a la obra que hoy adjudicamos a Lucas, es poco probable que hubieran elegido a Lucas, pues este no fue un testigo ocular de los hechos que narra, no es un apóstol de Jesús. Esto milita a favor de su autoría.
Segundo, porque cuenta con el testimonio unánime de la iglesia primitiva. Podemos citar por ejemplo a San Ireneo:
«Mateo publicó su propio Evangelio entre los hebreos en su propia lengua, cuando Pedro y Pablo estaban predicando el evangelio en Roma y fundando la iglesia allí. Después de su partida, Marcos, el discípulo e intérprete de Pedro, él mismo nos dejó por escrito la esencia de la predicación de Pedro. Lucas, seguidor de Pablo, asentó en un libro el evangelio predicado por su maestro. Luego Juan, el discípulo del Señor, quien también se recostaba sobre su pecho, produjo su Evangelio mientras vivía en Éfeso en Asia». (Ireneo, Adversus Haereses 3,3,4)
Tercero, porque no existen competidores para la autoría de dicha obra.
Estas tres razones acreditan la autoría de dicha obra, a San Lucas, el médico amado. También tomar en cuenta el consenso de los eruditos liberales y conservadores es que Lucas es muy preciso como historiador. Es erudito, es elocuente, su griego se aproxima a localidad clásica, escribe como un hombre educado, y los descubrimientos arqueológicos demuestran una y otra vez que Lucas es preciso en lo que tiene que decir.[7]

Obra

El tercer evangelio es obra de un discípulo de Pablo, un médico[8] probablemente de origen sirio. A lo mejor se convirtió a la fe cristiana cuando los cristianos perseguidos de Jerusalén y de Cesarea buscaron refugio fuera de Palestina, llevando consigo el mensaje. A partir del año 50 acompañó a Pablo en sus misiones.[9]
Tal vez fue en Grecia donde redactó su evangelio y el libro de los Hechos. Para él eran las dos mitades de una misma obra, y con toda probabilidad tanto una como otra fueron terminadas antes del año 64 o 65.
Para ese entonces Lucas estaba en Roma a donde había llegado dos años antes acompañando a Pablo misionero.
Lucas precisa que fue a indagar el testimonio de los primeros servidores de la Palabra, es decir, de los apóstoles.[10] En efecto, más de una vez fue con Pablo a Jerusalén y a Cesarea, donde las primeras comunidades guardaban los documentos en los cuales se inspiraban los tres primeros evangelios.
Lucas conservó, como Marcos, los dos grandes bloques en que se basaba esta catequesis primitiva: la actividad de Jesús en Galilea, y sus últimos días en Jerusalén, pero insertó entre ellos el contenido de otro documento que contenía muchas palabras de Jesús. Las colocó intencionalemente durante la subida de Jesús de Galilea a Jerusalén para mostrar que la vida cristiana se desarrolla bajo el signo de la cruz.
Otros documentos de las primeras comunidades de Palestina le proporcionaron el contenido de sus dos primeros capítulos consagrados a la infancia de Jesús. Aquí está el testimonio de la comunidad primitiva de la cual formaba parte María. Esos capítulos otorgan de partida al evangelio de Lucas su carácter propio; si hubiera que caracterizarlo con una palabra, habría que decir que es el más humano de los cuatro.
Ese sentido profundamente humano de Lucas, lo vemos por ejemplo en el cuidado que puso para recordar la actitud de Jesús con respecto a las mujeres. Pero, en seguida, ya que Lucas había dejado a su familia para seguir a Pablo misionero, viviendo en la inseguridad, recalcó más que otros la incompatibilidad entre el Evangelio y las posesiones.
Lucas, discípulo de Pablo, puso de relieve las palabras de Jesús que recuerdan que la salvación es ante todo, no la recompensa por nuestros méritos, sino un don de Dios. Por eso quiso salvar las parábolas que ilustran la muy asombrosa misericordia de Dios.[11]
Después del evangelio de la infancia (Lucas 1:1-2:52) y el relato del bautismo de Jesús en Judea, el evangelio de Lucas comprende tres secciones:
-El ministerio de Jesús en Galilea: Lucas 3:1-9:56.
-El viaje a Jerusalén atravesando Samaria: Lucas 9:56-18:17.
-Los acontecimientos de Jerusalén: Lucas 18:18-23:56.

