“No es posible acercarse al conocimiento de la verdad con un corazón turbado”.
Por eso debemos esforzarnos por evitar
todo lo que agita nuestro corazón, todo lo que es causa de distracción,
de sobreexcitación, todo lo que despierta nuestras pasiones o nos
inquieta…
Cuando servimos al Señor, no debemos
“inquietarnos y agitarnos por muchas cosas” sino recordar siempre que
“una sola cosa es necesaria”. (Lc 10, 41).
de San Basilio el Grande
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