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María Magdalena, Santa |
Discípula del Señor
Martirologio Romano: Memoria
de santa María Magdalena, que,
liberada por el Señor de siete
demonios y convertida en
su
discípula, le siguió hasta el
monte Calvario y mereció
ser la primera que vio al
Señor resucitado en la
mañana de Pascua y la
que se lo comunicó a
los demás
discípulos (s. I).
Hoy
celebramos a Santa María Magdalen, debemos referirnos
a tres personajes
bíblicos, que algunos identifican en una
sola persona: María Magdalena,
María la hermana de
Lázaro y Marta, y la pecadora
anónima que unge
los pies de Jesús.
Tres personajes para una
historia
María Magdalena, así, con su nombre completo, aparece
en varias
escenas evangélicas. Ocupa el primer lugar entre
las mujeres que
acompañan a Jesús
(Mt 27, 56; Mc 15, 47; Lc
8, 2); está presente
durante la Pasión (Mc 15, 40)
y al pie de la
cruz con la Madre de
Jesús (Jn 19, 25); observa
cómo sepultan al Señor (Mc
15, 47); llega antes
que Pedro y que Juan al
sepulcro, en la mañana de la
Pascua (Jn 20, 1-2);
es la primera a quien se aparece
Jesús resucitado (Mt
28, 1-10; Mc 16, 9; Jn 20, 14),
aunque no
lo reconoce y lo confunde con el hortelano
(Jn 20,
15); es enviada a ser apóstol de los apóstoles
(Jn
20, 18). Tanto Marcos como Lucas nos informan
que Jesús
había expulsado de ella «siete demonios».
(Lc 8, 2; Mc
16, 9)
María de Betania es la hermana de Marta y
de Lázaro;
aparece en el episodio de la resurrección de
su hermano
(Jn 11); derrama perfume sobre el Señor y
le seca los
pies con sus cabellos (Jn 11, 1;
12, 3); escucha al Señor
sentada a sus pies y
se lleva «la mejor parte»
(Lc 10, 38-42) mientras su
hermana trabaja.
Finalmente, hay un tercer personaje, la pecadora anónima
que
unge los pies de Jesús (Lc 7, 36-50) en casa
de
Simón el Fariseo.
Dos en una, tres en una
No era
difícil, leyendo todos estos fragmentos, establecer
una relación entre la
unción de la pecadora y la de María
de Betania,
es decir, suponer que se trata de una
misma unción
(aunque las circunstancias difieren), y
por lo tanto de una
misma persona.
Por otra parte, los «siete demonios» de Magdalena
podían significar un grave pecado del que Jesús la
habría
liberado. No hay que olvidar que Lucas presenta
a María
Magdalena (Lc 8, 1-2) a renglón seguido del relato
de
la pecadora arrepentida y perdonada (Lc 7, 36-50).
San Juan, al
presentar a los tres hermanos de Betania
(Marta, María y
Lázaro), dice que «María era la que
ungió al Señor
con perfumes y le secó los pies con
sus cabellos».
El lector atento piensa:
"Conozco a este personaje: es la
pecadora de Lucas 7".
Además, en el mismo evangelio de
Lucas, inmediatamente
después del episodio de la unción, se nos
presenta a
María Magdalena, de la que habían salido «siete
demonios».
El lector ratifica su impresión: "María Magdalena es
la
pecadora que ungió a Jesús". Y por último, en el
mismo
evangelio de San Lucas, pocos capítulos después (Lc 10),
María, hermana de Marta, aparece escuchando al Señor
sentada a
sus pies. El lector concluye: "María Magdalena
y esta María
son una misma persona, la pecadora penitente
y perdonada, que
Juan también menciona por su nombre
aclarándonos que vivía en
Betania".
Pero esta conclusión no es necesaria porque:
no hay por qué
relacionar a Juan con Lucas; los relatos
difieren en varios
detalles. Así, por ejemplo, la unción,
según Lucas, tiene lugar
en casa de Simón el Fariseo;
su relato hace explícita
referencia a los pecados de
la mujer que unge a
Jesús. Pero Mateo, Marcos y Juan,
por su parte, hablan
de la unción en Betania en casa
de un tal
Simón (Juan no aclara el nombre del dueño de casa,
sólo señala que Marta servía y que Lázaro estaba presente),
y mencionan el gesto hipócrita de Judas en relación con
el precio del perfume, sin sugerir que la mujer fuese
una pecadora.
Sólo Juan nos ofrece el nombre de la
mujer, que los demás
no mencionan.
los «siete demonios» no significan
un gran número de pecados,
sino -como lo aclara allí
mismo Lucas- «espíritus malignos
y enfermedades»; este significado es más
conforme con el
uso habitual en los evangelios.
Dos teorías
Los argumentos
a favor de la identificación de los tres
personajes, como
vemos, son débiles. Sin embargo,
tal identificación cuenta a su
favor con una larga tradición,
como se ha mencionado. Hay
que decir también que los
argumentos a favor de la
distinción entre las tres mujeres
tampoco son totalmente concluyentes. Es
decir que ambas
teorías cuentan con razones a favor y
en contra,
y de hecho, a lo largo de la
historia, ambas interpretaciones
han sido sostenidas por los exégetas: así,
por ejemplo,
los latinos estuvieron siempre más de acuerdo en
identificar
a las tres mujeres, y los griegos en distinguirlas.
Una
respuesta "oficial"
A pesar de que ambas posturas cuentan con argumentos,
hoy en día la Iglesia Católica se ha inclinado
claramente
por la distinción entre las tres mujeres.
Concretamente, en los
textos litúrgicos, ya no se
hace ninguna referencia -como sí
ocurría antes del
Concilio- a los pecados de María Magdalena
o a su
condición de "penitente", ni a las demás
características
que le provendrían de ser también María de Betania,
hermana de Lázaro y de Marta. En efecto,
la Iglesia
ha considerado oportuno atenerse sólo a los
datos seguros que
ofrece el evangelio.
Por ello, actualmente se considera que la identificación
entre Magdalena, la pecadora y María es más bien
una
confusión "sin ningún fundamento", como dice
la nota al pie
en Lc 7, 37 de "El Libro del Pueblo de
Dios".
No hay dudas de que la Iglesia, a través
de su Liturgia,
ha optado por la distinción entre la
Magdalena, María
de Betania y la pecadora, de modo que
hoy podemos
asegurar que María Magdalena, por lo que nos
cuenta
la Escritura y por lo que nos afirma la
Liturgia, no fue
"pecadora pública", "adúltera" ni "prostituta", sino sólo
seguidora de Cristo, de cuyo amor ardiente fue
contagiada, para
anunciar el gozo pascual a los
mismos Apóstoles.
