martes, 17 de julio de 2012

NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN, MADRE Y REINA DE CHILE Solemnidad.


 

 ¡Qué bella eres, amada mía, qué bella eres!
Tus ojos son como palomas detrás de tu velo. 
l Cantar de los Cantares.


 
Bello símbolo de protección de nuestra
Madre de Dios que da su devotos hijos y
además un signo de nuestra consagración a María.


16 de julio
NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN, MADRE Y REINA DE CHILE
Solemnidad.

Las sagradas Escrituras celebran la belleza del Carmelo, donde el profeta Elías defendió la pureza de la fe de Israel en el Dios vivo. En el siglo XII, algunos eremitas se retiraron a aquel monte, constituyendo más tarde una Orden dedicada a la vida contemplativa, bajo el patrocinio de la Virgen María.


ORACION DE LA MAÑANA (Laúdes.)
X  
(Se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V/. –OH Dios, ven en mi ayuda.
R/. –Apresúrate, Señor a socorrerme.
X Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en el principio, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya

HIMNO
I
Quién podrá tanto alabarte
según es tu merecer;
quién sabrá tan bien loarte
que no le falte saber;
pues que para nos valer
tanto vales,
da remedio a nuestros males.


¡Oh Madre de Dios y hombre!
¡Oh concierto de concordia!


Tú que tienes por renombre
Madre de misericordia;
pues para quitar discordia
tanto vales,
da remedio a nuestros males.

Tú que estabas ya criada
cuando el mundo se crió;
tú que estabas muy guardada
para quien de ti nació;
pues por ti nos conoció,
si nos vales,
fenecerán nuestros males.

Tú que eres flor de las flores,
tú que del cielo eres puerta,
tú que eres olor de olores,
tú que das gloria muy cierta;
si de la muerte muy muerta
no nos vales,
no hay remedio a nuestros males. Amén.

II

Lucero del alba,
luz de mi alma,
santa María.

Virgen y Madre,
hija del Padre,
santa María.

Flor del Espíritu,
Madre del Hijo,
santa María.


Amor maternal
del Cristo total,
santa María. Amén.


Antífona 1



Domingo I de Adviento: Aquel día, los montes destilarán dulzura y las colinas manarán leche y miel. Aleluya.

Domingo I de Cuaresma: Toda mi vida te bendeciré, Señor, y alzaré las manos invocándote.

Domingo V de Cuaresma: Tú, Señor, fuiste mi auxilio.

Domingo V de Pascua: El que tenga sed, que venga a beber de balde el agua viva. Aleluya.

Tiempo ordinario: Por ti madrugo, Dios mío, para contemplar tu fuerza y tu gloria. Aleluya.

Ant. 1. Dichosa eres, María, porque de ti vino la salvación del mundo; tú que ahora vives ya en la gloria del Señor, intercede por nosotros ante tu Hijo. (T.P. Aleluya.)

Los salmos y el cántico, del domingo de la semana I

Salmo 62, 2-9

El alma sedienta de Dios


Madruga por Dios

todo el que rechaza
las obras de las tinieblas.

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.


Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.


Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Ant. 1. Dichosa eres, María, porque de ti vino la salvación del mundo; tú que ahora vives ya en la gloria del Señor, intercede por nosotros ante tu Hijo. (T.P. Aleluya.)

Domingo I de Adviento: Aquel día, los montes destilarán dulzura y las colinas manarán leche y miel. Aleluya.

Domingo I de Cuaresma: Toda mi vida te bendeciré, Señor, y alzaré las manos invocándote.

Domingo V de Cuaresma: Tú, Señor, fuiste mi auxilio.

Domingo V de Pascua: El que tenga sed, que venga a beber de balde el agua viva. Aleluya.

Tiempo ordinario: Por ti madrugo, Dios mío, para contemplar tu fuerza y tu gloria. Aleluya.


