martes, 10 de abril de 2012

Teresa de Jesús de los Andes, Santa


Monja Carmelita, 12 de abril
Teresa de Jesús de los Andes, Santa
Teresa de Jesús de los Andes, Santa

Religiosa Carmelita

Martirologio Romano: En la ciudad de Los Andes, en Chile, santa Teresa de Jesús de los Andes, virgen, que, siendo novicia en la Orden de Carmelitas Descalzas, consagró, como ella misma decía, su vida a Dios por el mundo pecador, muriendo de tifus a los veinte años de edad (1920).

También conocida como Santa Teresa de los Andes.
También conocida como Santa Teresa Fernándes Solar.

Etimológicamente: Teresa = Aquella que es experta en la caza, es de origen griego.

Fecha de canonización: 21 de marzo de 1993 por el Papa Juan Pablo II.

Teresa de Jesús de Los Andes (Juanita Fernández Solar) es la primera chilena y la primera carmelita americana que ha alcanzado el honor de los altares. Nació en Santiago de Chile el 13 de julio de 1900, en el seno de una familia acomodada, muy cristiana.
Desde los 6 años asistía con su madre casi a diario a la santa misa y suspiraba por la comunión, que recibió por primera vez el 1 de septiembre de 1910. Desde entonces procuraba comulgar diariamente y pasar largo rato en diálogo amistoso con Jesús.

También desde su niñez vivió una intensa vida mariana, que fue uno de los grandes cimientos de su vida espiritual. El conocimiento y amor de la Madre de Dios vivificó y sostuvo todos los momentos de su camino en el seguimiento de Cristo.

Hizo sus estudios en el colegio del Sagrado Corazón. Profundamente afectiva, se creía incapaz de vivir separada de los suyos. Sin embargo, asumió generosamente la prueba de estudiar en régimen de internado los tres últimos cursos, como entrenamiento para la separación definitiva, que se consumaría el 7 de mayo de 1919, ingresando en las Carmelitas Descalzas de Los Andes.

Se había sentido llamada al Carmelo a los 14 años. Y, mediante la lectura de los santos carmelitas y la frecuente correspondencia con la priora de Los Andes, fue preparándose, de suerte que es admirable la clarividencia con que, desde sus 17 años, expone el ideal de la carmelita y el ardor con que defiende su vida contemplativa. Ella la abrazó ilusionada por verdadero amor al mundo; para serle más útil como testigo de la dimensión espiritual del hombre, y para contribuir con su sacrificio a que la sangre de Cristo se derrame sobre la humanidad y la purifique.

No alcanzando a vivir ni un año entero en el convento, murió el 12 de abril de 1920. Las religiosas aseguraban que al entrar ya era santa. De modo que, en tan corto tiempo, pudo consumar la carrera a la santidad que había iniciado muy en serio mucho antes de su primera comunión: “Cristo, ese loco de amor, me ha vuelto loca”, decía.

Estaba siempre dispuesta a servir y a sacrificarse por los demás, sobre todo para que reinaran la alegría y la felicidad, para hacer amable y atractiva la virtud. Su vida fue enteramente normal y equilibrada.

Alcanzó una envidiable madurez integrando en la más armoniosa síntesis lo divino y lo humano: oración, estudios, deberes hogareños... y deporte -al que era muy aficionada- destacando en natación y equitación.

Su santuario, visitado por más de cien mil peregrinos cada mes, se ha convertido en uno de los centros espirituales más concurridos de Chile.

Fue beatificada por el Papa Juan Pablo 11 en Santiago de Chile el 3 de abril de 1987, y canonizada en la basílica de San Pedro el domingo 21 de marzo de 1993.

Nota: El calendario carmelita la festeja el 12 de julio, el Martirologio Romano la recuerda el 12 de abril día de su ingreso a la Casa del Padre.


