Ternura y firmeza también pueden traducirse como comprensión
y exigencia, como confianza y respeto, como libertad y obediencia, como
intimidad y apertura. Saber armonizar estos binomios constituye el arte de educar.
La firmeza debe ser estimulante y motivadora. La ternura por su parte es la
causa y el fundamento de la firmeza. Sólo se exige a los que se quiere y ama.
Claves, que no pasarían de ser palabras si no van
respaldadas con hechos. La coherencia y el ejemplo de los padres serán siempre
imprescindibles. No es fácil educar a los hijos hoy en día.
Un exceso de firmeza puede desembocar en un autoritarismo
contraprudecente. Si, por el contrario, la ternura impide o diluye el ejercicio
de la firmeza, el intento educativo corre serio peligro de fracasar. Equilibrar
el grado de justo de ambos elementos esenciales en la medida adecuada, sin
excederse en la firmeza ni ahogarla en el cariño, es la tarea más difícil que
enfrentamos nosotros los padres.
- No hay educación sin autoridad: En nuestra sociedad, como en gran parte del mundo, existe actualmente una crisis de autoridad dentro de la familia. Esta crisis tiene tres aspectos graves.
a)
Por un lado, deteriora el papel de la
institución familiar como núcleo pasivo clásico de la organización social.
b)
Perjudica la formación de niños y jóvenes para
una vida provechosa.
c)
Inhabilita a los jóvenes de hoy para educar a la
generación siguiente, es decir, sus propios hijos, acentuando un progresivo
deterioro en cadena hacia la decadencia de la sociedad.
Para evitar esta catástrofe es
necesario el ejercicio correcto del principio de autoridad. Cuando los padres
no logran marcar límites claros a sus hijos, dejan de cumplir su obligación de
trasmitirles una imagen positiva con perfiles bien definidos.
Este incumplimiento priva a los
hijos de la guía que buscan y necesitan de sus mayores: puntos de referencia y
modelos de conducta y aprendizaje.
La autoridad paterna cumple su
función educativa cuando se ejerce con cariño, estímulo y paciencia. La
ausencia de estos requisitos esenciales la convierte en un autoritarismo cuyas
consecuencias son tan perniciosas como la equivocada permisividad que ha
invadido tantas sociedades muertas.
Corrientes de pensamientos de
diferente signo han contribuido a debilitar la autoridad de los padres. Las
ideas liberales y materialistas, representadas en gran parte por Juan Jacobo
Rousseau, impulsaron el concepto de que el hombre es bueno por naturaleza, sin
embargo lo pervierte el proceso de socialización.
No hay comentarios:
Publicar un comentario