|
Jacobo de Strepa, Beato |
Obispo de la Primera Orden
Jacobo de Strepa, de noble
familia polaca, nació hacia 1340. Muy joven ingresó en la
Orden de los Hermanos Menores. Por muchos años ejerció el
ministerio en Rusia, fue vicario general de aquella misión y
trabajó activamente por la unidad de los cristianos. Elegido obispo
de Halicz, cuya sede metropolitana fue luego trasladada a Leópoli.
Como obispo y pastor de almas, Jacobo de Strepa se
consagró por entero a las necesidades de la diócesis y
se mostró modelo perfecto del pastor de almas. En muchos
distritos el número de las iglesias era insuficiente para las
necesidades de la población, para remediarlo, hizo construir nuevas iglesias,
erigió nuevas parroquias y colocó allí sacerdotes de probado celo.
Fundó también casas religiosas para multiplicar los medios de santificación,
edificó hospitales, proveyó a los pobres con largueza y generosidad.
Las rentas de su obispado eran enteramente destinadas al mantenimiento
de los lugares de culto y a la caridad y
beneficencia para con los pobres y necesitados.
El celoso pastor se
esforzó por infundir la fe en los fieles con prácticas
de devoción que produjeron frutos abundantes de santidad. Amó con
tierno y filial afecto a la Santísima Virgen. En su
escudo episcopal colocó la imagen de la Madre de Dios
que también había hecho esculpir en su anillo pastoral. Difundió
ampliamente el culto a la Santísima Virgen. Todas las tardes
el pueblo se reunía en las iglesias para rezar el
Rosario y otras oraciones a la Virgen. La Eucaristía fue
el centro irradiador de toda su vida. En Leópoli instituyó
la adoración perpetua. Tuvo la alegría de ver reflorecer en
su diócesis la piedad y la moral.
Recorrió su extensa diócesis
a pie, vestido con el hábito franciscano, sembrando en su
camino la palabra de Dios, uniendo a su apostolado activo
una vida de austeridad y de penitencia. Nombrado senador en
el consejo de su patria, dio sabios consejos e hizo
tomar importantes y útiles decisiones. Por su interés se frenaron
en el territorio polaco las incursiones de los bárbaros, los
enemigos fueron rechazados. Después de 19 años de dinámico episcopado
el Beato Jaime fue a recibir el premio de sus
trabajos. Murió el 20 de octubre de 1409. Por sus
excepcionales méritos civiles fue proclamado defensor y custodio de su
patria. Fue sepultado en la iglesia de los franciscanos de
Leópoli, vestido con el hábito religioso y con las insignias
pontificales. En su tumba se produjeron milagros. Su culto se
difundió en Polonia, Lituania y Rusia, de donde en un
tiempo venían numerosos peregrinos para invocar su protección. En su
exhumación realizada en 1419, su cuerpo fue encontrado incorrupto.
Su
culto fue aprobado por Pio VI el 11 de septiembre
de 1790
|
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario