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Vandregisilo, Santo |
Abad
Martirologio Romano: En el monasterio de Fontenelle, en Neustria,
san Vandregisilo, abad, que, habiendo renunciado a vivir en la
corte con el rey Dagoberto, hizo vida monástica en varios
lugares, y promovido al sacerdocio por san Audeno,
obispo de Rouen, en el bosque llamado Gemeticense fundó y
rigió el monasterio de este mismo nombre (c. 668).
Vandregisilo nació en las
cercanías de Verdún (Francia), a fines del siglo VI o
a principios del VII. Era pariente del Beato Pepino de
Landen, predecesor de la dinastía carolingia. Sus padres le educaron
piadosa y sobriamente, y en la escuela aprendió los rudimentos
de las ciencias profanas. Los nobles de aquella época sólo
podían hacer carrera en la corte, de suerte que Vandregisilo
fue enviado a la corte de Austrasia, en cuanto tuvo
edad suficiente para ello. Ahí contrajo matrimonio por complacer a
sus padres, aunque personalmente no lo deseaba, pues desde tiempo
atrás tenía la intención de abrazar la vida religiosa. Felizmente,
los deseos de su esposa concordaban con los suyos, de
suerte que vivieron juntos como hermano y hermana (aunque también
se cuenta que fueron los padres de Santa Landrada).
Cuando
Vandregisilo puso en orden todos sus asuntos seculares, ambos se
retiraron a la vida religiosa, el año 628. El rey
Dagoberto no dejó de oponerse a ello, ya que no
quería perder a un servidor tan eficaz y de tanta
confianza. Vandregisilo comenzó por quedar bajo la dirección de San
Baudry de Montfaugon, cerca de Verdún; pero a los pocos
meses, comprendió que debía retirarse durante algún tiempo a la
soledad. Así pues, se construyó una choza en los bosques,
a orillas del río Doubs, cerca de Saint-Ursanne, en el
Jura, donde pasó seis años. Su modo de vida y
las penitencias que practicaba recuerdan mucho la disciplina de los
monjes de Irlanda, ya que sólo comía dos veces por
semana, dormía una o dos horas diarias y rezaba el
oficio descalzo sobre el suelo helado. Por ello, se ha
dicho que San Vandregisilo estaba bajo la influencia de San
Columbano; tal hipótesis es bastante verosímil, puesto que San Ursicino,
uno de los discípulos de San Columbano, había santificado con
su vida y su muerte el sitio en el que
habitaba entonces San Vandregisilo y éste proyectó, en una época,
un viaje a Irlanda. Abandonando a los discípulos que se
habían congregado a su derredor, el santo pasó algún tiempo
en la abadía de San Columbano en Bobbio y después
se trasladó a la abadía de Romain-Moütier. Ahí permaneció diez
años, hasta perfeccionarse en las reglas y prácticas de la
vida cenobítica. El arzobispo de Rouen, San Ouén (también llamado
San Audeno), en cuya diócesis trabajó algún tiempo Vandregisilo, le
confirió las órdenes sagradas.
Una vez que Dios formó así perfectamente
a su instrumento, le dio a entender que había llegado
el momento de emprender la gran obra de su vida,
o sea la fundación de la abadía de Fontenelle, en
las cercanías de Caudebec-en-Caux. Pronto se unieron a Vandregisilo numerosos
discípulos. El año 657, San Ouén (San Audeno) consagró a
San Pedro la iglesia de la nueva abadía. Fontenelle fue
uno de los monasterios más característicos de la Edad Media,
ya que era a la vez hogar de ascetas, centro
misional y escuela de artes y letras. San Vandregisilo se
preocupó particularmente por el bienestar de los habitantes de los
alrededores; no contento con encargarse de la instrucción de las
personas que trabajaban en las dependencias del monasterio, que eran
muy numerosas, extendió su celo a toda la región de
Caux, donde había todavía muchos paganos. La bondad del santo
ablandó y transformó a muchas almas; su humildad atrajo aun
a los más renuentes y su predicación obró numerosas conversiones.
En julio del año 668, Vandregisilo tuvo que
guardar cama a causa de una ligera indisposición. Entonces, fue
arrebatado en éxtasis y comprendió que su muerte estaba próxima.
En cuanto volvió en sí, reunió a sus monjes y
les dijo: "Quedad tranquilos. Si permanecéis fieles a mis enseñanzas
y recordáis lo que os he predicado, si estrecháis entre
vosotros los lazos de unidad, amor y humildad y no
dejáis que la discordia se introduzca entre vosotros, el monasterio
prosperará. El Señor estará siempre entre vosotros y os reconfortará
y ayudará en todo".
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