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La verdadera manifestación de la familia |
Es la que corre a toda velocidad por los pasillos
de nuestras casas, la que juega a indios y vaqueros
por los recovecos del salón, la que expone sus dibujos
-hechos con pasta de dientes- en los cuartos de baño,
la que enarbola globos llenos de agua que caen inexorables
sobre la tarima, la que trepa por las estanterías de
papá como Spiderman, la que se esconde en los armarios
por si acaso, la que de un portazo expresa su
libertad de expresión, la que dice que no a todo
(nadie se cree a estas alturas que sea cosa de
la edad), la que grita a pleno pulmón su victoria
sobre los orcos subido en la tapicería del nuevo sillón,
la que comprueba rotulador en ristre la magnífica textura de
las paredes del hogar, la que afirma sus buenos propósitos
con un "no os preocupéis que hoy preparo yo la
cena", la que te impide ver el telediario (sin duda
algo providencial tal y como anda el patio), la que
nos reúne todos los días en una inacabable tertulia nocturna,
la que se disfraza con armaduras de cartón en una
encarnizada lucha contra Lord Voldemort, la que impide que uno
ande pendiente de si mismo ni siquiera durante una décima
de segundo.
La verdadera manifestación de la familia es la cotidiana
alegría de estar juntos, la armonía de los gritos, el
pis inesperado, los encargos, el juguete de la discordia, la
fiebre, los vasos rotos, las notas, los embarazos, las idas
y venidas a urgencias, los suspiros, las mochilas, el bocadillo
que se resiste, esos áridos deberes, los dedos en la
red eléctrica, los celos, las vacunas, los números rojos, el
chicle entre las sábanas, el perdón reiterado, la madre parapetada
en la cocina, las visitas que se escabullen, la crónica
afonía, el "¿qué hacemos hoy?", los cumpleaños, los churros con
sal, o el beso inefable de un niño de siete
años nada más llegar a "la casa encendida".
La familia
es la reivindicación del cariño. Es nuestra ciudadanía, nuestra nación,
nuestro orgullo. La familia es la esencia del mismo Dios,
es un érase que se era que agudiza el ingenio
y acrecienta el amor. La familia escucha siempre, comprende siempre,
perdona siempre. En la familia despunta la inmensidad de la
naturaleza humana, en el vigor de un aprendizaje que conforma
la virtud y desprecia el fraude. La familia es la
etimología más exacta de palabras como verdad, corazón, estrella, compasión
o belleza. La familia es el núcleo de toda literatura,
del alma de su sintaxis. La familia es aquel lugar
donde descansa la Historia Universal, donde el tiempo es un
milagro que alumbra su propia resurrección. La familia es memoria,
confianza, compañía. La familia es el regazo donde nace la
vida y su misterio se hace persona
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