viernes, 28 de octubre de 2011

Iniciativas de oración



A veces las cosas más pequeñas y sencillas son las que funcionan y hasta tienen éxito inesperado. No se trata de inventar y sobrecargar las agendas cayendo en un activismo estéril. Mal resultado ha dado éste en la Iglesia. Pero sí se trata de ofrecer lo necesario para elevar el tono espiritual y cristiano en las parroquias; cuando en el nivel espiritual se exige más en el seguimiento de Cristo, sorprendentemente, la respuesta es generosa y audaz; pero si nada se ofrece, cayendo en el buenismo, se termina entregado a la tibieza.

Un buen sacerdote. Muy bueno, intelectualmente capacitadísimo, es pastor y párroco en un pueblo muy perdido, en plena sierra, con 5000 habitantes. Se cuestiona acrecentar la vida espiritual de sus fieles. ¿Cómo? Poco a poco le va dando forma en su cabeza. Debe ser algo sencillo. Además de las Vísperas con el Santísimo expuesto los domingos por la tarde, piensa que puede ser útil una oración ante el Sagrario. Piensa en el sábado por la mañana de 9.30 a 10 h., para ir caldeando los ánimos para el domingo. Las religiosas de vida activa lo desaniman: “no va venir nadie”, “es muy temprano”, etc... Y, ¡oh sorpresa!, poco a poco van acudiendo de 30 a 50 personas todos los sábados. Método: lectura del Evangelio, relectura personal luego, un brevísimo comentario, un cuarto de hora en silencio ante el Señor; algunos días tomando un salmo y conectándolo con la experiencia creyente que cada salmo refleja. Salieron entusiasmados al descubrir el impacto vital de los salmos en su oración, en su vida: ¡se vieron reflejados en el salmo, verbalizaron con el salmo lo que ellos sentían y vivían! ¿Los asistentes? Personas de edad media, entre 40 y 60 años, que luego por la tarde también van a la parroquia y celebran la Eucaristía; que van creciendo en el trato con el Señor, en la dimensión apostólica, en el compromiso y amor a la Iglesia...


Total: que al final, lo que importa es llevar almas a Cristo, situarlos ante el Señor y que traten con Él. Ese es el camino pastoral. “Es importante que lo que nos propongamos, con la ayuda de Dios, esté fundado en la contemplación y en la oración. El nuestro es un tiempo de continuo movimiento, que a menudo desemboca en el activismo, con el riesgo fácil del «hacer por hacer». Tenemos que resistir a esta tentación, buscando «ser» antes que «hacer». Recordemos a este respecto el reproche de Jesús a Marta: «Tú te afanas y te preocupas por muchas cosas y sin embargo sólo una es necesaria» (Lc 10,41-42)” (Novo Millennio ineunte, n. 15). El camino de la evangelización encuentra pedruscos que estorban en la multitud de reuniones y revisiones y planificaciones y planes; parece en ocasiones más una estructura empresarial que la Iglesia de Jesucristo; pero el camino de la evangelización se hace efectivo con pequeñas cosas (una oferta de oración personal y común ante el Sagrario) que permiten el encuentro profundo con Cristo –y la posterior transformación-.


Sin duda, una buena iniciativa, una buena parroquia viva, un sacerdote cabal.

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