viernes, 18 de octubre de 2013

En Occidente el monacato

En Occidente el monacato aparece con matices diversos en casi todos los países, durante el mismo s. IV. Prevalece empero desde el s. VI el monacato benedictino.
 
 
Aunque frecuentemente en el curso de los siglos se ha unido de hecho a la vida monástica el sacerdocio y el apostolado en sus varias formas, sin embargo monacato como tal no comporta ninguna unión necesaria con la vida clerical y con el apostolado individual en manera alguna.
En la actualidad la organización monástica tiene la característica de ser autónoma es decir no centralizada, siendo autónomas (sui iuris) cada una de las Abadías o Prioratos conventuales: ello comporta una mayor amplitud en los poderes del Superior local (Abad, Prior), y una menor dependencia del Superior General, si existe, y además cada casa tiene el propio noviciado.
El monacato actual puede reducirse a cinco tipos: dos occidentales (benedictino y cartujo) y tres orientales (paulino, antoniano y basiliano).
Las Ordenes Mendicantes, que a partir de primeros del s. XIII se unieron a los Monjes, toman el nombre de la pobreza corporativa que completa la pobreza individual y comporta la incapacidad de poseer también como entidad. Además de este severo carácter de la pobreza, al que para casi todas las Ordenes fue después, por las circunstancias de los tiempos, más o menos ampliamente derogado, los Mendicantes tienen otro carácter común, es decir la unión de la vida regular al ministerio sacerdotal, apostólico, misionero, o caritativo en diversas formas. Es además característica común de los Mendicantes, por ellos introducido y después transmitido a las formas religiosas posteriores, la centralización del régimen que tiene como cabeza a un Superior supremo con plenos poderes, y la organización en Provincias.
Los Clerigos Regulares aparecen en el s. XVI y en los primeros años del s. XVII. Tienen como fundamento del apostolado sacerdotal, en el sentido más pleno de la palabra, la vida regular que acomodan a las diversas necesidades de los tiempos, sin hacerla menos severa.
A finales del s. XVI y en el s. XVII aparecen en la Iglesia las Congregaciones Religiosas Clericales. Son algunas pias asociaciones de clérigos, y después también de laicos, que viven en comunidad y sin querer llegar a ser verdaderas Ordenes religiosas, se dedican, además, a la propia perfección, al apostolado o a obras de caridad.
A finales del s. XVII surgen las Congregaciones Religiosas Laicales; se trata de diversas comunidades de laicos dedicados principalmente a la instrucción (enseñanza y catequesis) de los niños y de los jóvenes; persiguen también otras finalidades, p. ej. el cuidado de los enfermos, encarcelados, desocupados. De hecho excluyen formalmente los propios miembros del sacerdocio; alguna vez, sin embargo, admiten que algunos de ellos reciban el orden sacerdotal para desarrollar la labor de capellanes de la comunidad laical. Desde mitad del s. XIX, las Congregaciones religiosas laicales son mayormente femeninas.
 
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Es manifiesto que hay cuatro tipos de monje. El primero es el de los cenobitas, es decir, monasterial, que milita bajo una regla y un abad. A continuación, el segundo tipo es el de los anacoretas, esto es, el de los ermitaños, de esos que no por el fervor novato de un modo de vida, sino que por la larga prueba del monasterio, ya han aprendido, con la comodidad de muchos, a luchar contra el diablo, y bien estructurados desde las huestes fraternas para el singular combate del desierto, ya seguros sin el consuelo de otros, se bastan para luchar, con el auxilio de Dios, con su sola mano o brazo contra los vicios de la carne o de los pensamientos.
 
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Amar a Dios no necesita maestro. Así como sin algún aprendizaje nos alegramos de la luz, y deseamos el bien. La misma naturaleza enseña a amar a los padres, aquellos que nos educaron y nos alimentaron. Así lo mismo, en una manera muy superior y no de alguien, aprendemos a amar a Dios.
 
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Europa, en su origen y en su memoria, está totalmente orientada hacia el hombre, hacia la persona humana. El monacato europeo, oriental y occidental, ilustra de forma magnífica la tensión del Hombre, que vive sobre esta tierra, pero que con el espíritu toca el cielo. Nuestro Simposio testimonia: el pasado fecunda el futuro y lo realiza en el presente. Pueda el caminar de los cristianos llevar a la unidad la Europa del siglo XXI, dándole lo que más necesita: un complemento de alma. Hoy y mañana, como ayer, el monacato europeo contribuirá, estoy seguro, a la construcción de una Europa de los valores y de la ética, a la construcción de una Europa para el Hombre».
Era obligado que el encuentro en Grecia terminase con una significativa visita al Monte Athos y a sus monasterios, símbolo imponente del monacato ortodoxo y de su presencia y difusión en la historia.
 
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El nombre Benedicto evoca, además, la extraordinaria figura del gran "patriarca del monacato occidental", san Benito de Nursia, copatrono de Europa juntamente con san Cirilo y san Metodio, y las santas Brígida de Suecia, Catalina de Siena y Edith Stein. La progresiva expansión de la orden benedictina, por él fundada, ejerció un influjo inmenso en la difusión del cristianismo en todo el continente. Por eso, san Benito es también muy venerado en Alemania y, particularmente, en Baviera, mi tierra de origen; constituye un punto de referencia fundamental para la unidad de Europa y un fuerte recuerdo de las irrenunciables raíces cristianas de su cultura y de su civilización. De este padre del monacato occidental conocemos la recomendación que hizo a los monjes en su Regla:  "No antepongáis absolutamente nada a Cristo" (Regla 72, 11; cf. 4, 21). Al inicio de mi servicio como Sucesor de Pedro pido a san Benito que nos ayude a mantener firmemente a Cristo en el centro de nuestra existencia. Que él ocupe siempre el primer lugar en nuestros pensamientos y en todas nuestras actividades. 27.04.2005
 
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Acción de gracias por la vida consagrada
2. El papel de la vida consagrada en la Iglesia es tan importante que decidí convocar un Sínodo para profundizar en su significado y perspectivas, en vista del ya inminente nuevo milenio. Quise que en la Asamblea sinodal estuvieran también presentes, junto a los Padres, numerosos consagrados y consagradas, para que no faltase su aportación a la reflexión común.Todos somos conscientes de la riqueza que para la comunidad eclesial constituye el don de la vida consagrada en la variedad de sus carismas y de sus instituciones. Juntos damos gracias a Dios por las Ordenes e Institutos religiosos dedicados a la contemplación o a las obras de apostolado, por las Sociedades de vida apostólica, por los Institutos seculares y por otros grupos de consagrados, como también por todos aquellos que, en el secreto de su corazón, se entregan a Dios con una especial consagración.El Sínodo ha podido comprobar la difusión universal de la vida consagrada, presente en las Iglesias de todas las partes de la tierra. La vida consagrada anima y acompaña el desarrollo de la evangelización en las diversas regiones del mundo, donde no sólo se acogen con gratitud los Institutos procedentes del exterior, sino que se constituyen otros nuevos, con gran variedad de formas y de expresiones.De este modo, si en algunas regiones de la tierra los Institutos de vida consagrada parece que atraviesan un momento de dificultad, en otras prosperan con sorprendente vigor, mostrando que la opción de total entrega a Dios en Cristo no es incompatible con la cultura y la historia de cada pueblo. Además, no florece solamente dentro de la Iglesia católica; en realidad, se encuentra particularmente viva en el monacato de las Iglesias ortodoxas, como rasgo esencial de su fisonomía, y está naciendo o resurgiendo en las Iglesias y Comunidades eclesiales nacidas de la Reforma, como signo de una gracia común de los discípulos de Cristo. De esta constatación deriva un impulso al ecumenismo que alimenta el deseo de una comunión siempre más plena entre los cristianos, « para que el mundo crea » (Jn 17, 21).

La vida consagrada es un don a la Iglesia
3. La presencia universal de la vida consagrada y el carácter evangélico de su testimonio muestran con toda evidencia —si es que fuera necesario— que no es una realidad aislada y marginal, sino que abarca a toda la Iglesia. Los Obispos en el Sínodo lo han confirmado muchas veces: « de re nostra agitur », « es algo que nos afecta ».En realidad, la vida consagrada está en el corazón mismo de la Iglesia como elemento decisivo para su misión, ya que « indica la naturaleza íntima de la vocación cristiana »y la aspiración de toda la Iglesia Esposa hacia la unión con el único Esposo.En el Sínodo se ha afirmado en varias ocasiones que la vida consagrada no sólo ha desempeñado en el pasado un papel de ayuda y apoyo a la Iglesia, sino que es un don precioso y necesario también para el presente y el futuro del Pueblo de Dios, porque pertenece íntimamente a su vida, a su santidad y a su misión.as dificultades actuales, que no pocos Institutos encuentran en algunas regiones del mundo, no deben inducir a suscitar dudas sobre el hecho de que la profesión de los consejos evangélicos sea parte integrante de la vida de la Iglesia, a la que aporta un precioso impulso hacia una mayor coherencia evangélica.Podrá haber históricamente una ulterior variedad de formas, pero no cambiará la sustancia de una opción que se manifiesta en el radicalismo del don de sí mismo por amor al Señor Jesús y, en El, a cada miembro de la familia humana. Con esta certeza, que ha animado a innumerables personas a lo largo de los siglos, el pueblo cristiano continúa contando, consciente de que podrá obtener de la aportación de estas almas generosas un apoyo valiosísimo en su camino hacia la patria del cielo.25.03.1996
 
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Oración a la Trinidad
111. Trinidad Santísima, beata y beatificante, haz dichosos a tus hijos e hijas que has llamado a confesar la grandeza de tu amor, de tu bondad misericordiosa y de tu belleza.Padre Santo, santifica a los hijos e hijas que se han consagrado a ti para la gloria de tu nombre. Acompáñales con tu poder, para que puedan dar testimonio de que Tú eres el Origen de todo, la única fuente del amor y la libertad. Te damos gracias por el don de la vida consagrada, que te busca en la fe y, en su misión universal, invita a todos a caminar hacia ti.Jesús Salvador, Verbo Encarnado, así como has dado tu forma de vivir a quienes has llamado, continúa atrayendo hacia ti personas que, para la humanidad de nuestro tiempo, sean depositarias de misericordia, anuncio de tu retorno, y signo viviente de los bienes de la resurrección futura. ¡Ninguna tribulación los separe de ti y de tu amor!Espíritu Santo, Amor derramado en los corazones, que concedes gracia e inspiración a las mentes, Fuente perenne de vida, que llevas la misión de Cristo a su cumplimiento con numerosos carismas, te rogamos por todas las personas consagradas. Colma su corazón con la íntima certeza de haber sido escogidas para amar, alabar y servir. Haz que gusten de tu amistad, llénalas de tu alegría y de tu consuelo, ayúdalas a superar los momentos de dificultad y a levantarse con confianza tras las caídas, haz que sean espejo de la belleza divina. Dales el arrojo para hacer frente a los retos de nuestro tiempo y la gracia de llevar a los hombres la benevolencia y la humanidad de nuestro Salvador Jesucristo (cf. Tt 3, 4).
 