La liturgia de
su fiesta
Los textos bíblicos que se proclaman en su Memoria
(que se celebra el 22 de julio) hablan de la
búsqueda
del «amado de mi alma» (Cant 3, 1-4a) o
de la muerte
y resurrección de Jesús como misterio de
amor que nos
apremia a vivir para «Aquel que murió
y resucitó» por
nosotros (2 Cor 5, 14-17). Ell evangelio
que se
proclama en la Misa es Jn 20, 1-2.11-18,
es decir,
el relato pascual en que Magdalena aparece como
primera
testigo de la Resurrección de Jesús, lo proclama
«¡Maestro!»
y va a anunciar a todos que ha visto al
Señor.
Como se ve, ninguna alusión a sus pecados ni
a su
supuesta identificación con María de Betania. Sólo pervive
de esta supuesta identificación el hecho de que la
Memoria
litúrgica de Santa Marta se celebra justamente
en la Octava
de Santa Magdalena, es decir, una
semana después, el 29
de julio. Santa María de
Betania aun no tiene fiesta
propia en el Calendario
Litúrgico oficial.
Los textos eucológicos de la
Misa de la Memoria de
Santa María Magdalena nos dicen,
por su parte,
que a ella el Hijo de Dios
le «confió, antes que
a nadie... la misión de anunciar
a los suyos la
alegría pascual» (Oración Colecta). Magdalena
es
aquella «cuya ofrenda de amor aceptó con tanta
misericordia tu
Hijo Jesucristo» (Oración sobre las Ofrendas)
y es modelo de
«aquel amor que [la] impulsó a entregarse
por siempre a
Cristo» (Oración Postcomunión).
En la Liturgia de las Horas ocurre
otro tanto, ya que los nuevos
himnos compuestos después de
la reforma
litúrgica (Aurora surgit lúcida para Laudes
y Mágdalæ
sidus para Vísperas) hacen hincapié
en los mismos aspectos: María
Magdalena como
testigo privilegiado de la Resurrección, primera en anunciar
a
Cristo resucitado, y fiel e intrépida seguidora de su
Maestro.
Algo similar se verifica en los demás elementos del
Oficio Divino,
en los que -nuevamente- no hay alusión ninguna
a los supuestos
pecados de la Magdalena ni a su
condición de hermana
de Marta y Lázaro.
Como claro contraste, cabe
señalar que en la liturgia previa
al Concilio, la Memoria
del 22 de julio se llamaba
«Santa María Magdalena, penitente»,
y abundaban las
referencias a su pecado perdonado por Jesús
y a su
condición de hermana de Lázaro. El evangelio
que
se proclamaba era justamente Lc 7, 36-50, es decir,
la unción de Jesús a cargo de «una mujer pecadora
que había en la ciudad»: "in civitate peccatrix".
Finalmente, mencionemos que
el culto a Santa María Magdalena
es muy antiguo, ya
que la Iglesia siempre veneró de modo
especial a los
personajes evangélicos más cercanos a Jesús.
La fecha del 22
de julio como su fiesta ya existía antes del
siglo
X en Oriente, pero en Occidente su culto no se
difundió hasta el siglo XII, reuniendo en una sola
persona
a las tres mujeres que los Orientales
consideraban distintas y
veneraban en diversas fechas.
A partir de la Contrarreforma, el
culto a María Magdalena,
"pecadora perdonada", adquiere aun más fuerza.
La
leyenda oriental señala que después de la Ascensión
habría vivido
en Éfeso, con María y San Juan;
allí habría muerto
y sus reliquias habrían sido
trasladadas a Constantinopla a fines
del siglo IX y
depositadas en el monasterio de San
Lázaro.
Otra tradición -que prevalece en Occidente- cuenta que
los tres
"hermanos" (Marta, María "Magdalena" y Lázaro)
viajaron a Marsella (en
un barco sin velas y sin timón).
Allí, en la
Provenza, los tres convirtieron a una multitud;
luego Magdalena se
retiró por treinta años a una
gruta (del "Santo Bálsamo")
a hacer penitencia. Magdalena
muere en Aix-en-Provence, adonde los ángeles
la habían
llevado para su última comunión, que le da
San Máximo.
Diversos avatares sufren sus reliquias y su sepulcro
a lo
largo de los siglos.
Estas leyendas, naturalmente, no
tienen ningún
fundamento histórico y, como otras tantas,
fueron forjadas
en la Edad Media para explicar
y autentificar la presencia,
en una iglesia del lugar,
de las supuestas reliquias de
Magdalena,
meta de innumerables peregrinajes.
Finalmente, cabe consignar que el apelativo
"Magdalena" significa "de Magdala", ciudad
que ha sido identificada con
la actual Taricheai,
al norte de Tiberíades, junto al lago
de Galilea.
Oración
María Magdalena, te pido me ayudes a reconocer
a Cristo
en mi vida evitando las ocasiones de pecado.
Ayúdame a
lograr una verdadera conversión de corazón para que
pueda demostrar con obras, mi amor a Dios. Amén.
María Magdalena
María Magdalena (en hebreo: המגדלית מרים; en griego antiguo: Μαρία ἡ Μαγδαληνή) es mencionada, tanto en el Nuevo Testamento canónico como en varios evangelios apócrifos, como una distinguida discípula de Jesús de Nazaret. Es considerada santa por la Iglesia Católica Romana, la Iglesia Ortodoxa y la Comunión Anglicana, que celebran su festividad el 22 de julio. Reviste una especial importancia para las corrientes gnósticas del cristianismo. Su nombre hace referencia a su lugar de procedencia: Magdala, localidad situada en la costa occidental de lago de Tiberíades.
María Magdalena en el Nuevo Testamento
La información sobre María Magdalena en los evangelios canónicos es escasa. Es citada en relación con cuatro hechos diferentes:
- De acuerdo con el evangelio de Lucas (Lc 8:2), María Magdalena alojó y proveyó materialmente a Jesús y sus discípulos durante su predicación en Galilea. Se añade que anteriormente había sido curada por Jesús: "Le
acompañaban los doce y algunas mujeres que habían sido curadas de
enfermedades y espíritus malignos: María, llamada Magdalena, de la cual
habían salido siete demonios [...]".
- De acuerdo con los evangelios de Marcos (Mc 15:45-47), Mateo (Mt 27:55-56) y Juan (Jn 19:25), estuvo presente durante la crucifixión de Jesús.
- En compañía de otras mujeres, fue la primera testigo de la
resurrección, según una tradición en la que concuerdan los cuatro
evangelios (Mt 28:1-5, Jn 20:1-2, Mc 16:1-5, Lc 24:1-10). Después comunicó la noticia a Pedro y a los demás apóstoles.
- Según un relato que sólo aparece en el evangelio de Juan, fue testigo de una aparición de Jesús resucitado (Jn 20:11-18).
