jueves, 28 de mayo de 2015

Sermones de San Bernardo.

EN EL DOMINGO PRIMERO DESPUÉS DE LA EPIFANÍA. SERMÓN PRIMERO




SERMÓN PRIMERO
SOBRE EL MILAGRO HECHO EN LAS BODAS Y SOBRE LO QUE DICE EL SEÑOR: Y VOSOTROS SED SEMEJANTES A LOS HOMBRES QUE AGUARDAN QUE SU SEÑOR VUELVA DE LAS BODAS

1.En la lección del Santo Evangelio, Hermanos míos, hemos oído que nuestro Señor Jesu Christo fue a unas bodas. Cumplamos pues lo que en otra parte amonesta, y procuremos hacernos semejantes a los hombres que aguardan que su Señor vuelva de las bodas. Al que está con su carro en el camino o vende algo en la plaza, no les decimos ¿qué aguardáis? Puesto que ni son semejantes a los que aguardan. Pero al que vemos delante de la puerta llamar muchas veces, llamar continuamente a las ventanas, no es maravilla le preguntamos qué aguarda. Aquellos pues son semejantes a los que aguardan que no oyeron orejas sordas: Buscad tiempo y ocio y ved que soy Dios. Vendrá el Señor a los que le aguardan en verdad cual era el que decía: Yo he aguardado y no estoy cansado de aguardar al Señor. Vendrá como el que vuelve de unas bodas, embriagado del vino de la caridad y olvidado de nuestras iniquidades. Vendrá a los que le aguardan como el que vuelve de unas bodas, como un hombre valeroso a quien el vino que le ha embriagado hace más fuerte verdaderamente embriagado y olvidado de sus misericordias, porque entonces en cuanto a ellos se olvidará Dios de tener misericordia. Vendrá en ira e indignación como un furioso pero ¡ah Señor! No me reprendáis a mi con vuestro furor. Esto sea dicho no tanto por las presentes bodas sino por ocasión de ellas.
2.Pero ya sigamos en compañía de los discípulos del Señor, que va a las bodas para que viendo lo que hace creamos juntamente con ellos. Faltando el vino la madre de Jesús le dijo: no tienen vino. Tuvo compasión del sonrojo que tendrían en faltarles el vino para la mesa, como misericordiosa, como benignísima. ¿Qué habría que proceder de la fuente de piedad sino piedad? ¿Qué maravilla repito que muestren piedad las entrañas de piedad? El que tiene en su mano una manzana no conservará durante la otra parte del día el olor de la manzana? ¿Qué inclinadas dejaría a la virtud de la piedad habiendo habitado la misma piedad nueve meses en ella? Porque no sólo llenó antes su alma que su vientre sino que cuanto salió de su vientre no se apartó de su alma. Pudiera parecer un poco dura y austera la respuesta del Salvador: pero sabía bien a quien hablaba y no ignoraba ella quién hablaba. En fin para que sepas cómo tomó su respuesta o cuánto confió de la piedad de su hijo dijo a los sirvientes: observad y haced todo lo que os mandare.
3.Estaban puestas allí seis vidrias de piedra. Estas vidrias debemos poner ahora delante o más bien mostrar que están puestas ya para que se purifiquen los verdaderos judíos no según la letra, sino según la verdad, pues como la Iglesia no ha llegado todavía a la purificación perfecta, que será cuando Christo la presentará asimismo gloriosa, sin tener mancha, ni arruga, ni cosa semejante, tiene necesidad entretanto de purificaciones, así como abundan los pecados, abunde también la indulgencia, y como se multiplica la miseria se multiplique la misericordia; con la diferencia d que el favor de Dios sobrepasa los pecados, por lo que la gracia no sólo lava los pecados sino que da los méritos. Séis vidrias están puestas para los que caen en pecado después de bautismo, porque de estos somos nosotros. Nos desnudamos de la vieja túnica pero ay! Mucho peor, la volvemos a vestir; lavamos nuestros pies pero peor los hemos manchado de nuevo. Pues así como lo que había manchado otro lo lavó otro, así manchados por nosotros es necesario ser lavados por nosotros. Lavó el agua ajena a la que había manchado ajena culpa. Ni con todo eso la llamó ajena, de modo que nigue que es nuestra: de otra suerte no mancharía. Es ajena, porque todos nosotros, no sabiéndolo, pecamos en Adán,; es nuestra porque aunque en otros nosotros sin embargo pecamos. Y a nosotros se nos imputaba por justo juicio de Dios, aunque oculto. En medio de esto, para que ya no tengas hombre de qué quejarte, contra la inobediencia de Adán se te da la obediencia de Christo. Para que si de valde fuiste vendido seas también redimido de balde; si no sabiéndolo pareciste en Adán, no sabiéndolo recibas en Christo la vida. No lo supiste cuando el antiguo Adán extendió sus dañosas manos al árbol vedado, y no menos tampoco supiste, cuando Christo extendió sus inocentes manos al leño saludable. Del primer hombre vino a ti la mancha con que te entusiaste. Del costado de Christo el agua con que te lavaste. Ahora ya, manchado con tu propia culpa, igualmente habrás de limpiarte con el agua propia, pero con todo eso en aquel y por aquel Señor, que es sólo quien purifica a los hombres de los delitos. 