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San Basilio (330-370 ca.), monje y obispo de Cesárea en Capadocia, doctor de la Iglesia Católica - «Dilexit Ecclesiam» (amó a la Iglesia).
 
EL TESORO ESPIRITUAL de San BASILIO EL GRANDE
(329-379)
Contenido:
- La perfección cristiana
El amor perfecto al prójimo.
El mandamiento del amor a Dios.
El amor a Dios se profundiza en la meditación de las verdades de la fe.
La oración nos une con Dios.
La comunión del cuerpo y la sangre de Cristo da la vida eterna.

El mandamiento del amor al prójimo.
El amor al prójimo mejor se evidencia en la vida comunitaria.
La vida común corresponde mejor a la naturaleza humana.
La vida común facilita el cumplimiento de los mandamientos de Cristo.
Vida común - signo de la unidad de la Iglesia.
En la Vida común se aprovechan los carisma de los otros.
La vida común - Imitación de los primeros cristianos.
Vida común - cumplir las obligaciones en común.
Vida común - Servir a Cristo.

El camino de la santidad de los monjes
- Consejos evangélicos y las virtudes.
La pobreza evangélica.
La virginidad evangélica.
La obediencia evangélica.
La virtud de la humildad.
La virtud de la paciencia.
La virtud de la templanza.
Trabajo con sacrificio.
Proclamar la Palabra de Dios.
Ser ejemplo para el prójimo.
La luz de la fe.
La paz espiritual.
La seguridad del premio eterno.

La perfección cristiana
El amor perfecto al prójimo
El Mayor Mandamiento, promulgado en las leyes de Dios, es: Amar a Dios con todo el corazón; el segundo: Amar al prójimo como a si mismo. El mismo Dios puso orden en las leyes, ordenando, que el primer y el mas grande mandamiento es el amor a Dios, en el segundo se encuentra el mandamiento parecido al primero, el mandamiento de amor al prójimo.
El mandamiento del amor a Dios
Amar a Dios no necesita maestro. Así como sin algún aprendizaje nos alegramos de la luz, y deseamos el bien. La misma naturaleza enseña a amar a los padres, aquellos que nos educaron y nos alimentaron. Así lo mismo, en una manera muy superior y no de alguien, aprendemos a amar a Dios. Desde el nacimiento hay en nosotros como una semilla, una fuerza espiritual, una inclinación, una capacidad para el amor. En la escuela de los mandamientos de Dios esta fuerza del alma se desarrolla, se alimenta y, por gracia de Dios, llega a la perfección... Pues es necesario saber que el amor a Dios es una virtud, pero ella con su fuerza abraza y cumple todos los mandamientos: "Jesús les respondió: El que me ama será fiel a mi palabra y mi padre lo amara, iremos a El y habitaremos en El" (Jn.14:23). Otra vez repite: "De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas" (Mt. 22:40). Así pues por la naturaleza humana, los hombres aspiran a cosas hermosas y buenas, y no hay algo mejor, mas hermoso, que el bien: Dios es el mismo bien. Por eso el que desea el bien, desea a Dios. Aunque nosotros no conoceremos como El es bueno, pero ya el saber que El nos creo es suficiente, para que lo amemos por sobre todo y continuamente estemos unidos a El, como los hijos están unidos a su madre. Si tenemos una natural unión y amor a nuestros bienhechores y tratamos de agradecerles, entonces que decir de los dones espirituales? Ellos son tan importantes, que es imposible valorizarlos y cada uno de ellos es suficiente para obligarnos a un total agradecimiento hacia el Dador.
 
El nos redimió de la maldición, siendo El, por nosotros, maldición (Ga. 3:13). El asumió sobre si la peor muerte, para devolvernos la vida gloriosa. Y no siendo suficiente para El dar la vida por nosotros, El nos dio todavía la gloria de su naturaleza y nos preparo la vida en la eternidad, donde la felicidad supera todo humano entendimiento.
 
El amor a Dios se profundiza en la meditación de las verdades de la fe
 
Pues es Necesario y útil, que cada uno aprenda la Divina Escritura, para saber como permanecer en la piedad y no acomodarse a las filosofías humanas, porque es imposible comenzar algo con ligereza y querer inmediatamente obtenerlo sin meditación, sin un continuo y atento ejercicio. Conocemos a Dios mediante la iluminación del Espíritu Santo, que es como el sol, ilumina las cosas de Dios, abriendo el ojo puro (el conocimiento) a la imagen de Dios invisible. Con su gracia el Espíritu Santo eleva también nuestro corazón hacia Dios; a los débiles El los sostiene, como una poderosa mano; y a aquellos que caminan por el camino de la santidad, El aun mejor los perfecciona. El Espíritu Santo, purificando con su gracia a los limpios de la mancha del pecado, los espiritualiza. Como el claro rayo del sol, refleja así a los corazones limpios; iluminados por el Espíritu Santo, ellos se transforman en espirituales y también, a los demás, les participan de esa espiritualidad. Un corazón espiritualizado llega al don del entendimiento de los misterios de Dios, al conocimiento de los misterios secretos, con el recibimiento de los dones espirituales, la ciudadanía celestial, la participación a los coros angélicos, a la felicidad eterna, a la unión con Dios y finalmente nuestra semejanza con El; es decir, nuestra civilización, que es el cumplimiento de la ascética cristiana.
 
Que mas milagroso que la belleza de Dios? Que mas dulce que meditar sobre la grandeza de Dios? Puede existir en el corazón algo mas fuerte y mas profundo sentimiento que el que Dios infunde en un alma purificada de todo pecado, para que el alma sienta todo lo que surge de estas palabras? "Yo con amor exijo" (Ct. 2:5). En verdad es imposible narrar o describir el rayo de la belleza de Dios.
 
Para los ojos humanos esta belleza es inaccesible, solamente el conocimiento y el alma pueden alcanzarla. Cuando esta belleza iluminaba a los santos, entonces, dejaba en el alma de ellos una insaciable sed. Aquellos a los cuales el amor de Dios toco y colmo no pudieron contener su ímpetu amoroso. Llenos del deseo de contemplación de la belleza de Dios, ellos rogaban que su contemplación divina se prolongara por toda la eternidad. Con atenta y profunda meditación sobre la grandeza de la gloria de Dios, con profundidad de pensamiento, sin interrumpir la memoria sobre la bondad de Dios y con profundidad e intensidad, continuando el deseo de asemejarse a Dios, nuestra alma se hace capaz de cumplir estas palabras: "Y tu amaras al Señor, tu Dios, con toda tu alma y con todo tu corazón, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas" (Mc. 12:30). He aquí con que intención hay que servir a Dios. 
 
 
 
La oración nos une con Dios  
Saben, que nuestra gloria es la comunidad monacal de hombres y mujeres, que con su espíritu permanecen ya en el cielo. Ellos crucificaron su cuerpo junto con sus pasiones y tentaciones. Ellos ya no se preocupan de aquello que van a comer o vestir, sino de aquella oración por la que, sin perder el tiempo, día y noche, están unidos a Dios, aun cuando trabajan con sus manos.
 
Después de la lectura siguen las oraciones. Las almas, en las cuales el amor a Dios se origino, cumplen con mas rapidez y perseverancia. La oración que eleva la mente a Dios es buena. Justamente, en esto esta la vida de Dios en nosotros, cuando recordamos, que el señor vive en nosotros. De esta forma somos templos de Dios, procurando que esta unión no se interrumpa a causa de las preocupaciones terrenales, las inquietudes, y cuando las pasiones turban el intelecto. Quien, pues, ama a Dios y huye de todo esto, se orienta a Dios, alejando de su corazón las pasiones que lo conducen al pecado y permanece en la lucha que lo lleva a las virtudes.
 
La fuerza de la oración se encuentra en el sentimiento del alma y las obras virtuosas de toda nuestra vida. San Pablo habla: "En resumen, sea que ustedes coman, sea que beban, o cualquier cosa que hagan, háganlo todo para la gloria de Dios" (1 Co. 10:31). Entonces cuando te sientas a la mesa, reza, cuando tomas el pan, agradece al Dador. Cuando refuerzas tu débil cuerpo con vino, entonces piensa en Aquel, que te concede estos dones para alegrarte y reforzarte en las debilidades. Y a pesar de tu poco tiempo para alimento, siempre recuerda al Bienhechor, jamás te olvides. Cuando te vistes agradece a Aquel que te dio el vestido. Si paso el día, agradece al Señor que nos dio el Sol para trabajar; y en la noche ala luna para iluminar. La noche también tiene su motivo de oración. Cuando contemplas el cielo y admiras su hermosura, entonces ora al Señor de todo el mundo visible; reza al gran Creador de todo el mundo visible; reza al gran Creador de todo el mundo. Por todo ser viviente que descansa en la noche, nuevamente reza a Aquel que interrumpe nuestra actividad con el sueño y luego de un breve descanso, nos permite recuperar todas nuestras fuerzas. La noche pues no será solo para dormir. No permitas que la mitad de tu vida pase en sueño inútil, sino distribuye la noche entre el sueño y la oración. Mayor tiempo, aun que el del sueño, tiene que ser para la perfección espiritual... Entonces así podrás rezar sin interrupción, sin limitarla a las oraciones de meras palabras y todo tu comportamiento estará siempre unido a Dios; así toda tu vida será una oración continua y sin interrupción.
 
Y que puede dar mas suerte, sino en la tierra, imitar los coros de los ángeles! Cuando a cada ocupación precede la oración, cuando con cantos, como sal condimentamos las ocupaciones, los cantos hermosos y espirituales dan al alma alegría y esperanzada tranquilidad. Ir a la madrugada a la oración, con cantos e himnos, alabando al Creador y luego, cuando el Sol mas claramente, volver al trabajo. Los salmos son tranquilidad para el alma, principio de paz, que tranquiliza los atormentados e inquietos pensamientos, que no solamente dominan la turbulenta ira, la despertada cólera espiritual, sino que la conduce a la misericordia. Los salmos fortifican a los consagrados, reconcilian a los ofendidos, y entre amigos, inducen al amor. Quien entonces puede tener por enemigo a aquel, con el cual juntos elevan salmos a Dios. Y el conato de salmos une con aquel Bien mas grande que es el amor. Este canto es como si encontrara algún porvenir, una esperanza, una predisposición a una actitud conciliadora; el pueblo como un coro, se une en una melodiosa sinfonía. Los demonios huyen de los himnos y viene la protección de los ángeles. Los salmos son un arma buena contra los temores nocturnos y para descanso en los trabajos cotidianos. Los salmos son la seguridad para los niños, belleza para los jóvenes, alegría para los ancianos y el mejor armamento para las mujeres. Los salmos, para los principiantes son comienzo; crecimiento para los perfectos; son la voz de la Iglesia, alegría para los días festivos, que despeja la tristeza para la salvación en Dios. Los salmos hacen brotar lagrimas del corazón de piedra. Los salmos son cuerpo de los ángeles, estadía celestial, espiritual incienso.
 
