lunes, 25 de mayo de 2015

Una explicación sobre la violencia en la Biblia

Me ha parecido interesante esta explicación de Fr. Robert Barron acerca de esos “pasajes bíblicos difíciles” que por su violencia resultan complicados de interpretar. A ver que les parece. Los subtítulos del vídeo están también en español:

Aquí les dejo con el texto escrito de lo que dice el vídeo:
Si mira los escritos de los Nuevos Ateos, Hitchens and Dawkins, Dennet, Sam Harris, uno de los argumentos clásicos que encontrará es: El Dios de la Biblia es un Dios terrible que está ordenando toda clase de asesinatos y tumultos y caos.
Para ser justos, muchos cristianos lidian con estos pasajes también y los llaman los “pasajes difíciles”, especialmente en el Antiguo Testamento.
Piense en el salmista exultante por estrellar contra las rocas las cabezas de los bebés… los niños de sus enemigos. Piense en Dios diciéndole a Saúl que lance el anatema sobre los Amalecitas.
Esto significa la matanza de cada hombre, mujer, niño y animal.
Piense en Josué, cuando llega a la Tierra Prometida, básicamente desata una guerra relámpago y luego aniquila, ejecuta, poblaciones enteras.
Como este pasaje, con el que nos topamos recientemente en la liturgia del libro del Éxodo, en la trama de la batalla de Israel de nuevo contra los Amalecitas y Moisés extendiendo sus brazos en alto mientras está rezando la batalla va bien y finalmente Yaveh sale victorioso.
Escuchamos esto ahora: “Y Yaveh masacró a Amalec y toda su gente al filo de la espada.” Está seguido inmediatamente aquí en el leccionario por “Palabra del Señor.” Me di cuenta que hasta Cristianos devotos pueden encontrar difícil esta clase de pasajes.
¿Y por qué? Porque esto parece estar muy desfasado con el Dios del Nuevo Testamento.
Jesús revela al Dios de infinita misericordia y compasión.
Jesús dice: amen a sus enemigos, bendigan a quienes los maldicen, recen por quienes los maltratan, opóngase al mal. Jesús en la cruz.
¿Cómo se reconcilia aquél Dios con este Dios del Antiguo Testamento ? Bien, les diría tanto a los Nuevos Ateos como a los Cristianos que lidian con esto que este no es un problema nuevo como si lo hubiéramos descubierto en el siglo XXI.
Este es un viejo asunto en la vida de la Iglesia.
Nos retrotrae a algo de los primeros días.
Hubo gente, piense en los Gnósticos y especialmente en los Marcionistas allá en la segunda centuria, que decían: resolvamos el problema simplemente descartando el Antiguo Testamento.
El Antiguo testamento es un Testamento de un Dios caído o malvado, no del verdadero Dios.
Deshagámonos de eso y así está el Nuevo Testamento que revela al verdadero Dios.
Nuestra mejor gente, nuestros mejores eruditos en la escritura y teólogos resistieron este movimiento, se opusieron a Marcio y propusieron la lectura conjunta del Antiguo y el Nuevo Testamento como el testigo común del verdadero Dios.
Una de las grandes figuras, en aquella época, fue Orígenes de Alejandría.
He hablado de él varias veces antes; es una especie de héroe teológico mío.
Orígenes conocía este problema y lidió con él.
Esta es su primera observación: Debemos leer la Biblia desde el punto de vista del último libro de la Biblia.
¿Qué quiere decir él? Se refiere al quinto capítulo del Libro del Apocalipsis donde tenemos esa estupenda escena, el visionario está arriba en el espacio celestial y aparece un pergamino –en aquellos días no había libros, como este, pero sí pergaminos entonces este gran pergamino- y está sellado con siete sellos.
El pergamino representa, si se quiere, la Biblia completa.
Es la revelación completa de Dios.
El sellado significa que es difícil de leer, es difícil de interpretar.
¿Quién lo abrirá? Entonces escuchamos la voz: ¿Quién abrirá… quién quitará los sellos del pergamino? Aparece un pequeño cordero, es más, un cordero que ha sido sacrificado.
Dice, “un cordero parado de pie como sacrificado.” En otras palabras, una figura de completa debilidad y bondad, mansedumbre, es la que sola pueda abrir los sellos.
El punto ahora está muy claro, pero es muy importante: el único punto de vista desde donde podemos leer la Biblia completa es el punto de vista de Cristo crucificado.
El cordero de pie como sacrificado, por supuesto, es el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo, precisamente a través de Su sufrimiento en la cruz.
Ahora aquí está el punto, el punto de Orígenes, que es muy importante.
Si, de otro modo, leemos la Biblia de un modo en el que vemos a Dios como caprichoso y cruel o que Él nos incita a ser violentos, estamos ipso facto leyéndola incorrectamente.
Quiero decirlo de nuevo. Pienso que es un punto muy importante en el siglo II y hoy.
Si lee la Biblia de un modo que le lleva a decir, “Eh, la violencia es algo bueno. Yo debería ser más violento” o que “Dios es odioso y violento,” la ha leído ipso facto incorrectamente, porque no la ha leído desde el punto de vista del Cordero, de pie como sacrificado.
