viernes, 25 de octubre de 2013

El hacha

        
Nuestra vida en el Desierto también está plagada de pequeñas labores cotidianas. Además de a una vida de oración y estudio, también dedicamos parte de nuestro tiempo a trabajos manuales. Uno de ellos aparece reflejado en esta fotografía. Con este hacha realizamos una de las labores del monasterio: el corte de la leña para las estufas que alimentan las chimeneas de nuestras ermitas. Sin ella, el invierno sería demasiado duro.
Es un placer subir por entre los riscos del valle y contemplar allá abajo pequeñas columnas de humo que salen de los tejados de alguna de las ermitas. Nos recuerdan que dentro hay vida, y vida entregada, que trata de hacerse como ese humo, elevarse hacia arriba y ser llevado por el viento del Espíritu hacia donde éste quisiere soplar.

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