4.La primera vidria pues, y la primera purificación consiste en la compunción de la cual leemos que dice Dios: en cualquiera hora que el pecador gimiere no me acordaré de todas sus iniquidades. La segunda es la confesión, pues en la confesión se lavan todas las cosas. La tercera la distribución de limosnas pues sobre esto tienes en el Evangelio: Dad limosnas de lo que tenéis y todas las cosas serán puras para vosotros. La cuarta el perdón de las injurias según lo que decíamos en la oración: perdonadnos nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores. La quinta es la purificación del cuerpo como lo pedimos en el himno que purificados por la abstinencia cantemos a Dios de gloria. La sexta es la obediencia a los preceptos como oyeron los discípulos  y ojalá que lo oyéramos nosotros también: Vosotros estais limpios por las instrucciones que yo os he dado sin duda porque no eran como aquellos de quienes se dice: Mi palabra no haya entrada entre vosotros, sino que le habían obedecido al punto que escucharon sus palabras. Estas son las seis hidrias que están puestas para nuestra purificación: las cuales están vacías y llenas de aire, si se observan por vanagloria. Se llenan de agua si se guardan en el temor de Dios; porque el temor de Dios es fuente de vida. Agua, repito, es el temor de Dios aunque menos sabrosa pero que refrigera en gran manera el alma que arde en deseos dañosos. Agua es que puede apagar las saetas encendidas del enemigo. Ni disuena tampoco para la semejanza, que el agua va siempre a lo profundo y el temor lleva siempre al pensamiento a lo más bajo y se detiene en las inferiores estancias y con el pensamiento lleno de pavor registra aquellos horrendos lugares. Según aquello iré a las puertas del infierno. Pero por la virtud divina se muda en vino el agua, cuando la echa fuera la caridad perfecta.
5.Se dice que eran de piedra no tanto para manifestar su dureza sino su firmeza. Cabían dos o tres cántaros en cada una. Los dos cántaros designan un duplcado temor con que medita el hombre y teme no suceda acaso que sea arrojado al infierno; no suceda que sea acaso excluído de la vida eterna. Pero porque estas cosas están por venir y son contingentes y así se puede lisongear el alma diciendo: después que vivas algún tiempo en los deleytes harás penitencia y de ese modo ni habrás de carecer de la gloria ni perecer en el infierno, es bueno también añadir el tercero que es conocido de los Espirituales y por ser del tiempo presente es mucho más útil. Temen, pues, los que llegaron a gustar la espiritual comida, no sea acaso que alguna vez sean privados de ella, pues necesitan de un alimento fuerte los que han echado la mano a cosas fuertes. Vivan de las pajas del Egipto los que viven de las obras del barro y ladrillo; a nosotros nos es necesario alimento más fuerte, pues nos resta un largo camino que nos dé fortaleza para andar aquel manjar. El mismo es el pan de los Ángeles, el pan vivo, el pan cotidiano. Este es del que se nos prometió que recibiríamos cien veces más en este siglo. Porque si como a los jornaleros se les da la comida cada día en el trabajo, y se les reserva el salario para el fin, así el Señor dará después la vida eterna y por ahora promete cien veces más y lo dá. ¿Qué maravilla pues que tema perder esta gracia el que la llegó a conseguir? Este temor es el cántaro tercero el cual puso con disyunción porque no es de todos pues no a todos se ha prometido el céntuplo sino sólo a aquellos que lo dejaron todo. 
RESUMEN:
El Señor fue a una boda. Puede volver en cualquier momento. Volverá propenso a la dureza (embriagado por la fiesta) pero la Virgen María que es pura piedad hará que su ánimo sea más compasivo. Durante la boda faltaba el vino. El agua se transforma cuando su gracia actúa sobre seis tipos de odres: compasión, confesión, limosnas, perdón, purificación y obediciencia. Gracias a ellos tiene lugar la transformación. A cada uno de esos odres se llega mediante tres tipos de cántaros. Dos de ellos están basados en el temor y son suficientes para convertir el aire en agua, pero el tercero es un manjar de espiritualidad, suficiente por si mismo, que convertirá el agua en vino y que nos hará recoger una cosecha de cien a cambio de uno. 