La comunión del Cuerpo y la Sangre de Cristo da la vida eterna.
 
El distintivo de los cristianos es esto: tener limpio de toda mancha el cuerpo y el espíritu con la Sangre de Cristo y practicar la santidad en el temor de Dios y en el amor de Cristo; y no tener defectos ni algo semejante, sino ser santos e inmaculados y entonces comer e Cuerpo de Cristo tomar su Sangre.
 
Cuando alguien comulga, no comprendiendo el significado por el cual se recibe la comunión del Cuerpo y de la Sangre de Cristo, no tiene ningún beneficio; y quien indignamente comulga esta juzgado. Por lo tanto quien comiera el pan o bebiera el cáliz del Señor indignamente, será culpable del cuerpo y de la Sangre del Señor, cada no se examine y luego coma este pan y beba este cáliz, porque aquel que come y bebe no distinguiendo el Cuerpo del Señor, será condenado (1 Co. 11:27-29).
 
Comulgar cotidianamente es obra buena y muy útil. Porque Cristo claramente dijo: "Porque mi Carne es la verdadera comida y mi sangre la verdadera bebida" (Jn. 6:55). Quien entonces podrá dudar que tener sin interrupción la participación a la vida, no quiere decir: vivir saciadamente de la riqueza de la Vida?
 
El mandamiento del amor al prójimo  
Quien no sabe que el hombre fue creado para la comunidad y no para ser un salvaje o solitario? No existe cosa que mejor pueda corresponder a nuestra naturaleza, que la vida en común, y nuestra ayuda y amor a la gente.
 
Cuando Dios primero nos dio la semilla, entonces juntamente deseo que diera los frutos, diciendo: "Un nuevo mandamiento les doy, que ustedes e amen unos a los otros" (Jn. 13:35). Deseando exortarnos al cumplimiento de este mandamiento, como testimonio de sus discípulos, no pidió milagros o señales extraordinarias (aunque y para esto el Espíritu Santo nos da la fuerza), sino la que nos dice: "En esto todos reconocerán que ustedes son mis discípulos: el amor que se tengan los unos a los otros" (Jn. 13:35). Y así todos los renglones de estos mandamientos resumió en aquel que las buenas obras hechas al prójimo, se comunican sobre el mismo, y finalmente agrega: "Les aseguro que cada vez que lo hicieran con el mas pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo" (Mt 25:46). Así pues con el primer mandamiento se puede observar el segundo, y por el segundo volver al primero. Con el amor al Señor, amar al prójimo: "El que ama será fiel a mi Palabra, y mi Padre lo amara: iremos a El y habitaremos en El" (Jn. 14:23) y otra vez dice el Señor: "Este es mi mandamiento, ámense los unos a los otros, como yo los he amado" (Jn. 15:12). Entonces quien ama al prójimo, cumple con el amor a Dios, cuando El acepta ese amor para si.
 
El amor al prójimo mejor se evidencia en la vida comunitaria
 
La mas perfecta comunidad, pienso yo, es aquella en la cual se renuncia a la propiedad privada, y se olvida cualquier desorden de pensamiento; en la cual no existen malentendidos o desacuerdos, pero todo es en común: alma, pensamiento, cuerpo; Dios es comunidad, juntos para obtener las virtudes, juntos para la salvación, juntos en la lucha. Iguales dificultades, iguales premios, donde todos son uno solo, y uno solo no es solo sino es todos.
 
Con que se puede igualar esta forma de vida? Quien es mas afortunado? Que mejor vida que la comprensión y unidad? Que mas hermoso que aquella buena armonía de costumbres y almas? Personas que provienen de distintos pueblos y regiones se acomodan a esta perfecta forma comunitaria, que es como si fuera un alma en muchos cuerpos; se manifiesta que en muchos cuerpos hay una conformidad de pensamiento. Cuando alguien esta enfermo en su cuerpo, tiene a muchos que con su alma comparten sus dolores. Cuando el esta enfermo o desanimado, tiene a muchos que lo curan y lo sostienen. Mutuamente ellos entre si son siervos, entre si, señores. Es la fuerza de la libertad, la cual no hace nacer la posibilidad de la esclavitud, que a los esclavos trae la infelicidad. Por su libertad personal voluntariamente, ellos se sujetaron a ella. El amor hizo que, libres de si mismos, se hicieran esclavos y la buena voluntad los mantiene en libertad. Como tales, Dios nos quiso tener desde siempre.. Para esto Dios nos creo.
 
Donde hay un padre que imita al Padre celestial, habrá muchos hijos que, cada uno, se preocupe de superar al otro en amor hacia su superior, donde los hijos tienen entre si un único deseo, respetar a su padre virtuosamente. A ellos no los une la naturaleza, sino que tienen un motivo mayor que la naturaleza: a ellos los une y los protege el Espíritu Santo. Que imagen visible puede ser motivo de la forma invisible de una vida? En el mundo no existe tal imagen. Es necesario buscarla en el cielo; el Padre por sobre las pasiones, con la palabra y con la enseñanza, a todos nos une. Celestiales, hijos del Padre celestial, también por virtud nos eligió por hijos. El amor ata todo en el cielo. El amor aquí nos tiene unidos.
 
La vida común corresponde mejor a la naturaleza humana
 
En primer lugar ninguno de nosotros puede ser suficiente para si mismo, tanto en las cosas materiales como en las corporales. Nosotros dependemos uno del otro en todas las cosas que necesitamos. Dios, nuestro Creados, ya así había establecido, que unos necesitasen de otros para que mutuamente se ayudaran, y fuéramos entre nosotros unidos, como esta escrito: "Todo lo que vive ama a su semejante, y cada hombre, a su prójimo, cada cuerpo a su naturaleza se une, y el hombre se acomoda a su semejante".
 
 
La vida común facilita el cumplimiento de los mandamientos de Cristo
 
Cuando varias personas viven juntas, entonces para ellas es más fácil cumplir la mayoría de los consejos de Cristo... Y a quien en cambio, vive en la completa soledad no le es fácil conocer sus defectos, porque no tiene quien los advierta; para con amor y mansedumbre corregirlos... Entonces a menudo se cumple la palabra de la Sagrada Escritura: "Escucha, hijo mío, recibe mis palabras y los años de tu vida se multiplicaran" (Pr. 4:10). Así entonces no se puede abandonar el más importante mandamiento que esta orientado directamente a la salvación, cuando no se da de comer al hambriento o no se da el vestido al desnudo. En esta forma de vida, además de esto, falta el ejercicio de las virtudes, porque la persona no conoce sus defectos ni su comportamiento, prácticamente, esta alejada de cualquier posibilidad de observar los mandamientos. Como podrá aquella persona demostrar su humildad, cuando no tiene la posibilidad de humillarse ante otro? A quien demostrara su misericordia, cuando ella rompió toda relación con las personas? Como podrá ejercitar la paciencia, cuando nadie le contradice a causa de los defectos?
 
Vida común
 
- signo de la unidad de la Iglesia Siendo llamados a una sola Esperanza, nosotros todos formamos un solo cuerpo, del cual Cristo es la cabeza y todos nosotros somos entre si miembros. Entonces si no estamos ligados por el amor en una comunidad en el Espíritu Santo, entonces, cada uno de nosotros elige su forma de vida, pero no la que es deseada por Dios, es decir: el servicio a todos los necesitados en común.
 
En cambio si cada uno atendiera sus propios intereses, su amor propio, como entonces se podría conservar una comunidad, el amor y la mutua colaboración? Como entonces podremos demostrar la obediencia a la Cabeza-Cristo, cuando entre nosotros existe la división y la desunión? Como entonces se puede alegrar con los exaltados, sentir con los que sufren, cuando cada uno está solo... y no tiene la posibilidad, como corresponde, de conocer las necesidades del prójimo?
 
En la vida común se aprovechan los carisma de los otros
 
Uno solo no puede tener todos los carisma espirituales, sino que a cada uno fue dado alguno según el don del Espíritu Santo, en la medida de la fe (Rm. 12:6). En la vida común, pues, los dones particulares son para todos: "El Espíritu da a uno la sabiduría para hablar; a otro la fe, también en el mismo Espíritu, de hacer milagros; a uno, el don de la profecía, a otro, el don de juzgar sobre el valor de los dones del Espíritu; a este el don de las lenguas; a aquel el don de interpretarlas" (1 Co. 12:8-10). Cada uno de estos dones, recibe el hombre no para si, sino para los demás.
 
La fuerza del Espíritu Santo esta en que cada uno comunique la cantidad para todos. En la vida común dada uno tiene la posibilidad de servirse de su don, compartiendo con los demás. Así entonces cada uno recoge el fruto de los ajenos dones, como si fueran suyos.
 
La vida común
 
- Imitación de los primeros cristianos. La vida común refleja aquella virtud de los Santos de los cuales narran los Hechos de los Apóstoles: "Todos los creyentes se mantenían unidos y ponían lo suyo en común" (Hch. 2:44).
 
De esto resulta pues, que entre ellos (los primeros cristianos) no existía la misma separación y nadie de ellos vivía por su propia voluntad. A todos unía una misma preocupación, y no había división de voluntad y ciertamente, hablando con lenguaje humano, en todos había mas de un impedimento para la unión.
 
Vida común
 
- cumplir las obligaciones en común. Aquellos que viven en vida común, tienen que estar unidos en el amor de Jesucristo, como muchos miembros en un solo cuerpo. El Apóstol dice: "pero todos debe hacerse con decoro y ordenadamente" (1 Co. 14:40). Pues por ese yo pienso que solamente esta forma de vida puede llamarse "mas hermosa y digna" cuando en ella se conserva aquel orden, como existe entre los miembros del cuerpo; uno cumple el servicio del ojo... el otro tiene la función de la oreja o de las manos y así sucesivamente. Para eso, es necesario recordar esto: cuando algún miembro no cumple su obligación y no sirve a otro, entonces a todos los miembros amenaza el peligro... así lo mismo cada negligencia del superior o del súbdito trae dificultades...esto es lo mismo que cuando la mano o el pie no quieren servir a las ordenes del ojo.
 
 
Cuarto de Sta. Teresa de Jesús - Ávila, Esp.
(la poetisa más elevada en la literatura mundial mística)
 
Vida común
 
- Servir a Cristo Todos los que cumplen cualquier servicio al hermano, tendrán que hacerlo con todo fervor por todos, como si lo hicieran no a las personas, sino al mismo Cristo, que con gran misericordia recibe para si todo lo que hacemos a las personas ofrecidas a El. Por esto El prometió el Reino celestial: Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: vengan benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reina que les fue preparado desde el comienzo del mundo, porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer, tuve sed y me dieron de beber; estaba de paso, me alojaron; desnudo, y me vistieron; enfermo y me visitaron; preso, y me vinieron a ver. Los justos le responderán: Señor, cuando te vimos hambriento, y te dimos de comer; desnudo, y te vestimos?. Cuando te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte? Y El les responderá: "Les aseguro que cuando lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos mas pequeños, conmigo lo hicisteis" (Mt. 25:34-40). Pues entonces reciben el premio por su celo aquellos que responsablemente cumplen sus obligaciones; y así el juicio eterno exigirá mas a los indiferentes o a aquellos que con poca diligencia y actividad han cumplido el servicio para ser dignos del nombre de hermano de Cristo, según las palabras: "Porque todo el que hace la voluntad de mi Padre que esta en el Cielo ese es mi hermano, mi hermana y mi madre" (Mt. 12:50). Con que disponibilidad tenemos que servir a nuestro hermano? Tenemos que servirle de tal manera como si sirviéramos al mismo Dios, que dijo: "Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el mas pequeño de mis hermanos lo hicieron conmigo" (Mt. 25:40).
 
