sábado, 29 de octubre de 2011

NO IMPORTA, DIOS LO HARA


Nosotros también somos sus discípulos, los discípulos del siglo XXI con otros problemas, y tenemos dos opciones. Estresarnos pensando como salir de un problema, o decir: “Mi papa sabe mis problemas, yo haré mi parte, pero el solucionará todo. ¿Cómo saldré de este problema? Dios me sacara, Dios lo hará.



Yo me imagino que esta fue una semana en la vida de un discípulo de Jesús. ¡Que difícil había sido eso!, o que fácil había resultado, si lo vemos como lo ve Dios. No se porque siempre hago preguntas en mis artículos, pero aquí va otra ¿Te has preguntado alguna vez por que Jesús es tan extremista? La palabra extremista es fuerte, pero sincera. ¿Alguna vez en medio de tus problemas no te has dicho: Como espera Dios que salga de esta dificultad tan grande?
Esta al parecer es una semana de entrenamiento muy duro para los discípulos. Para Pedro, Juan, Andrés, Judas, y los otros seguidores de Jesús.

Día lunes, Jesús les manda a los discípulos a evangelizar, y ha expulsar demonios. PERO ESTA VEZ IRAN SOLOS, SIN EL. Seguramente ellos se preguntaban, “uy y ahora que diremos? ¿de que manera se evangeliza? ¿Cuál es el mensaje exacto?... algunos otros estaban con el temor de no haber aprendido de memoria los versículos que Jesús mencionaba en sus predicas, ¿Y si no nos escuchan? ¿Y si se burlan de nosotros? ¿Jesús, seguro que no vendrás con nosotros?. Y lo peor de todo ¿alguien sabe como se expulsa un demonio?. Jesús siempre lo hizo, ¿como lo haremos nosotros, cual es la frase exacta para expulsar uno?

Las preguntas de los discípulos pasarán a segundo plano cuando Jesús los sorprenderá diciendo: “No llevaran nada para el camino. No llevarán comida o provisiones para el viaje, ni mucho menos dinero. Ah y solo llevarán una túnica, no dos, solo una”.

¡Esto ya es el colmo!, como es que Jesús el hombre más sabio del mundo va a decir eso; cuando en el mundo no se puede vivir sin dinero o ropa ni mucho menos sin comida. ¿Qué quiere Jesús?, ¿que caminemos en fe?! - ESO MISMO.

Los discípulos con miles de preguntas en la mente y comentarios infiltrados partieron. No se como lo habrán pasado exactamente, pero en esa semana aprendieron admirablemente a vivir sin llevar una sola moneda, aprendieron que Dios es el que provee las necesidades.

Pasaban el día entero descubriendo que Jesús estaba con ellos, tal vez su cuerpo no estaba ahí, pero el seguía ahí, hablaban con autoridad, temblaron de sorpresa cuando de sus manos la gente se sanaba y sucedían los milagros. Se maravillaron al ver que los demonios se rendían ante el nombre de Jesús y les suplicaban que no les hicieran daño.

Evangelizar había sido más fácil de lo que ellos creyeron, era sumamente fácil cuando descubrieron que alguien dentro de sus corazones hablaba y ellos solo movían sus labios, ¡y el mensaje fluía! Era fácil expulsar demonios y sanar a los enfermos, cuando se dieron cuenta que no era por su simple poder mortal, sino por la autoridad del nombre de Jesús.

Llegaba la noche y ellos aprendieron que el dinero no lo era todo, que Dios día a día les mandaba comida y abrigo, ya sea por medio de personas que les daban de comer y una cama para dormir, o la facilidad que Dios les daba para casar y cocinar un buen conejo a la barbacoa. Fueron los primeros hombres que impusieron la famosa frase “Dios proveerá”.