Véase también

Referencias

 

Enlaces externos[ editar código]

San Lucas evangelista: patrón de médicos y artistas
                     

lucas_evangelistaEl 18 de octubre la Iglesia celebra la fiesta de san Lucas, compañero de san Pablo y autor del tercer evangelio. Tradicionalmente se le atribuye una especial relación con la Virgen María, de quien se afirma pintó su primer retrato, conservado en la Basílica de San Pedro, en Roma. Por ello es considerado patrono de los Artistas, pero también de los médicos y los dentistas, que era su profesión.



Breves notas en las Cartas de San Pablo son las únicas noticias que la Sagrada Escritura nos presenta sobre San Lucas, el solícito investigador de la buena noticia y autor del tercer Evangelio y de los Hechos de los Apóstoles. Por sus apuntes de viaje, es decir, por las páginas de los Hechos en los que San Lucas habla en primera persona, podemos reconstruir parte de su actividad misionera. Fue compañero y discípulo de los apóstoles. El historiador Eusebio subraya: “… tuvo relaciones con todos los apóstoles, y fue muy solícito”. De esta sensibilidad y disponibilidad suyas hacia el prójimo nos da testimonio el mismo San Pablo, unido a él por grande amistad.



En la carta a los Colosenses leemos: “Os saluda Lucas, médico amado…”.



La profesión médica nos trace suponer que él se dedicó mucho tiempo al estudio. Su formación cultural se nota también por el estilo de sus libros: su Evangelio está escrito en un griego sencillo, limpio y bello, rico en términos que los otros tres evangelistas no tienen. Hay que hacer otra consideración sobre su Evangelio, a más del hecho estilístico e historiográfico: Lucas es el evangelista que mejor que lo otros nos pintó la humana fisonomía del Redentor, su mansedumbre, sus atenciones para con los pobres y los marginados, las mujeres y lo pecadores arrepentidos. Es el biógrafo de la Virgen y de la infancia de Jesús. Es el evangelista de la Navidad. Los Hechos de los Apóstoles y el tercer Evangelio nos hacen ver el temperamento de San Lucas, hombre conciliador, discreto, dueño de sí mismo; suaviza o calla expresiones que hubieran podido herir a algún rector, con tal que esto no vaya en perjuicio de la verdad histórica.

Al revelarnos los íntimos secretos de la Anunciación, de la Visitación, de la Navidad, él nos hace entender que conoció personalmente a la Virgen. Algún exégeta avanza la hipótesis de que fue la Virgen María misma quien le transcribió el himno del “Magnificat”, que ella elevó a Dios en un momento de exultación en el encuentro con la prima Isabel. En efecto, Lucas nos advierte que hizo muchas investigaciones y buscó informaciones respecto de la vida de Jesús con los que fueron testigos oculares.