Teresa de Los Andes


Santa Teresa de Los Andes
Santa Teresa de los Andes.jpg
Santa Teresa de Los Andes
Nombre Juana Fernández del Solar
Nacimiento 13 de julio de 1900
Bandera de Chile Santiago, Chile
Fallecimiento 12 de abril de 1920
Bandera de Chile Los Andes, Chile
Venerado en Iglesia Católica Romana
Beatificación 3 de abril de 1987, por Juan Pablo II en Bandera de Chile Santiago, Chile
Canonización 21 de marzo de 1993, por Juan Pablo II en Flag of the Vatican City.svg Ciudad del Vaticano
Festividad 13 de julio

Juana Fernández del Solar (Santiago, Chile, 13 de julio de 1900 - Los Andes, Chile, 12 de abril de 1920) fue una religiosa católica chilena, perteneciente a las carmelitas descalzas. La Iglesia Católica la venera como santa bajo el nombre de Santa Teresa de Los Andes.

Teresa de Jesús de Los Andes es la primera persona nacida en Chile y la primera carmelita descalza americana canonizada. Fue además la cuarta Santa Teresa del Carmelo tras las santas de Ávila, de Florencia y de Lisieux que ha alcanzado el honor de los altares.

Nació en el seno de una familia acomodada muy cristiana, hija de Miguel Fernández Jaraquemada y de Lucía Solar Armstrong. Falleció en 1920 a las 19:15 horas, por causa del tifus, en el Monasterio del Espíritu Santo de las Carmelitas Descalzas en la localidad de Los Andes. Fue beatificada por Juan Pablo II en 1987 durante su única visita a Chile y luego fue canonizada seis años después por el mismo Pontífice, en la Basílica de San Pedro, Ciudad del Vaticano.


Biografía

Fue bautizada en la Parroquia Santa Ana de la ciudad de Santiago, con los nombres de Juana Enriqueta Josefina de los Sagrados Corazones Fernández del Solar, pero todos en la familia la conocían como Juanita. Su infancia se desarrolló en el seno de una familia profundamente católica: sus padres, Miguel Fernández y Lucía del Solar, sus tres hermanos, Miguel, Luis e Ignacio y dos hermanas, Rebeca y Lucía; su abuelo materno, tíos, tías y primos. La familia gozaba de muy buena posición social y económica.

Juanita realizó sus estudios en el Colegio del Sagrado Corazón de Santiago. Entre sus estudios, la vida familiar y su apostolado de caridad con los más pobres, se desarrolló su intenso amor por Jesucristo. A los catorce años de edad decidió consagrarse a Dios como religiosa, como Carmelita Descalza.

Su deseo se hizo realidad cuando ingresó al pequeño "Monasterio del Espíritu Santo de las Carmelitas Descalzas de Los Andes", en la V Región de Valparaíso, Diócesis de San Felipe de Aconcagua el 7 de mayo de 1919. El 14 de octubre hizo su primera profesión, tomó el Hábito y recibió el nombre de Teresa de Jesús.

Sólo once meses llevaba en el convento cuando murió de tifus a las 19:15 horas del 12 de abril de 1920, a la edad de 19 años. Profesó, antes de fallecer como religiosa carmelita "in articulo mortis".

Fue, después de todo, una vida breve y sencilla, pero viviendo el amor en gran medida. Hablaba familiarmente con Dios y así aprendió a serle fiel. "Cristo, ese loco de amor, me ha vuelto loca.", escribió.

Siempre preocupada por los demás, en su vida laica fue organizadora de misiones y catequista de niños en los fundos donde ella veraneaba, así como también estaba muy preocupada por los enfermos y los pobres, tanto en el campo como en Santiago. En el monasterio nunca dejó de orar y sacrificarse por la conversión de los pecadores.

