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Felicidad y sus siete Hijos, Santa |
El tema de hoy ocurrió unos doscientos años después del
nacimiento de Cristo. En esa época vivía en Roma una
noble viuda cristiana, llamada Felicidad, que tenía también siete hijos,
guapos muchachos y fervorosos discípulos de Cristo.
Todos ellos fueron
encarcelados por la fe. Siguiendo el orden de las edades,
a todos se les fue poniendo uno por uno ante
la altenativa de apostatar o morir, más, ayudados por las
heroicas palabras de aliento de su madre, todos aquellos jóvenes
prefirieron la muerte en testimonio de fidelidad al Salvador. "¡Ea!"
–respondió el mayor de los hijos al juez que le
inducía traicionar a Cristo-, acaba ya con tu charla; sábete
que yo quiero permanecer fiel. Idénticas respuestas dieron los otros
seis, y todos fueron muriendo por la fe ante los
ojos de aquellos a quienes todavía no había llegado el
turno.
Y la madre, que había sufrido y muerto, por decirlo
así, con cada unos de sus hijos, concluyó aquella inmolación
heroica sufriendo cuatro meses después la gloriosa muerte del martirio.
¡Que recibimiento le harían sus hijos en el cielo! De
la madre hace conmemoración la Iglesia el día 23 de
noviembre, mientras que hoy celebra la fiesta de los siete
santos hermanos. Los cánticos y oraciones de la misa de
hoy, son de una asombrosa belleza; leámosla con devoción, y
si sabemos vincularla con la historia de este día, comprenderemos
todo su profundo significado.
Entre los siete hijos de Santa
Felicidad hay uno –el penúltimo, llamado Alejandro-, cuyos sagrados despojos
fueron trasladados durante la temprana Edad Media, a la villa
de Wildeshausen, en la actual provincia de Oldemburgo. No podemos
imaginarnos la solemnidad y el gran concurso de gente, procedente
de toda Alemania, con que fueron trasladadas las sagradas reliquias.
Hoy todavía podemos seguir el itinerario de aquella solemne procesión,
pues doquiera los restos del santo se detenían una noche,
allí las gentes se encargaban de edificar un templo en
honor del joven mártir. Por eso hay en Alemania tantas
iglesias dedicadas a San Alejandro.
¡Qué gloriosa fue aquella madre
heroica y sus hijos! La madre, en el hogar, lo
es todo para sus hijos. Ordinariamente, de ella depende en
gran parte el rumbo que sigan éstos el día de
mañana.
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