El camino de la santidad.
 
Consejos evangélicos y sus virtudes
 
Renuncia
 
Quien ama a Dios, huye de todo lo terrenal; se dirige a Dios con todo su corazón y se aleja de las concupiscencias que lo tientan a la inmoderación: el persevera en el ejercicio que conduce a las virtudes.
 
Una tal renuncia comienza con el abandono de las cosas externa: propiedad, gloria falsa, costumbres humanas y apego a todas las cosas necesarias... Quien sinceramente desea ir detrás de Cristo, no puede preocuparse por las cosas que son necesarias para esta vida. No puede pensar en el amor de sus padres y parientes, cuando ellos son impedimentos al amor de Dios... Cristo muy claramente hablo sobre esto que no deja espacio a cualquier justificación o duda...
 
Además, es imposible, para quien quiere cumplir como corresponde sus obligaciones, cuando su pensamiento esta ocupado con todas las preocupaciones, como dijo Cristo: "Nadie puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amara al otro, o bien, se interesara por el primero y menospreciara al segundo. No se puede servir a Dios y al Dinero" (Mt. 6:24).
 
Nosotros tenemos que elegir solo una cosa: el tesoro celestial, sobre el cual nosotros ponemos todo nuestro corazón, porque: "Allí donde este tu tesoro, estará también tu corazón" (Mt. 6:21). Por eso quien de nosotros se preocupa por la posesión personal de alguna riqueza temporal, allí nuestro entendimiento sin querer se entierra en eso, como en un pozo; y nuestra alma no puede elevarse a la vida divina. Tal alma permanece insensible a las aspiraciones de la riqueza eterna y al prometido premio en el cielo. Y a estas riquezas es imposible abandonarlas de otra manera, sino con el continuo e insistente deseo de abandonarlas, y de liberarnos de todas las preocupaciones. Entonces la renuncia es cortar todas las ataduras de la persona con cosas materiales y su actual forma de vida, es liberación de todas las obligaciones familiares. Eso nos permite mas fácilmente caminar por ese camino que lleva a Dios y sin condición, obligación para obtener la riquisima esposa (Sal. 18:11) En una palabra, la renuncia al mundo es la transformación del corazón humano en la forma de vida celestial, según las palabras del Apóstol: "En cambio, nosotros somos ciudadanos del cielo, y esperamos ardientemente que venga de allí como Salvador el Señor Jesucristo" (Flp. 3:20). Lo mas importante, es el comienzo de la imitación y semejanza a Cristo, que: "Ya conocen la generosidad de nuestro Señor Jesucristo, que siendo rico, se hizo pobre por nosotros, a fin de enriquecernos con su pobreza" (2 Co. 8:9). Sin una tal renuncia, es imposible para nosotros llegar a aquella forma de vida, que se conformaría al Evangelio de Cristo. Porque entre riquezas y preocupaciones humanas, entre ataduras al mundo y costumbres humanas no se puede conseguir un corazón compungido, humilde, libre de iras, de tristezas, de preocupaciones y en general de todos los peligros y agitaciones del alma.
 
La pobreza evangélica
 
Según las palabras del Señor, no es conveniente ser rico, sino pobre: no juntar riquezas en la tierra sino en el cielo. Indiferente y sana actitud hacia la riqueza es servirse de ella conforme a los mandamientos: esto para nosotros es útil en muchos casos, ante todo para purificar el alma de los pecados.
 
Nuestra mayor suerte ni es pues, la abundancia en cosas temporales, sino que nosotros somos llamados a coparticipar en los verdaderos y eternos bienes.
 
Los ascetas primeramente acumulan los bienes del reino prometido, porque con todas sus virtudes, con su forma de vida y su unión, ellos representan fielmente el reflejo de la forma de vida en el cielo, ellos viven sin nada propio, no tienen nada propio, todo es en común.
 
Por cosa propia no se tenga en consideración: ni vestido, ni cosas de la cocina, ni alguna otra necesaria para la vida. Sean pues todas estas cosas al servicio de la necesidad. Tener algo como propietario, contradice a las afirmaciones de los Hechos de los Apóstoles, conde esta escrito: "La multitud de los creyentes tenia un solo corazón y una sola alma. Nadie consideraba sus bienes como propios, sino que todo era común entre ellos" (Hch. 4:32). Pues, cuando llama a algo suyo, se aleja de la Iglesia de Dios y del amor de Cristo quien nos enseño con la palabra y con el ejemplo dar su vida por sus amigos (Jn. 15:13). Pues, cuando la vida hay que dar por los demás, entonces, cuanto mas los cosas presentes.
 
La virginidad evangélica
 
Quien desea sinceramente caminar detrás de Cristo, no puede desear algo que pertenece a la vida terrenal, no puede amar a los padres, a sus parientes, cuando hay oposición al amor de Dios; porque justamente para esto están las palabras "Cuando alguien viene a mi y no amara menos a su padre, a su madre, a su mujer, a sus hijos, a sus hermanos, a sus hermanas y también su vida, aquel no puede ser mi discípulo."
 
Grandes son estas cosas - la virginidad, y permanecer sin casarse - ello nos pone a la par de los ángeles, en los cuales la naturaleza es indistinta; porque no me atrevo a decir "con Cristo," porque, El habiendo deseado nacer por nosotros, igual a los nacidos, nació de una Virgen. Con esto El nos demostró la virginidad como un estado que separa del mundo y lo lleva al cielo; y con ello la persona renuncia a un mundo presente, por otro futuro. A la preocupación por las cosas de Dios, el Apóstol, hace ver que las preocupaciones de la vida matrimonial, si bien el matrimonio esta permitido y tiene su bendición, pero, conforme con el Apóstol, entre estas dos cosas es imposible coordinar: "Yo quiero que ustedes vivan sin inquietud. El que no tiene mujer se preocupa de las cosas del Señor. En cambio, el que tiene mujeres preocupa de las cosas de este mundo, buscando como agradar a su mujer" (1 Co. 32-33). Entonces quien desea servir a Dios, tiene que liberarse de toda atadura de este mundo.
 
Elige para ti una vida sin carne, sin pueblo, sin propiedad. Se libre y libérate de toda preocupación de la vida. Pues que no te ate el deseo de la mujer, ni la preocupación por los hijos; esto es imposible en la lucha al servicio de Dios, porque el arma de nuestra lucha no es corporal, sino la fuerza en Dios (2 Co. 10:4). Pues que el cuerpo no te mine no te ate contra tu voluntad, pues el te deje libre y no te convierta en esclavo. No te preocupes por la generación sobre la tierra, sino pro los hijos espirituales, para que tu puedas llevarlos al cielo.
 
No te ates con el matrimonio corporal, al contrario aspira a atarte a las cosas espirituales: dirección de almas y paternidad espiritual. Imita al esposo celestial. El don espiritual de la virginidad no es en la continencia del matrimonio y de la generación de hijos, sino toda la vida: su forma y costumbre tendrá que distinguirse con una tal hermosa virginidad, para que en todo momento se manifiesta la virtud del no casado.
 
La obediencia evangélica
 
La verdadera y perfecta obediencia de los súbditos hacia el superior, se manifiesta en que, detrás del consejo del superior, no solamente se huye de todo mal, sino que sin su aprobación no se hace aquello que puede ser deseable. Mortificación y abstinencia al cuerpo es útil, pero quien va detrás de sus propias inclinaciones, hace lo que le parece y no escucha el consejo del superior, para el es antes una transgresión que un mérito, porque: "En consecuencia, el que resiste a la autoridad se opone al orden establecido por Dios, atrayendo sobre si la consideración" (Rm. 13:2). Por eso la virtud de la obediencia tiene mas mérito la continencia.
 
El orden y la armonía en cada comunidad permanecen tanto tiempo, cuanto mas permanece la obediencia de los miembros a su superior, y cada desorden y caos en el gobierno de la comunidad origina anarquía por la incapacidad del que manda. Entre la gente hay diferentes actitudes, porque no todos piensan de la misma manera lo que es necesario. Por eso para que no haya desorden y discordia, para que cada uno no viva por su propia voluntad, hace falta que aquel que manda supere por sabiduría, respeto y santidad de vida para ser moderador y superior de los demás... Cuando uno es nombrado para superior, entonces allí reemplaza la propia voluntad por sobre los demás y todos se someterán a la elegida y mejor voluntad, según los consejos del Apóstol que enseña: "El que resiste a la autoridad se opone al orden establecido por Dios, atrayendo sobre si la condenación" (Rm. 13:12).
 
Ante todo es necesario, que aquel que se somete a esta forma de vida, tenga fuerte, perseverante e inamovible propósito y voluntad, que no se puede ser variable, debilitado por el espíritu maligno; el tiene que demostrar la firmeza de los mártires con la fuerza del espíritu hasta la muerte; el, con esta firmeza, tiene que permanecer fiel a los mandamientos de Dios y ser obediente a los superiores; esto es pues en esta vida la mas importante causa. Porque como Dios, siendo Padre de todos quiso que todos lo llamaran Padre, exige de sus siervos la mas perfecta obediencia, así, el padre espiritual entre la gente, cumpliendo sus ordenes, según el mandamiento de Dios obliga a una incondicional obediencia.
 
El mismo Hijo único de Dios, Señor nuestro, Jesucristo, por el cual todas la cosas existen dice: "Porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la de Aquel que me envío" (Jn. 6:28).
 
Es cosa admirable obedecer en todo cuando el Apóstol alaba a aquellos, que "ellos mismos primero e entregaron al Señor y luego a nosotros por voluntad de Dios".
 
 












La virtud de la humildad
 
Quien desea en la gloria eterna mayor gloria, tiene que amar aquí todo lo que sea ultimo y lo peor: "Por lo tanto, el que se haga pequeño como este niño, será el mas grande en el Reino de los Cielos" (Mt 18:4) y en otro lugar: "No hagan nada por espíritu de discordia o de vanidad, y que la humildad los lleve a estimar a los otros como superiores a ustedes mismos" (Flp. 2:3).
 
Y cuando hace falta realizar un servicio ínfimo, entonces hay que recordar que el Salvador sirvió a los discípulos, que no se considero indigno de servir a los enfermos. Para el hombre es gran cosa imitar a Dios! Y de estas inferiores obras, elevarse a la imitación de lo alto. Quien puede considerar inferior algo que el mismo Señor obro con la mano?. En todas nuestras obras, el alma eleva la causa al Señor en la convicción de que nadie hace absolutamente nada con su propia fuerza. Porque a menudo con esta convicción nace la humildad. La humildad es la caja de las virtudes. El conocimiento de la santidad es el conocimiento de la humildad y mansedumbre. El progreso del alma es progreso de la humildad, es imitación de Jesucristo. Al contrario, el orgullo hace nacer todos los errores y conduce hacia la deshonestidad. La humildad es imitación de Jesucristo, el orgullo, es desmesurado atrevimiento, sin vergüenza, es imitación del demonio. El Apóstol dice así: "El que se gloria, que se gloríe en el Señor" (1 Co. 1:31). Luego El explica así: Cristo es para nosotros sabiduría en Dios, justicia, santificación y redención: para que - como esta escrito - quien se alaba, se alabe en el Señor...Esto es justamente aquella perfecta y plena alabanza en Dios, cuando la persona no se eleva por su justicia, siempre se justifica mediante la fe en Cristo. El, pues, busca aquella justificación, que viene de Cristo, que proviene de Dios, mediante la fe. El fin de esta justificación es poseer el conocimiento de Cristo y la fuerza de su resurrección y participación de sus sufrimientos, semejarse a El en la muerte, para llegar a una resurrección de los muertos.
 
La virtud de la paciencia
 
Toda la vida del justo esta llena de tribulaciones, porque estrecha es la puerta y angosto el camino que lleva al cielo (Mt 7:14), y "muchos son los designios del justo" (Sal 33:20). Por eso también el Apóstol dice: "Estamos atribulados por todas partes, pero no abatidos; perplejos pero no desesperados" (2 Co. 4:8) y otra vez se dice: "Confortaron a sus discípulos y los exhortaron a perseverar en la fe, recordándoles que es necesario pasar por muchas tribulaciones. Si pues, el sufrimiento forma la paciencia y la paciencia el conocimiento (Rm. 5:3-4), porque quien no da importancia al sufrimiento también desprecia el conocimiento. Al contrario, como a nadie coronan con la corona del triunfo sin el rival, así lo mismo a nadie llamarán probado sin el sufrimiento. Por eso estas palabras: "Dios me libera de toda miseria." No hay que entenderlas como si Dios nunca mas permitirá la tentación, sino que junto a la tentación, da ala posibilidad de soportarla. Sucede que por la tentación del maligno, Dios que ama al hombre, le envía alguien como un gran luchador y para luchar con el, y El humilla su orgullo con la grandísima paciencia que da s sus siervos, como leemos en la historia de Noé. También como ejemplo para aquellos, que no saben soportar con paciencia, Dios muestra a sus fieles que hasta la muerte saben soportar todos los sufrimientos, como por ejemplo Lázaro. El, cubierto de heridas, nunca se lamento de su condición de humilde, por eso recibió el descanso en el seno de Abraham que soporto los males de su vida (Lc. 16:25). Así también nosotros, aceptando los golpes de la mano de Dios, que con amor y sabiduría gobierna nuestra vida, ante todo pedimos conocer el motivo por el cual El nos da la cruz y entonces, para liberarnos de los sufrimientos y con la paciencia que junto con la prueba nos concede, la fuerza de soportar hasta el fin.
 
Yo deseo que ustedes tengan la misma convicción animándonos con la profunda esperanza a la alegría para poder en este tiempo, llevar las preocupaciones con paciencia; puede ser que con el sufrimiento, nosotros paguemos el débito de nuestros pecados. De tal manera nosotros, heridos, estaremos preservados de la airada mirada de Dios. Puede ser que Dios con tales pruebas quiera probar nuestra santidad. En tal caso el justo juez no permitirá el ser tentados por sobre nuestras fuerzas, sino nos dará - como premio de aceptar ya todos los sufrimientos - la corona de la paciencia y la esperanza. Cuando les sucede algo doloroso, no se dejen llevar por la alteración sino deben estar preparados para esta prueba.
 
Luego, es importante aliviar la difícil situación con la esperanza de las cosas futuras. Como aquellos que tiene la vista débil, y se alejan de toda cosa resplandeciente, ellos no bajaran del cielo, sino que fueron expulsados del mirar solamente a las cosas tristes, ni ocuparse de la miserias, sino elevar los ojos con la meditación sobre los verdaderos bienes. Siempre ten a Dios en la mente y así podrás siempre alegrarte. Alguien empaño tu gloria? Entonces orienta la atención a la gloria que te espera en el cielo por tu paciencia. Te han causado disgusto? Contempla las riquezas celestiales y aquel tesoro que tu has preparado con tus buenas obras. Te han expulsado de tu patria? La celestial Jerusalén, para ti es patria.
 
La virtud de la templanza
 
Por templanza, nosotros entendemos, no renunciar completamente a los alimentos, porque seria usar violencia y arruinar la propia salud. La templanza es la renuncia de toda comodidad para dominar las pasiones y para obtener la santidad de la vida. Para nosotros que caminamos hacia la santidad, hace falta limitar todo con lo cual la gente mundana se debilita.
 
La práctica de esta virtud es también una ayuda para el progreso espiritual. La templanza es liberación de los pecados, dominio de las pasiones, mortificación del cuerpo en el desorden se su naturaleza y tentaciones; es principio de la vida espiritual, camino para conseguir el eterno bien, moderación de todo deseo de abundancia. La abundancia es una gran tentación para el mal. Ella es motivo para que la gente cometa el pecado; ella tira el alma como un anzuelo a la muerte.
 
Bien hacen, cuando nos recuerdan esto como reglamento, para que nosotros conozcamos no solo la templanza sino sus frutos. Aquel fruto es poseer a Dios. Porque ser libre de la corrupción, es poseer a Dios, caer en la corrupción, es lo mismo que participar de la vida de este mundo. La templanza es dominio del cuerpo y confesar a Dios. Quiero aclarar, me parece que la templanza es el mismo Dios, que nada desea y todo tiene para si. Nada desea, no tiene ninguna ansia ni en los ojos, ni en las oreja, no le falta nada, es la felicidad plena. La avidez es la enfermedad del alma, la templanza es la salud. Es importante mirar en la templanza no solo de un lado; ella resguarda a aquello que el alma, descontenta por las cosas necesarias, con pasión aspira, y lo lleva a la envidia, que nace de deseo de tener oro y sin duda de otras necesidades que originan las pasiones. No embriagarse es también templanza, nos hace libres, ella sana y da la fuerza, no solamente nos ayuda a las virtudes sino que nos da más. La templanza, es bendición de Dios... Cuando en nosotros hay un poco de templanza, nosotros estamos más alto que todo el mundo. Y sobre los Ángeles hemos llegado, porque cuando ellos perdieron la templanza, ellos no bajaron del cielo sino que fueron expulsados del mismo...Cuando nosotros tenemos un poco de templanza, nosotros no amamos este mundo, sino el otro, donde tenemos puesto nuestro corazón.
 
Utilidad y frutos de la vida comunitaria
 
Trabajo con sacrificio
 
Quien camina en la perfección tendrá que trabajar día y noche para tener la posibilidad de dar a aquel que necesita. El trabajo y la vida comunitaria son necesarios para nosotros, no solamente para la mortificación del cuerpo, sino y también como manifestación del amor propio, para que Dios por medio nuestro, diera a los hermanos necesitados todo lo que para ellos es necesario. Siguiendo el ejemplo del Apóstol que dice: "De todas las maneras posibles les he mostrado que así, trabajando duramente, se debe ayudar a los débiles, y que es preciso recordar las palabras del Señor Jesús: "La felicidad esta mas en dar que en recibir" (Hch. 20:35). Es necesario saber que quien trabaja tendrá que cumplir no para servir a sus propias necesidades con los frutos del trabajo, sino en el cumplimiento del mandamiento de Dios. El ya dijo: "Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron; preso y me vinieron a ver" (Mt. 25:35-36).
 
Por eso, por principio esta prohibido preocuparse por si mismo: "Por eso les digo: No se inquieten por su vida, pensando que van a comer, ni por su cuerpo, pensando con que se van a vestir. No vale mas la vida que la comida y el cuerpo mas que el vestido?" (Mt. 6:32). Así entonces cada uno tendrá que tener por objetivo escuchar a los necesitados y no a las propias necesidades. De esta manera evita el amor propio obtendrá del Señor la Bendición del amor del prójimo, quien dijo: "Les aseguro que todo lo que hicieron con el mas pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo" (Mt. 25:40).
 
Proclamar la Palabra de Dios
 
El signo del amor al Señor es: con gran amor, con toda atención y en todo preocuparse de aquello que El enseña: y si es necesario, perseverar hasta la muerte, publica y privadamente en la predicación... "Yo soy el buen pastor, el buen pastor da su vida por sus ovejas" (Jn. 10:11). La palabra la enseñanza no tendrá que ser utilizada para gloria personal, ni para su fama, ni para utilidad para complacer a los oyentes y poniendo atención a la satisfacción, sino tendría que ser la palabra como ante Dios, para su gloria. "Nosotros no somos como aquellos que comercian con la palabra de Dios, nosotros sinceramente, como de Dios hablamos, delante de Dios en Cristo" (2 Co. 2:17). El maestro de la enseñanza tendría que ser misericordioso y benigno sobre todo ante aquellos que están mal intencionados en el alma: Después, tomando a un niño, lo puso en medio de ellos y, abrazándolo, le dijo: "El que reciba a mi niño como a este en mi nombre, a mi me recibe" (Mc. 9:36-37).
 
Ser ejemplo para el prójimo
 
El que alaba y ama a Dios es aquel que cumple su voluntad; pero quien no lo respeta, viola sus mandamientos: "Yo te he glorificado en la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste" (Jn. 17:4) "Tu que te glorias en la ley, deshonras a Dios violando la ley" (Rm. 2:23). Cada uno, según sus posibilidades tendría que ser para los demás ejemplo de buenas obras: "Vengan a mi todos los que están afligidos y yo los aliviaré" (Mt. 11:28). Nadie pues, sea orgulloso por su juventud, sino sea ejemplo para los fieles en la palabra y en la vida; y mas adelante: "ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor, con que se volverá a salar? Ya no sirve para nada, sino para ser tirada y pisada por los hombres" (Mt 5:13).
 
Por eso cada uno tiene que preocuparse mucho mas en vivir en la tranquilidad y permanecer en si para ser el testimonio de la continuidad de sus costumbres; no encerrarse totalmente en su celda, sino con tranquilidad salir cuando sea necesario...para edificación del los hermanos, para dar ejemplo de luz de la buena palabra, cuando sin peligro puede con la palabra y obra ser ejemplo para aquellos con quienes va a encontrarse.
 