Identificación con otros personajes
Los citados son los únicos pasajes de los evangelios canónicos
en los que se cita a "María de Magdala". La tradición cristiana
occidental (católica), sin embargo, aunque sin apoyarse en evidencias
textuales de ningún tipo, ha identificado con María Magdalena a otros
personajes citados en el Nuevo Testamento:
- La mujer adúltera a la que Jesús salva de la lapidación, en un episodio que sólo relata el evangelio de Juan (Jn 8:3-11)
- La mujer que unge con perfumes los pies de Jesús y los enjuga con sus cabellos antes de su llegada a Jerusalén según los evangelios sinópticos (Lc 7:36-50, Mc 14:3-8,Mt 26:6-13), cuyo nombre no se menciona. Según Marcos y Mateo, sin embargo, la unción tuvo lugar en Betania, "en casa de Simón el leproso", lo que ha llevado a identificar a esta mujer a su vez con María de Betania.
- María de Betania, hermana de Lázaro, a la que se atribuye en el evangelio de Juan la iniciativa antes mencionada (Jn 12:1-8), y que aparece en otros conocidos pasajes del cuarto evangelio, como la resurrección de Lázaro (Jn 11:20-30). Se identifica también con la María del episodio de la disputa entre Marta y María (Lc 10:38-42).
La identidad de María Magdalena como María de Betania y "la mujer
quien fue una pecadora" fue establecida en un sermón que el papa san Gregorio I
dio en el año 591, en el cual dijo: "Ella, la cual Lucas llama la mujer
pecadora, la cual José llama María [de Betania], nosotros creemos que
es María, de quien siete demonios fueron expulsados, según Marcos."
Difundida por los teólogos de los siglos III y IV, esta teoría gozó de mucha popularidad en el siglo XIX y constituyó un tema frecuente en la iconografía cristiana occidental.
María Magdalena en los evangelios apócrifos
Así vio Tiziano la aparición de Jesús resucitado a María Magdalena, según Jn 20:11-18.
El evangelio de Pedro sólo menciona a María Magdalena en su papel de testigo de la resurrección de Jesús:
- A la mañana del domingo, María la de Magdala, discípula del Señor
-atemorizada a causa de los judíos, pues estaban rabiosos de ira, no
había hecho en el sepulcro del Señor lo que solían hacer las mujeres por
sus muertos queridos-, tomó a sus amigas consigo y vino al sepulcro en
que había sido depositado..1
En al menos dos de los textos gnósticos coptos encontrados en Nag Hammadi, el evangelio de Tomás y el evangelio de Felipe,
María Magdalena aparece mencionada como discípula cercana de Jesús, en
una relación tan cercana como la de los apóstoles. En el evangelio de
Tomás hay dos menciones de Mariham ( logia 21 y 114), que, según
los estudiosos, hacen referencia a María Magdalena. La segunda mención
forma parte de un pasaje enigmático que ha sido objeto de muy variadas
interpretaciones:
- Simón Pedro les dijo: «¡Que se aleje Mariham de nosotros!, pues
las mujeres no son dignas de la vida». Dijo Jesús: «Mira, yo me
encargaré de hacerla macho, de manera que también ella se convierta en
un espíritu viviente, idéntico a vosotros los hombres: pues toda mujer
que se haga varón, entrará en el reino del cielo»..2
En el evangelio de Felipe (log. 32) es considerada la compañera (κοινωνος) de Jesús:
- Tres (eran las que) caminaban continuamente con el Señor: su
madre María, la hermana de ésta y Magdalena, a quien se designa como su
compañera [κοινωνος]. María es, en efecto, su hermana, su madre y su
compañera..3
No todos los estudiosos, sin embargo, están de acuerdo en que los
evangelios de Tomás y de Felipe se refieran a María Magdalena. Para
Stephen J. Shoemaker se trataría más bien de una referencia a la madre
de Jesús.
Por último, otra importante referencia al personaje se encuentra en el evangelio de María Magdalena, texto del que se conservan sólo dos fragmentos griegos del siglo III y otro, más extenso, en copto, del siglo V. En el texto, tres apóstoles discuten acerca del testimonio de María Magdalena sobre Jesús. Andrés y Pedro desconfían de su testimonio, y es Leví (el apóstol Mateo) quien defiende a María.
Leyendas posteriores
Según la tradición ortodoxa, María Magdalena se retiró a Éfeso con la Virgen María y el apóstol Juan, y murió allí. En 886 sus reliquias fueron trasladadas a Constantinopla, donde se conservan en la actualidad. Gregorio de Tours ( De miraculis, I, xxx) corrobora la tradición de que se retiró a Éfeso, y no menciona ninguna relación con Francia.
Más adelante, sin embargo, surgió en el mundo católico una tradición
diferente, según la cual María Magdalena (identificada aquí con María de Betania), su hermano Lázaro y Maximino, uno de los setenta y dos discípulos, así como algunos compañeros, viajaron en barca por el Mar Mediterráneo huyendo de las persecuciones en Tierra Santa y desembarcaron finalmente en el lugar llamado Saintes Maries de la Mer, cerca de Arlés. Posteriormente, María Magdalena viajó hasta Marsella, desde donde emprendió, supuestamente, la evangelización de Provenza,
para después retirarse a una cueva -La Sainte-Baume- en las cercanías
de Marsella, donde habría llevado una vida de penitencia durante 30
años. Según esta leyenda, cuando llegó la hora de su muerte fue llevada
por los ángeles a Aix-en-Provence, al oratorio de San Maximino, donde recibió el viático. Su cuerpo fue sepultado en un oratorio construido por Maximino en Villa Lata, conocido desde entonces como St. Maximin.
Existe una antigua tradición cristiana de pintar huevos de Pascua. Estos huevos simbolizan la nueva vida y a Cristo emergiendo de la tumba, 4 de hecho, los cristianos ortodoxos acompañan esta tradición con la consigna: «¡Cristo ha resucitado!».
Una tradición ortodoxa 4 relata que tras la Ascensión, María Magdalena fue a Roma a predicar el evangelio. En presencia del emperador romano Tiberio,
y sosteniendo un huevo de gallina, exclamó:«¡Cristo ha resucitado!». El
emperador se rio y le dijo que eso era tan probable como que el huevo
se volviera rojo. Antes de que acabara de hablar el huevo se había
vuelto rojo.
Otra tradición habla [cita requerida] de que el corazón sagrado de Cristo quedaría encerrado en un recipiente con forma de huevo del que María Magdalena sería guardiana.
Veneración de María Magdalena
Interior de la basílica de Saint-Maximin-la-Sainte-Baume.
Vézelay
El primer lugar de Francia en el que se sabe que hubo culto a María Magdalena fue la ciudad de Vézelay, en Borgoña.