Un escrito del siglo II, el Prólogo antimarcionista del Evangelio de Lucas, sintetiza el perfil biográfico del modo siguiente: “Lucas, un sirio de Antioquía, de profesión médico, discípulo de los apóstoles, más tarde siguió a San Pablo hasta su confesión (martirio). Sirvió incondicionalmente al Señor, no se casó ni tuvo hijos. Murió a la edad de 84 años en Beocia, lleno de Espíritu Santo”. Recientes estudios concuerdan con esta versión.
San Lucas, el médico amado
Fuente: Comunidad Cristiana • n.º 2395, pp. 14 y 15
Nace de padres paganos en Antioquia y es el único escritor del Nuevo Testamento que no es israelita. Es de cultura griega y dirigió su mensaje a gentiles cristianos. Posiblemente escribió entre 70 y 80.
Lucas recibió la fe alrededor del año 40. Habrá conocido a Pablo en Antioquía. Año tras año en intimidad de discípulo con el gran predicador de los gentiles, Lucas iba asimilando poco a poco el evangelio de Pablo. Su evangelio ofrecerá, por lo mismo, tantos puntos de contacto literarios y doctrinales con los escritos del apóstol que podrá hablarse de “Pablo iluminador de Lucas” en frase de Tertuliano. Ya antes de la muerte de Pablo, pudo correr de mano en mano, primero entre los cristianos de Roma y más tarde entre los de Acaya, Egipto, Macedonia el evangelio de Lucas.
Pablo lo describe como “Lucas, el médico querido” (Col 4,14). Desde su prisión de Roma Pablo dice a su discípulo Timoteo: “Sólo Lucas queda conmigo”. En los Hechos de los apóstoles, Lucas se incluye en los viajes de San Pablo: “fuimos a... navegamos a...” Según la tradición murió mártir en Acaya, colgado de un árbol. Sus reliquias se encuentran en la Basílica de Santa Justina, Padua, Italia.
Aunque lo dedique a Teófilo, Lucas apunta con su evangelio a un objetivo mucho más amplio que la simple formación cristiana. Con miras de universalismo, herencia de Pablo, Lucas compone su evangelio de cara al mundo gentil, cuyo movimiento en masa hacia el cristianismo se veía amenazado por las exigencias legales y sueños judíos, las fábulas de los herejes, la frivolidad peligrosa del ambiente pagano.
Resalta el aspecto universal de la redención. La predicación a todas las naciones, comenzando por Jerusalén (Lc. 24, 46-47).
En su evangelio demuestra una gran estimación por la mujer y Jesús siempre les demuestra gran aprecio y verdadera comprensión. Lo han llamado “el evangelio de los de abajo”, porque allí aparece Jesús prefiriendo siempre a los pequeños, a los enfermos, a los pobres y a los pecadores arrepentidos.
También se ha llamado: “el evangelio de la oración”, porque presenta a Jesús orando en todos los grandes momentos de su vida e insistiendo continuamente en la necesidad de orar siempre y de no cansarse de orar. Otro nombre que le han dado a su escrito es el “evangelio de los pecadores”, porque presenta siempre a Jesús infinitamente comprensivo con los que han sido víctimas de las humanas pasiones. Es llamado el “evangelista de la misericordia”, por ser el único que nos trae las parábolas del hijo pródigo, de la moneda perdida, del buen samaritano, etc. Contiene un anuncio de la vida de Jesús que podemos considerar el más completo de todos y hecho a medida para los cristianos de origen no judío. No minimiza nunca la Cruz —nos deja la descripción más detallada de la agonía de Jesús— pero en él predomina el gozo: desde el nacimiento de Juan, con el cual “muchos se alegrarán”, al envío de los discípulos, que tras la Ascensión “volvieron a Jerusalén con gran alegría”.
Es muy probable que escuchara también a la Madre de Jesús, especialmente sobre la infancia del Señor; por ejemplo, es el único que cuenta la Anunciación. Precisamente por sus noticias sobre el Niño y su Madre, es el evangelista que más habla de la Virgen. En los Hechos de los Apóstoles, segunda parte de su evangelio, como historiador de la Iglesia naciente describe con entusiasmo la vida de la primitiva comunidad de Jerusalén, y presenta a Pablo como el prototipo del misionero; relata la misión de los Apóstoles como un prolongado viaje que empieza en Jerusalén y termina en Roma, capital del mundo conocido. Encontramos un resumen del libro en Hch 1,8. En su estilo de griego y de literato, el mensaje de salvación canta un auténtico himno de acción de gracias, de alegría y de optimismo. Es el libro del testimonio, aparecido por el año 80. Cuatro temas se destacan en él: kerygma o primer anuncio evangélico, la catequesis o esclarecimiento sistemático de la fe, la formación de las primeras comunidades, y la misión encarnada principalmente en la figura de san Pablo.
Otras biografías de san Lucas en la red
Oración a san Lucas

¡Oh Dios, que sanas las enfermedades de tu pueblo,
y que llamaste a Lucas, el médico amado,
para que fuese uno, de tus evangelistas!
Concédenos que
en la saludable doctrina de tu Palabra transmitida por él,
hallen nuestras almas la medicina eficaz
para todas tus dolencias; por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

