sábado, 14 de abril de 2012

Apariciones de Jesús a sus discípulos


Marcos 16, 9-15. Pascua. El cristiano es, en la Iglesia y con la Iglesia, un misionero de Cristo enviado al mundo.
Apariciones de Jesús a sus discípulos
Del santo Evangelio según san Marcos 16, 9-15

Jesús resucitó en la madrugada, el primer día de la semana, y se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios. Ella fue a comunicar la noticia a los que habían vivido con él, que estaban tristes y llorosos. Ellos, al oír que vivía y que había sido visto por ella, no creyeron. Después de esto, se apareció, bajo otra figura, a dos de ellos cuando iban de camino a una aldea. Ellos volvieron a comunicárselo a los demás; pero tampoco creyeron a éstos. Por último, estando a la mesa los once discípulos, se les apareció y les echó en cara su incredulidad y su dureza de corazón, por no haber creído a quienes le habían visto resucitado. Y les dijo: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación».

Oración introductoria

Jesús, que la incredulidad y la dureza de corazón no sean lo que distingue mi vida de oración. Concédeme la gracia que mis meditaciones sean el camino para experimentar tu presencia. Acrecienta mi fe, esperanza y caridad, pues sólo mediante la Eucaristía y la oración podré conocer y acoger el mensaje de tu amor.

Petición

Señor, aparécete en mi oración, o dame la humildad de saber que me escuchas, aunque no «sienta» nada.

Meditación del Papa

Hermanos y hermanas míos, hace falta que os asociéis a mí como testigos de la resurrección de Jesús. En efecto, si vosotros no sois sus testigos en vuestros ambientes, ¿quién lo hará por vosotros? El cristiano es, en la Iglesia y con la Iglesia, un misionero de Cristo enviado al mundo. Ésta es la misión apremiante de toda comunidad eclesial: recibir de Dios a Cristo resucitado y ofrecerlo al mundo, para que todas las situaciones de desfallecimiento y muerte se transformen, por el Espíritu, en ocasiones de crecimiento y vida. Para eso debemos escuchar más atentamente la Palabra de Cristo y saborear asiduamente el Pan de su presencia en las celebraciones eucarísticas. Esto nos convertirá en testigos y, aún más, en portadores de Jesús resucitado en el mundo, haciéndolo presente en los diversos ámbitos de la sociedad y a cuantos viven y trabajan en ellos, difundiendo esa vida "abundante" que ha ganado con su cruz y resurrección y que sacia las más legítimas aspiraciones del corazón humano. (Benedicto XVI, 14 de mayo de 2010).

Reflexión

Si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra fe. (1 Co, 15,14). Desde la primera generación cristiana la Iglesia se reconoce en esta expresión de San Pablo. El problema que se ha siempre presentado es aquél de cómo interpretar esta verdad central del credo. ¿Quiere decir que ha resucitado verdaderamente, es decir, que vive por siempre en su cuerpo y no solamente como simple manera espiritual?

Es esto lo que afirma la Escritura y la fe de la Iglesia. La resurrección en cuanto tal, es decir, el acto por el cual Dios glorifica a Jesús, es inaccesible y se puede alcanzar sólo por la fe. Por eso es importante que este hecho no huya de la búsqueda histórica. Es inimaginable la primera predicación cristiana, sin la experiencia pascual de los apóstoles que testimonian que Jesús se ha manifestado muchas veces antes de la muerte. Sólo esta verdad da un significado auténtico y trascendental a la propia existencia, la ilumina y la hace vivir con optimismo. La resurrección de Cristo es vida para los difuntos, perdón para los pecadores, gloria para los santos. Todo tiene razón de existir con la resurrección de Cristo y el mismo dolor se transforma.

Propósito

Ser testigo de Cristo con un comentario o una buena acción, aunque me cueste.

Diálogo con Cristo

Jesús, no podré ser un testigo auténtico de tu resurrección si primero no logro amar a cada uno de mis hermanos con el mismo amor con que Tú los amas. Dame una caridad como la tuya: total, generosa, desinteresada, que sólo busque el bien de los demás y acepte a todos por igual, sin poner límites y sin hacer acepciones entre las personas. Esto se dice fácil, pero para lograrlo, necesito convertirme en una persona que haya hecho la experiencia de tu amor en su propia vida, por medio de la vida sacramental, la oración y mi ayuda a los demás.


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El Viernes Santo, empezó la Novena a la Divina Misericordia. cuya fiesta se celebra el domingo siguiente a la Resurrección.


Segundo Domingo de Pascua o de la Divina Misericordia

"En nuestros tiempos, muchos son los fieles cristianos de todo el mundo que desean exaltar esa misericordia divina en el culto sagrado y de manera especial en la celebración del misterio pascual, en el que resplandece de manera sublime la bondad de Dios para con todos los hombres.

Acogiendo pues tales deseos, el Sumo Pontífice Juan Pablo II se ha dignado disponer que en el Misal Romano, tras el título del Segundo Domingo de Pascua, se añada la denominación "o de la Divina Misericordia" ..... " (Fragmento del Decreto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, de 5 de mayo de 2000.