La luz de la fe
 
Exhortamos a ustedes para que sobre todo recuerden sobre la fe de los Padres y no se dejen engañar por aquellos que se esfuerzan por llevarlos a la soledad. Además, pues, saben que, el que en si mismo no tiene vida de la luz de fe en Dios, no da utilidad ni verdadera confesión de la fe; sin vida ejemplar no puede recomendarnos a l Señor. Para ustedes, es necesario pues, unir las dos cosas para que el hombre, entregado a Dios, sea perfecto y la vida no tambalee por la falta de una de las dos. Porque la fe que nos salva - como dice el apóstol - es aquella que obra mediante el amor. Nosotros creemos en un solo Espíritu Santo. Consolador, del cual nosotros hemos recibido su sello en el día del Bautismo (Ef. 4:30); en el Espíritu de verdad, en el Espíritu de hijos, con el cual llamamos: "Abba Padre!" en el Espíritu Santo, que reparte a cada uno para utilidad, como quiere, y obra los dones de Dios en el espíritu; en el Espíritu Santo, que enseña y recuerda todo lo que oyó del Hijo; en el Espíritu Bueno que orienta a todos a la verdad, que confirma a todos los fieles en el seguro conocimiento; en la verdadera confesión, el servicio divino, y en espíritu adoramos a Dios. El Espíritu Santo que enseña inclinarse ante el verdadero Dios, Padre y a su único Hijo-Señor y Dios, nuestro Jesucristo y a si mismo.
 
La Paz Espiritual
 
La unión con Dios no se identifica con las uniones corporales, sino que las perfecciona con el fiel cumplimiento de la voluntad de Dios. Quien acepta sacrificios por el premio de Dios, no tiene que buscar aquí consuelo sino prepararse par la recompensa del Reino de Dios. Pues tenga presente que por los sacrificios recibirá la paga y por el trabajo el premio del Dios que ama al hombre. Pienso que el intrépido luchador, que una vez que salió al campo de batalla de la santidad, tendrá que soportar virilmente los golpes del enemigo con la esperanza en la gloria de la corona. Porque: "La constancia, es la virtud probada; la virtud probada, da la esperanza. Y la esperanza no quedara defraudada porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo, que nos ha sido dado" (Rm. 5:4). Porque en otro lugar el mismo Apóstol dice: "Alégrense en la esperanza, sean pacientes en la tribulación y perseverantes en la oración" (Rm. 12:12). Nos recuerda el Apóstol que nosotros seamos pacientes en las tribulaciones y alegres en esperanza. Porque la esperanza origina lo que en las almas piadosas siempre causa la alegría.
 
En una palabra, el alma, una vez que derroto la melancolía, por su Creador; que se acostumbro a complacerse con la belleza, entonces ella por esta felicidad y encanto no cambiara con sentimientos visibles. Al contrario, lo que en otros es tristeza, en ella aumentara la felicidad.
 
La seguridad del premio eterno
 
Quien es generoso en el amor a Dios y espera firme el premio eterno, aquel no se conforma con aquel que hace, sino siempre busca y aspira a aumentar algo mas. Aunque le parezca que ya trabajo por encima de sus fuerzas, nunca esta seguro que cumplió con todas las obligaciones. El escucha las exhortaciones de Cristo: "El les respondió: El Reino de Dios no viene ostensiblemente" (Lc. 17:10). También el gran Apóstol para el cual el mundo estaba crucificado y el para el mundo (Ga. 6:14), enseña "Yo solo me gloriare en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo esta crucificado para mi, como yo estoy para el mundo" (Flp. 3:13-14).
 
Porque toda la vida presente es vida de tribulaciones y luchas, en cambio la futura vida, de coronas y premios. Escribe el gran Apóstol, entonces, cuando tenia que terminar la vida terrenal y pasar a la otra: "Y ya esta preparada para mi la corona de justicia, que el Señor, como justo Juez, me dará ese día y no solamente a mi sino a todos los que hayan aguardado con amor su manifestación" (2 Tm. 4:7).
 
Después de la muerte pasara a la vida eterna; de la humillación de la gente, a la gloria de Dios; de los dolores de este mundo, de los castigos, a la eterna felicidad con los ángeles en el Cielo. Para aquellos que observan los mandamientos, grande paga, premio inmenso, corona de justicia, corona de felicidad, sin termino, alegría inenarrable, continua permanencia con el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo, verdadero Dios; en la contemplación a Dios, cara a cara; alegría con los ángeles, con los Padres, Patriarcas, Profetas, Apóstoles, Mártires, Confesores y con aquellos que por siempre satisficieron a Dios. Busquemos que nosotros podamos con ellos llegar allá, por gracia del Señor nuestro, Jesucristo, con el cual están la gloria y la fuerza por los siglos de los siglos. Amen.
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Libros consultados
· Cartas elegidas de san Basilio el Grande, (traducción S. Fedyniak) New York 1964.
· J. P. Migne, Patrologieae cursus completus, series graeca (PG). Paris 1857-1866. San Basilius, tomus 29-32.
· Obras asceticas de San Basilio (traduccion por A. Sheptyckyj) Lviv 1929.
· J. Quasten, Patrologia 2 (B.A.C. n. 217). Madrid 1977, pags. 224-260.
 
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La vida consagrada, enraizada profundamente en los ejemplos y enseñanzas de Cristo el Señor, es un don de Dios Padre a su Iglesia por medio del Espíritu. Con la profesión de los consejos evangélicos los rasgos característicos de Jesús —virgen, pobre y obediente— tienen una típica y permanente « visibilidad » en medio del mundo, y la mirada de los fieles es atraída hacia el misterio del Reino de Dios que ya actúa en la historia, pero espera su plena realización en el cielo.
A lo largo de los siglos nunca han faltado hombres y mujeres que, dóciles a la llamada del Padre y a la moción del Espíritu, han elegido este camino de especial seguimiento de Cristo, para dedicarse a El con corazón « indiviso » (cf. 1 Co 7, 34). También ellos, como los Apóstoles, han dejado todo para estar con El y ponerse, como El, al servicio de Dios y de los hermanos. De este modo han contribuido a manifestar el misterio y la misión de la Iglesia con los múltiples carismas de vida espiritual y apostólica que les distribuía el Espíritu Santo, y por ello han cooperado también a renovar la sociedad.
 
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No puedo olvidar la magnífica contribución que Siria y la región limítrofe han dado a la historia del cristianismo. Desde el inicio del cristianismo se fundaron aquí comunidades florecientes. En el desierto sirio floreció el monacato cristiano, y nombres de sirios como san Efrén y san Juan Damasceno están grabados para siempre en la memoria cristiana. Algunos de mis predecesores nacieron en esta región. Sábado 5 de mayo de 2001 S.S. Juan Pablo II - Magno
 
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Las primeras comunidades cristianas han sentido desde sus orígenes la necesidad de vivir según la lógica del misterio pascual. El martirio y el monacato son dos aplicaciones elocuentes de este misterio. Jesucristo crucificado nos indica el camino para construir una nueva sociedad: el don de sí mismo, la renuncia al egoísmo y el servicio desinteresado al prójimo.
 
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Promoción de la vida religiosa
18. Promuévase diligentemente la vida religiosa desde el momento de la implantación de la Iglesia, que no solamente proporciona a la actividad misional ayudas preciosas y enteramente necesarias, sino que por una más íntima consagración a Dios, hecha en la Iglesia, indica claramente también la naturaleza íntima de la vocación cristiana.
Esfuércense los Institutos religiosos, que trabajan en la implantación de la Iglesia, en exponer y comunicar, según el carácter y la idiosincrasia de cada pueblo, las riquezas místicas de que están totalmente llenos, y que distinguen latradición religiosa de la Iglesia. Consideren atentamente el modo de aplicar a la vida religiosa cristiana las tradiciones ascéticas y contemplativas, cuyas semillas había Dios esparcido con frecuencia en las antiguas culturas antes de la proclamación del Evangelio.
En las iglesias jóvenes hay que cultivar diversas formas de vida religiosa que presenten los diversos aspectos de la misión de Cristo y de la vida de la Iglesia, y se entreguen a variadas obras pastorales y preparen convenientemente a sus miembros para cumplirlas. Con todo, procuren los Obispos en la Conferencia que las Congregaciones, que tienen los mismos fines apostólicos, no se multipliquen, con detrimento de la vida religiosa y del apostolado.
Son signos de especial mención los varios esfuerzos realizados para arraigar la vida contemplativa, por los que unos, reteniendo los elementos esenciales de la institución monástica, se esfuerzan en implantar la riquísima tradición de su Orden, y otros, vuelven a las formas más sencillas del antiguo monacato. Procuren todos, sin embargo, buscar la adaptación oportuna a las condiciones locales. Conviene establecer por todas partes en las iglesias nuevas la vida contemplativa porque pertenece a la plenitud de la presencia de la Iglesia.
 
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ORIGENES  y la mística cristiana
 
Orígenes nació hacia el año 185, de padres cristianos, probablemente en Alejandría. Hijo mayor de una familia numerosa, su padre, Leónidas, era griego, hombre de riqueza y erudición. Su madre era natural de Egipto, y ambos padres eran cristianos convencidos. La familia poseía una gran biblioteca que introdujo al joven Orígenes en el mundo de la cultura clásica. De muchacho, impresionaba a todos con sus inusitadas facultades intelectuales, la madurez de su juicio y su insaciable deseo de información. A la edad de diecisiete años, hizo frente a la gran crisis de su vida cuando su padre Leónidas fue arrestado y martirizado  en la persecución de Septimio Severo (en el  año 202). Orígenes escribió entonces a su padre una exhortación al martirio. Este martirio de su padre lo marcará profundamente. Habiéndose criado en la Iglesia de los mártires, su sencibilidad  religiosa no perderá nunca el sello de los tiempos heroicos. Confiscada la magnífica biblioteca y arruinada la familia, Orígenes se dedica a la enseñanza de gramática para sostener económicamente a su familia; luego, abandona su oficio para enseñar libremente la religión cristiana.
 
