miércoles, 2 de octubre de 2013

Alfredo Pellicer Muñoz, Beato


Mártir, 4 Octubre
 
Alfredo Pellicer Muñoz, Beato
Alfredo Pellicer Muñoz, Beato

Nació en Bellreguart, provincia Valencia, el 10 de abril de 1914, y lo bautizaron el día 14, imponiéndole el nombre de Jaime. Aprendió las primeras letras en las escuelas nacionales de su pueblo, hasta que, a los once años, ingresó en el Seminario menor franciscano de Benissa (Alicante), donde cursó los estudios del bachillerato.

A los 16 años marchó al monasterio de Santo Espíritu del Monte (Gilet-Valencia), donde tomó el hábito franciscano el 25 de agosto de 1930, cambiando el nombre de pila por el de Alfredo. Pasó luego al convento-colegio de Onteniente, también casa de formación franciscana, y allí estudió la filosofía y un curso de teología, haciendo la Profesión solemne en la fecha ya crítica del 5 de julio de 1936.

Dada su corta edad (22 años en el momento de dar la vida) y su condición de estudiante, fray Alfredo no pudo ser conocido sino por sus familiares y sus hermanos en religión, particularmente sus condiscípulos. Estos testigos recuerdan que era de carácter alegre, simpático, cordial y festivo, optimista y buen compañero, respetuoso con los demás. Se distinguió por la firmeza en la fe y en su vocación franciscana.

Cuando estalló la guerra civil española y se agravó la persecución religiosa el 18 de julio de 1936, fray Alfredo Pellicer se encontraba en el convento-colegio de Onteniente. Tres días después los religiosos de esta comunidad se vieron forzados a dispersarse. Fray Alfredo, estudiante de teología, que acababa de hacer la profesión solemne, se refugió en casa de sus padres en Bellreguart, donde vivió algún tiempo con relativa tranquilidad. Los suyos le propusieron estudiar magisterio, pero Fr. Alfredo rechazó esta propuesta, porque deseaba perseverar en su vocación franciscana.

El día 4 de octubre de ese año de 1936 fue detenido y asesinado. Fue conducido, después de la detención, al Comité; allí le hicieron halagüeñas proposiciones si renegaba de la fe, lo que fray Alfredo rechazó siempre con firmeza.

La consumación del martirio tuvo lugar el mismo día 4 de octubre de 1936, hacia las tres de la tarde, en el lugar llamado «La Pedrera», a unos tres kilómetros de Gandía, en dirección a Valencia, cuando tenía 22 años de edad, 6 de hábito franciscano y tan sólo tres meses de profesión solemne.

Es uno de los 232 mártires de españa beatificados por Su Santidad Juan Pablo II el 11 de marzo de 2001.




Beato Alfredo Pellicer Muñoz, religioso y mártir
fecha: 4 de octubre
n.: 1914 - †: 1936
canonización: B: Juan Pablo II 11 mar 2001
hagiografía: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003
En el lugar de Bellreguart, de nuevo en la región valenciana, beato Alfredo Pellicer Muñoz, religioso de la Orden de los Hermanos Menores y mártir, a quien, en la misma persecución, la fe en Cristo lo confirmó hasta alcanzar la palma de la victoria.

Jaime Pellicer Muñoz nació en Bellreguart, en la provincia de Valencia, el 10 de abril de 1914 en el seno de una familia muy cristiana. Tras estudiar en la escuela nacional ingresó en el seminario menor franciscano de Benisa (Alicante), donde estudió el bachillerato. A los 16 años, el 25 de agosto de 1930, tomó el hábito franciscano en el convento del Santo Espíritu del Monte, en Gilet, tomando el nombre de fray Alfredo. Estaba haciendo el noviciado cuando se proclamó la República, con los consiguientes problemas para la Iglesia, y los franciscanos decidieron en mayo suspender el noviciado y enviar a los novicios a sus casas, pero un mes más tarde se reanudaba en dos diferentes sitios. El joven fray Alfredo lo hizo en Pego (Alicante). Allí hizo la primera profesión religiosa el 27 de septiembre de 1931. Se fue luego a Onteniente y estudió filosofía y un curso de teología, haciendo la profesión solemne el 5 de julio de 1936. De carácter alegre y abierto, religioso humilde y caritativo, todos esperaban de él que fuera un buen sacerdote.

Llegada la revolución de 1936, los religiosos de Onteniente fueron obligados a dejar el convento y fray Alfredo se marchó a su pueblo con su familia. Aquí estuvo con serenidad y buen ánimo, previendo y aceptando el posible martirio, y negándose a abandonar su vocación franciscana. El 4 de octubre, día de san Francisco, estaban todos sus familiares reunidos para comer, cuando llegaron los milicianos, que entraron preguntando quién era el fraile. Antes de que sus hermanos pudieran intentar defenderlo, él se presentó y se identificó. Consoló a su familia y se fue con los milicianos, que lo llevaron a La Pedrera de Gandía y lo fusilaron. Fue beatificado el 11 de marzo de 2001 por el papa Juan Pablo II.
fuente: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003

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