¡Qué bella eres, amada mía,
qué bella eres!
Tus ojos son como palomas
detrás de tu velo.
l
Cantar de los Cantares.
Bello símbolo de protección
de nuestra
Madre de Dios que da su
devotos hijos y
además un signo de nuestra
consagración a María.
16 de julio
NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN, MADRE Y REINA DE CHILE
Solemnidad.
Las sagradas
Escrituras celebran la belleza del Carmelo, donde el profeta Elías defendió la
pureza de la fe de Israel en el Dios vivo. En el siglo XII, algunos eremitas se
retiraron a aquel monte, constituyendo más tarde una Orden dedicada a la vida
contemplativa, bajo el patrocinio de la Virgen María.
ORACION DE LA MAÑANA (Laúdes.)
X
(Se hace
la señal de la cruz mientras se dice:)
V/. –OH Dios, ven en mi ayuda.
R/. –Apresúrate, Señor a socorrerme.
R/. –Apresúrate, Señor a socorrerme.
X Gloria
al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en el principio, ahora y
siempre y por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya
HIMNO
I
Quién
podrá tanto alabarte
según
es tu merecer;
quién
sabrá tan bien loarte
que no
le falte saber;
pues
que para nos valer
tanto
vales,
da
remedio a nuestros males.
¡Oh
Madre de Dios y hombre!
¡Oh
concierto de concordia!
Tú que
tienes por renombre
Madre
de misericordia;
pues
para quitar discordia
tanto
vales,
da
remedio a nuestros males.
Tú que
estabas ya criada
cuando
el mundo se crió;
tú que
estabas muy guardada
para
quien de ti nació;
pues
por ti nos conoció,
si nos
vales,
fenecerán
nuestros males.
Tú que
eres flor de las flores,
tú que
del cielo eres puerta,
tú que
eres olor de olores,
tú que
das gloria muy cierta;
si de
la muerte muy muerta
no nos
vales,
no hay
remedio a nuestros males. Amén.
II
Lucero
del alba,
luz de
mi alma,
santa
María.
Virgen
y Madre,
hija
del Padre,
santa
María.
Flor
del Espíritu,
Madre
del Hijo,
santa
María.
Amor
maternal
del
Cristo total,
santa
María. Amén.
Antífona 1
Domingo I
de Adviento:
Aquel día, los montes destilarán dulzura y las colinas manarán leche y miel.
Aleluya.
Domingo I
de Cuaresma:
Toda mi vida te bendeciré, Señor, y alzaré las manos invocándote.
Domingo V
de Cuaresma:
Tú, Señor, fuiste mi auxilio.
Domingo V
de Pascua:
El que tenga sed, que venga a beber de balde el agua viva. Aleluya.
Tiempo
ordinario:
Por ti madrugo, Dios mío, para contemplar tu fuerza y tu gloria. Aleluya.
Ant. 1. Dichosa eres,
María, porque de ti vino la salvación del mundo; tú que ahora vives ya en la
gloria del Señor, intercede por nosotros ante tu Hijo. (T.P. Aleluya.)
Los
salmos y el cántico, del domingo de la semana I
Salmo 62, 2-9
El alma sedienta de Dios
Madruga por Dios
todo el que rechaza
las obras de las
tinieblas.
Oh Dios, tú eres mi
Dios, por ti madrugo,
mi alma está
sedienta de ti;
mi carne tiene ansia
de ti,
como tierra reseca,
agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba
en el santuario
viendo tu fuerza y
tu gloria!
Tu gracia vale más
que la vida,
te alabarán mis
labios.
Toda mi vida te
bendeciré
y alzaré las manos
invocándote.
Me saciaré como de
enjundia y de manteca,
y mis labios te
alabarán jubilosos.
En el lecho me
acuerdo de ti
y velando medito en
ti,
porque fuiste mi
auxilio,
y a la sombra de tus
alas canto con júbilo;
mi alma está unida a
ti,
y tu diestra me
sostiene.
Ant. 1. Dichosa eres,
María, porque de ti vino la salvación del mundo; tú que ahora vives ya en la
gloria del Señor, intercede por nosotros ante tu Hijo. (T.P. Aleluya.)