Ambiente cultural en el que vivió Orígenes
     Alejandría  era una de las áreas más importantes del Imperio romano. En el sentido cultural, puede decirse que era incluso más importante que Roma. En el aspecto religioso, estaban representados casi todos los cultos orientales. Era el centro judaico más importante de la Diáspora; un tercio de la población de Alejandría era judaica. En este ambiente se produjo la traducción al griego del Antiguo Testamento: la así llamada versión de los Setenta. En este ambiente estimulante surgió una experiencia de gran valor, hecha por Filón de Alejandría (13 a.C.-42 d.C.), bajo Calígula y Claudio, será el último exponente de una rica tradición judía. Esta experiencia consiste en interpretar la Sagrada Escritura a la luz de la filosofía griega. La experiencia de Filón será esencial para comprender la escuela cristiana de Alejandría y a los Padres de la Iglesia, especialmente a Orígenes. Filón trató de interpretar la Torá a la luz de la cultura griega. Con este objeto utilizará un instrumental exegético de características griegas. es la interpretación alegórica, que consiste esencialmente en procurar un significado más profundo que el proporcionado directamente por el texto. Se trata de ir más allá del sentido literal.
        Filón, para quien el judaísmo es fundamental, alegoriza, con el fin de hacer más aceptables  las prescripciones rituales judaicas. Todo su esfuerzo no logrará gran éxito entre sus compatriotas. Su trabajo queda, en gran parte, ignorado por los judíos. pero serán los cristianos los que asimilarán el método alegórico, que alcanzará su plena expansión con Clemente de Alejandría y Orígenes.
     Panteno (Siciliano), hacia el año 180 tenía un didascaleo, sin encargo eclesiástico donde enseñaba filosofía y Clemente de Alejandría eran considerados como maestros privados de la doctrina cristiana, al igual que Justino en Roma. Hacia el año 215 el obispo Demetrio (Obispo a partir del año 189)  encarga a Orígenes la dirección de una escuela catequética para catecúmenos. El método de enseñanza era el siguiente: cursos preparatorios (geometría, astronomía, lógica, dialéctica); pronto Orígenes dejó estos cursos a su discípulo Heraclas, dedicándose él a impartir sólo los cursos de perfeccionamiento: filosofía, ética, teología e interpretación de la Sagrada Escritura. A partir de la separación introducida por Orígenes entre dos niveles de enseñanza superior de doctrina cristiana, bajo el control directo de la autoridad religiosa local,  se puede hablar con seguridad de una Escuela de Alejandría.    Compaginaba la enseñanza con la asistencia a los cursos que impartía Ammonio Saccas, fundador del neoplatonismo. Sabía matemáticas, astronomía y música. y a pesar de su juventud adquirió pronto reputación de ser un capacitado maestro.  Anheló compartir la corona de martirio de su padre, pero le perdonaron la vida. La fama de Orígenes no tardó en difundirse por todas partes. De uno y otro lado lo llaman para dar instrucción, o bien como especialista en teología, para dirimir alguna controversia teológica.

        Por esa época se dejan sentir en la Iglesia de Alejandría algunas dificultades políticas. el saqueo de la ciudad, ordenado por Caracalla, obligó a Orígenes a refugiarse en Cesarea de Palestina. Allí los Obispos Teoctisto de Cesarea y Alejandro de Jerusalén lo reciben con todo cariño, y lo invitan a predicar en la Iglesia, aún cuando no había sido ordenado Sacerdote. Al saber lo ocurrido, el Obispo Demetrio condenó ese procedimiento y solicitó el retorno de Orígenes. Los felices tiempos de armonía entre ambos se volvieron cosas del pasado. La ruptura definitiva se produjo hacia el año 230, ruptura que trajo consigo la condenación de Orígenes.
 
Motivos de la condenación de Orígenes
       Durante la época alejandrina (203-231), Orígenes realizó varios viajes, gozando de gran prestigio: a Roma en el año 212 para ir a visitar a la cabeza de la Iglesia (conoce a Hipólito a quien oyó la homilía "sobre la alabanza de Nuestro Señor y Salvador"); a Arabia en el 215 para instruir al gobernador romano de esa provincia; a Antioquía en esa misma época mandado llamar por la madre del emperador Alejandro Severo (Julia Mamea).A Palestina, un viaje en 216 —época en que Caracalla saquea Alejandría— (en el que predica sin ser sacerdote con el descontento consiguiente de su obispo Demetrio) y otro en 230 en el que sus grandes amigos Alejandro de Jerusalén y Teoctisto de Cesarea de Palestina le ordenan sacerdote para poder predicar, lo cual motivó que Demetrio lo excomulgara, por no haber sido consultado y con el agravante de que en su juventud se había castrado siguiendo a la letra Mt 19,12. Dos concilios convocados sucesivamente y que reúnen obispos y sacerdotes de Egipto lo privarán del encargo de enseñanza en la escuela de Alejandría, lo declaran indigno del ministerio sacerdotal y lo expulsan de la comunidad.  El Obispo de Roma aprobó la condenación, la rechazaron los Obispos de Siria, Jerusalén y Antioquía. El 231 Orígenes salió de Alejandría y se traslada  definitivamente a Palestina (Cesarea) donde busca refugio junto a Teoctisto, en la Cesarea marítima
         En estas circunstancias, la autoridad y el prestigio de que gozaba Orígenes, no sólo en Egipto sino en todo el Oriente, sólo podían proyectar sombra sobre Demetrio, tanto más cuanto que la alta conciencia que Orígenes tenía de su actividad de doctor, lo hacía bastante libre en las confrontaciones con la jerarquía local. No es que asumiera una actitud de desobediencia, prueba de ello son las profesiones de obediencia que encontramos en sus escritos. Era un hombre de la Iglesia, pero demostraba gran libertad en lo referente a la Iglesia jerárquica. Orígenes esperaba el momento de su rehabilitación, cuando, pasados algunos meses murió Demetrio, y fue elegido Obispo de Alejandría su amigo Héraclas. Sin embargo, al ex-amigo y colega no debía serle muy agradable la presencia en Alejandría de una personalidad como la de Orígenes. Héraclas mantuvo la condenación.
        En Cesarea, Orígenes abre una nueva escuela y organiza una biblioteca, la más famosa de la antigüedad cristiana. Acerca del modo de enseñar de Orígenes, existe la llamada Carta de Gregorio el Taumaturgo : "Discurso de acción de gracias a Orígenes";  texto que constituye un testimonio directo sobre el método hermenéutico y sobre la teología de Orígenes e incluso sobre los sentimientos que ligaban a éste con sus discípulos; de su estima por el maestro es un ejemplo esta afirmación de Gregorio:  "Este hombre, Orígenes, pues, ha recibido de Dios el mejor regalo y la participación más grande del cielo: ser intérprete de la Palabra de Dios a los hombres, entender las cosas de Dios como si Dios mismo hablara, y enseñarlas a los hombres como si los hombres mismos la escucharan". Gregorio, después de haber estudiado en Cesarea durante cinco o seis años, bajo la dirección de Orígenes, le escribe esta carta de agradecimiento, la cual es interesante, porque describe el método de enseñanza de Orígenes. Los cursos propedéuticos consistían en la dialéctica, la matemática, la geometría, la astronomía, con particular insistencia en el estudio de la filosofía, abarcando todas las escuelas, a excepción de las que negaban la Providencia divina. En una segunda etapa se pasaba al estudio sistemático de la Sagrada Escritura. Orígenes acepta la teoría de Clemente y de Justino: la filosofía griega como propedéutica  a las enseñanzas de Cristo. 

        Orígenes era un hombre de gran coherencia. Eusebio le llama "Adamantius" (hombre de acero) por su fortaleza y vida mortificada. Practicaba un ayuno riguroso, dormía en el duro suelo, vivía una pobreza extrema. Tomaba a la letra, cayendo a veces en el exceso, algunos consejos del Evangelios (p. ej. Mt 19,12; no llevar dos túnicas y dos sandalias).   Fundó la escuela teológica de Cesarea de Palestina. Inició el estudio filológico de la Biblia: fue exégeta, y, como hermeneuta, desarrolló la interpretación bíblica según los tres "sentidos", llamados por él "somático" (literal),"psíquico" (tropológico), "neumático" (alegórico y anagógico). Escribió alrededor de dos mil obras, gran parte de las cuales se han perdido o han llegado a nosotros en la traducción latina de Rufino. Las que nos quedan muestran su gran talla como biblista, teólogo y místico. Aunque algunos de sus puntos de vista teológicos fueron rechazados oficialmente, sin embargo, se le consideró siempre como "doctor bíblico" ya que "había sabido interpretar la Escritura en sentido espiritual". San Jerónimo tradujo  del griego al latín algunas de las obras principales de Orígenes, granjeándose así el mérito de introducir en Occidente a su modelo exegético y abriendo a Orígenes el camino para ser "uno de los principales educadores del Medievo latino".
          La condenación  no tiene en vista la doctrina de Orígenes, pero sí su persona. Una prueba de que la doctrina de Orígenes no fue condenada en Alejandría, es que fue precisamente allí donde se conservó más fielmente su pensamiento, incluso después de su muerte. Su influencia, se extiende mucho más allá de las fronteras de Egipto. Pero es en Alejandría donde se enseñará  estrictamente su doctrina. Se puede decir que, con Orígenes, el cristianismo adquirió una visión universalista. El tenía un alma griega y cristiana, y por eso mismo integró toda la cultura griega en el cristianismo. Mejor aún, utilizó toda su formación griega para transmitir la doctrina cristiana.
          El Concilio de Constantinopla (543), por instigación de Justiniano I, condena varias proposiciones de Orígenes, ratificadas por la firma del papa. Sin embargo no se le puede considerar hereje pues todo lo que dijo, lo hizo como una opinión. En este sentido hay que tener en cuenta que sus sermones siempre eran sencillos y claros, no así los escritos especulativos que, en ocasiones, eran audaces.
 
Exégesis
       Para comprender la obra exegética de Orígenes conviene tener presente la distinción que existe entre los sentidos de la Escritura: Orígenes parte de que la Sagrada Escritura es palabra de Dios y funda toda la teología católica en el sentido somático o literal-histórico: puede ser propio o impropio (o metafórico). Se basa en las circunstancias históricas, costumbres, etc. sentido psíquico o moral y sentido espiritual, místico o alegórico. Se basa en la "figuras" o "tipos", y surge como fruto del estudio, oración personal y unión con Dios del exégeta, al relacionar pasajes de la Escritura entre sí.
      Los principios en los que se basa la exégesis de Orígenes son los siguientes: la Biblia es la Palabra de Dios viva; el Nuevo Testamento ilumina al Antiguo Testamento y el Antiguo Testamento descubre más luz en el Nuevo Testamento; el uso de la alegoría: relación entre el Nuevo Testamento y el Antiguo Testamento; todos los pasajes tienen sentido alegórico, no todos sentido literal; afirma la inspiración verbal de la Escritura.
 