San Lucas Evangelista
Siglo I

Gracias Lucas por tu bello evangelio y tu libro de Los Hechos de
los Apóstoles. Queremos leer muchas veces tan bellos escritos.
Sed misericordiosos como vuestro Padre Celestial
es misericordioso (San Lucas 6,36).
San LucasLucas significa: "luminoso, iluminado" (viene del latín "luce" = luz).
San Lucas escribió dos libros muy famosos: el tercer Evangelio y Los Hechos de los apóstoles. Es un escritor muy agradable, y el que tiene el estilo más hermoso en el Nuevo Testamento. Sus dos pequeños libros se leen con verdadero agrado.
Era médico. San Pablo lo llama "Lucas, el médico muy amado", y probablemente cuidaba de la quebrantada salud del gran apóstol.
Era compañero de viajes de San Pablo. En los Hechos de los apóstoles, al narrar los grandes viajes del Apóstol, habla en plural diciendo "fuimos a... navegamos a..." Y va narrando con todo detalle los sucesos tan impresionantes que le sucedieron a San Pablo en sus 4 famosos viajes. Lucas acompañó a San Pablo cuando éste estuvo prisionero, primero dos años en Cesarea y después otros dos en Roma. Es el único escritor del Nuevo Testamento que no es israelita. Era griego.
El poeta Dante le dio a San Lucas este apelativo: "el que describe la amabilidad de Cristo". Y con razón el Cardenal Mercier cuando un alumno le dijo: "Por favor aconséjeme cuál es el mejor libro que se ha escrito acerca de Jesucristo", le respondió: "El mejor libro que se ha escrito acerca de Jesucristo se llama: El Evangelio de San Lucas". Un autor llamó a este escrito: "El libro más encantador del mundo".
Como era médico era muy comprensivo. Dicen que un teórico de oficina, ve a las gentes mejor de lo que son. Un sociólogo las ve peor de lo que son en realidad. Pero el médico ve a cada uno tal cual es. San Lucas veía a las personas tal cual son (mitad debilidad y mitad buena voluntad) y las amaba y las comprendía.
En su evangelio demuestra una gran estimación por la mujer. Todas las mujeres que allí aparecen son amables y Jesús siempre les demuestra gran aprecio y verdadera comprensión.
Su evangelio es el más fácil de leer, de todos los cuatro. Son 1,200 renglones escritos en excelente estilo literario. Lo han llamado "el evangelio de los pobres", porque allí aparece Jesús prefiriendo siempre a los pequeños, a los enfermos, a los pobres y a los pecadores arrepentidos. Es un Jesús que corre al encuentro de aquellos para quienes la vida es más dura y angustiosa.
También se ha llamado: "el evangelio de la oración", porque presenta a Jesús orando en todos los grandes momentos de su vida e insistiendo continuamente en la necesidad de orar siempre y de no cansarse de orar.
Otro nombre que le han dado a su escrito es el "evangelio de los pecadores", porque presenta siempre a Jesús infinitamente comprensivo con los que han sido víctimas de las pasiones humanas. San Lucas quiere insistir en que el amor de Dios no tiene límites ni rechaza a quien desea arrepentirse y cambiar de vida. Por eso los pecadores leen con tanto agrado y consuelo el evangelio de San Lucas. Es que fue escrito pensando en ellos.
Nuestra Santísima Virgen MaríaSu evangelio es el que narra los hechos de la infancia de Jesús, y en él se han inspirado los más famosos pintores para representar en imágenes tan amables escenas.
Dicen que murió soltero, a la edad de 84 años, después de haber gastado su vida en hacer conocer y amar a Nuestro Señor Jesucristo.






