viernes, 7 de octubre de 2011

ANTORCHA DEL ALMA


"La conciencia es la antorcha del alma. Ella nos ilumina en nuestra vida para que obremos el bien y rechacemos el mal. Pero la conciencia debe estar bien formada. La conciencia es la voz de Dios que nos guía y señala el camino recto que conduce a El y, como consecuencia, nos lleva a la paz y a la alegría. La conciencia no crea la ley moral, sino que ayuda a vivirla con rectitud en los actos concretos. Da a conocer el orden moral, impulsa a seguirlo libremente y recrimina si no se hace. Por eso es necesario formarla bien en la ley moral pues de lo contrario no cumpliría con su cometido. Una conciencia desviada o errónea, no nos podría conducir hasta Dios, es más, nos puede alejar de El. Necesitamos formarla para saber qué es lo bueno y qué lo malo para no confundirlo. La conciencia mal formada es como no tener conciencia. Cuántas veces hemos escuchado esta aseveración: Esa persona no tiene conciencia. Y es cierto, algunos actúan como si el bien o el mal dependiera sólo de ellos, de su forma de ver las cosas, de sus juicios o criterios, de lo que ellos consideran bueno o malo, y ésto es un grave error. Si cada uno de nosotros tiene que decidir sobre qué es bueno o malo, no habría ni bien ni mal, todo sería relativo, cambiante, estaría al capricho de los hombres y de su voluntad. El bien o el mal tienen que ser principios universales, válidos para todos los hombres e inmutables, de lo contrario no podríamos actuar en conciencia, ni podríamos saber el juicio moral que tienen nuestros actos. Sería como si las señales de tráfico significaran cosas distintas dependiendo de lo que los conductores pensasen o decidiesen en cada momento, no habría forma de conducir seguros. Siguiendo este ejemplo si para unos la luz roja significara que hay que detenerse y la verde que se puede seguir la marcha, y para otros todo lo contrario, la roja vía libre y la verde detener la marcha, menudo caos. Pues así sucede también cuando decidimos en cada momento lo que es bueno o malo, sin más criterio que nuestro deseo o pensamiento. Es algo que estamos viviendo actualmente, por eso existe un grave relativismo moral, y la antorcha de la conciencia que debería ser la luz de nuestras obras, para muchos hombres esta debilitada o apagada totalmente. Sin esta luz ¡qué difícil es encontrar el camino que nos conduce hasta Dios! Pidamos al Señor que nos ayude a tener una recta conciencia, que pongamos los medios para formarla adecuadamente, y que nos de la gracia necesaria para seguirla siempre fielmente

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