Aunque, según parece, en sus inicios el templo de Vézelay estaba
dedicado a la virgen María, y no a María Magdalena, por alguna razón los
monjes decidieron que la abadía era el lugar de enterramiento de María
Magdalena, y están atestiguadas las peregrinaciones al sepulcro de María
Magdalena en Vézelay desde al menos 1030. El 27 de abril de 1050, una
bula del papa León IX colocaba oficialmente la abadía de Vézelay bajo el patronazgo de María Magdalena. Santiago de la Vorágine
refiere la versión oficial del traslado de las reliquias de la santa
desde su sepulcro en el oratorio de San Maximino en Aix-en-Provence
hasta la recién fundada abadía de Vézelay, en 771. El san Maximino de
esta leyenda es un personaje que combina rasgos del obispo histórico
Maximino con el Maximino que según la leyenda acompañó a María
Magdalena, Marta y Lázaro a Provenza..
Saint-Maximin
Un culto posterior que atrajo numerosos peregrinos se inició cuando
el cuerpo de María Magdalena fue oficialmente descubierto, el 9 de
septiembre de 1279, en Saint-Maximin-la-Sainte-Baume, Provenza, por el entonces príncipe de Salerno, futuro rey Carlos II de Nápoles. En esa ubicación se construyó un gran monasterio dominico, de estilo gótico, uno de los más importantes del sur de Francia.
En 1600, las supuestas reliquias fueron depositadas en un sarcófago mandado realizar por el papa Clemente VIII, pero la cabeza se depositó aparte, en un relicario. Las reliquias fueron profanadas durante la Revolución francesa. En 1814 se restauró el templo y se recuperó la cabeza de la santa, que se venera actualmente en ese lugar.
María Magdalena según la Iglesia Católica
María Magdalena es venerada por la Iglesia católica oficialmente como
Santa María Magdalena. Existen múltiples templos en todo el mundo
dedicados a esta santa católica.
Magdalena penitente
Mientras que el cristianismo oriental honra especialmente a María
Magdalena por su cercanía a Jesús, considerándola "igual a los
apóstoles", en Occidente se desarrolló, basándose en su identificación
con otras mujeres de los evangelios (véase más arriba)
la idea de que antes de conocer a Jesús, había sido muy pecadora y de
ahí viene el suponer, aunque la Iglesia Católica no lo afirme, que se
haya dedicado a la prostitución.
Esta idea nace, en primer lugar, de la identificación de María con la pecadora de ( Lc 7:36-50), de quien se dice únicamente que era pecadora y que amó mucho; en segundo lugar, de la referencia en ( Lc 8:2),
donde se dice, esta vez refiriéndose claramente a María Magdalena, que
de ella "habían salido siete demonios". Como puede verse, nada en estos
pasajes evangélicos permite concluir que María Magdalena se dedicase a
la prostitución.
No se sabe con exactitud cuándo comenzó a identificarse a María Magdalena con María de Betania y la mujer de (Lc 7:36-50), pero ya en una homilía del papa Gregorio Magno
(muerto en 591) se expresa inequívocamente la identidad de estas tres
mujeres, y se muestra a María Magdalena como prostituta arrepentida. Por
eso la leyenda posterior hace que pase el resto de su vida en una cueva
en el desierto, haciendo penitencia y mortificando su carne, y son
frecuentes en el arte occidental las representaciones de la "Magdalena
penitente".
La imagen de María Magdalena como penitente también puede ser confundida gracias a la tradición de María Egipcíaca, santa del siglo V, quien según La vida de los Santos de Jacobo de la Vorágine, se había dedicado a la prostitución y se retiró al desierto a expiar sus culpas. Es común ver representaciones de María Egipcíaca, con los cabellos largos que cubren su cuerpo o envuelta con carrizos,
símbolos de su penitencia en el desierto. Estos atributos en ocasiones
acompañan a la Magdalena, creando a veces la confusión de ambas santas.
En la tradición católica, por tanto, María Magdalena pasó a ser un
personaje secundario, a pesar de su indudable importancia en la
tradición evangélica. El relegamiento que sufrió María Magdalena ha sido
relacionado por algunos autores con la situación subordinada de la
mujer en la Iglesia. A esta opinión oponen algunos teólogos católicos la
especial consideración que guarda la Iglesia para con Santa María, madre de Jesús, venerada con hiperdulía, en tanto que los apóstoles y los otros santos son venerados con dulía.
En 1969, el papa Pablo VI retiró del calendario litúrgico el apelativo de "penitente" adjudicado tradicionalmente a María Magdalena; 5
asimismo, desde esa fecha dejaron de emplearse en la liturgia de la
festividad de María Magdalena la lectura del evangelio de Lucas ( Lc 7:36-50)
acerca de la mujer pecadora. Desde entonces, la Iglesia Católica ha
dejado de considerar a Maria Magdalena una prostituta arrepentida. Sin
embargo, esta visión continúa siendo la predominante para muchos
católicos.
María Magdalena y otras santas católicas
María Magdalena fue fuente de inspiración para una de las místicas más importantes en la Iglesia Católica, santa Teresa del Niño Jesús,
quién admiraba este amor tan profundo relatado en el Evangelio en el
cual María Magdalena piensa en servir a quien ama; así, Teresa decidió
dedicar su vida a quién más amaba: Jesús de Nazaret. En 1894 escribió:
"Jesús nos ha defendido en la persona de María Magdalena". 6
Otra destacada mística católica que encontró inspiración y consuelo en María Magdalena fue la doctora de la Iglesia santa Teresa de Ávila, quien refirió haber recibido ayuda espiritual de la Magdalena. 7
Teorías recientes acerca de María Magdalena
Esposa de Jesús
Algunos autores recientes han puesto en circulación una hipótesis
según la cual María Magdalena habría sido la esposa, o la compañera
sentimental, de Jesús de Nazaret, además de la depositaria de una
tradición cristiana de signo feminista que habría sido cuidadosamente
ocultada por la Iglesia Católica.
Estas ideas fueron desarrolladas primero en algunos libros de pseudohistoria, como El enigma sagrado ("The Holy Blood and the Holy Grail", 1982), de Michael Baigent, Richard Leigh, Henry Lincoln; y La revelación de los templarios
("The Templar Revelation", 1997), de Lynn Picknett y Clive Princey. En
estos libros se mencionaba además una hipotética dinastía fruto de la
unión entre Jesús de Nazaret y María Magdalena. Posteriormente estas
ideas han sido aprovechadas por varios autores de ficción como Peter Berling ( Los hijos del Grial, ) y Dan Brown ( El código Da Vinci, 2003), entre muchos otros.
