miércoles, 17 de octubre de 2012

Cuando la violencia genera cobardía


Frente a violencias arbitrarias sobre inocentes, causa estupor ver cómo algunos alzan banderas en favor del respeto a ciertas ideas mientras miran a otro lado ante las víctimas de agresiones gratuitas y desquiciadas
 
Cuando la violencia genera cobardía
Cuando la violencia genera cobardía
Si un grupo reacciona con violencia sobre inocentes ante cualquier sospecha de agresión a sus principios e ideas; si la violencia de ese grupo genera en la sociedad miedo y reacciones de cobardía; si las autoridades no persiguen con la fuerza de la ley a los agresores; si medios de comunicación “responden” con un silencio cómplice y se someten a las amenazas de ese grupo violento... entonces empezamos a vivir en un mundo desquiciado, donde triunfa el que usa la violencia arbitraria y donde miles de hombres y mujeres saben que pueden ser agredidos en medio de una impunidad que hiela el alma.

Siempre es necesario promover un clima de respeto hacia las personas. Pero tal respeto no da una patente para que algunos, que se autodeclaran agredidos por supuestos insultos que dicen haber recibido de otros, desencadenen una violencia inaudita que lleva a la sangre de inocentes acusados por el “delito” de tener el mismo pasaporte de quienes son vistos como culpables de delitos no del todo probados o que, de serlo, sólo deberían ser afrontados ante tribunales justos y con las necesarias garantías para los imputados.

Frente a violencias arbitrarias sobre inocentes, causa estupor ver cómo algunos alzan banderas en favor del respeto a ciertas ideas mientras miran a otro lado ante las víctimas de agresiones gratuitas y desquiciadas.

Es necesario no dejarse llevar por el miedo. Quienes han tenido entre sus manos las amplias denuncias de Solzhenitzyn de los continuos y hasta absurdos encarcelamientos y ejecuciones por parte de los comunistas soviéticos saben hasta qué grado de violencia llegan los opresores cuando ven la cobardía y la desorganización de los oprimidos.

Frente a quienes usan la violencia salvaje en nombre del respeto a sus ideas políticas, religiosas o de otro tipo, hace falta la suficiente valentía para responder con el respeto de la ley y de la seguridad irrenunciable que debe ser garantizada a cualquier ser humano. Sólo entonces será posible superar miedos que envalentonan a los agresores y construir sociedades en las que la defensa de los inocentes sea una realidad firme, concreta y eficaz.
 

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