Antífona 2


Domingo I de Adviento: Los montes y las colinas aclamarán en presencia del Señor, y los árboles de los bosques aplaudirán, porque viene el Señor y reinará eternamente. Aleluya.

Domingo I de Cuaresma: Cantad y ensalzad a Dios por los siglos.

Domingo V de Cuaresma: Líbranos con tu poder maravilloso y sálvanos del poder de la muerte.

Domingo V de Pascua: Rendid homenaje al Señor, que hizo el cielo, la tierra, el mar y los manantiales. Aleluya.

Tiempo ordinario: En medio de las llamas, los tres jóvenes, unánimes, cantaban: «Bendito sea el Señor.» Aleluya.

Ant. 2. Tú eres la gloria de Jerusalén; tú, la alegría de Israel; tú, el orgullo de nuestra raza. (T.P. Aleluya.)

Cántico: Dn 3,57-88.56

Toda la creación alabe al Señor


Alabad al Señor,
 sus siervos todos.
(Ap 19,5)

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
    
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.


Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor;

Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

Al final de este cántico no se dice Gloria al Padre.

Domingo I de Adviento: Los montes y las colinas aclamarán en presencia del Señor, y los árboles de los bosques aplaudirán, porque viene el Señor y reinará eternamente. Aleluya.

Domingo I de Cuaresma: Cantad y ensalzad a Dios por los siglos.


Domingo V de Cuaresma: Líbranos con tu poder maravilloso y sálvanos del poder de la muerte.

Domingo V de Pascua: Rendid homenaje al Señor, que hizo el cielo, la tierra, el mar y los manantiales. Aleluya.

Tiempo ordinario: En medio de las llamas, los tres jóvenes, unánimes, cantaban: «Bendito sea el Señor.» Aleluya.

Ant. 2. Tú eres la gloria de Jerusalén; tú, la alegría de Israel; tú, el orgullo de nuestra raza. (T.P. Aleluya.)

Antífona 3


Domingo I de Adviento: Vendrá el gran profeta y renovará a Jerusalén. Aleluya.

Domingo I de Cuaresma: El Señor ama a su pueblo y adorna con la victoria a los humildes.

Domingo V de Cuaresma: Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre.

Domingo V de Pascua: Los fieles festejan la gloria del Señor. Aleluya.

Tiempo ordinario: Que los hijos de Sión se alegren por su Rey. Aleluya.

Ant. 3. ¡Alégrate, Virgen María! Tú llevaste en el seno a Cristo, el Salvador. (T.P. Aleluya.)

Salmo 149

Alegría de los santos


Los hijos de la Iglesia, nuevo pueblo de Dios,
se alegran por su Rey, Cristo, el Señor. (Hesiquio)

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;



porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.

Domingo I de Adviento: Vendrá el gran profeta y renovará a Jerusalén. Aleluya.

Domingo I de Cuaresma: El Señor ama a su pueblo y adorna con la victoria a los humildes.

Domingo V de Cuaresma: Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre.

Domingo V de Pascua: Los fieles festejan la gloria del Señor. Aleluya.

Tiempo ordinario: Que los hijos de Sión se alegren por su Rey. Aleluya.

Ant. 3. ¡Alégrate, Virgen María! Tú llevaste en el seno a Cristo, el Salvador. (T.P. Aleluya.)

X LECTURA BREVE-

Desbordo de gozo con el Señor, y me alegro con mi Dios: porque me ha vestido un traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo, como novia que se adorna con sus joyas. (Cf. Is 61,10)


RESPONSORIO BREVE



Fuera del tiempo pascual:

R/. El Señor la eligió * Y la predestinó. El Señor.
V/. La hizo morar en su templo santo. * Y la predestinó. Gloria al Padre. El Señor.

Tiempo pascual:

R/. El Señor la eligió y la predestinó. * Aleluya, aleluya. El Señor.
V/. La hizo morar en su templo santo. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. El Señor.