No existe ningún pasaje ni en los evangelios canónicos ni en los
apócrifos que permita afirmar que María de Magdala fue la esposa de
Jesús de Nazaret. Para la mayoría de los estudiosos del Jesús histórico
es una posibilidad que ni siquiera merece ser tomada en serio. Los
partidarios de esta idea, sin embargo, se apoyan en tres argumentos:
1. En varios textos gnósticos, como el evangelio de Felipe,
se muestra que Jesús tenía con María Magdalena una relación de mayor
cercanía que con el resto de sus discípulos, incluidos los apóstoles. En
concreto, el evangelio de Felipe habla de María Magdalena como
"compañera" de Jesús.
2. En los evangelios canónicos María Magdalena es (excluida la madre
de Jesús) la mujer que más veces aparece, y es presentada además como
seguidora cercana de Jesús. Su presencia en los momentos cruciales de la
muerte y resurrección de Jesús puede sugerir que estaba ligada a él por
lazos conyugales.
3. Otro argumento que esgrimen los defensores de la teoría del
matrimonio entre Jesús y María Magdalena es que en la Palestina de la
época era raro que un varón judío de la edad de Jesús (unos treinta
años) permaneciese soltero, especialmente si se dedicaba a enseñar como rabino,
ya que eso hubiese ido en contra del mandamiento divino "Creced y
multiplicaos". No obstante, el judaísmo que profesó Jesús era muy
distinto del actual, y el papel del rabino no estaba todavía bien
definido. Sólo después de la destrucción del Segundo Templo, en 70,
el papel del rabino quedó establecido con claridad en las comunidades
judías. Antes de Jesús, está atestiguada la existencia de maestros
religiosos solteros, por ejemplo en los círculos esenios. También Juan el Bautista fue soltero, según todos los indicios. Más adelante, algunos primeros cristianos, como Pablo de Tarso, serían también predicadores célibes. (Aunque en la carta a Filemón, Pablo habla de su hijo Onésimo.)
Ramón K. Jusino 8 ha propuesto la teoría de que María Magdalena pudo ser el "discípulo a quien amaba Jesús" que se presenta como autor del evangelio de Juan ( Juan 21:20-24) y que es tradicionalmente identificado con el apóstol Juan. Jusino se basa en el hecho de que en varios textos apócrifos, como los citados más arriba, se dice que hubo una relación de especial cercanía entre Jesús y María Magdalena.
Según Jusino, que se basa para su teoría en un libro del prestigioso erudito bíblico Raymond E. Brown, 9
el evangelio recogería la tradición de una comunidad, que Brown
denominó juánica, que se remontaría al testimonio de María Magdalena
como testigo ocular de Jesús. Esta teoría no cuenta con la aceptación de
la mayor parte de los historiadores e investigadores bíblicos.
Las Magdalenas cinematográficas
Véase también
Notas
- ↑ Evangelio de Pedro, v.50. Citado desde Santos Otero, Aurelio de: Los evangelios apócrifos; pp. 385-386
- ↑ Evangelio de Tomás, logion 114. Citado desde Santos Otero, Aurelio de: op. cit., p. 705 [1]
- ↑ Evangelio de Felipe, log. 32. Citado desde Santos Otero, Aurelio de: op. cit., p. 722 [2]
- ↑ a b Russian Easter eggs
- ↑ La Auténtica María Magdalena
- ↑ [3]
- ↑ [4]
- ↑ María Magdalena: ¿Autora del Cuarto Evangelio?
- ↑ Brown, Raymond E.: La comunidad del discípulo amado : estudio de la eclesiología juánica. Salamanca, Sígueme, 2005
Bibliografía
- Duby Georges: "Leonor de Aquitania/ María Magdalena" (1995)Alianza Editorial S.A. Madrid.
ISBN 84-206-4699-7
Enlaces externos
Santa María Magdalena 22 de julio
-SCTJM.
María: "Preferida de Dios" Magdalena: Se deriva de Magdala,
población situada sobre la orilla occidental del mar de Galilea, al
norte de la ciudad de Tiberíades, o de expresión del Talmud que
significa "rizar pelo de mujer", en referencia a las adúlteras.
«La historia de María de Magdala recuerda a todos una verdad fundamental: discípulo de Cristo
es quien, en la experiencia de la debilidad humana, ha tenido la
humildad de pedirle ayuda, ha sido curado por él, y le ha seguido de
cerca, convirtiéndose en testigo de la potencia de su amor
misericordioso, que es más fuerte que el pecado y la muerte». -Benedicto
XVI, 23 Julio, 2006
Ver también: Respuesta los mitos del Código Da Vinci sobre M. Magdalena Ardía en deseos de Cristo, a quien pensaba que se lo habían llevado, San Gregorio Magno
Formó
parte de los discípulos de Cristo, estuvo presente en el momento de su
muerte y, en la madrugada del día de Pascua, tuvo el privilegio de ser
la primera en ver al Redentor resucitado de entre los muertos (Mc 16,
9)Fue sobre todo durante el siglo XII cuando su culto se difundió en la
Iglesia occidental.
La historia de María Magdalena
es una de las más conmovedoras del Evangelio y también de las más
enigmáticas. Se debate si la mujer que relatan varios pasajes del
Evangelio es una o tres mujeres:
1- La pecadora que unge los pies del Señor. (Lc., VII, 37-50). 2- María Magdalena,
la posesa liberada por Jesús, que se integró a las mujeres que le
asistían (Lc. VIII; Jn XX, 10-18) hasta la crucifixión y resurrección. 3- María de Betania, la hermana de Lázaro y Marta. (Lc., X, 38-42).
La
liturgia romana, siguiendo la tradición de los Padres Latinos
(incluyendo a Gregorio Magno) identifican los tres pasajes del Evangelio
como referentes a la misma mujer: María Magdalena. La liturgia griega,
siguiendo a los Padres griegos, sin embargo, las reconocen como tres
mujeres distintas. La cuestión sigue abierta.
El
santoral litúrgico actual celebra a una sola: María Magdalena
utilizando las referencias a su encuentro con Jesús resucitado.
La Pecadora que unge los pies del Señor en Galilea
San Lucas hace notar que era una "pecadora pública" pero no especifica que haya sido una prostituta.