Al volver, se encontraron con Jesús saltando de alegría. Alabaron a Dios por todo lo que había hecho. Y luego, mientras contaban los pormenores de la campaña evangelistica en la mesa, uno de ellos dijo: “Gracias a este viaje, he aprendido que no importa el examen que tu nos pongas, la formula es creer que Dios lo hará todo”. Jesús sonrió y pensó que era hora de poner esa lección a prueba. Después de ese desayuno Jesús les invito a dar su “clase magistral” en el monte.

Jesús estuvo predicando y sanando todo el día en el monte, y vaya que Jesús era un buen orador, porque la gente no quería irse por nada en este mundo de aquella conferencia. Ya era muy tarde, y nadie había comido. Aquel discípulo que hablo con emoción en la mesa se acerco a Jesús y le sugirió que despida a la gente pues ya era tarde y no habían comido nada. Jesús lo miro a los ojos, sonrió y le dijo… “¿por que mejor ustedes no les dan de comer?” Otro discípulo que estaba cerca sobresaltado respondió:

- ¡¿Quieres que alimentemos a toda esta gente?!, son miles, así hubiera una tienda por aquí es imposible comprar tanto pan para tantos, no nos alcanzaría ni el salario de 200 días para pagar esto.

Jesús los estaba poniendo nuevamente a prueba, sus amigos supuestamente han aprendido a vivir en fe, uno de ellos dio el principio: No importa el problema Dios lo solucionara. Era el momento preciso para aplicar esta lección. Pero los discípulos seguían muy nerviosos, algo estresados de tanto pensar como salir de este examen. Tomaron el camino difícil de la fe: Salir de un problema con tus fuerzas. Pero Jesús pacientemente les enseñaría de nuevo el principio: “¿Crees en mi? Yo lo haré, pero necesito que confíes en mi con todas tus fuerzas y me des lo poco que tienes que yo lo multiplicare”.

- ¿Tienen al menos algo de comida?

- Creo que tenemos unos cuantos panes y peces, cinco panes… y 2 peces creo…

- Suficiente, cuando ustedes estén en una prueba mas grande que sus fuerzas recuerden que Dios les dará esas fuerzas que hagan falta.

Y fue así que Jesús multiplico los panes y peces, de esta manera alimento a miles de personas.

Pero ellos debían aprobar el examen, así que la prueba volvería:

En la noche Jesús hizo que sus discípulos subieran a una barca para que cruzaran el lago antes que el mientras el se quedaba despidiendo a la gente, y cuando ya había despedido a todos se quedo orando en el monte.

Los discípulos estaban en la barca cuando de pronto se desato una fuerte tormenta, muchos de ellos eran pescadores y recordaron las leyendas de los marineros, leyendas de moustros marinos y de la visita de fantasmas en medio de la noche. Todos se desesperaron y remaron con todas sus fuerzas, pero el viento estaba en contra. ESTABAN EN UNA GRAN PROBLEMA.

¿La solución? Ellos sabían cual era la solución, conocían el principio. “Dios lo hará”, pero los problemas eran tan grandes que las predicas de Jesús se habían quedado en el monte.

Jesús apareció caminando sobre el agua y el miedo aumento… ¡un fantasma! Dijo uno de ellos, (me causa risa este pasaje). Pero cuando uno esta en medio de grandes problemas ninguno de nosotros tendrá ganas de reír, el único que quizás lo haga sea Jesús desde el cielo al ver nuestra preocupación y el principio que hoy aprendimos y que siempre lo olvidamos. NO IMPORTA LA PRUEBA, TRANQUILO, DIOS LO SOLUCIONARA.

Jesús calmo la tormenta en el mar y en los corazones de sus amigos. Y todo termino como siempre… con un final feliz.

Nosotros también somos sus discípulos, los discípulos del siglo XXI con otros problemas, y tenemos dos opciones. Estresarnos pensando como salir de un problema, o decir: “Mi papa sabe mis problemas, yo haré mi parte, pero el solucionara todo. ¿Cómo saldré de este problema? Dios me sacara, Dios lo hará.

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