Benedictus, ant.: Por Eva se cerraron a los hombres las puertas del paraíso, y por María Virgen se han vuelto a abrir a todos. (T.P. Aleluya.)

Benedictus, Lc 1,68-79

El Mesías y su precursor


Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
         porque ha visitado y redimido a su pueblo,
         suscitándonos una fuerza de salvación
         en la casa de David, su siervo,
         según lo había predicho desde antiguo
         por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
         y de la mano de todos los que nos odian;
         realizando la misericordia
         que tuvo con nuestros padres,
         recordando su santa alianza
         y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
         arrancados de la mano de los enemigos,
         le sirvamos con santidad y justicia,
         en su presencia, todos nuestros días.



Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
         porque irás delante del Señor
         a preparar sus caminos,
         anunciando a su pueblo la salvación,
         el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
         nos visitará el sol que nace de lo alto,
         para iluminar a los que viven en tinieblas
         y en sombra de muerte,
         para guiar nuestros pasos
         por el camino de la paz.
X Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. (Aleluya.)

Benedictus, ant.: Por Eva se cerraron a los hombres las puertas del paraíso, y por María Virgen se han vuelto a abrir a todos. (T.P. Aleluya.)


PRECES. (Intercesión)

Elevemos nuestras súplicas al Salvador, que quiso nacer de María Virgen, y digámosle:

Que tu Madre, Señor, interceda por nosotros.

Por la Iglesia y sus pastores para que puedan guiar y cuidar a su rebaño.
                                                                                                                                                                            R.
Por los enfermos por su pronta recuperación  y por los difuntos para que les des la luz y la paz.
                                                                                                                                                                            R.
OH Sol de justicia, a quien la Virgen inmaculada precedía cual aurora luciente, haz que vivamos siempre iluminados por la claridad de tu presencia.
                                                                                                                                                                            R.
Verbo eterno del Padre, que elegiste a María como arca incorruptible de tu morada, líbranos de la corrupción del pecado.
                                                                                                                                                                            R.
Salvador nuestro, que quisiste que tu madre estuviera junto a tu cruz, por su intercesión, concédenos compartir con alegría tus padecimientos.
                                                                                                                                                                            R.
Jesús, que, colgado en la cruz, diste María a Juan como madre, haz que nosotros vivamos también como hijos suyos.
                                                                                                                                                                            R.

(Intenciones libres).
***
O bien estas otras:

Elevemos nuestras súplicas al Salvador, que quiso nacer de María Virgen, y digámosle:

Que tu Madre, Señor, interceda por nosotros.

Salvador del mundo, que, con la eficacia de tu redención, preservaste a tu Madre de toda mancha de pecado,
—líbranos a nosotros de toda culpa.
                                                                                                                                                                            R.
Redentor nuestro, que hiciste de la Virgen María tabernáculo purísimo de tu presencia y sagrario del Espíritu Santo, haz también de nosotros templos de tu Espíritu.
                                                                                                                                                                            R.
Verbo eterno del Padre, que enseñaste a María a escoger la mejor parte, ayúdanos a imitarla y a buscar el alimento que perdura hasta la vida eterna.
                                                                                                                                                                            R.
Rey de reyes, que elevaste contigo al cielo en cuerpo y alma a tu Madre, haz que aspiremos siempre a los bienes del cielo.
                                                                                                                                                                            R.
Señor del cielo y de la tierra, que has colocado a tu derecha a María reina, danos un día el gozo de tener parte en la gloria.
                                                                                                                                                                            R.
Tú que glorificaste a la Virgen en su admirable Asunción, _concede a nuestros difuntos el descanso y la resurrección de entre los muertos.

                                                                                                                                                                            R
(Se pueden añadir algunas intenciones libres.)

***


Con la confianza que los hijos tienen con su Padre terminemos nuestra diciendo ahora, todos juntos, la oración que nos enseñó el mismo Señor:

Padre nuestro, que estás en el cielo,
         santificado sea tu Nombre:
         venga a nosotros tu reino;
         hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
         Danos hoy nuestro pan de cada día;
         perdona nuestras ofensas,
         como también nosotros perdonamos
         a los que nos ofenden;
         no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.

