miércoles, 11 de abril de 2012

Siempre Alegres


Siempre alegres para hacer felices a los demás
Siempre Alegres
Siempre Alegres
El otro día tomando café, el sobre del azúcar decía “porque la vida es como te la tomas.” Pensé en la alegría y en el optimismo como generadores, valores que impregnan a todas las demás virtudes y dulcifican la vida.

Desarrollarse como persona, lleva la alegría y la felicidad, por eso, la educación ha de ser una educación para la alegría.

Sólo la verdadera alegría conlleva un optimismo realista que confía en las posibilidades propias y de los demás.

De la alegría se deriva el optimismo, la esperanza, la seguridad, la autoestima, el buen humor, la paz, la deportividad,…

La alegría hay que fomentarla, hay que aprender a ser feliz. Un artículo de una revista del periódico del sábado, se titulaba “El mejor momento es siempre AHORA” y animaba a parar y disfrutar de las cosas sencillas.

Un pilar fundamental de nuestra vida es la familia, por tanto, pasarlo bien juntos en las comidas, excursiones,… son oportunidades de reír y contagiar la alegría.

En estas vivencias se forjará la seguridad de los hijos, el valor que una persona se da a sí misma, porque se reconocen sus esfuerzos, se les dedica a cada hijo un tiempo especial, porque se les enseña a cambiar las quejas por sugerencias y peticiones, porque nos apoyamos en sus puntos fuertes, porque les exigimos de forma proporcionada, porque ante los fracasos les ayudamos a superarlos con deportividad,…

Teresa de Calcuta, animaba siempre a la sonrisa, empezando desde el hogar.

Al poeta Tagore se le atribuye la frase “Dios me respeta cuando trabajo, pero me ama cuando canto”

Tanto la sonrisa como el buen humor hay que trabajarlos, pero todos estamos de acuerdo en que son un buen suavizante en la convivencia y en la aceptación de nuestra manera de ser.

Anécdota ilustrativa: Abraham Lincoln era bastante feo. Un adversario en el parlamento, Stephen Douglas, le llamó “hombre de dos caras”. Replicó Lincoln: “Dejo esto a la consideración de nuestro auditorio. ¿Creen ustedes que si yo tuviera otra cara andaría con esta por la calle?”

Acabo con el lema de nuestro colegio que me parece un estupendo objetivo para educadores y educandos: “Siempre alegres para hacer felices a los demás”

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