Una vez que este punto está aclarado –es uno muy importante- aún tenemos el problema, de algún modo, ¿cómo lee estos famosos pasajes difíciles donde Dios parece ser bastante violento y cruel? Bien, Orígenes dijo: Lee estos pasajes de un modo metafórico, alegórico y simbólico, como referidos al combate espiritual.
Israel representa todo lo que está de acuerdo con los propósitos de Dios de amor y perdón y compasión y así los enemigos de Israel a lo largo y a lo ancho de los siglos, desde los amalecitas hasta los filisteos, a los asirios, a los babilonios, a los griegos, a los romanos no son sólo esos pueblos antiguos.
Esto representa todas las cosas que están en contra de los propósitos de Dios.
¿Cómo deberíamos combatirlas? El punto es, deberíamos combatirlas hasta el fondo.
Combatirlas hasta el fondo y no a medias tintas.
Con esto en mente, volvamos a uno de los pasajes más notoriamente difíciles y que es cuando Dios ordena a Saúl que lance el anatema sobre los amalecitas.
La misma gente entonces, por cierto, que Moisés estuvo combatiendo.
Que lance el anatema: matar cada hombre, mujer, niño, animal.
Y Saúl no hace eso.
Mata a la mayoría de ellos, los vence, pero luego se queda un lote de ganado para él y se queda con el rey Agag, el rey de los amalecitas, para él.
Tal vez para guardarlo para un rescate, quién sabe para qué, pero no lo mata.
Llega el Profeta Samuel, reprende a Saúl y saca su espada y dice cortó a Agag en pedazos.
De nuevo, ¿lo ve? ¿Cómo es posible esto esté en la Biblia? ¿Cómo es posible que esto esté describiendo al verdadero Dios? Piense por un segundo. ¿Qué es lo que la mayoría de los pecadores hacemos con el mal? Jugamos con él, le damos vueltas, lo combatimos en cierto grado, pero típicamente dejamos algo para nosotros mismos, ¿cierto? No lo combatimos hasta el fondo. Jugamos con él, le damos vueltas.
Ese es el pecado de Saúl.
Aquí van un par de metáforas.
Suponga que hablara con el Cardenal George y le dijera, “Su Eminencia, estoy muy feliz de ser un sacerdote célibe. Soy célibe el 90% del tiempo.” ¿Cómo estaría él de contento? O si un esposo, hablara con su esposa y le dijera: “Cariño, te quiero a ti y a nuestro matrimonio, significas mucho para mí, por eso es que te soy fiel el 75% del tiempo.” Dudo que ella estuviera entusiasmada con esto.  O si dijera, “Sí, el abuso sexual de menores es realmente un problema serio en esta diócesis, es por eso que lo tenemos bajo control en alrededor de un 65%.” Algunas formas del mal son muy profundas.
Deben ser cortadas en pedazos. Tenemos que lanzar el anatema sobre ellas.
Lea este texto no como de un Dios cruel, tiránico, caprichoso.
Sino más bien como alegorías del combate espiritual y de cómo deberíamos enfrentar al mal hasta el final. He aquí otra perspectiva, de Orígenes también, pero recogida por un montón de gente a través de los siglos.
Estamos obsesionados con la historicidad de una manera que los antiguos no lo estuvieron, por así decirlo, con una lectura del texto muy literal. Esta gente de la antigüedad estaba muy cómoda con un modo de lectura más simbólico de los textos.
Usted es un antiguo israelí, por lo tanto es gente belicosa. Como todos saben, estaban siempre peleando contra sus enemigos. Y está escribiendo en una forma poética. Usted está intentando expresar la verdad de Dios a través de una alusión poética. ¿De qué se servirá? Es gente belicosa. Bien, puede echar mano de esta metáfora militarista. Yaveh combate por Su gente. Yaveh combate los enemigos de Israel. ¿Cómo va a combatirlos Él? Si está intentando describir a Dios –Dios es todopoderoso, omnipotente- ¿qué va a decir? Usted va a decir: “Él aniquiló los enemigos de Israel.” Ese es el Dios en el que creemos.
Ey, Él es grande. Mató a la tercera parte de los filisteos. No. Si usted es un poeta y está intentando expresar cómo es el poder de Dios a través de esta metáfora militarista. ¿Qué va a decir? Usted dirá: Él aniquiló los enemigos de Israel. Los eliminó. Les lanzó el anatema.
De nuevo, no se obsesione con el “Oh, esa es una descripción histórico periodística de lo que exactamente ocurrió.” Más bien como una evocación poética del poder y la soberanía de Dios, pero usando precisamente una metáfora militarista.
Encontramos esa metáfora desagradable hoy. ¿Y entonces? Tenemos un marco cultural diferente. Esa era la metáfora de la que se sirvió mucha gente de la antigüedad, como lo hicieron los antiguos israelíes.
 Sólo cerraré con esto. Me molesta, los nuevos Ateístas, y lo veo en Internet por supuesto, todo el tiempo, que la gente trae esto a colación como si fuera un nuevo descubrimiento que Christen Hitchens resolvió. La Biblia nos está mostrando un Dios cruel. Sam Harris puso al descubierto el gran misterio que la Biblia… ¡Por favor! Nuestra gente estupenda ha sabido de este problema desde el comienzo y nos han dado estrategias de interpretación muy valiosas, muy especialmente, el capítulo V del Apocalipsis.
Leemos la Biblia entera a la luz del pacífico, compasivo, y misericordioso Cordero de Dios crucificado. Lea la Biblia bajo esa óptica y la leerá correctamente.

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