Cristo
cenaba en la casa de un fariseo donde la pecadora se presentó y al
momento se arrojó al suelo frente al Señor, se echó a llorar y le enjugó
los pies con sus cabellos. Después le ungió con el perfume que llevaba
en un vaso de alabastro. El fariseo interpretó el silencio y la quietud
de Cristo como aprobación del pecado y murmuró en su corazón. Jesús le
recriminó por sus pensamientos. Primero le preguntó en forma de parábola
cuál de dos deudores debe mayor agradecimiento a su acreedor: aquél a
quien se perdona una deuda mayor, o al que se perdona una suma menor. Y
descubriendo el sentido de la parábola, le dijo directamente:
"¿Ves
a esta mujer? Al entrar en tu casa, no me diste agua para lavarme los
pies, pero ella me los ha lavado con sus lágrimas y me los ha enjugado
con sus cabellos. Tú no me diste el beso de paz; en cambio ella no ha
cesado de besarme los pies. Tú no me ungiste la cabeza y ella me ha
ungido los pies. Por ello, te digo que se le han perdonado muchos
pecados, pues ha amado mucho. En cambio, aquél a quien se perdona menos,
ama menos". Y volviéndose a la mujer, le dijo: "Perdonados te son tus
pecados. Tu fe te ha salvado. Vete en paz". (Lc. 7)
La discípula de Jesús, liberada de siete demonios
En
el capítulo siguiente, San Lucas, habla de los viajes de Cristo por
Galilea, dice que le acompañaban los apóstoles "y algunas mujeres que
habían sido curadas de espíritus malignos y enfermedades: María, llamada Magdalena,
de la que habían salido siete demonios" (Lucas 8:2). Lucas no
especifica ni niega que sea la misma pecadora que unge a Jesús, pero
ciertamente se trata de una pecadora y es la misma persona que en Marcos
16:9 es testigo de la resurrección.
La hermana de Marta y Lázaro, residentes de Betania
Más
adelante Lucas narra que, en "cierta población", el Señor fue recibido
por Marta y su hermana María. Probablemente las dos hermanas se habían
ido a vivir a Betania con su hermano Lázaro, a quien el Señor había
resucitado a petición de ellas. Dada la mala reputación que tenía María
en Galilea no sería extraño que los tres hermanos se mudaran a Betania
(Judea).
Marta se ocupaba
con afán de atender al Señor y le pide que dijese a su hermana que le
ayudase, pues María estaba a los pies de Cristo para escuchar cuanto
decía. El Señor respondió: "Marta, Marta, te preocupas por muchas cosas y
sólo hay una necesaria. María ha escogido la mejor parte y no le será
quitada" (Lc. 10:41).
Segunda unción con perfume
San
Juan en el cap. 12 (cf. Mat., XXVI; Mc, XIV) identifica claramente a
María de Betania como la mujer que, en la víspera de la entrada triunfal
de Jesús en Jerusalén, le ungió los pies y los enjugó con sus cabellos,
de manera que "la casa se llenó del olor del perfume". Esto ocurrió
cuando Jesús cenaba con la familia de Lázaro en Betania. San Juan nos
dice que Jesús los amaba.
¿Es
María de Betania también la protagonista de la primera unción ocurrida
en Galilea?. Creemos que sí porque un capítulo antes de que ocurra la
unción en Betania, es decir en Jn11,2, San Juan se refiere ya a esta
María como "aquella que ungió los pies del Señor" (he aleipsasa).
Si
es así, María la pecadora se había convertido en contemplativa a los
pies del Señor, escogiendo la mejor parte. San Juan pone de relieve el
poder transformador de Jesucristo sobre las almas. La que era posesa
ahora es contemplativa. Una profunda enseñanza sobre la misión de
Jesucristo quien ha venido a perdonar y salvar a los pecadores.
Tampoco
faltaron criticas en la segunda unción. Judas se escandalizó, no por
generosidad con los pobres, sino por avaricia, y aun los otros
discípulos interpretaron la conducta de María como un exceso. Pero el
Señor reivindicó esta unción como había hecho la anterior:
"¡Dejadla
en paz! ¿Por qué la molestáis? Buena obra es la que ha hecho conmigo.
Porque a los pobres siempre los tendréis con vosotros, pero a mí no me
tendréis siempre. Esta mujer ha hecho lo que ha podido, adelantándose a
ungir mi cuerpo para la sepultura. En verdad os digo que dondequiera que
se predique este evangelio sobre la faz de la tierra, se dirá lo que
ella ha hecho por mí". (Mt.26)
San
Juan Crisóstomo comenta: "Y así ha sucedido en verdad. Por dondequiera
que vayáis oiréis alabar a esta mujer . . . Los habitantes de Persia, de
la India, . . . de Europa, celebran lo que ella hizo con Cristo
Al pié de la Cruz
En
la hora del Calvario, mientras casi todos abandonan a Jesús, allí
estaba María Magdalena. ¡Cuanto se lo agradecería Jesús y la Virgen
María! "Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su
madre, María, mujer de Clopás, y María Magdalena". Juan 19:25
Entre las que siguieron a Jesús en Galilea ahora siguen a Jesús al Calvario
"Había
allí muchas mujeres mirando desde lejos, aquellas que habían seguido a
Jesús desde Galilea para servirle. Entre ellas estaban María Magdalena, María la madre de Santiago y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo". Mateo 27:55-56
Sentada en el sepulcro
Después que José de Arimatea entierra a Jesús y se fue, María Magdalena quiso quedarse. "Estaban allí María Magdalena y la otra María, sentadas frente al sepulcro". -Mateo 27:61
Es
coherente pensar que quién tuvo el amor y la valentía de exponerse para
lavarle al Señor los pies con su cabello fuese capaz de estar con el en
la cruz y después permanecer amorosamente ante su cuerpo yacente.
Da testimonio de Cristo Resucitado
María
Magdalena, con la otra María fueron las primeras en ir al sepulcro el
domingo de Resurrección: "Pasado el sábado, al alborear el primer día de
la semana, María Magdalena y la otra María fueron a ver el
sepulcro" (Mateo 28:1) Iban con los perfumes para embalsamarlo...
Descubrieron así que alguien había apartado la pesada piedra del
sepulcro del Señor.
"Jesús resucitó en la madrugada, el primer día de la semana, y se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios". (Marcos 16:9)
María Magdalena, la pecadora convertida en contemplativa, fue la primera que vio, saludó y reconoció a Cristo resucitado.
Jesús
la llamó: "¡María!" Y ella, al volverse, exclamó: "¡Maestro!" Y Jesús
añadió: "No me toques, porque todavía no he subido a mi Padre. Pero ve a
decir a mis hermanos: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a
vuestro Dios" (Jn 20:17)
El
hijo de Dios quiso enseñarnos el alcance de su amor y de su poder
redentor santificando a una pecadora, adentrándola en su infinita
misericordia y enviándola a anunciar la resurrección a los Apóstoles.
María
Magdalena es gran ejemplo para todos. No se dejó paralizar ni por sus
pecados del pasado ni por las opiniones humanas. Creyó de todo corazón
en las promesas del Señor y alcanzó la meta. Aquella de quién Jesús dijo
que se adelantó para "ungir su cuerpo para la sepultura", no puede
ahora ungir Su cadáver porque ha Resucitado. Aquella de quién dijo que
"dondequiera que se predique el evangelio se dirá lo que ha hecho por
mi" no podía ahora ser excluida del Evangelio porque es la primera
persona testigo de su principal evento: La Resurrección del Señor. A la
que mucho amó mucho se le perdonó y mucho continuó amando hasta llegar a
participar en la gloria del Señor.
