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Hace pocas semanas comenzó en Roma el proceso de beatificación del cardenal vietnamita Francois-Xavier Nguyen Van Thuan, cuyo impresionante testimonio de virtudes cristianas durante 13 años de prisión es muy conocido por todos, gracias también al Papa Juan Pablo II quien, cuando mons. Van Thuan fue puesto en libertad, lo llamó a Roma para presidir el Pontificio Consejo Justicia y Paz, le pidió que predicara los ejercicios espirituales del año del Gran Jubileo, y presidió sus exequias en el año 2002. Ofrecemos ahora el testimonio de un seminarista vietnamita de los Estados Unidos que, luego de haber estado en coma por 32 días siendo declarado muerto dos veces por los médicos, cree que debe su vida a la intercesión del “inolvidable cardenal Van Thuan”, como lo llama Benedicto XVI al mencionar su testimonio en la encíclica Spe Salvi.
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Joseph Nguyen, hijo de inmigrantes de Vietman, cuya familia era amiga del cardenal, estuvo en coma durante 32 días en el 2009. En un momento, los médicos incluso elaboraron su certificado de defunción. Los médicos dijeron que Joseph estaba muerto. La frecuencia cardiaca estaba derrumbada, más allá de toda posible recuperación, y su actividad cerebral había terminado. Pero mientras el joven estaba en coma, ya desde hacía días sus padres estaban pidiendo la ayuda de un viejo amigo de la familia, es decir, del cardenal vietnamita del que está en curso la causa de beatificación. Desde entonces Joseph se sanó y volvió al seminario, y también tomó conocimiento de su certificado de defunción. Tiene sólo dos recuerdos del coma de 32 días, del que tiene memoria como de una “gran noche de sueño”.
En las semanas en las que estaba entre la vida y la muerte, Joseph dice haber tenido dos encuentros con el cardenal Van Thuan, muerto en el 2007. El purpurado ha sido citado por Benedicto XVI en la encíclica Spe Salvi por su ejemplar testimonio cristiano en 13 años de prisión, y en octubre de este año ha comenzado su causa de beatificación. Los padres de Joseph eran amigos del “padre Van Thuan”, a quien Joseph nunca había conocido porque su familia emigró a América en 1975, donde él nació. Para sus padres, el padre Van Thuan era prácticamente un miembro de la familia. En el 2009 Joseph, que prestaba servicio en un hospital, se enfermó; parecía una gripe normal. Pero empeoraba continuamente y pidió dejar el seminario para ser tratado en su casa. El 1º de octubre tuvo una crisis gravísima: no lograba respirar. Su padre lo llevó al hospital, donde fue internado y operado con una traqueotomía porque no ya no era capaz de respirar. De esto no tiene memoria ni recuerda más nada de aquel período.
Cuando se despertó 32 días más tarde, se le dijo que estaba enfermo de una grave pulmonía, complicada por la H1N1, la “gripe porcina”. Joseph, sin embargo, cuando fue capaz de hablar nuevamente, contó su historia. “Durante mi estado de coma, hay sólo dos cosas que recuerdo: dos visiones del cardenal Van Thuan. Se me ha aparecido dos veces”. Joseph dijo que no sólo lo vio sino que también habló con el cardenal, en dos momentos que describe como “separación de cuerpo y alma”. Aún si no es capaz de revelar los detalles de los encuentros, dice que probablemente ocurrieron mientras los médicos estaban observando su pérdida de actividad cerebral y la desaparición de los signos vitales. “Poco después de la segunda visita del cardenal, me desperté del coma”. Dice no haber comprendido qué estaba sucediendo y el porqué de todos aquellos tubos y cables conectados a su cuerpo; y particularmente del tubo en el cuello, que le impedía hablar. Cuando otros supieron de su historia, y de la posible participación del cardenal Van Thuan en su sanación, se le pidió proporcionar todas las informaciones a los funcionarios que siguen la causa de beatificación en Roma.
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