Oración

Te suplicamos, Señor, que la poderosa intercesión de la Virgen María, en su advocación del monte Carmelo, nos ayude y nos haga llegar hasta Cristo, monte de salvación. Que vive y reina contigo.

Se dice la oración propia o, en su defecto, una de las siguientes:

Tiempo de Adviento:

Dios todopoderoso, que según lo anunciaste por el ángel, has querido que tu Hijo se encarnara en el seno de María, la Virgen, escucha nuestras súplicas y haz que sintamos la protección de María los que la proclamamos verdadera Madre de Dios. Por nuestro Señor Jesucristo.

Tiempo de Navidad:

Dios todopoderoso, que por la maternidad virginal de María entregaste a los hombres los bienes de la salvación, concédenos experimentar la intercesión maternal de la que nos ha dado a tu Hijo Jesucristo, el autor de la vida. Que vive y reina contigo.





Tiempo de Cuaresma:

Derrama, Señor, tu gracia sobre nosotros, que, por el anuncio del ángel, hemos conocido la encarnación de tu Hijo, para que lleguemos, por su pasión y su cruz, a la gloria de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien:

Perdona, Señor, los pecados de tus fieles y, ya que nuestros actos no pueden complacerte, sálvanos por intercesión de la Madre de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo. Que vive y reina contigo.

Tiempo pascual:

OH Dios, que por la resurrección de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, has llenado el mundo de alegría, concédenos, por intercesión de su Madre, la Virgen María, llegar a alcanzar los gozos eternos. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien:

Dios todopoderoso, que derramaste el Espíritu Santo sobre los apóstoles, reunidos en oración con María, la Madre de Jesús, concédenos, por intercesión de la Virgen, entregarnos fielmente a tu servicio y proclamar la gloria de tu nombre con testimonio de palabra y de vida. Por nuestro Señor Jesucristo.
Tiempo ordinario:

Te pedimos, Señor, que nosotros, tus siervos, gocemos siempre de salud de alma y cuerpo, y, por la intercesión de santa María, la Virgen, líbranos de las tristezas de este mundo y concédenos las alegrías del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien:

Perdona, Señor, los pecados de tus fieles y, ya que nuestros actos no pueden complacerte, sálvanos por intercesión de la Madre de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo. Que vive y reina contigo.

O bien:

Dios de misericordia, fortalece nuestra débil condición y, al recordar en ese día a la Madre de tu Hijo, concédenos, por su intercesión, vernos libres de todas nuestras culpas. Por nuestro Señor Jesucristo.


O bien:

Te rogamos, Señor, que venga en nuestra ayuda la intercesión poderosa de la Virgen María, para que nos veamos libres de todo peligro y podamos vivir en tu paz. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien:

Concédenos, Señor, por intercesión de la Virgen María, cuya gloriosa memoria hoy celebramos, hacernos dignos de participar, como ella, de la plenitud de tu gracia. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien:
Dios todopoderoso, concede a los fieles, que se alegran bajo la protección de la Virgen María, verse libres, por su intercesión, de todos los males de este mundo y alcanzar las alegrías del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo.

CONCLUSIÓN:
Por ministro ordenado:

V/. El Señor esté con vosotros.
R/. Y con tu espíritu.
V/. La paz de Dios, que sobrepasa todo juicio, custodie vuestros corazones y vuestros pensamientos en el conocimiento y el amor de Dios y de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
R/. Amén.
V/. Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.
R/. Amén.
(o bien)
V/. El Señor esté con vosotros.
R/. Y con tu espíritu.
V/. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.
R/. Amén.






Si se despide a la asamblea, se añade:

V/. Podéis ir en la paz Cristo.
R/. Demos gracias a Dios.

Si no es ministro ordenado:

V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.