Posee los siguientes tipos de escritos
         Escribió entre dos y seis mil tratados. Los títulos conocidos son unos 800. Tenía siete o más estenógrafos, varios copistas, varios calígrafos, etc. a su disposición. Para llevar a cabo toda esta obra contó con la ayuda económica de Ambrosio, un cristiano acaudalado.
         El deseo de lograr un texto bíblico seguro le llevó a componer las  Hexaplas  que, en sus columnas paralelas, ofrecían el texto original en caracteres hebreos, en transcripción griega, las versiones de Áquila, Símmaco, los Setenta y Teodoción. Las Exaplas constituyen una obra monumental de crítica textual en la que se contiene, dispuesto en seis columnas, el texto del Antiguo Testamento:
1ª col.: texto hebreo con caracteres hebreos
2ª col.: texto hebreo con caracteres griegos (para la pronunciación)
3ª col.: versión griega de Aquila (judío de la época de Adriano)
4ª col.: versión griega de Símaco (judío de la época de Septimio Severo)
5ª col.: versión griega de los LXX
6ª col.: versión griega de Teodoción (que vivió en Alejandría en el a. 180)
En la versión de los LXX añade algunos signos para señalar lo que se ha añadido (*) o los lugares donde hay lagunas ( ). San Jerónimo pudo consultar esta obra monumental en un ejemplar conservado en Cesarea. Actualmente quedan sólo algunos fragmentos:
 versión siriaca de la 5ª col., del siglo VI
 palimsesto de las col. 1ª, 2ª, 3ª, 4ª y 6ª de los Salmos
 citas en manuscritos griegos y obras de otros Padres
 Obras exegéticas
 Obras apologéticas (Contra Celso)
 Obras dogmáticas (Peri-Archon o "De Principiis")
 Escritos prácticos (De Orationes, Exhortación al martirio) Cartas
 
Obras exegéticas
 Las anotaciones: Son escritos que comprenden breves explicaciones de determinados pasajes de la Escritura, de textos particularmente difíciles o más interesantes. Se tiene conocimiento de anotaciones sobre el Éxodo, el Levítico, algunos Salmos, Isaías, el Eclesiástico, Juan. Desgraciadamente, ninguna de ellas llegó hasta nosotros. Es verdad que gran parte de este material fue asimilado por escritores posteriores y condensado en las catenae (agrupaciones de comentarios bizantinos a la escritura).
Homilías (tractatus): Explicaciones de algún pasaje hechas en reuniones litúrgicas para edificación del pueblo, con una fuerte carga de espiritualidad y misticismo (han llegado 20 fragmentos en griego, 200 en versiones latinas y 388 en otras versiones). Las homilías entran en la actividad sacerdotal desarrollada por  Orígenes en Cesarea, donde predicaba con frecuencia. Llega a comentar, más o menos sistemáticamente, casi todos los libros de la Escritura. En el texto griego tenemos veinte homilías sobre Jeremías, y una sobre 1º Sm. 28,3 y ss; más algunos fragmentos sobre Lucas y Mateo. Sin embargo, existe mucho material en latín, gracias a las traducciones hechas por Jerónimo y Rufino. En la traducción latina de Rufino existen dieciséis homilías sobre el Génesis; trece sobre el Exodo; dieciséis sobre el Levítico; veintiséis sobre los Números; veinticinco sobre Josué; nueve sobre los Jueces, y nueve sobre los Salmos 36, 37 y 38. Jerónimo nos transmitió la traducción latina de una homilía sobre 1º Sm 1-2 y varios fragmentos.
Comentarios (Volumina): Exégesis científica, con interpretación mística más que literal. Los comentarios constituyen la obra de mayor esfuerzo de Orígenes; reflejan su enseñanza escolástica. están más desarrollados que las homilías. De los comentarios se salvaron en griego los comentarios a san Mateo y a san Juan; en latín, los primeros cuatro libros del comentario al Cantar de los cantares. En latín se ha conservado hasta ahora una buena parte del comentario a los Romanos. Es una pena que se haya perdido el comentario de Orígenes sobre los tres primeros capítulos del Génesis. Estos capítulos tuvieron gran importancia entre los Padres por su antropología, cristología y doctrina trinitaria.

        Para Orígenes, el sentido literal o la letra es como un recipiente que conserva lo esencial al texto bíblico. Es el cuerpo de la Escritura. Se hace preciso llegar al alma. También establece un paralelo entre la Sagrada Escritura y Cristo. La letra del texto escriturístico es el Cuerpo de Cristo. El sentido espiritual es el Logos. Por consiguiente, la Escritura, en cuanto Palabra divina, es Revelación de Cristo. En esta forma, Cristo es sujeto y objeto de la Revelación, es quien revela y es revelado. La letra del texto constituye, como el cuerpo humano asumido en la encarnación, la envoltura que encierra en sí al Logos divino.
       Filón de Alejandría ya había dejado entrever esta idea. Orígenes es un convencido de que la Escritura es el único testimonio de la liberación del hombre. Sirviendo a los hombres, es capaz de conducirlos a su integridad. Cada parte del hombre puede recibir algo de la Escritura, puede encontrar lo que le corresponde en el texto bíblico.
         Con Orígenes se da comienzo a un estudio, denominado científico, de la Sagrada Escritura. Por esta razón, a Orígenes se los considera el fundador de una ciencia: la exégesis.
De principiis: Es el más importante de sus escritos. Fecha de composición: 200 a 230. Es el primer tratado especulativo sistemático del dogma.
 Está dividido en cuatro partes:
 Dios y los ángeles,
 El mundo y el hombre,
 La redención, el fin del mundo y la libertad,
 La interpretación de las S.E.
 Tiene algunos errores que dieron luego lugar a las controversias origenistas.  Sin embargo tuvo mucha influencia en la teología posterior.
Contra Celsum:  Es una apología escrita hacia el año 246, crítica del "Discurso verdadero" de Celso" (año 178).
 De oratione: Escrita entre el 233 y 234. Dividida en dos partes:
 Estudio general, Comentario del Padre nuestro. Es una joya llena de piedad y, a la vez, un tratado científico.
 Exhortación al martirio: Escrita en el 235.
 Cartas: Escribió muchísimas. Sólo se conservan dos: a Gregorio el Taumaturgo,
 a Julio el Africano, en la que defiende la canonicidad de algunos libros del A.T.
 
Final de la vida de Orígenes
 En tiempos de la persecución de Decio (249-250), Orígenes, ya avanzado en edad, fue llevado a prisión y sometido a varios suplicios, en una vana tentativa por debilitar su resistencia, sin llegar a privarlo de la vida.  En esta ocasión Diógenes, discípulo de Orígenes, era  el obispo de Alejandría y se cree que lo reconcilia con su Iglesia madre.  Orígenes murió a la edad de 69 años, bajo el imperio de Galo. Eusebio no menciona el lugar de su muerte. Algunos autores mencionan que Orígenes  muere a causa de los tormentos en Tiro (253), sin que se sepa el motivo de su estancia en esa ciudad.
 
Testimonio de S. Gregorio, el Taumaturgo
     "Este hombre, pues, ha recibido de Dios el mejor regalo y la participación más grande del cielo; ser intérprete de la palabra de Dios a los hombres; entender las cosas de Dios como si Dios mismo hablara, y enseñarlas a los hombres como si los hombres mismos las escucharan. Por tanto, nada era para nosotros ni secreto ni inaccesible; al contrario, nos era posible aprender toda doctrina extranjera o griega, mística o política, divina o humana. Al mismo tiempo, con absoluta confianza, lo recorríamos todo, todo lo investigábamos, disfrutábamos de todos los bienes del alma, y nos saciábamos. Bien se tratara de algo denominado con otro nombre, encontrábamos en él mismo la maravillosa y completa preparación, y la posibilidad de contemplar las cosas más bella. Resumiendo, él era para nosotros un verdadero paraíso, semejante al gran paraíso de Dios, en el que no teníamos que cultivar la tierra de arriba a abajo, ni alimentar nuestros cuerpos para estar fuertes; sino sólo acrecentar las excelencias del alma, y nosotros mismos, plantados cual árboles sazonados o injertados para nosotros por el Autor del universo, estábamos alegres y éramos dichosos.
 
Testimonio de Orígenes
"Dios me es testigo de que yo he visto muchas veces al Esposo acercarse a mí y estar conmigo. Pero de improviso se alejaba y no conseguía volverá encontrar a quien buscaba. Sin embargo, continuaba deseando su venida, y él a veces retornaba. Y cuando ya lo tenía, una vez más se ocultaba. Entonces me ponía a buscarlo de nuevo esto continuará sucediéndome mientras no  posea a mi amado".
 
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A CRISTO CRUCIFICADO
 
No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
 
Tú me mueves, Señor; muéveme el verte
clavado en una Cruz y escarnecido;
muéveme el ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.
 
Muéveme, al fin, tu amor, y en tal manera
que, aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y, aunque no hubiera infierno, te temiera.
 
No me tienes que dar porque te quiera;
pues, aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.
 
Amén.
 
Atribuido a Miguel de Guevara, siglo XVI.
Atribuído a Teresa de Jesús de Ávila
Con certeza, se desconoce el autor.
 
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Es deber indeclinable de la Iglesia iluminar las realidades temporales con la luz del Evangelio y abogar para que sus hijos (es decir, todos y cada uno de los bautizados) tenga la oportunidad de conocer cuál es la opinión de la misma sobre determinadas materias. Asimismo es deber de la Iglesia ayudar a que los católicos tengan la posibilidad de vivir en una sociedad donde esos valores sean respetados y favorecidos recurriendo a los medios lícitos a los que cualquier ciudadano puede apelar y abogando para que esos valores sean tenidos en consideración por las leyes estatales. No parecería justo negarle a la Iglesia la posibilidad de expresarse libremente cuando todas las otras confesiones e instituciones –aún las civiles- que componen la sociedad lo pueden hacer. 
Por supuesto que nada de esto quita ni busca quitar la libertad que en definitiva tiene cada persona a la hora de decidir, sino sólo ilustrar y guiar hacia lo que se ve que es un bien a ser respetado por todos.
 
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"Los templos semivacíos, los sagrarios solitarios y las misas menospreciadas, son la más cruda denuncia del enfriamiento de nuestra fe y del poco vigor religioso de nuestro cristianismo".
 
Crisis ecológica y crisis moral - La crisis ecológica contemporánea es un aspecto preocupante de una más profunda crisis moral y es efecto de una equivocada concepción de un desarrollo desmedido que no tiene en cuenta el ambiente natural, sus límites, sus leyes y su armonía, especialmente en cuanto se refiere al uso-abuso del progreso científico-tecnológico. La tierra sufre a causa del egoísmo del hombre.
 


Por venir a visitarnos, os agradecemos.-
Benedicto PP XVI: 2008.I.01 ‘Día mundial de la paz’ como cada primero de enero. Familia humana: comunidad de paz’ lema 01 enero para el 2008. 40 aniversario de la celebración de la primera Jornada Mundial de la Paz (1968-2008) ‘la celebración de esta Jornada, fruto de una intuición providencial del Papa Pablo VI’.-
Anno Domini 2008 - Mane nobiscum, Domine! ¡Quédate con nosotros, Señor!.
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¿Por qué repetimos y recomendamos algunos libros? - No responde esta habitual insistencia a ningún imperativo ni legal, ni moral, ni de compromiso alguno. El único compromiso es el del servicio a la conformación de una cultura católica que hoy es más necesaria que nunca.
‘MAESTRO DE LOS PUEBLOS’ - Una teología de Pablo, el Apóstol.
Jordi Sánchez Bosch - Verbo Divino - 735 páginas - 2008
2º ´Los ojos de María´, de Vittorio Messori y Rino Cammilleri - Es 1796: tropas napoleónicas van hacia Roma; hay milagros de estatuas que lloran. Messori investiga estos milagros. – Editorial ‘Styria’ -  251 páginas – Esp.
3º ‘Jesús de Nazaret’ – ‘Benedicto XVI’. 2007;al siglo: Joseph Cardenal Ratzinger
4º ‘El Libro negro de las nuevas persecuciones anticristianas’, Thomás Grimaux es el autor - Favre, 160 páginas. Valeurs Actuelles, 2008 -. Todo un acierto.
Recomendamos vivamente: LA LEYENDA NEGRA, de PHILIP W. POWELL (1913-1987), publica la editorial Áltera en su colección ‘Los Grandes Engaños Históricos’. 2008 – Como también:
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