Ha sido definida como una joven "alegre y equilibrada", que disfrutaba de la naturaleza, el deporte y las amistades, que cultivó con gran intensidad y mantuvo, a través de cartas, en el monasterio. Con grandes aptitudes intelectuales y una belleza deslumbrante, era muy halagada, incluso pretendida por algunos jóvenes a quienes rechazó por ser "muy superficiales", siendo que ella se había consagrado desde pequeña a su "todo adorado", Jesucristo. Sin embargo, estas alabanzas de la gente ella debió contrarrestarlas con gran esfuerzo en pos de la humildad necesaria para amar y servir a Jesucristo.

En el monasterio de Los Andes, "palomarcito", como ella lo definía, vivió a plenitud su consagración personal con Cristo, su "desposorio" con Él. Su alegría desbordante por esta consagración no logró verse menosacabada por la gran lucha que debió llevar, en primer lugar, contra sus propios afectos especialmente por sus familiares y amigos a quienes extrañaba enormemente, y en segundo lugar, contra el tifus que la llevó más tarde a la muerte, que para ella fue una "dulce muerte, que no la espantaba, sino que la llenaba de gozo, porque viviría para siempre con su amado".

Poco a poco creció su fama de santidad, cada vez eran cientos y miles de personas los que llegaban a su tumba a pedir su intercesión o agradecer favores recibidos.

Fue sepultada inicialmente en el cementerio del convento y en 1940 fue trasladada al Coro Bajo, junto a la nueva gran Capilla, donde permaneció junto a sus Hermanas Carmelitas hasta el 18 de octubre de 1987, fecha en la que fueron trasladadas (y con ellas los restos de Teresita) hasta el nuevo convento y Santuario ubicados en el sector de Auco, comuna de Rinconada, cuya cripta fue inaugurada el 11 de diciembre de 1988 por el obispo diocesano, Mons. Manuel Camilo Vial Risopatrón, en la cual fueron sepultados los restos de la entonces beata Teresa. El Templo Mayor del Santuario fue consagrado al día siguiente, en una Misa Solemne celebrada por el nuncio Apostólico, Mons. Giulio Einaudi, y concelebrada por el episcopado chileno.

Hoy, el convento antiguo de Los Andes aún se conserva, es Monumento Nacional, se puede visitar la Capilla, la Gruta y el Museo del convento, que ilustra la vida de Santa Teresa de los Andes. El Santuario de Auco, por su parte, constituye uno de los mayores lugares de peregrinación del país durante todo el año, siendo su evento más importante la peregrinación juvenil De Chacabuco al Carmelo, el tercer sábado de octubre de cada año, la cual logra convocar a jóvenes de todos los rincones de Chile, e incluso del extranjero, quienes caminan 27 kilómetros en oración, cantos y alegría, desde la Hacienda Chacabuco, lugar de veraneo de Santa Teresa en su época seglar, hasta su Santuario, donde se celebra la Santa Misa presidida por el Cardenal Arzobispo de Santiago y concelebrada por el Obispo de la diócesis de San Felipe, y numerosos sacerdotes.

En una convulsionada celebración eucarística en el Parque O'Higgins de Santiago, fue beatificada por el Sumo Pontífice, Beato Juan Pablo II, el 3 de abril de 1987, durante su visita pastoral a Chile. Un imborrable recuerdo de esa ceremonia son las palabras pronunciadas por el Papa: "El Amor es más fuerte". La situación que se vivía en Chile en esos momentos, a causa de la atmósfera de división política, era de suma tensión, por lo que estas palabras del Papa constituyeron el punto de partida para una reconciliación nacional.

Fue canonizada el 21 de marzo de 1993, en una Misa solemne celebrada en la Basílica de San Pedro del Vaticano por el mismo Santo Padre, con la presencia de alrededor de 5.000 chilenos que viajaron a Roma para asistir al histórico momento, con una delegación oficial del Estado chileno, encabezada por el Presidente del Senado, Sr. Gabriel Valdés Subercaseaux, y la Primera Dama de la Nación, Sra. Leonor Oyarzún de Aylwin.

Su memoria, en el calendario de la Iglesia Católica, se recuerda el 13 de julio.

