domingo, 1 de abril de 2012

Carlos I de Habsburgo, Beato


Laico, 1 de abril
Carlos I de Habsburgo, Beato
Carlos I de Habsburgo, Beato

Emperador

Fecha de beatificación: 3 de octubre de 2004 por el Papa Juan Pablo II.
Carlos de Austria nació el 17 de agosto de 1887 en el Castillo de Persenbeug, en la región del Austria Inferior. Sus padres eran el archiduque Otto y la Princesa María Josefina de Sajonia, hija del último rey de Sajonia. El emperador José I era el tío abuelo de Carlos.

Carlos recibió una educación expresamente católica y desde su niñez fue acompañado con la oración por un grupo de personas, porque una religiosa estigmatizada le había profetizado grandes sufrimientos y ataques contra él. De aquí surgió, tras la muerte de Carlos, la «Liga de oración del emperador Carlos por la paz de los pueblos», que en 1963 se convertirá en una comunidad de oración reconocida en la Iglesia.

Muy pronto creció en Carlos un gran amor por la Santa Eucaristía y por el Corazón de Jesús. Todas las decisiones importantes provenían de la oración.

El 21 de octubre de 1911 se casó con la princesa Zita de Borbón-Parma. Durante los diez años de vida matrimonial feliz y ejemplar la pareja recibió el don de ocho hijos. En el lecho de muerte, Carlos decía aún a Zita: «!Te quiero sin fin»!

El 28 de junio de 1914, tras el asesinato del archiduque Francisco Fernando, heredero al trono, en un atentado, Carlos se convierte en el heredero al trono del Imperio Austro-Húngaro.

Mientras se encarnizaba la primera Guerra Mundial, con la muerte del emperador Francisco José, el 21 de noviembre de 1916, Carlos se convierte en emperador de Austria. El 30 de diciembre es coronado Rey apostólico de Hungría.

Este deber Carlos lo concibe, también, como un camino para seguir a Cristo: en el amor por los pueblos a él confiados, en el cuidado por su bien y en la donación de su vida por ellos.

El deber más sagrado de un rey - el compromiso por la paz - Carlos lo puso al centro de sus preocupaciones a lo largo de la terrible guerra. Fue el único, entre los responsables políticos, que apoyó los esfuerzos por la paz de Benedicto XV.

Por lo que respecta a la política interior, incluso en tiempos extremadamente difíciles, abordó una amplia y ejemplar legislación social, inspirada en la enseñanza social cristiana.

Su comportamiento hizo posible al final del conflicto una transición a un nuevo orden sin guerra civil. A pesar de ello fue desterrado de su patria.

Por deseo del Papa, que temía el establecimiento del poder comunista en Centroeuropa, Carlos intentó restablecer su autoridad de gobierno en Hungría. Pero dos intentos fracasaron, porque él quería en cualquier caso evitar el estallido de una guerra civil.

Carlos fue enviado al exilio en la Isla de Madeira (Portugal). Como él consideraba su misión como un mandato de Dios, no pudo abdicar de su cargo.

Sumergido en la pobreza, vivió con su familia en una casa bastante húmeda. A causa de ello se enfermó de muerte y aceptó la enfermedad como un sacrificio por la paz y la unidad de sus pueblos.

Carlos soportó su sufrimiento sin lamento, perdonó a todos los que no le habían ayudado y murió el 1 de abril de 1922 con la mirada dirigida al Santísimo Sacramento. Como él mismo recordó todavía en el lecho de muerte, el lema de su vida fue: «Todo mi compromiso es siempre, en todas las cosas, conocer lo más claramente posible y seguir la voluntad de Dios, y esto en el modo más perfecto».

Reproducido con autorización de Vatican.va

Si conoce información relevante para la canonización del Beato Carlos, contacte a:
Gebetsliga Kaiser Karl für den Frieden der Welt
Domplatz 1
A-3100 St. Pölten, AUSTRIA

NOTA: En algunos santorales se lo menicona el día 21 de octubre, pero consideramos que lo correcto es celebrar el día de su ingrreso a la casa del Padre.
ACTUALIZACIÓN

El beato Carlos de Habsburgo, último emperador del Imperio Austro-Húngaro, podría ser canonizado por un supuesto milagro obrado por su intercesión. Una mujer bautista de Florida afirma haber sido curada del cáncer de mama que padecía.

La mujer, de la localidad de Kissimmee en Florida, recibió de una amiga una estampa del beato, cuya vida conoció durante un viaje a Europa.

Según informó el periódico Orlando Sentinel, los médicos y el tribunal de la Diócesis de Orlando están de acuerdo en que aparentemente no hay explicación médica para la recuperación de la mujer, cuya identidad se mantienen en reserva.

Para el Obispo de Orlando, Mons. Thomas Wenski, "es un honor para nuestra diócesis ser parte de algo que es más grande que nosotros".


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