 ORACION DE LA TARDE. (Vísperas).
X  
(Se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V/. -Dios mío, ven en mi auxilio.
R/. -Señor, date prisa en socorrerme.

X Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en el principio, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya

HIMNO

I
Todos te deben servir,
Virgen y Madre de Dios,
que siempre ruegas por nosotros
y tú nos haces vivir.

Tanta fue tu perfección
y de tanto merecer,
que de ti quiso nacer
quien fue nuestra redención.

El tesoro divinal
en tu vientre se encerró,
tan precioso, que libró
todo el linaje humanal.

Tú sellaste nuestra fe
con el sello de la cruz,
tú pariste nuestra luz,
Dios de ti nacido fue.

¡Oh clara virginidad,
fuente de toda virtud!,
no ceses de dar salud
a toda la cristiandad. Amén.

II

María, pureza en vuelo,
Virgen de vírgenes, danos
la gracia de ser humanos
sin olvidarnos del cielo.

Enséñanos a vivir;
ayúdenos tu oración;
danos en la tentación
la gracia de resistir.

Honor a la Trinidad
por esta limpia victoria.
Y gloria por esta gloria
que alegra la cristiandad. Amén.

Ant. 1. Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está contigo. (T.P. Aleluya.)

 

Salmo 121

La ciudad santa de Jerusalén


Os habéis acercado al monte Sión,

ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo.
(Hb 12,22)
¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.

Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,



según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David.

Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios.»

Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo.»
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.

Ant. 1. Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está contigo. (T.P. Aleluya.)

Ant. 2. Aquí está la esclava del señor; el Señor; hágase en mí según tu palabra. (T.P. Aleluya.)

Salmo 126
El esfuerzo humano es inútil sin Dios

Sois edificio de Dios. (1Co 3,9)

Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.

Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
que comáis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!

La herencia que da el Señor son los hijos;
su salario, el fruto del vientre:
son saetas en mano de un guerrero
los hijos de la juventud.

Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.

Ant. 3. Bendita  tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre. (T.P. Aleluya.)

Cántico                                                  Ef 1,3-10
El Dios salvador

Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.


Ant. 3. Bendita  tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre. (T.P. Aleluya.)

X LECTURA BREVE-

Cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos el ser hijos por adopción. (Ga 4,4-5)
RESPONSORIO BREVE

Fuera del tiempo pascual.

R/. Alégrate María, llena de gracia, * El Señor está contigo. Alégrate.
V/. Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre. * El Señor está contigo .
X Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Alégrate.

Tiempo pascual.

R/. Alégrate María, llena de gracia, El Señor está contigo *.Aleluya, aleluya. Alégrate.
V/. Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre. * Aleluya, aleluya. .
X Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Alégrate.

Magníficat, Lc 1, 46-55

Alegría del alma en el Señor

Ant. Dichosa tú , María, que has creído, porque lo que te ha dicho el señor se cumplirá.(T.P. aleluya.)

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
X Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo, Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Canta y alégrate, pueblo de Dios, porque el Señor está en ti, aleluya.




PRECES. (Intercesión)

Padre de los cielos, recibe la voz de nuestra alabanza y bendición, que en honor de la Virgen María y Reina del Carmelo ofrecemos;
               
Por su intercesión, escúchanos.

Tú que llenaste su alma de la gracia, dirige nuestra vida para alcanzar la justicia y santidad     verdadera.
                                                                                                                                                                            R.
Tú que asociaste a la Virgen María a las grandes gestas de nuestra historia, líbranos de los      desenfrenos de las pasiones que engendran tiranías, odios, lujurias y avaricia.
                                                                                                                                                                            R.