Domingo I
de Adviento:
Aquel día, los montes destilarán dulzura y las colinas manarán leche y miel.
Aleluya.
Domingo I
de Cuaresma:
Toda mi vida te bendeciré, Señor, y alzaré las manos invocándote.
Domingo V
de Cuaresma: Tú,
Señor, fuiste mi auxilio.
Domingo V
de Pascua:
El que tenga sed, que venga a beber de balde el agua viva. Aleluya.
Tiempo
ordinario:
Por ti madrugo, Dios mío, para contemplar tu fuerza y tu gloria. Aleluya.
Antífona 2
Domingo I
de Adviento:
Los montes y las colinas aclamarán en presencia del Señor, y los árboles de los
bosques aplaudirán, porque viene el Señor y reinará eternamente. Aleluya.
Domingo I
de Cuaresma:
Cantad y ensalzad a Dios por los siglos.
Domingo V
de Cuaresma:
Líbranos con tu poder maravilloso y sálvanos del poder de la muerte.
Domingo V
de Pascua:
Rendid homenaje al Señor, que hizo el cielo, la tierra, el mar y los
manantiales. Aleluya.
Tiempo
ordinario: En
medio de las llamas, los tres jóvenes, unánimes, cantaban: «Bendito sea el
Señor.» Aleluya.
Ant. 2. Tú eres la gloria de Jerusalén; tú, la
alegría de Israel; tú, el orgullo de nuestra raza. (T.P. Aleluya.)
Cántico: Dn 3,57-88.56
Toda la creación alabe al Señor
Alabad al Señor,
sus siervos todos.
(Ap 19,5)
Criaturas todas del
Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con
himnos por los siglos.
Ángeles del Señor,
bendecid al Señor;
cielos, bendecid al
Señor.
Aguas del espacio,
bendecid al Señor;
ejércitos del Señor,
bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid
al Señor;
astros del cielo,
bendecid al Señor.
Lluvia y rocío,
bendecid al Señor;
vientos todos,
bendecid al Señor.
Fuego y calor,
bendecid al Señor;
fríos y heladas,
bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas,
bendecid al Señor;
témpanos y hielos,
bendecid al Señor.
Escarchas y nieves,
bendecid al Señor;
noche y día,
bendecid al Señor.
Luz y tinieblas,
bendecid al Señor;
rayos y nubes,
bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al
Señor,
ensálcelo con himnos
por los siglos.
Montes y cumbres,
bendecid al Señor;
cuanto germina en la
tierra, bendiga al Señor.
Manantiales,
bendecid al Señor;
mares y ríos,
bendecid al Señor;
Cetáceos y peces,
bendecid al Señor;
aves del cielo,
bendecid al Señor.
Fieras y ganados,
bendecid al Señor,
ensalzadlo con
himnos por los siglos.
Hijos de los
hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al
Señor.
Sacerdotes del
Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor,
bendecid al Señor.
Almas y espíritus
justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de
corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y
Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con
himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre
y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con
himnos por los siglos.
Bendito el Señor en
la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y
ensalzado por los siglos.
Al final
de este cántico no se dice Gloria al Padre.
Domingo I
de Adviento:
Los montes y las colinas aclamarán en presencia del Señor, y los árboles de los
bosques aplaudirán, porque viene el Señor y reinará eternamente. Aleluya.
Domingo I
de Cuaresma:
Cantad y ensalzad a Dios por los siglos.
Domingo V
de Cuaresma:
Líbranos con tu poder maravilloso y sálvanos del poder de la muerte.
Domingo V
de Pascua:
Rendid homenaje al Señor, que hizo el cielo, la tierra, el mar y los
manantiales. Aleluya.
Tiempo
ordinario:
En medio de las llamas, los tres jóvenes, unánimes, cantaban: «Bendito sea el
Señor.» Aleluya.
Ant. 2. Tú eres la gloria de Jerusalén; tú, la
alegría de Israel; tú, el orgullo de nuestra raza. (T.P. Aleluya.)
Antífona 3
Domingo I
de Adviento:
Vendrá el gran profeta y renovará a Jerusalén. Aleluya.
