viernes, 7 de octubre de 2011

COMO UN GRANITO


"Si tuviérais fe como un granito de mostaza, nos dice el Señor en el evangelio, le diríais a esa higuera plántate en el mar y os obedecería. ¡Qué poca fe tenemos! La fe es un don de Dios y el Señor la pide muchas veces antes de obrar un milagro, o también se maravilla cuando encuentra fe en alguien. Cuántas veces escuchamos de labios del Señor expresiones tales como: que se cumpla según crees, basta con que tengas fe, tu fe te ha curado, crees ésto, os aseguro que en todo Israel no he encontrado tanta fe, u otras como hombres de poca fe, no encontró fe en ellos, ... Si tuviérais la fe de un grano de mostaza. Es una de las semillas más pequeñas pero cuando crece se transforma en un árbol dónde los pajarillos hacen sus nidos. Nuestra fe quizás sea muy pequeña pero está llamada a germinar y hacerse grande. Quizás sea más pequeña que un granito de mostaza o incluso podemos no tener fe, o creer que no la tenemos, basta con creer en el Señor, que El hará lo demás. Creed en Dios y creed también en mí, nos dice Jesús. Que no tiemble vuestro corazón. Necesitamos de El, ésto es la fe. Confiar en el Señor, tener la firme convicción de que es el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo. Cuando Jesús le pregunta a la hermana de Lázaro, a María, le dice, Yo soy la resurrección y la vida, el que cree en mí aunque haya muerto vivirá, y el que está vivo, no morirá para siempre, ¿crees ésto? Sí, Señor, le contesta, yo creo que tú eres el Mesías, el que tenía que venir al mundo. Es un diálogo precioso entre Jesús y María, previo a la resurrección de Lázaro. Para Dios nada hay imposible, le dijo el ángel a la Virgen en la Anunciación. Esta es la fe. Creer en Jesucristo el Hijo de Dios y acogerlo en nuestro corazón con confianza. Pidamos a Dios el don de la fe, vivamos de la fe, pues como dice la Escritura, el justo camina en este mundo guiado a la luz de la fe. Danos Señor la fe aunque sea más pequeña que un granito de mostaza y hazla crecer para que se convierta en un hermoso árbol que dé sombra y cobijo, a cuántos acuden a nosotros.

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