(agradecemos la foto de la colección personal del R.P. Andrés del C.J.)
Junto al cuerpo incorrupto del Santo Padre Pio hay una placa de mármol que reza:
“Sucederá en vosotros el milagro que ha sucedido en el Padre Pío.
¡Mirad que fama ha obtenido! ¡Qué clientela mundial a reunido entorno a él! ¿Tal vez porque era un filósofo? ¿Porque era un sabio? ¿Porque tenía medios a su disposición?
Porque decía la Misa humildemente, confesaba de la mañana a la noche, y era, difícil de decir, representante, estampado, de los estigmas de Nuestro Señor.
Era hombre de oración y de sufrimiento.”
SS Paolo VI – Roma, febrero 1971
Y en otro sector de la Iglesia, también cercano a su cuerpo, otra placa:
“Presencia del Padre Pío”
Por 52 años, en esta capilla y convento, el Padre Pío celebró la Misa, confesó, aconsejó, consoló, guió, exhortó, reprendió con celo apostólico, oró, sufrió y se consumió gritando como San Francisco “no años, sino almas, por María a Jesús, todos en el Paraíso”.
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