Domingo I
de Cuaresma:
El Señor ama a su pueblo y adorna con la victoria a los humildes.
Domingo V
de Cuaresma:
Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre.
Domingo V
de Pascua:
Los fieles festejan la gloria del Señor. Aleluya.
Tiempo
ordinario:
Que los hijos de Sión se alegren por su Rey. Aleluya.
Ant. 3. ¡Alégrate, Virgen
María! Tú llevaste en el seno a Cristo, el Salvador. (T.P. Aleluya.)
Salmo 149
Alegría de los santos
Los hijos de la
Iglesia, nuevo pueblo de Dios,
se alegran por su
Rey, Cristo, el Señor. (Hesiquio)
Cantad al Señor un
cántico nuevo,
resuene su alabanza
en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel
por su Creador,
los hijos de Sión
por su Rey.
Alabad su nombre con
danzas,
cantadle con
tambores y cítaras;
porque el Señor ama
a su pueblo
y adorna con la
victoria a los humildes.
Que los fieles
festejen su gloria
y canten jubilosos
en filas:
con vítores a Dios
en la boca
y espadas de dos
filos en las manos:
para tomar venganza
de los pueblos
y aplicar el castigo
a las naciones,
sujetando a los
reyes con argollas,
a los nobles con
esposas de hierro.
Ejecutar la
sentencia dictada
es un honor para
todos sus fieles.
Domingo I
de Adviento:
Vendrá el gran profeta y renovará a Jerusalén. Aleluya.
Domingo I
de Cuaresma:
El Señor ama a su pueblo y adorna con la victoria a los humildes.
Domingo V
de Cuaresma:
Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre.
Domingo V
de Pascua: Los
fieles festejan la gloria del Señor. Aleluya.
Tiempo
ordinario: Que
los hijos de Sión se alegren por su Rey. Aleluya.
Ant. 3. ¡Alégrate, Virgen
María! Tú llevaste en el seno a Cristo, el Salvador. (T.P. Aleluya.)
X LECTURA
BREVE-
Desbordo de gozo con el Señor, y me alegro
con mi Dios: porque me ha vestido un traje de gala y me ha envuelto en un manto
de triunfo, como novia que se adorna con sus joyas. (Cf. Is 61,10)
RESPONSORIO BREVE
Fuera del
tiempo pascual:
R/. El
Señor la eligió * Y la predestinó. El Señor.
V/. La
hizo morar en su templo santo. * Y la predestinó. Gloria al Padre. El Señor.
Tiempo
pascual:
R/.
El Señor la eligió y la predestinó. * Aleluya,
aleluya. El Señor.
V/. La
hizo morar en su templo santo. * Aleluya,
aleluya. Gloria al Padre. El Señor.
Benedictus,
ant.: Por
Eva se cerraron a los hombres las puertas del paraíso, y por María Virgen se
han vuelto a abrir a todos. (T.P. Aleluya.)
Benedictus, Lc 1,68-79
El Mesías y su precursor
Bendito
sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su
pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.
Es
la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos
odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre
Abrahán.
Para
concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y
a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por
la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo
alto,
para iluminar a los que viven en
tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
X Gloria al Padre, al Hijo y al
Espíritu Santo, Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén. (Aleluya.)
Benedictus,
ant.: Por
Eva se cerraron a los hombres las puertas del paraíso, y por María Virgen se
han vuelto a abrir a todos. (T.P. Aleluya.)
PRECES. (Intercesión)
Elevemos
nuestras súplicas al Salvador, que quiso nacer de María Virgen, y digámosle:
Que tu Madre, Señor, interceda por nosotros.
Por
la Iglesia y sus pastores para que puedan guiar y cuidar a su rebaño.
R.
Por los enfermos por su pronta recuperación y por los difuntos para que les des la luz y la paz.
R.
OH
Sol de justicia, a quien la Virgen inmaculada precedía cual aurora luciente, haz
que vivamos siempre iluminados por la claridad de tu presencia.
R.
Verbo
eterno del Padre, que elegiste a María como arca incorruptible de tu morada, líbranos
de la corrupción del pecado.
R.
Salvador
nuestro, que quisiste que tu madre estuviera junto a tu cruz, por su
intercesión, concédenos compartir con alegría tus padecimientos.