OCTAVA DE EPIFANÍA. BAUTISMO DE CRISTO



EN LA OCTAVA DE LA EPIPHANÍA.

SERMÓN.

De la Circuncisión, del Bautismo, y de las palabras del Señor á San Juan: Así es razón que cumplamos nosotros toda justicia.

1. A un pueblo de dura cerviz era necesario el cuchillo, y a unos corazones de piedra con razón se debían aplicar cuchillos de piedra, como fueron aquellos, con que se refiere haber sido hecha la circuncisión por Jesús Nave. Pero nuestro Jesús, como manso Cordero, quitó toda austeridad. Señor, Cordero sois que viene con leche y lana: apartad de mi, os pido, este cuchillo; porque parece cosa dura y cruel aplicar un cuchillo de piedra a un parvulo recién nacido. Así misericordioso lo hace: la dureza que era muy congruente a los siervos duros, la conmutó en mansedumbre para los hijos; haciendo que el orín del pecado original, que apenas podía raer el cuchillo, desde ahora ya con la unción de la divina gracia, le lave el agua fácilmente. No hay que admirar pues, que según la diversidad de los tiempo se hayan mudado los sacramentos; para que se diese a los unos y a los otros lo que era congruente para ellos. Pero el mismo Christo recibió lo uno y lo otro, con el fin de juntarse como piedra angular a una y otra pared, al modo que si juntase las extremidades de dos cintas cosiéndolas entre si; como también cumplió él mismo con la Pasqua figurativa, y al punto dio principio a la verdadera.

2 Igualmente por esto quiso ser circuncidado, para mostrar, que era el Autor de la ley antigua, del mismo modo que del Evangelio, pues el que por si mismo dice: "si alguno no renaciere por el agua y el Espíritu Santo, no entrará en el reino de los Cielos".  El mismo había dicho antes por su siervo: "Todo varón, cuyo cuerpo no fuere circuncidado, será exterminado de enmedio de su pueblo". Si sólo hubiera recibido el bautismo, pudiera parecer que habia rehusado la circuncisión, como que en nada le pertenecía á él. Si se hubiera circuncidado y no bautizado ¿cuando me pudiera persuadir a mi, que me bautizase, y dejase la circuncisión? Así ahora, recibiendo después de la circuncisión el bautismo, me enseñó que me atuviese yo a lo que él recibió en ultimo lugar.

3. En fin, el amante de la Comunidad y apreciador de ella, que hace habitar en su casa a los que tienen unas mismas costumbres ¿cómo dejaría la Comunidad, y escandalizaría a otros? Se escandalizarían, viendo que dejaba él de circuncidarse, así como hoy se escandalizaría la Iglesia, si viese que un niño no se bautizaba. Ni sólo quiso recomendar el bien de la vida común y uniforme, sino que quiso mostrar la humildad de recibir la venda de los llagados, el que solo estaba sin llaga. Por lo qual dice el Apóstol: Envió Dios su Hijo al mundo, nacido de una mujer, hecho bajo  la ley.