San Lucas, evangelista
fecha: 18 de octubre
†: s. I
canonización: bíblico
Fiesta de san Lucas, evangelista, que, según la tradición, nació en Antioquía de familia pagana y fue médico de profesión. Convertido a la fe de Cristo, fue compañero carísimo del apóstol san Pablo, y en su libro del Evangelio expuso por orden, cual escriba de la mansedumbre de Cristo, todo lo que hizo y enseñó Jesús. Asimismo, en el libro de los Hechos de los Apóstoles narró los comienzos de la vida de la Iglesia hasta la primera venida de Pablo a la ciudad de Roma.
patronazgo: patrono de Bolonia, Padua y Reutlingen, de los médicos, cirujanos, pacientes, artistas, joyeros, artistas del vidrio, escultores, notarios, del arte cristiano.
oración:
Señor y Dios nuestro, que elegiste a San Lucas para que nos revelara, con su predicación y sus escritos, tu amor a los pobres, concede, a cuantos se glorían en Cristo, vivir con un mismo corazón y un mismo espíritu y atraer a todos los hombres a la salvación. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén (oración litúrgica).

Tremenda ascesis nos impone la Biblia cuando nos brinda 73 libros para los que prácticamente no tenemos referencia cierta de su autor humano. De unos pocos, apenas 7, podemos decir con certeza científica (es decir, menos del 100% pero cercano a ello) que son de San Pablo y.... nada más. De todos los demás libros, la atribución a un autor concreto (el Pentateuco a Moisés, los Salmos a David, los evangelios a cada uno de sus nombres, el Apocalipsis a Juan Apóstol, etc) son atribuciones que -no unánimemente- ha ido señalando la tradición posterior, basándose en casi todos los casos en evidencia puramente circunstancial. ¡Es que del Paraíso para aquí, si hay algo molesto es no saber! así que las lagunas del saber histórico la imaginación legendaria de cada época las va rellenando, a veces con datos completamente ficticios, a veces con datos reales pero exagerados, a veces con datos verosímiles aunque inciertos.

Mala manera de comenzar una hagiografía de san Lucas evangelista sembrando duda sobre si el «Evangelio de San Lucas» será o no de san Lucas... Sin embargo, no podemos ya en el siglo XXI presentar una hagiografía sobre el autor del tercer evangelio sin tomar en cuenta datos que la crítica histórica ha establecido con razonable certeza. Pero veamos el problema más de cerca, con la crítica histórica como transfondo y los datos de la tradición piadosa a mano:
-¿Existió un San Lucas autor del tercer evangelio y de Hechos de los Apóstoles?
Sí, por supuesto: el Evangelio y Hechos pertenecen al estilo, la manera de contar, el plan narrativo, la sensibilidad de un escritor; esas obras no se escribieron solas, ni son el mero resultado de una mezcla azarosa de papeles. Ahora bien, como datos ciertos, no hay mucho más que eso: podemos deducir algo de su personalidad a través de sus escritos (porque siempre, aunque no sea su intención, un escritor se retrata al escribir), pero la atribución que la tradición piadosa ha hecho con el Lucas que menciona san Pablo algunas veces, no puede asegurarse.
-¿En qué se basaba esa atribución?
En los siguientes datos:
-Dice San Pablo en Colosenses 4:14: «Os saluda Lucas, el médico querido, y Demás.»
-Dice en 2 Timoteo 4:11: «El único que está conmigo es Lucas. Toma a Marcos y tráele contigo, pues me es muy útil para el ministerio.»
-Dice en Filemón 1:23-24: «Te saludan Epafras, mi compañero de cautiverio en Cristo Jesús, Marcos, Aristarco, Demás y Lucas, mis colaboradores.»
Y además en Hechos de los Apóstoles, al narrar los viajes de san Pablo se acude varias veces a hablar en primera persona del plural, en las llamadas «secciones nos» (por ejemplo, en el capítulo 20), que parecerían indicar que el autor estuvo allí.


Hasta aquí nada extraño, es bastante natural que pensemos que el autor del libro tiene que ser uno de los que san Pablo menciona, pero ¿por qué Lucas el médico? las razones de la tradición son que el Evangelio de Lucas es un escrito elegante desde el punto de vista del idioma, que no está lleno de semitismos como los demás, así que su autor sería genuinamente griego, además trasluce una personalidad de cierta formación humanística... por lo que «cierra bien» con el médico que menciona san Pablo. Si todo quedara en una hipótesis razonable, no habría ninguna objeción, ¿qué problema hay en identificar al autor de un evangelio con este o con aquel colaborador de san Pablo, si lo que en definitiva se está queriendo decir es que esos escritos son cercanos a la predicación de San Pablo?

