Miles de fieles de toda Italia acudieron, el pasado 24 de abril de 2008, a San Giovanni Rotondo (sur de Italia) para rezar ante los restos mortales del Padre Pío, que han sido exhumados y expuestos con ocasión del 40 aniversario de su muerte. Más de 750.000 devotos, principalmente italianos, ya han presentado su petición para venerar el cuerpo, que permanecerá expuesto durante un año, según informaron los frailes franciscanos que se encargan de custodiarlo.
La jornada empezó con una misa solemne en el convento de Santa Maria delle Grazie que fue presidida por el cardenal y prefecto de la Congregación vaticana para las Causas de los Santos, José Saraiva Martins, y en la que participaron unos 15.000 fieles.
Durante la homilía, Saraiva Martins definió al santo como un ´apóstol de nuestro tiempo´, asegurando que ´esto que nosotros vemos es un cuerpo muerto´ pero que ´asomándonos desde este lugar al misterio de la muerte´ se comprende que ´lo que vemos aquí no es el todo de la existencia humana´. ´Este cuerpo está aquí pero Padre Pío no es sólo un cadáver´ sino que él, ´que vivió en plena unión con Jesús crucificado, vive ahora en definitiva comunión con Jesucristo resucitado´, explicó.
El representante vaticano también destacó que las ´reliquias´ del santo devuelven a la memoria ´todo el bien que hizo entre nosotros a través de ese cuerpo´ y ´nos invitan a renovar la fe en el futuro y en la resurrección de nuestra carne´.
LOS RESTOS DEL PADRE PÍO
Los restos están expuestos dentro de una urna de cristal en la cripta del convento. Tras la exhumación del cadáver se comprobó que el cráneo estaba parcialmente descompuesto, por lo que los franciscanos han colocado encima de esta parte una máscara de silicona para taparla. Sobre el cuerpo, el hábito monacal capuchino, que ha sido realizado por las monjas clarisas de San Giovanni Rotondo.
El cuerpo de San Padre Pío fue exhumado a principios de marzo y posteriormente sometido a un ´reconocimiento canónico´. A pesar de la descomposición parcial, los restos todavía conservan el pelo y la barba.
Más tarde, el arzobispo de San Giovanni Rotondo y delegado de la Santa Sede para el santuario y las obras del Padre Pío, Domenico D’Ambrosio, confirmó el buen estado de los restos.
“Se veía claramente la barba, la parte superior del cráneo, las rodillas, el mentón perfecto y el resto del cuerpo bien conservado”, señaló monseñor D’Ambrosio, quien destacó que las manos y las uñas estaban “con permiso del Padre Pío, como si se hubiera hecho la manicura”.
D’Ambrosio precisó que no había “señal algunas de los estigmas”, que se le aparecieron por vez primera al Padre Pío a finales de 1911 en las manos y pies y se mantuvieron a lo largo de toda su vida.
El sayo con el que ha sido vestido fue confeccionado por las monjas clarisas de clausura de San Giovanni Rotondo, aunque los guantes son los mismos que llevaba el Padre Pío y usaba para cubrir los estigmas en las palmas de las manos.
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