4. Mas, para que no dijera alguno, que haber sido circuncidado fue precisamente voluntad de sus padres, pues él era un párvulo, ya siendo de treinta años, él mismo fué al bautismo: inclina bajo de las manos del Bautista aquella cabeza tremenda a las Potestades, adorable a los Principados. ¿Qué mucho, que se estremeciese el Bautista? ¿Quién no se estremecerla, aún a la sola idea de esto? ¡O que alta será en el juicio la cabeza, que se inclina tanto ahora! y aquella corona, que ahora parece tan humilde, ¡qué sublime, y excelsa aparecerá entonces! Dejadme, dice, ahora .porque así es razón que cumplamos nosotros toda justicia. El que vino en la plenitud del tiempo, y en quien habita la plenitud de la Divinidad nada conoce, sino lo lleno; igualmente, no vino a destruir la ley, sino a cumplirla. Hay una justicia, en tanto grado estrecha y angosta, que si apartas un punto el pie de ella, caerás en la hoya del pecado: ésta es no preferirse al igual, ni igualarse al mayor. La definición de esta justicia es dar a cada uno lo que es suyo. Hay otra, que es más extensa y amplia en el género de justicia, y es; no igualarse al que es igual, ni preferirse al que es inferior. Porque así como es grande y grave soberbia preferirse a si mismo, al igual, o igualarse al mayor, así es propio de una grande humildad mostrarse inferior al igual, o igual al inferior. Y así como es suma e intolerable soberbia preferirse al superior, así ponerse más abajo del inferior es la suma y perfecta justicia. Lo que dice San Juan: Yo soy quien debo ser bautizado por vos, pertenece a la primera, porque se humilló al que era superior; mas en lo que Christo hizo, se vé la justicia llena y perfecta, pues se inclino á las manos de un siervo suyo.

5 Vea ahora cada uno a quien imita, si a este Señor, o a aquel espíritu soberbio, que se levanta sobre todo lo que se cree o adora Dios. Procuremos Hermanos míos cumplir toda justicia porque ella es el camino por donde se llega a la alegría. La alegría es el premio y la justicia el mérito y materia de ella. De la misma manera será nuestra alegría cuando aparecerá Cristo que es nuestra vida y apareceremos nosotros también con Él en la gloria: porque Él es quien fue hecho justicia para nosotros por Dios Padre. Bienaventurados también los que ahora se alegran en la justicia y se gozan en sus conciencias, chupando miel de la piedra y aceite del peñasco durísimo. Al presente parece trabajosa la justicia: más tiempo vendrá en que con gozo y suavidad, sin fatiga alguna, se desee y posea, se ame y se perciba, pues gozaremos de la misma justicia. Más hay de aquellos que salen del verdadero camino, que dejando la justicia, buscan la alegría vana y transitoria: pues la alegría de las cosas transitorias precisamente perecerá desvaneciéndose las cosas en que se fundaba: porque así como faltando la leña falta el fuego, así faltando el mundo y todos sus atractivos, así faltará su alegría.

RESUMEN:

La circuncisión y el bautismo de Cristo fueron como una piedra angular, que une una pared a otra, la ley antigua y la nueva, o como dos cintas que se unen. Al recibir el bautismo de Juan demostró una gran humildad, pues no debemos preferirnos al igual ni igualarnos al mayor. Un grado todavía superior, que nos demostró nuestro Salvador, fue “no igualarse al igual, ni preferirse al que es inferior”.
La alegría es un premio y la justicia el mérito para llegar a ella. No debemos buscar la alegría en el mundo sino “la miel en la piedra y el aceite en el peñasco” de lo contrario nuestra alegría será un fuego que se apaga enseguida, en cuanto falta la leña, que son las efímeras alegrías del mundo.

LA MANIFESTACIÓN DE CRISTO


La manifestación de Cristo
El Hijo se ha manifestado para ayudarnos e instruirnos. Y es muy capaz de hacerlo, porque es la Fuerza y Sabiduría del Padre. Como Fuerza ayuda y como Sabiduría instruye y educa. La debilidad necesita apoyo y la ceguera reclama enseñanza y doctrina. 
 Y no hay duda que nos instruyó, porque nos impulsó a rechazar la vida impía y los deseos mundanos, para vivir con sobriedad, rectitud y piedad. Nuestra impiedad era la incredulidad, pues no creíamos ni honrábamos a Dios. Y si es piadoso venerar a Dios, es impío rechazarlo. 
 Los deseos mundanos son los bajos apetitos, los ojos insaciables y la arrogancia del dinero, que nos arrastran e inclinan a amar el mundo. El hombre que renuncia todo esto vive sobriamente, dominando los bajos apetitos, los ojos insaciables y la arrogancia del dinero. A medida que progresa en la sobriedad anula una doble embriaguez con una doble sobriedad. La embriaguez exterior es el desenfreno en el placer; y la interior, la invasión de de curiosidad. Contra ellas está la sobriedad exterior, que refrena los placeres, y la interior, que excluye la curiosidad. 
 Así vive el hombre sobriamente para consigo mismo. