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Gregorio de Elvira o de Illiberis |
Obispo
Martirologio Romano: En Illiberis (o Elvira, hoy Granada), en la
Hispania Bética, san Gregorio, obispo, cuyo libro Sobre la Fe
fue alabado por san Jerónimo (s. IV).
Etimológicamente: Gregorio = Aquel
que esta siempre preparado, es de origen griego.
Padre de la Iglesia hispanorromano.
Fue un prelado español
del siglo IV. Este santo, llamado también Gregorio Bético, es
citado con elogio por Eusebio Vercelense, san Jerónimo y otros,
los cuales dicen que se había enfrentado a Osio por
haber comunicado con Alsacio, Ursacio y Valente de lo cual
se puede inferir que ya era obispo de Ilíberis antes
del año 347.
Entre sus obras destacan un tratado sobre la
fe, otro sobre el Cantar de los cantares, y sobre
el arca de Noé. Usa un lenguaje sencillo, se esmera
en preparar sus sermones, hallar un sentido espiritual. Predicar es
un deber, un acto de caridad. Tiene una gran preocupación
por preservar la fe del error. Casi todos los sermones
explican textos del Antiguo Testamento, le dedica mayor atención porque
presenta mayor dificultad. Otra razón es que en el Evangelio
no aparece nada que no aparezca en el Antiguo Testamento,
en la ley y en los profetas. La sombra no
existe sin el cuerpo, tampoco Cristo sin la Ley, ni
esta sin Cristo.
En "De doctrina cristiana" habla de los sentidos
de la Escritura. En Sobre la catequesis de los principiantes
sobre la enseñanza de la fe. La Sagrada Escritura a
veces es oscura, hay que clarificarla en la exposición. Considera
importante que el predicador viva lo que dice, sea orante
antes que parlante. A la personalidad de San Agustín nos
podemos acercar por sus sermones.
San Agustín dice que el efecto
de la predicación sería nulo si Cristo no estuviese en
el corazón de los oyentes. El que instruye es Cristo,
su Espíritu. Debemos crear la posibilidad para que Cristo instruya,
de ese crecimiento. El secreto del buen catequista es predicar
con alegría. Es mejor hablar a Dios de ellos, que
a ellos de Dios, en caso que no les entiendan.
Dios ama al que da con alegría.
La santidad de Gregorio
goza de una devoción antiquísima, ya que su nomnbre se
ve en varios martirologios, honrándose su memoria en España desde
el siglo VII como consta de San Isidoro, que le
llama Santo. No se sabe con certeza el año de
su muerte pero se cree que aún vivía en 392
y que llegó hasta la última senectud.
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