Tú que asociaste a la Virgen a la dolorosa Pasión de tu Hijo, líbranos por su intercesión de los terremotos, incendios, inundaciones, sequías y epidemias.
                                                                                                                                                                            R.
Tú que llenaste a la Virgen de la prudencia y de la sabiduría de los santos, guía e ilumina a      nuestra Iglesia apartándola de la herejía y del cisma; a nuestros gobernantes y a las instituciones de nuestra nación, llénalas de fortaleza, discreción y amor.
                                                                                                                                                                            R.
Tú que glorificaste a la Virgen en su admirable Asunción, concede a nuestros difuntos el         descanso y la resurrección de entre los             muertos.
                                                                                                                                                                            R.

(Se pueden añadir algunas intenciones libres.)

***
                Confiando en el Señor, que hizo obras grandes en María, pidamos al Padre que colme también de bienes a nuestra patria: Padre nuestro.
Padre nuestro, que estás en el cielo,
         santificado sea tu Nombre:
         venga a nosotros tu reino;
         hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
         Danos hoy nuestro pan de cada día;
         perdona nuestras ofensas,
         como también nosotros perdonamos
         a los que nos ofenden;
         no nos dejes caer en la tentación,
         y líbranos del mal.
Oración
Dios omnipotente, estos hijos tuyos nos alegramos de tener como Protectora a la Santísima Virgen del Carmen, Made y Reina de esta Patria nuestra; concédenos por su materna intercesión, la concordia y la justicia, y sus frutos de verdadera paz y prosperidad.  Por nuestro Señor Jesucristo.
Antes del descanso nocturno. (Completas).
X  
(Se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V/. -Dios mío, ven en mi auxilio.
R/. -Señor, date prisa en socorrerme.
X Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en el principio, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya


EXAMEN DE CONCIENCIA.

Hermanos: Llegados al fin de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos humildemente nuestros pecados.

Tras el silencio se continúa con una de las siguientes fórmulas:

1ª.-
Yo confieso ante Dios Todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión.
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos
y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.

2ª.-
V/. Señor, ten misericordia de nosotros.
R/. Porque hemos pecado contra ti.
V/. Muéstranos, Señor, tu misericordia.
R/. Y danos tu salvación.

3ª.-
V/. Tú que has sido enviado a sanar los corazones afligidos:
Señor, ten piedad.
R/. Señor, ten piedad.
V/. Tú que has venido a llamar a los pecadores:
Cristo, ten piedad.
R/. Cristo, ten piedad.
V/. Tú que estás sentado a la derecha del Padre
para interceder por nosotros: Señor, ten piedad.
R/. Señor, ten piedad.

Se concluye diciendo:

V/. Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.

R/. Amén.

HIMNO
I

Gracias, porque al fin del día
podemos agradecerte
los méritos de tu muerte
y el pan de la Eucaristía,
la plenitud de alegría
de haber vivido tu alianza,
la fe, el amor, la esperanza
y esta bondad de tu empeño
de convertir nuestro sueño
en una humilde alabanza.

Gloria al Padre, gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos. Amén.

II

Nos cubren las tinieblas
con su intangible velo;
nos acosa la noche con sus ojos,
y reza el pensamiento.

Los astros en tus bóvedas,
Señor de universo,
vigilarán lo oscuro,
vigilarán el sueño.
Nosotros dormiremos. Amén.

Fuera del tiempo pascual, ant.: Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno.

Tiempo pascual, ant.: Aleluya, aleluya, aleluya.


Salmo 90
A la sombra del Omnipotente

Os he dado potestad para pisotear
serpientes y escorpiones. (Lc 10,19)

Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío,
Dios mío, confío en ti.»

Él te librará de la red del cazador,
de la peste funesta.
Te cubrirá con sus plumas,
bajo sus alas te refugiarás:
su brazo es escudo y armadura.

No temerás el espanto nocturno,
ni la flecha que vuela de día,
ni la peste que se desliza en las tinieblas,
ni la epidemia que devasta a mediodía.



Caerán a tu izquierda mil,
diez mil a tu derecha;
a ti no te alcanzará.

Nada más mirar con tus ojos,
verás la paga de los malvados,
porque hiciste del Señor tu refugio,
tomaste al Altísimo por defensa.