Milagros

Son varios los hechos que dieron carácter de milagrosa aunque, según los dictados de la Santa Sede, bastaba probar uno sólo para que alcanzara su beatificación.

El proceso se inició en el año 1947 y que fue reactivado desde el año 1976, y fue impulsado por diversos religiosos convencidos de sus virtudes. De ellos se debe mencionar a los vicepostuladores R.P. Angelo Jaúregui OCD. y R.P. Marino Purroy Remón OCD. La gestión del postulador R.P. Simeón Tomás Fernández OCD. y las diligencias en Roma de los Obispos de San Felipe, Monseñor Francisco de Borja Valenzuela Ríos y Manuel Camilo Vial Risopatrón.

El bombero resucitado

Uno de los milagros más conocidos adjudicados a Teresita es el caso del "Bombero Resucitado". El día 4 de diciembre de 1985, el voluntario de la Sexta Compañía de Bomberos de Santiago, Héctor Uribe Carrasco, cae desde una techumbre durante un incendio, recibiendo además una descarga eléctrica. Los médicos lo declaran "clínicamente muerto". Sus compañeros y su madre se encomiendan a Sor Teresita. Le colocan una reliquia de la Santa en el pecho. A los pocos minutos Héctor Uribe comienza a tener signos vitales, sobreviviendo finalmente al accidente.

Los antecedentes del caso son enviados a Roma. De entre muchos milagros y favores concedidos y adjudicados a la intercesión de Sor Teresa, es éste el que el Consejo de Teólogos aprueba en el paso final del proceso y que llevó a Teresita de Los Andes a la gloria de los altares.

La estudiante resucitada

Otro milagro relevante es el caso de "La estudiante resucitada". El día 07 de diciembre de 1988 varias alumnas del Colegio de las Teresianas de Las Condes, en el paseo de fin de año escolar, se reunieron para pasar el día, la alumna Marcela Antúnez Riveros, bañándose en la piscina del estadio del Banco Chile sufrió asfixia por inmersión. Fue sacada del agua después de al menos 5 minutos, cianótica y sin ningún signo vital.

Mientras la someten a las prácticas de reanimación, dos apoderados y un grupo de alumnas piden fervorosamente la intervención de la Beata Teresa, y con asombro de los médicos de la Clínica Alemana de Santiago, que a la vista de la ficha médica temían daño cerebral irreversible, pero la estudiante se recuperó rápidamente.

Por precaución la retienen más días en la clínica, saliendo de ella sin la más mínima lesión cerebral y sin traumas, siendo los años siguiente un alumna destacada.

Realizado canónicamente el proceso en el Arzobispado de Santiago de Chile con las declaraciones de los testigos y de los médicos, y llevadas a Roma las actas del proceso, los médicos peritos del Vaticano declararon que la recuperación total de la niña no tiene explicación científica; por lo que la Congregación de los Santos aprobó el milagro para proceder a su canonización.

Bibliografía

  • "Diario y Cartas de Santa Teresa de Los Andes"
  • "Así Pensaba Teresa". Autor, Padre Mariano Purroy.
  • "Teresa de Los Andes cuenta su vida". Autor Padre Mariano Purroy.
  • "Teresa de Los Andes, Teresa de Chile"
  • "Revista Teresa de Los Andes"
  • "Murales, Cripta Santuario Teresa de Los Andes"
  • "Testimonio y Desafío". Autor, Padre Miguel Ortega.
  • "Cada Vez que Miré el Mar". Autor, Eduardo T. Gil de Muro.
  • "Santa Teresa de Los Andes "Historietas"". Autor, Themo Lobos.

Filmografía

Véase también

Enlaces externos


Teresa de Jesús de Los Andes (1900-1920)
virgen, Carmelita Descalza


La joven que hoy es glorificada en la Iglesia con el título de Santa, es un profeta de Dios para los hombres y mujeres de nuestro tiempo. TERESA DE JESUS DE LOS ANDES, con el ejemplo de su vida, pone ante nuestros ojos el evangelio de Cristo, encarnado y llevado a la práctica hasta las últimas exigencias.

Ella es para la humanidad una prueba indiscutible de que la llamada de Cristo a ser santos, es actual, posible y verdadera. Ella se levanta ante nuestros ojos para demostrar que la radicalidad del seguimiento de Cristo es lo único que vale la pena y lo único que hace feliz al hombre.

Teresa de Los Andes, con el lenguaje de su intensa vida, nos confirma que Dios existe, que Dios es amor y alegría, que El es nuestra plenitud.

Nació en Santiago de Chile el 13 de julio de 1900. En la pila bautismal fue llamada Juana Enriqueta Josefina de los Sagrados Corazones Fernández Solar. Familiarmente se la conocía, y todavía se la conoce hoy, con el nombre de Juanita.

Su niñez se desarrolló normalmente en el seno familiar: sus padres, don Miguel Fernández y Lucía Solar; sus tres hermanos y dos hermanas; el abuelo materno, tíos, tías y primos.

La familia gozaba de muy buena posición económica y conservaba fielmente la fe cristiana, viviéndola con sinceridad y constancia.

Juana recibió su formación escolar en el colegio de las monjas francesas del Sagrado Corazón. Entre la vida estudiantil y la vida familiar se desarrolló su corta e intensa historia. A los catorce años de edad, inspirada por Dios, decidió consagrarse a El como religiosa, en concreto, como carmelita descalza.

Su deseo se realizó el 7 de mayo de 1919, cuando ingresó en el pequeño monasterio del Espíritu Santo en el pueblo de Los Andes, a unos 90 kms. de Santiago.

El 14 de octubre de ese mismo año vistió el hábito de carmelita, iniciando así su noviciado con el nombre de Teresa de Jesús. Sabía desde mucho antes que moriría joven. Más aún, el Señor se lo había revelado, pues ella misma lo comunicó a su confesor un mes antes de su partida.

Asumió esa realidad con alegría, serenidad y confianza. Segura de que continuaría en la eternidad su misión de hacer conocer y amar a Dios.

Después de muchas tribulaciones interiores e indecibles padecimientos físicos, causados por un violento ataque de tifus que acabó con su vida, pasó de este mundo al Padre al atardecer del 12 de abril de 1920. Había recibido con sumo fervor los santos sacramentos de la Iglesia y el 7 de abril había hecho la profesión religiosa en el artículo de la muerte. Aún le faltaban 3 meses para cumplir los 20 años de edad y 6 meses para acabar su noviciado canónico y poder emitir jurídicamente su profesión religiosa. Murió como novicia carmelita descalza.

Esa es toda la trayectoria externa de esta joven santiaguina. Desconcierta, y crece en nosotros el gran interrogante: ¿y qué hizo? Para tal pregunta hay una respuesta igualmente desconcertante: Vivir, creer, amar.

Cuando los discípulos preguntaron a Jesús qué debían hacer para vivir según Dios quiere, El respondió: "La obra de Dios es que creáis en quien El ha enviado" (Jn. 6, 28-29). Por lo tanto, para conocer el valor de la vida de Juanita, es necesario mirar hacia dentro, donde está el Reino de Dios.

Ella despertó a la vida de la gracia siendo todavía muy niñita. Asegura que a los seis años atraída por Dios empezó a volcar su afectividad totalmente en El. "Cuando vino el terremoto de 1906, al poco tiempo fue cuando Jesús principió a tomar mi corazón para sí" (Diario, n. 3, p. 26). Juanita poseyó una enorme capacidad de amar y ser amada junto con una extraordinaria inteligencia. Dios le hizo experimentar su presencia, la cautivó con su conocimiento y la hizo suya a través de las exigencias de la cruz. Conociéndolo, lo amó; y amándolo se entregó a El con radicalidad.

Desde niña comprendió que el amor se demuestra con obras más que con palabras, por eso lo tradujo en todos los actos de su vida, empezando por la raíz. Se miró con ojos sinceros y sabios y comprendió que para ser de Dios era necesario morir a sí misma y a todo lo que no fuera El.
Su naturaleza era totalmente contraria a la exigencia evangélica: orgullosa, egoísta, terca, con todos los defectos que esto supone. Como nos sucede a todos. Pero lo que ella hizo, a diferencia nuestra, fue librar batalla encarnizada contra todo impulso que no naciera del amor.

A los 10 años era una persona nueva. La motivación inmediata fue el Sacramento de la Eucaristía que iba a recibir. Comprendiendo que nada menos que Dios iba a morar dentro de ella, trabajó en adquirir todas las virtudes que la harían menos indigna de esta gracia, consiguiendo en poquísimo tiempo transformar su carácter por completo.

En la celebración de este sacramento recibió de Dios gracias místicas de locuciones interiores que luego se mantuvieron a lo largo de su vida. La inclinación natural hacia Dios, desde ese día se transformó en amistad, en vida de oración.

Cuatro años más tarde recibió interiormente la revelación que determinó la orientación de su vida: Jesucristo le dijo que la quería carmelita y que su meta debía ser la santidad.

Con la abundante gracia de Dios y con la generosidad de joven enamorada se dio a la oración, a la adquisición de las virtudes y a la práctica de la vida según el evangelio, de tal modo que en cortos años llegó a un alto grado de unión con Dios.

Cristo fue su ideal, su único ideal. Se enamoró de El, y fue consecuente hasta crucificarse en cada minuto por El. La invadió el amor esponsal y, por tanto, el deseo de unirse plenamente al que la había cautivado. Por eso a los 15 años hizo el voto de virginidad por 9 días, renovándolo después continuamente.

La santidad de su vida resplandeció en los actos de cada día en los ambientes donde se desarrolló su vida: la familia, el colegio, las amigas, los inquilinos con quienes compartía sus vacaciones y a quienes, con celo apostólico, catequizó y ayudó.

Siendo una joven igual a sus amigas, éstas la sabían distinta. La tomaron por modelo, apoyo y consejera. Juanita sufrió y gozó intensamente, en Dios, todas las penas y alegrías con que se encuentra el hombre.

Jovial, alegre, simpática, atractiva, deportista, comunicativa. En los años de su adolescencia alcanzó el perfecto equilibrio síquico y espiritual, fruto de su ascesis y de su oración. La serenidad de su rostro era reflejo de Aquel que en ella vivía.

Su vida monacal desde el 7 de mayo de 1919 hasta su muerte fue el último peldaño de su ascensión a la cumbre de la santidad. Sólo once meses fueron suficientes para consumar su vida totalmente cristificada.

Muy pronto la comunidad descubrió en ella un paso de Dios por su historia. En el estilo de vida carmelitano-teresiano, la joven encontró plenamente el cauce para derramar más eficazmente el torrente de vida que ella quería dar a la Iglesia de Cristo. Era el estilo de vida que, a su modo, había vivido entre los suyos, y para el cual había nacido. La Orden de la Virgen María del Monte Carmelo colmó los deseos de Juanita al comprobar que la Madre de Dios, a quien amó desde niña, la había traído a formar parte de ella.

Fue beatificada en Santiago de Chile por Su Santidad Juan Pablo II, el día 3 de abril de 1987. Sus restos son venerados en el Santuario de Auco-Rinconada de Los Andes por miles de peregrinos que buscan y encuentran en ella el consuelo, la luz y el camino recto hacia Dios.

SANTA TERESA DE JESÚS DE LOS ANDES es la primera Santa chilena, la primera Santa carmelita descalza fuera de las fronteras de Europa y la cuarta Santa Teresa del Carmelo tras las Santas Teresas de Avila, de Florencia y de Lisieux.

No hay comentarios: