*"Deja el amor del mundo y sus dulcedumbres, como sueños de los que uno despierta; arroja tus cuidados, abandona todo pensamiento vano, renuncia a tu cuerpo. Porque vivir de la oración no significa sino enajenarse del mundo visible e invisible. Nada. A no ser el unirme a Ti en la oración de recogimiento. Unos desean la gloria; otros las riquezas. Yo anhelo sólo a Dios y pongo en Ti solamente la esperanza de mi alma devastada por la pasión"
jueves, 29 de noviembre de 2012
ES SIEMPRE BUENO MIRAR HACIA ATRÁS.
El camionero Robin MacAllen de Toronto, Canadá, puso en marcha el motor de su vehículo. El camión estaba cargado con varillas de hierro, y Robin estaba saliendo del corralón de materiales.
Como conocía bien el lugar, Robin casi nunca miraba hacia atrás cuando retrocedía. Siempre suponía que tenía suficiente espacio libre. Pero esta vez, al retroceder, chocó contra otro camión que Robin no había advertido, y ocurrió lo insólito. Una varilla —una sola varilla de la carga— se corrió hacía adelante, traspasó el vidrio trasero de la cabina del camión, entró por la nuca de Robin y salió por la frente.
Increíblemente, el desprevenido camionero no murió. La varilla, de milagro, pasó entre los dos hemisferios de su cerebro, sin causar daño mortal. A Robin lo llevaron de emergencia al hospital, y el comentario sentencioso del cirujano Friedman, que le extrajo la varilla, fue: «Hay veces en la vida en que conviene mirar hacia atrás.»
¡Qué lección tan poderosa la de esta frase del doctor Friedman! Mirar hacia atrás es examinar nuestra vida pasada. Es repasar las experiencias. Es analizar la conducta. Y quien con ojos objetivos mira su vida de ayer y estudia los motivos y las razones por los que hizo lo que hizo, tendrá la madurez necesaria para conducir su vida presente hacia triunfos y victorias.
Es realmente sabio poder prever consecuencias y luego, en todas las decisiones, tener presentes esas consecuencias. Solamente la persona que mira hacia atrás, examinando sus hechos pasados, puede prever consecuencias y ordenar su vida presente con cordura y sensatez.
«Hay veces en la vida en que conviene mirar hacia atrás», le dijo el doctor Friedman a Robin MacAllen. Mejor le hubiera dicho: «Siempre conviene mirar hacia atrás. Siempre conviene aprender del pasado. Siempre conviene medir nuestra conducta conforme a las experiencias vividas. Siempre conviene tener presentes las lecciones que nuestro ayer nos ha dejado.»
Si nuestra vida no ha rendido el fruto que debe, y hemos tenido heridas, frustraciones y malentendidos, es porque toda nuestra vida es un espejo que refleja lo que le hemos dado. La vida nos paga según nuestra inversión en ella. Lo que sembramos es precisamente lo que cosechamos.
Para poder aprender del pasado y del presente, pidámosle a Cristo que sea nuestro Señor. Él quiere ser nuestro Maestro. Abrámosle nuestro corazón.
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