Indulgencias en el Segundo Domingo de Pascua o de la Divina Misericordia:

"Se concede la indulgencia plenaria, con las condiciones habituales (confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Sumo Pontífice) al fiel que, en el domingo segundo de Pascua, llamado de la Misericordia divina, en cualquier iglesia u oratorio, con espíritu totalmente alejado del afecto a todo pecado, incluso venial, participe en actos de piedad realizados en honor de la Misericordia divina, o al menos rece, en presencia del santísimo sacramento de la Eucaristía, públicamente expuesto o conservado en el Sagrario, el Padrenuestro y el Credo, añadiendo una invocación piadosa al Señor Jesús misericordioso (por ejemplo, "Jesús misericordioso, confío en ti")".

sábado 14 Abril 2012
Sábado de Pascua

San Valeriano Martir



Leer el comentario del Evangelio por
San Romano de Mélode : «Proclamad la buena noticia a toda la creación»

Lecturas

Hechos 4,13-21.


Los miembros del Sanedrín estaban asombrados de la seguridad con que Pedro y Juan hablaban, a pesar de ser personas poco instruidas y sin cultura. Reconocieron que eran los que habían acompañado a Jesús,
pero no podían replicarles nada, porque el hombre que había sido curado estaba de pie, al lado de ellos.
Entonces les ordenaron salir del Sanedrín y comenzaron a deliberar,
diciendo: "¿Qué haremos con estos hombres? Porque no podemos negar que han realizado un signo bien patente, que es notorio para todos los habitantes de Jerusalén.
A fin de evitar que la cosa se divulgue más entre el pueblo, debemos amenazarlos, para que de ahora en adelante no hablen de ese Nombre".
Los llamaron y les prohibieron terminantemente que dijeran una sola palabra o enseñaran en el nombre de Jesús.
Pedro y Juan les respondieron: "Juzguen si está bien a los ojos del Señor que les obedezcamos a ustedes antes que a Dios.
Nosotros no podemos callar lo que hemos visto y oído".
Después de amenazarlos nuevamente, los dejaron en libertad, ya que no sabían cómo castigarlos, por temor al pueblo que alababa a Dios al ver lo que había sucedido.


Salmo 118(117),1.14-15.16-18.19-21.


¡Aleluya!
¡Den gracias al Señor, porque es bueno,
porque es eterno su amor!
El Señor es mi fuerza y mi protección;
él fue mi salvación.
Un grito de alegría y de victoria
resuena en las carpas de los justos:
"La mano del Señor hace proezas,

la mano del Señor es sublime, la mano del Señor hace proezas".
No, no moriré: viviré
para publicar lo que hizo el Señor.
El Señor me castigó duramente,
pero no me entregó a la muerte.
"Abran las puertas de la justicia
y entraré para dar gracias al Señor".

"Esta es la puerta del Señor:
sólo los justos entran por ella".
Yo te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.


Marcos 16,9-15.


Jesús, que había resucitado a la mañana del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, aquella de quien había echado siete demonios.
Ella fue a contarlo a los que siempre lo habían acompañado, que estaban afligidos y lloraban.
Cuando la oyeron decir que Jesús estaba vivo y que lo había visto, no le creyeron.
Después, se mostró con otro aspecto a dos de ellos, que iban caminando hacia un poblado.
Y ellos fueron a anunciarlo a los demás, pero tampoco les creyeron.
En seguida, se apareció a los Once, mientras estaban comiendo, y les reprochó su incredulidad y su obstinación porque no habían creído a quienes lo habían visto resucitado.
Entonces les dijo: "Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación.


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por

San Romano de Mélode (?-v. 560), compositor de Himnos
Himno «La misión de los apóstoles», 13 s; SC 283

«Proclamad la buena noticia a toda la creación»

Acercándose a ellos, Jesús les dijo: «Se me ha dado todo poder en
el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todos los
pueblos... (Mt 28,18-19). Porque todo me ha sido devuelto por El que me
engendró, el cielo y la tierra de los que ya era dueño antes de haber
tomado carne. Ahora he tomado posesión de mi realeza sobre todo el
universo, y en vosotros tengo un consejo de ministros sagrado, sólo yo que
conozco el fondo de los corazones.» "Id a todas las naciones.
Habiendo echado en tierra el grano del arrepentimiento, regadlo con
vuestras enseñanzas". Escuchando estas palabras, los apóstoles se miraban
unos otros meneando la cabeza: "¿De dónde nos vendrán las palabras y la
lengua para hablar a todos? ¿Quién nos dará la fuerza para luchar con los
pueblos y las naciones como nos lo has dicho, nosotros que no tenemos
letras ni cultura, que somos humildes pescadores, el único que conoces el
fondo de los corazones?" "No se atormenten más vuestros corazones,
que el Enemigo no turbe vuestro espíritu. No penséis más como niños... No
quiero vencer por la fuerza, sino por la debilidad. No busco filósofos:
escogí 'lo necio del mundo' (1Co 1,27), yo que sólo conozco el fondo de los
corazones.» "Id, pues, a toda la creación. Regad con vuestras
enseñanzas el grano de arrepentimiento que sembrasteis. Procurad que ningún
alma arrepentida se quede fuera de vuestra red. Me complazco en aquellos
que vuelven, como bien sabéis vosotros. ¡Oh, si el que me traicionó,
hubiera vuelto después de haberme vendido! Borrando su pecado, lo habría
reunido con vosotros, yo que sólo conozco el fondo de los corazones...»
"Decid que soy Dios y que yo, el Indecible, tomé la condición de esclavo
(Fl 2,7). Mostrad cómo hice mías las heridas de la carne... Fui enterrado
porque había sido condenado, descendí al infierno porque soy el Señor..."
Confortados por estas palabras, los apóstoles decían al Creador: "Tu eres
el Dios que existía antes de los siglos, y no tendrás fin... Te
proclamaremos como lo ordenaste. Estate con nosotros, sé nuestro defensor,
tú que sólo conoces el fondo de los corazones".


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