Tradiciones sobre la vida posterior de María Magdalena
La
tradición oriental afirma que, después de Pentecostés, María Magdalena
fue a vivir a Efeso con la Virgen María y San Juan y que murió ahí. A
mediados del siglo VIII, San Wilibaldo visitó en Efeso el santuario de
María Magdalena. En el 886 fueron llevadas sus reliquias a
Constantinopla.
Según la
tradición francesa muy difundida en occidente, María Magdalena fue con
Lázaro y Marta a evangelizar la Provenza, Francia y pasó los últimos
treinta años de su vida en los Alpes Marítimos, en la caverna de La Sainte Baume.
Poco antes de su muerte, fue trasladada milagrosamente a la capilla de
San Maximino, donde recibió los últimos sacramentos y fue enterrada por
el santo.
La primera mención
del viaje de María Magdalena a la Provenza data del siglo XI, a
propósito de las pretendidas reliquias de la santa que se hallaban en la
abadía de Vézelay, en Borgoña. Pero la leyenda no tomó su forma
definitiva sino hasta el siglo XIII, en la Provenza. A partir de 1279,
empezó a afirmarse que las reliquias de Santa María Magdalena se
hallaban en Vézelay, en el convento dominicano de Saint-Maximin. Todavía
en la actualidad es muy popular la peregrinación a dicho convento y a
la Sainte Baume. Pero las investigaciones modernas, especialmente las
que llevó a cabo Mons. Duchesne, han demostrado que no se pueden
considerar como auténticos ni las reliquias, ni el viaje de los amigos
del Señor a Marsella. Así pues, a pesar de los clamores de la tradición
local francesa, hay que confesar que se trata de una fábula. Volvamos
pues al Evangelio.
La
pecadora fue perdonada por Jesús. Se cumplió en ella el Salmo 51 "Un
corazón humillado y arrepentido, Dios nunca lo desprecia".
María
Magdalena es la mujer que fue fiel a Jesús hasta el final y que El
escogió para ser testigo de la Resurrección ante los apóstoles.
Santa María Magdalena, ruega por nosotros.
Bibliografía
Butler; Vida de los Santos.Pope, Hugh; Catholic Encyclopedia, Vol IX. 1910 Sálesman, Vida de los Santos
Respuesta a los mitos del "Código Da Vinci" sobre M. Magdalena
El
problema fundamental de los que quieren ver una relación sexual entre
Jesús y María M. es que no pueden entender que exista un amor mas allá
de los confines del sexo. Al no aceptar el amor divino tampoco pueden
aceptar la vocación humana a ese amor. -P. Jordi Rivero
Mito #1Jesús se casó con María Magdalena Dice para colmo la novela que esto está "documentado históricamente".
Al respecto comentan Mark Shea y Edward Sri Cita en "El engaño Da Vinci" (Ed. Palabra, 2006):
Entre
las miles de páginas escritas por los primeros cristianos no aparece un
solo texto que hable de que Jesús estuviera casado con María Magdalena.
Ni en los Evangelios del Nuevo Testamento, ni en las cartas de san
Pablo, ni en los Padres de la Iglesia. ¡Ni tampoco en los evangelios
gnósticos!
Todas las pruebas apuntan en otra dirección: que Jesús
no se casó nunca. Por ejemplo, si Jesús hubiera tenido una esposa,
ciertamente, los evangelios tuvieron muchas oportunidades para hablarnos
de ello. Aunque mencionan frecuentemente a sus parientes (su padre, su
madre, sus primos), nunca nos hablan de una esposa. Esto resulta muy
raro si realmente Jesús hubiera estado casado.
Además, el Nuevo
Testamento nunca menciona a María Magdalena como "esposa de Jesús". Las
mujeres en los evangelios se asocian a menudo con hombres importantes
que están junto a ellas si, de hecho, existen esos hombres en sus vidas.
Lo llamativo es que el nombre de María Magdalena se suele unir a los de
otras mujeres cuyas vidas están relacionadas con hombres conocidos,
como "María (la Madre) de Jesús" y "María, mujer de Cleofás" (Juan 19,
25) y "Juana, la mujer de Cusa" (Lucas 8,3). Pero lo que destaca en
María Magdalena es que, cada vez que se menciona su nombre, se suele
identificar con su lugar de nacimiento, Magdala, pero nunca con un
hombre. (...) Este pequeño detalle lo dice todo. Indica que María
Magdalena no estuvo casada, y mucho menos casada con Jesucristo.
Mito #2 La
Iglesia ha demonizado a María Magdalena, identificándola como una
prostituta para evitar que se acepte su liderazgo en el cristianismo
primitivo.
En realidad la Iglesia enseña la verdad
del Evangelio que nos viene de los Apóstoles. Los mismos Evangelios
presentan la verdad también sobre Pedro, quien negó a Jesús tres veces y
sin embargo Jesús lo escogió como cabeza visible de la Iglesia y lo
ratificó como tal después de su traición. Los demás Apóstoles
abandonaron a Jesús. El Evangelio también nos enseña que Pablo fue
homicida. La enseñanza es clara: Todos somos pecadores. Jesús vino a
salvar a los pecadores que se arrepienten y les da el poder para nacer
de nuevo, de manera que son llamados a participar en su Reino.
La
Iglesia ha venerado a María Magdalena como una gran santa. La que era
pecadora tiene un admirable arrepentimiento, muestra su gran amor a
Jesús y se convierte en una gran discípula. Ella es además el primer
testigo de la resurrección. Es por lo tanto un ejemplo del poder
liberador de Cristo para transformar desde el corazón a quienes se abren
a su redención. A María Magdalena la conocemos precisamente gracias a
que la Iglesia escribió sobre ella en los Evangelios. Las fuentes de Dan
Brown aparecieron siglos después y no son históricas.
Mito #3El partido de María MagdalenaSegún
la novela, existió una pugna entre el "partido de la Magdalena" y el
partido vencedor que sigue a Pedro, el cual sería el cristianismo
actual, creyente en la divinidad de Cristo. Del supuesto partido de
Magdalena no existe ninguna evidencia. Brown lo deduce interpolando
textos escritos mas de un siglo después de los Evangelios. Además,
la novela se contradice ya que si el partido vencedor es de Pedro,
entonces la fe en la divinidad de Jesús no fue inventada por Constantino
(siglo IV) como alega.
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Santa
María Magdalena
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"Bienaventurados
los que lloran,
porque ellos serán consolados."
(Mt
5,5)
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Su
nombre era María, que significa "preferida por Dios", y
era natural de Magdala en Galilea; de ahí su sobrenombre de Magdalena.
Magdala,
ciudad a la orilla del Mar de Galilea, o Lago de Tiberiades.
Jesús, al dar su Espíritu a sus apóstoles, les dijo que perdonasen los
pecados conforme se lo habían visto a Él hacer: y la liturgia nos recuerda
hoy un ejemplo, que será siempre famoso, de la misericordia del Salvador con
los que se duelen de sus pasados extravíos.