No se te acercará la desgracia,
ni la plaga llegará hasta tu tienda,
porque a sus ángeles ha dado órdenes
para que te guarden en tus caminos;

te llevarán en sus palmas,
para que tu pie no tropiece en la piedra;
caminarás sobre áspides y víboras,
pisotearás leones y dragones.

«Se puso junto a mí: lo libraré;
lo protegeré porque conoce mi nombre,
me invocará y lo escucharé.

Con él estaré en la tribulación,
lo defenderé, lo glorificaré,
lo saciaré de largos días
y le haré ver mi salvación.»

Fuera del tiempo pascual, ant.: Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno.

Tiempo pascual, ant.: Aleluya, aleluya, aleluya.

Tiempo ordinario:
(Adviento, Navidad, Cuaresma y Pascua en el Propio del tiempo.)

X Lectura Bíblica.

Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas. Las palabras que hoy te digo quedarán en tu memoria, se las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado. (Dt 6,4-7)

Otros himnos, propios del Tiempo Ordinario, en el Salterio.
RESPONSORIO BREVE

R/. A tus manos, Señor, * Encomiendo mi espíritu. A tus manos.
V/. Tú, el Dios leal, nos librarás. * Encomiendo. Gloria al Padre. A tus manos.

Tiempo pascual:

R/. A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. * Aleluya, aleluya. A tus manos.

V/. Tú, el Dios leal, nos librarás. * Aleluya. aleluya. Gloria al Padre. A tus manos.
CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos para que velemos con Cristo y descansemos en paz. (T.P. Aleluya)

Nunc dimittis, Lc 2, 29-32
Cristo, luz de las naciones y gloria de Israel

Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz.

Porque mis ojos han visto a tu Salvador.
a quien has presentado ante todos los pueblos:

luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.

X Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo, Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

La oración conclusiva va precedida de la invitación «Oremos». Al final se responde: «Amén», y se concluye:

El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una muerte santa.

R/. Amén.

Oración Conclusiva.

Humildemente te pedimos, Señor, que después de haber celebrado en este día los misterios de la resurrección de tu Hijo, sin temor alguno, descansemos en tu paz y mañana nos levantemos alegres para cantar nuevamente tus alabanzas. Por Jesucristo, nuestro Señor.
O
Visita, Señor, esta habitación: aleja de ella las insidias del enemigo; que tus santos ángeles habiten en ella y nos guarden en paz, y que tu bendición permanezca siempre con nosotros. Por Jesucristo, nuestro Señor.




Antífonas finales a la Santísima Virgen María

I

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra;
Dios te salve.

A ti llamamos los desterrados hijos de Eva;
a ti suspiramos, gimiendo y llorando,
en este valle de lágrimas.

Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos,
y, después de este destierro,
muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.

¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María!

II

Madre del Redentor, virgen fecunda,
puerta del cielo siempre abierta,
estrella del mar,
ven a librar al pueblo que tropieza
y quiere levantarse.


Ante la admiración de cielo y tierra,
engendraste a tu santo Creador,
y permaneces siempre virgen.

Recibe el saludo del ángel Gabriel,
y ten piedad de nosotros, pecadores.

III

Salve, Reina de los cielos
y Señora de los ángeles;
salve, raíz; salve, puerta,
que dio paso a nuestra luz.

Alégrate, virgen gloriosa,
entre todas la más bella;
salve, oh hermosa doncella,
ruega a Cristo por nosotros.

IV

Bajo tu protección nos acogemos,
santa Madre de Dios;
no deseches las súplicas
que te dirigimos en nuestras necesidades;
antes bien, líbranos siempre de todo peligro,
oh Virgen gloriosa y bendita.

Tiempo pascual

Reina del cielo, alégrate, aleluya,
porque el Señor,
a quien has merecido llevar, aleluya,
ha resucitado, según su palabra, aleluya.
Ruega al Señor por nosotros, aleluya.

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