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Claudio Béguignot, Beato |
Martirologio Romano: Frente a Rochefort, en la costa de Francia,
beatos Nicolás Savouret, de la Orden de los Hermanos Menores
Conventuales, y Claudio Béguignot, cartujo, presbíteros y mártires, que durante
la Revolución Francesa, por odio al sacerdocio, fueron encerrados en
una nave convertida en cárcel, en la que enfermaron y
murieron (1794).
Etimológicamente: Claudio = Aquel que camina con dificultad,
es de origen latino.(1736-1794)
Profesó en
la cartuja de Bourgfontaine, el 15 de agosto de 1760.
Sabemos muy poco de su vida en la Cartuja; sin
embargo, después de la supresión de su Casa, rehusó prestar
juramento y se escondió en la Cartuja de Ruán como
«huésped», o sea, como miembro de aquella Comunidad de la
que no era profeso, según consta en el Capítulo General
de 1782. En 1791 se dispersó esa Comunidad, siendo arrestado
en la casa de un particular en abril de 1793,
y deportado el 6 de marzo del año siguiente en
que le llevaron a Rockefort, donde tras ser objeto de
un cacheo fue embarcado en el buque «Les Deux-Associés» (Los
dos socios).
Más tarde, otro cartujo y compañero en la
prueba, llamado Labiche de Reignefort, ofreció de él el siguiente
testimonio: «Este santo religioso falleció en el gran hospital, durante
mi permanencia en él. Después de haber pasado santamente la
mayor parte de su vida en la contemplación y en
la práctica de todas las virtudes propias del claustro, la
terminó aún más santamente en la profesión de la fe,
en medio de las obras penosas de su ministerio sacerdotal,
como confesor. Casi todos los enfermos acudían a él, aunque
Don Claudio estuviera tan enfermo como ellos. Tantos trabajos terminaron
por enardecer su sangre. A esto se añadió el empeoramiento
de una llaga que se había hecho en una pierna,
y en tal forma que le ocasionó la muerte. Falleció
como había vivido; con las señales de un verdadero predestinado,
en el mes de julio de 1794. Con solo ver
a este hombre de Dios, se sentía uno atraído por
el amor a la penitencia. Llevaba la mortificación de Jesucristo
en todo su cuerpo. Nunca se hubiera uno cansado de
oírle hablar de Dios, tal era la unción conque lo
hacía. . . Los rasgos de su rostro tenían algo
de parecido con los que los artistas acostumbran a representar
a San José Benito Labre. Esta es la razón por
la que habíamos dado ese mismo nombre a este gran
siervo de Dios». Don Claudio de Beguignot falleció el 16
de julio de 1794, a la edad de 58 años.
Siendo sepultado en la isla de Aix.
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