R.
Jesús,
que, colgado en la cruz, diste María a Juan como madre, haz que nosotros
vivamos también como hijos suyos.
R.
(Intenciones libres).
***
O bien
estas otras:
Elevemos
nuestras súplicas al Salvador, que quiso nacer de María Virgen, y digámosle:
Que tu Madre, Señor, interceda por nosotros.
Salvador
del mundo, que, con la eficacia de tu redención, preservaste a tu Madre de toda
mancha de pecado,
—líbranos a nosotros
de toda culpa.
R.
Redentor
nuestro, que hiciste de la Virgen María tabernáculo purísimo de tu presencia y
sagrario del Espíritu Santo, haz también de nosotros templos de tu Espíritu.
R.
Verbo
eterno del Padre, que enseñaste a María a escoger la mejor parte, ayúdanos a
imitarla y a buscar el alimento que perdura hasta la vida eterna.
R.
Rey
de reyes, que elevaste contigo al cielo en cuerpo y alma a tu Madre, haz que
aspiremos siempre a los bienes del cielo.
R.
Señor
del cielo y de la tierra, que has colocado a tu derecha a María reina, danos un
día el gozo de tener parte en la gloria.
R.
Tú que
glorificaste a la Virgen en su admirable Asunción, _concede a nuestros difuntos
el descanso y la resurrección de entre los muertos.
R
(Se pueden añadir
algunas intenciones libres.)
***
Con la confianza que los hijos
tienen con su Padre terminemos nuestra diciendo ahora, todos juntos, la oración
que nos enseñó el mismo Señor:
Padre
nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre:
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en
el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
Oración
Te
suplicamos, Señor, que la poderosa intercesión de la Virgen María, en su
advocación del monte Carmelo, nos ayude y nos haga llegar hasta Cristo, monte
de salvación. Que vive y reina contigo.
Se dice la
oración propia o, en su defecto, una de las siguientes:
Tiempo de
Adviento:
Dios
todopoderoso, que según lo anunciaste por el ángel, has querido que tu Hijo se
encarnara en el seno de María, la Virgen, escucha nuestras súplicas y haz que
sintamos la protección de María los que la proclamamos verdadera Madre de Dios.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Tiempo de
Navidad:
Dios
todopoderoso, que por la maternidad virginal de María entregaste a los hombres
los bienes de la salvación, concédenos experimentar la intercesión maternal de
la que nos ha dado a tu Hijo Jesucristo, el autor de la vida. Que vive y reina
contigo.
Tiempo de
Cuaresma:
Derrama,
Señor, tu gracia sobre nosotros, que, por el anuncio del ángel, hemos conocido
la encarnación de tu Hijo, para que lleguemos, por su pasión y su cruz, a la
gloria de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo.
O bien:
Perdona,
Señor, los pecados de tus fieles y, ya que nuestros actos no pueden
complacerte, sálvanos por intercesión de la Madre de tu Hijo, nuestro Señor
Jesucristo. Que vive y reina contigo.
Tiempo
pascual:
OH
Dios, que por la resurrección de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, has llenado
el mundo de alegría, concédenos, por intercesión de su Madre, la Virgen María,
llegar a alcanzar los gozos eternos. Por nuestro Señor Jesucristo.
O bien:
Dios
todopoderoso, que derramaste el Espíritu Santo sobre los apóstoles, reunidos en
oración con María, la Madre de Jesús, concédenos, por intercesión de la Virgen,
entregarnos fielmente a tu servicio y proclamar la gloria de tu nombre con
testimonio de palabra y de vida. Por nuestro Señor Jesucristo.
Tiempo
ordinario:
Te
pedimos, Señor, que nosotros, tus siervos, gocemos siempre de salud de alma y
cuerpo, y, por la intercesión de santa María, la Virgen, líbranos de las
tristezas de este mundo y concédenos las alegrías del cielo. Por nuestro Señor
Jesucristo.
O bien:
Perdona,
Señor, los pecados de tus fieles y, ya que nuestros actos no pueden
complacerte, sálvanos por intercesión de la Madre de tu Hijo, nuestro Señor
Jesucristo. Que vive y reina contigo.
O bien:
Dios
de misericordia, fortalece nuestra débil condición y, al recordar en ese día a
la Madre de tu Hijo, concédenos, por su intercesión, vernos libres de todas
nuestras culpas. Por nuestro Señor Jesucristo.
O bien:
Te
rogamos, Señor, que venga en nuestra ayuda la intercesión poderosa de la Virgen
María, para que nos veamos libres de todo peligro y podamos vivir en tu paz.
Por nuestro Señor Jesucristo.
O bien:
Concédenos,
Señor, por intercesión de la Virgen María, cuya gloriosa memoria hoy
celebramos, hacernos dignos de participar, como ella, de la plenitud de tu
gracia. Por nuestro Señor Jesucristo.
O bien:
Dios
todopoderoso, concede a los fieles, que se alegran bajo la protección de la
Virgen María, verse libres, por su intercesión, de todos los males de este
mundo y alcanzar las alegrías del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo.
CONCLUSIÓN:
Por
ministro ordenado:
V/. El Señor esté con vosotros.
R/. Y con tu espíritu.
V/. La paz de Dios, que sobrepasa
todo juicio, custodie vuestros corazones y vuestros pensamientos en el
conocimiento y el amor de Dios y de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
R/. Amén.
V/. Y la bendición de Dios
todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.
R/. Amén.
(o bien)
V/. El Señor esté con vosotros.
R/. Y con tu espíritu.
V/. La bendición de Dios
todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.
R/. Amén.
Si se despide
a la asamblea, se añade:
V/. Podéis ir en la paz Cristo.
R/. Demos gracias a Dios.
Si no es
ministro ordenado:
V/. El Señor nos bendiga, nos
guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.
ORACION DE LA TARDE. (Vísperas).
X
(Se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V/. -Dios
mío, ven en mi auxilio.
R/. -Señor, date prisa en socorrerme.
R/. -Señor, date prisa en socorrerme.
X Gloria
al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en el principio, ahora y
siempre y por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya
HIMNO
I
Todos
te deben servir,
Virgen
y Madre de Dios,
que
siempre ruegas por nosotros
y tú
nos haces vivir.
Tanta
fue tu perfección
y de
tanto merecer,
que de
ti quiso nacer
quien
fue nuestra redención.
El
tesoro divinal
en tu
vientre se encerró,
tan
precioso, que libró
todo
el linaje humanal.
Tú
sellaste nuestra fe
con el
sello de la cruz,
tú
pariste nuestra luz,
Dios
de ti nacido fue.
¡Oh
clara virginidad,
fuente
de toda virtud!,
no
ceses de dar salud
a toda
la cristiandad. Amén.
II
María,
pureza en vuelo,
Virgen
de vírgenes, danos
la
gracia de ser humanos
sin
olvidarnos del cielo.
Enséñanos
a vivir;
ayúdenos
tu oración;
danos
en la tentación
la
gracia de resistir.
Honor
a la Trinidad
por
esta limpia victoria.
Y
gloria por esta gloria
que
alegra la cristiandad. Amén.
Ant. 1. Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está
contigo. (T.P. Aleluya.)
Salmo 121
La ciudad santa de Jerusalén
Os habéis acercado al monte Sión,
ciudad del Dios vivo,
Jerusalén del cielo.
(Hb 12,22)
¡Qué
alegría cuando me dijeron:
«Vamos
a la casa del Señor»!
Ya
están pisando nuestros pies
tus
umbrales, Jerusalén.
Jerusalén
está fundada
como
ciudad bien compacta.
Allá
suben las tribus,
las
tribus del Señor,
según
la costumbre de Israel,
a
celebrar el nombre del Señor;
en
ella están los tribunales de justicia,
en
el palacio de David.
Desead
la paz a Jerusalén:
«Vivan
seguros los que te aman,
haya
paz dentro de tus muros,
seguridad
en tus palacios.»
Por
mis hermanos y compañeros,
voy
a decir: «La paz contigo.»
Por
la casa del Señor, nuestro Dios,
te
deseo todo bien.
Ant. 1. Alégrate, María, llena de gracia, el Señor
está contigo. (T.P. Aleluya.)
Ant. 2. Aquí está la esclava del señor; el Señor;
hágase en mí según tu palabra. (T.P. Aleluya.)
Salmo 126
El esfuerzo humano
es inútil sin Dios
Sois
edificio de Dios. (1Co 3,9)
Si
el Señor no construye la casa,
en
vano se cansan los albañiles;
si
el Señor no guarda la ciudad,
en
vano vigilan los centinelas.
Es
inútil que madruguéis,
que
veléis hasta muy tarde,
que
comáis el pan de vuestros sudores:
¡Dios
lo da a sus amigos mientras duermen!
La
herencia que da el Señor son los hijos;
su
salario, el fruto del vientre:
son
saetas en mano de un guerrero
los
hijos de la juventud.
Dichoso
el hombre que llena
con
ellas su aljaba:
no
quedará derrotado cuando litigue
con
su adversario en la plaza.
Ant. 3. Bendita
tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre. (T.P. Aleluya.)
Cántico Ef
1,3-10
El Dios salvador
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.
Ant. 3. Bendita
tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre. (T.P. Aleluya.)
X LECTURA
BREVE-
Cuando se cumplió el tiempo, envió
Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los
que estaban bajo la ley, para que recibiéramos el ser hijos por adopción. (Ga 4,4-5)
RESPONSORIO
BREVE
Fuera del
tiempo pascual.
R/. Alégrate María, llena de gracia, * El
Señor está contigo. Alégrate.
V/. Bendita tú entre las mujeres, y
bendito el fruto de tu vientre. * El Señor está
contigo .
X
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Alégrate.
Tiempo
pascual.
R/. Alégrate María, llena de gracia, El
Señor está contigo *.Aleluya, aleluya. Alégrate.
V/. Bendita tú entre las mujeres, y
bendito el fruto de tu vientre. * Aleluya,
aleluya. .
X
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Alégrate.
Magníficat, Lc 1, 46-55
Alegría del alma
en el Señor
Ant. Dichosa tú ,
María, que has creído, porque lo que te ha dicho el señor se cumplirá.(T.P. aleluya.)
Proclama mi alma
la grandeza del Señor,
se alegra mi
espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado
la humillación de su esclava.
Desde ahora me
felicitarán todas las generaciones,
porque el
Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es
santo,
y su
misericordia llega a sus fieles
de generación en
generación.
Él hace proezas
con su brazo:
dispersa a los
soberbios de corazón,
derriba del
trono a los poderosos
y enaltece a los
humildes,
a los
hambrientos los colma de bienes
y a los ricos
los despide vacíos.
Auxilia a
Israel, su siervo,
acordándose de
la misericordia
—como lo había
prometido a nuestros padres—
en favor de
Abrahán y su descendencia por siempre.
X Gloria al Padre,
y al Hijo, y al Espíritu Santo, Como era en el principio, ahora y siempre, por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Canta y
alégrate, pueblo de Dios, porque el Señor está en ti, aleluya.
PRECES. (Intercesión)
Padre de los cielos, recibe la voz de nuestra alabanza y bendición, que
en honor de la Virgen María y Reina del Carmelo ofrecemos;
Por su intercesión, escúchanos.
Tú que llenaste su alma de la gracia, dirige nuestra vida para alcanzar
la justicia y santidad —verdadera.
R.
Tú que asociaste a la Virgen María a las grandes gestas de nuestra
historia, líbranos de los —desenfrenos
de las pasiones que engendran tiranías, odios, lujurias y avaricia.
R.
Tú que asociaste a la Virgen a la dolorosa Pasión de tu Hijo, líbranos
por su intercesión de los —terremotos,
incendios, inundaciones, sequías y epidemias.
R.
Tú que llenaste a la Virgen de la prudencia y de la sabiduría de los
santos, guía e ilumina a —nuestra Iglesia apartándola de la herejía y del
cisma; a nuestros gobernantes y a las instituciones de nuestra nación, llénalas
de fortaleza, discreción y amor.
R.
Tú que glorificaste a la Virgen en su admirable Asunción, concede a
nuestros difuntos el —descanso y la resurrección de entre los muertos.
R.
(Se pueden añadir
algunas intenciones libres.)
***
Confiando
en el Señor, que hizo obras grandes en María, pidamos al Padre que colme
también de bienes a nuestra patria: Padre nuestro.
Padre
nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre:
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en
el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
Oración
Dios
omnipotente, estos hijos tuyos nos alegramos de tener como Protectora a la
Santísima Virgen del Carmen, Made y Reina de esta Patria nuestra; concédenos
por su materna intercesión, la concordia y la justicia, y sus frutos de
verdadera paz y prosperidad. Por nuestro
Señor Jesucristo.
Antes del descanso nocturno. (Completas).
X
(Se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V/. -Dios
mío, ven en mi auxilio.
R/. -Señor, date prisa en socorrerme.
R/. -Señor, date prisa en socorrerme.
X Gloria
al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en el principio, ahora y
siempre y por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya
EXAMEN DE
CONCIENCIA.
Hermanos: Llegados al fin de
esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos humildemente nuestros
pecados.
Tras el silencio se continúa con una de las
siguientes fórmulas:
1ª.-
Yo confieso ante Dios Todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión.
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos
y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
2ª.-
V/. Señor, ten misericordia de nosotros.
R/. Porque hemos
pecado contra ti.
V/. Muéstranos, Señor, tu misericordia.
R/. Y danos tu salvación.
3ª.-
V/. Tú
que has sido enviado a sanar los corazones afligidos:
Señor, ten piedad.
R/. Señor,
ten piedad.
V/. Tú
que has venido a llamar a los pecadores:
Cristo, ten piedad.
R/.
Cristo, ten piedad.
V/. Tú
que estás sentado a la derecha del Padre
para interceder por nosotros: Señor, ten piedad.
R/.
Señor, ten piedad.
Se concluye diciendo:
V/. Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.
HIMNO
I
Gracias, porque al fin del día
podemos agradecerte
los méritos de tu muerte
y el pan de la Eucaristía,
la plenitud de alegría
de haber vivido tu alianza,
la fe, el amor, la esperanza
y esta bondad de tu empeño
de convertir nuestro sueño
en una humilde alabanza.
Gloria al Padre, gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos. Amén.
II
Nos cubren las tinieblas
con su intangible
velo;
nos acosa la noche
con sus ojos,
y reza el
pensamiento.
Los astros en tus
bóvedas,
Señor de universo,
vigilarán lo oscuro,
vigilarán el sueño.
Nosotros dormiremos.
Amén.
Fuera del
tiempo pascual, ant.:
Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno.
Tiempo
pascual, ant.:
Aleluya, aleluya, aleluya.
Salmo 90
A la sombra del
Omnipotente
Os he dado potestad
para pisotear
serpientes y
escorpiones. (Lc 10,19)
Tú que habitas al
amparo del Altísimo,
que vives a la
sombra del Omnipotente,
di al Señor:
«Refugio mío, alcázar mío,
Dios mío, confío en
ti.»
Él te librará de la
red del cazador,
de la peste funesta.
Te cubrirá con sus
plumas,
bajo sus alas te
refugiarás:
su brazo es escudo y
armadura.
No temerás el
espanto nocturno,
ni la flecha que
vuela de día,
ni la peste que se
desliza en las tinieblas,
ni la epidemia que
devasta a mediodía.
Caerán a tu
izquierda mil,
diez mil a tu
derecha;
a ti no te
alcanzará.
Nada más mirar con
tus ojos,
verás la paga de los
malvados,
porque hiciste del
Señor tu refugio,
tomaste al Altísimo
por defensa.
No se te acercará la
desgracia,
ni la plaga llegará
hasta tu tienda,
porque a sus ángeles
ha dado órdenes
para que te guarden
en tus caminos;
te llevarán en sus
palmas,
para que tu pie no tropiece
en la piedra;
caminarás sobre
áspides y víboras,
pisotearás leones y
dragones.
«Se puso junto a mí:
lo libraré;
lo protegeré porque
conoce mi nombre,
me invocará y lo
escucharé.
Con él estaré en la
tribulación,
lo defenderé, lo
glorificaré,
lo saciaré de largos
días
y le haré ver mi
salvación.»
Fuera del
tiempo pascual, ant.:
Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno.
Tiempo
pascual, ant.:
Aleluya, aleluya, aleluya.
Tiempo ordinario:
(Adviento,
Navidad, Cuaresma y Pascua en el Propio del tiempo.)
X Lectura
Bíblica.
Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es
solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma,
con todas las fuerzas. Las palabras que hoy te digo quedarán en tu memoria, se
las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa y yendo de
camino, acostado y levantado. (Dt 6,4-7)
Otros himnos,
propios del Tiempo Ordinario, en el Salterio.
RESPONSORIO BREVE
R/.
A tus manos, Señor, * Encomiendo mi espíritu. A tus manos.
V/.
Tú, el Dios leal, nos librarás. * Encomiendo. Gloria al Padre. A tus manos.
Tiempo
pascual:
R/. A
tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. * Aleluya, aleluya. A tus manos.
V/.
Tú, el Dios leal, nos librarás. * Aleluya. aleluya. Gloria al Padre. A tus
manos.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos, Señor,
despiertos, protégenos mientras dormimos para que velemos con Cristo y
descansemos en paz. (T.P. Aleluya)
Nunc dimittis, Lc 2, 29-32
Cristo,
luz de las naciones y gloria de Israel
Ahora,
Señor, según tu promesa,
puedes
dejar a tu siervo irse en paz.
Porque
mis ojos han visto a tu Salvador.
a
quien has presentado ante todos los pueblos:
luz
para alumbrar a las naciones
y
gloria de tu pueblo Israel.
X Gloria al Padre,
y al Hijo, y al Espíritu Santo, Como era en el principio, ahora y siempre, por
los siglos de los siglos. Amén.
La oración conclusiva va precedida de la
invitación «Oremos». Al final se responde: «Amén», y
se concluye:
El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una muerte
santa.
R/. Amén.
Oración
Conclusiva.
Humildemente
te pedimos, Señor, que después de haber celebrado en este día los misterios de
la resurrección de tu Hijo, sin temor alguno, descansemos en tu paz y mañana
nos levantemos alegres para cantar nuevamente tus alabanzas. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
O
Visita, Señor, esta habitación: aleja de
ella las insidias del enemigo; que tus santos ángeles habiten en ella y nos
guarden en paz, y que tu bendición permanezca siempre con nosotros. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Antífonas
finales a la Santísima Virgen María
I
Dios te salve, Reina
y Madre de misericordia,
vida, dulzura y
esperanza nuestra;
Dios te salve.
A ti llamamos los
desterrados hijos de Eva;
a ti suspiramos,
gimiendo y llorando,
en este valle de
lágrimas.
Ea, pues, Señora,
abogada nuestra,
vuelve a nosotros
esos tus ojos misericordiosos,
y, después de este
destierro,
muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.
¡Oh clementísima, oh
piadosa, oh dulce Virgen María!
II
Madre del Redentor,
virgen fecunda,
puerta del cielo
siempre abierta,
estrella del mar,
ven a librar al
pueblo que tropieza
y quiere levantarse.
Ante la admiración
de cielo y tierra,
engendraste a tu santo Creador,
y permaneces siempre
virgen.
Recibe el saludo del
ángel Gabriel,
y ten piedad de
nosotros, pecadores.
III
Salve, Reina de los
cielos
y Señora de los
ángeles;
salve, raíz; salve,
puerta,
que dio paso a
nuestra luz.
Alégrate, virgen
gloriosa,
entre todas la más
bella;
salve, oh hermosa
doncella,
ruega a Cristo por
nosotros.
IV
Bajo tu protección
nos acogemos,
santa Madre de Dios;
no deseches las
súplicas
que te dirigimos en
nuestras necesidades;
antes bien, líbranos
siempre de todo peligro,
oh Virgen gloriosa y
bendita.
Tiempo
pascual
Reina del cielo,
alégrate, aleluya,
porque el Señor,
a quien has merecido
llevar, aleluya,
ha resucitado, según
su palabra, aleluya.
Ruega al Señor por
nosotros, aleluya.
No hay comentarios:
Publicar un comentario