El problema está en cuando queremos sacar consecuencias teológicas, catequéticas y religiosas de una atribución basada en evidencia circunstancial. Cuántas veces hemos escuchado que san Lucas describe con maestría el aspecto humano de la agonía del Señor porque es médico... ¡cuando en realidad habíamos deducido de que debía ser el médico porque describe con maestría el aspecto humano del Señor! de tanto repetir la hipótesis razonable, nos olvidamos que se trataba sólo de eso, de una hipótesis razonable, y la comenzamos a tomar como una fuente de certezas.

Pero entonces ¿qué celebramos hoy? Hoy celebramos que hubo un santo que escribió el evangelio de Lucas y el libro de Hechos, que desde su evidente origen pagano, vinculado casi con seguridad a la comunidad de Antioquía de Siria, en la actual Turquía, supo penetrar en el misterio de Jesús con los ojos de un no-judío (el único caso entre los cuatro evangelios). San Lucas representa, sea cual sea la relación de familiaridad con san Pablo, uno de los grandes logros de la predicación paulina, el buen fruto del injerto del olivo silvestre (los paganos) en el olivo cultivado (Israel), como dice la metáfora de Romanos 11.

Sería o no médico, tal vez sí, pero lo que es más importante para nosotros no es su colegiación profesional, sino que llevó a la Iglesia cuanto poseía como pagano: una tradición humanística, de valoración de los rasgos humanos, que están incorporados al Evangelio, no sólo al de Lucas, sino al anuncio del Evangelio tal cual lo entiende la Iglesia (no de Pablo ni de Apolo, sino de Cristo). Aunque sea un rompedero de cabeza para la cristología, ¿qué más saludable que esa mirada hecha de humanidad al contemplar al niño Jesús que se va haciendo hombre: «Jesús progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres.» (Lc 2,52)? Ninguno de los otros evangelios dice algo así; hacía falta un genuino griego para mirar con mirada de humanismo griego al niño que crece. ¡Y Dios sabe cuánta falta nos hace siempre que al menos uno de los cuatro evangelios nos baje a la tierra en nombre del propio Dios!

También san Lucas es, por eso mismo, el gran poeta de María; en esto se disputa con Juan, enamorado también de la Madre de Dios. Sin embargo, como Juan aventaja a Lucas en penetrar en la hondura mística donde apenas si distinguimos a la Madre de Jesús de la Madre-Iglesia; así Lucas aventaja a Juan en recordarnos -y siempre- que cualquier hondura mística empieza en lo particular, en lo concreto, en lo humano: en alguien que percibe su infinita nada frente a Dios, que canta como en el Magnificat y se alegra del gran don con el que ha sido honrada, que sufre silenciosa, también, al ver un Hijo al que apenas si puede humanamente comprender, pero cuya misión sabe, en la certeza de la fe, que viene de Dios.

A esto se pueden añadir las simpáticas leyendas piadosas, pero carentes de todo apoyo documental, sobre que fue el primer pintor de la Virgen, sobre todos los lugares en los que predicó luego de muerto Pablo, etc. Pero con lo dicho, y sin necesidad de inventar nada, tenemos mucho material para inspirar con seriedad una vida cristiana.

Pueden servir como introducciones los cuaderonos bíblicos de Verbo Divino dedicados a san Lucas, tanto el más histórico-crítico (nº 3) como el más teológico (nº 137); las introducciones de la «Biblia del peregrino», del P. Alonso Schökel son siempre una referencia preciosa y segura para guiarse acerca de los libros bíblicos. En los dos comentarios bíblicos «San Jerónimo», tanto el original como el nuevo, edición castellana de 2004, se aborda con amplitud el problema crítico de la autoría, mejor resuelto en el nuevo que en el clásico. Sin embargo, para una discusión completa d elos argumentos, ninguno más completo que la «Introducción general» de Fitzmyer, ed. Cristiandad, 1981, vol I, cap. 1 y 2.
 

 

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