María, hermana de Marta y Lázaro, era pública pecadora, hasta que tocada un
día por la gracia, vino a rendirse a los pies del Señor. “No te acerques a
mí, porque estoy puro”, le dirían los soberbios; pero el Señor, al contrario,
la recibe y perdona. Por eso Jesús, “acoge bondadoso la ofrenda de sus
servicios”, y le ofrece para siempre un sitial de honor en su corte real. La
contrición transforma su amor. “Por haber amado mucho, se le perdonan muchos
pecados”. Movido por sus ruegos resucita Jesús a Lázaro, su hermano, y
cuando Jesús es crucificado, le asiste, más muerta que viva; preguntando,
como la esposa de los Cantares, a dónde han puesto su esposo Divino, Cristo
la llama por su propio nombre, y mándale llevar a los discípulos la nueva de
su Resurrección.
A
imitación de la gran Santa María Magdalena, vengamos en espíritu de amor y
de compunción, a ofrecer a Jesús, presente en la santa Misa, el tesoro de
nuestras alabanzas. Hagámosle compañía, como las dos hermanas Marta y María;
adornemos su altar, con ese recio espíritu de fe que no teme el escándalo
farisaico, con todo el esplendor que conviene a la casa de Dios. Imitémosla
sobre todo en su acendrado amor a Jesús, seguros de que haciéndolo así,
lograremos la remisión entera de nuestras pasadas culpas, elevándonos, desde
el fondo de nuestra miseria a la sima de la santidad. Al que busca a Dios
con gemidos, pronto le abre la puerta de su misericordia y de sus ricos
tesoros.
Cuatro menciones en los Evangelios:
1) Los siete demonios. Lo primero que dice el
Evangelio acerca de esta mujer, es que Jesús sacó de ella siete demonios (Lc
8,2), lo cual es un favor grandísimo, porque una persona poseída por
siete espíritus inmundos tiene que haber sido impresionantemente infeliz.
Esta gran liberación obrada por Jesús debió dejar en Magdalena una gratitud
profundísima.
Nuestro Señor decía que cuando una persona logra echar lejos a un mal
espíritu, este se va y consigue otros siete espíritus peores que él y la
atacan y así su segundo estado llega a ser peor que el primero (Lc 11,24).
Eso le pudo suceder a Magdalena. Y que enorme paz habrá experimentado cuando
Cristo alejó de su alma estos molestos espíritus.
A nosotros nos consuela esta intervención del Salvador, porque a nuestra
alma la atacan también siete espíritus dañosísimos: el orgullo, la avaricia,
la ira, la gula, la impureza o lujuria, envidia, la pereza y quizás varios
más. ¿Quién puede decir que el espíritu del orgullo no le ataca día por día?
¿Habrá alguien que pueda gloriarse de que el mal espíritu de la impureza no
le ha atacado y no le va a atacar ferozmente? Y lo mismo podemos afirmar de
los demás.
Pero hay una verdad consoladora: Y es que los espíritus inmundos cuando
veían o escuchaban a Jesús empezaban a tembar y salían huyendo. ¿Por qué no
pedirle frecuentemente a Cristo que con su inmenso poder aleje de nuestra
alma todo mal espíritu? El milagro que hizo en favor de la Magdalena, puede
y quiere seguirlo haciendo cada día en favor de todos nosotros.
2) Se dedicó a servirle con sus bienes. Amor con amor se paga. Es lo
que
hizo
la Magdalena. Ya que Jesús le hizo un gran favor al librarla de los malos
espíritus, ella se dedicó a hacerle pequeños pero numerosos favores. Se unió
al grupo de las santas mujeres que colaboraban con Jesús y sus discípulos
(Juana, Susana y otras). San Lucas cuenta que estas mujeres habían sido
liberadas por Jesús de malos espíritus o de enfermedades y que se dedicaban
a servirle con sus bienes (Lc 8,3). Lavaban la ropa, preparaban los
alimentos; quizás cuidaban a los niños mientras los mayores escuchaban al
Señor; ayudaban a catequizar niños, ancianos y mujeres, etc...
3) Junto a la cruz. La tercera vez que el Evangelio nombra a
Magdalena es para decir que estuvo junto a la cruz, cuando murió Jesús. La
ausencia de hombres amigos junto a la cruz del Redentor fue escandalosa.
Sencillamente no se atrevieron a aparecer por ahí. No era nada fácil
declararse amigo de un condenado a muerte. El único que estuvo junto a
Él
fue Juan. En cambio las mujeres se mostraron mucho más valerosas en esa hora
trágica y fatal. Y una de ellas fue Magdalena.
San Mateo (Mt 27,55), San Marcos (Mc 15, 40) y San Juan (Jn
19, 25) afirman que junto a la cruz de Jesús estaba la Magdalena. En las
imágenes religiosas de todo el mundo los artistas han pintado a María
Magdalena junto a María, la Madre de Jesús, cerca de la cruz del Redentor
agonizante, como un detalle de gratitud a Jesús.
4) Jesús resucitado y la Magdalena. Uno de los datos más consoladores
del Evangelio es que Jesús resucitado se aparece primero a dos personas que
habían sido pecadoras pero se habían arrepentido: Pedro y Magdalena. Como
para animarnos a todos los pecadores, con la esperanza de que si nos
arrepentimos y corregimos lograremos volver a ser buenos amigos de Cristo.
Los cuatro evangelistas cuentan como María Magdalena fue el domingo de
Resurrección por la mañana a visitar el sepulcro de Jesús. San Juan lo narra
de la siguiente manera:
"Estaba María Magdalena llorando fuera, junto al sepulcro y vio dos ángeles
donde había estado Jesús. Ellos le dicen: - ¿Mujer, por qué lloras? - Ella
les responde: - Porque se han llevado a mi Señor, y no sé donde lo han
puesto.
Dicho esto se volvió y vio que Jesús estaba ahí, pero no sabía que era Jesús.
Le dice Jesús: - ¿Mujer por qué lloras? ¿A quién buscas?
Ella, pensando que era el encargado de aquella finca le dijo: - Señor, si tú
lo has llevado, dime donde lo has puesto, yo me lo llevaré.
Jesús le dice: '¡María!'
Ella lo reconoce y le dice : '¡Oh Maestro!' (y se lanzó a besarle los pies).
Le dijo Jesús: - Suéltame, porque todavía no he subido al Padre. Vete donde
los hermanos y diles: 'Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios a vuestro
Dios'.
Fue María Magdalena y les dijo a los discípulos: - He visto al Señor, y me
ha dicho esto y esto." (Jn. 27, 11).
Esta mujer tuvo el honor de ser la encargada de comunicar la noticia de la
resurrección de Jesús.
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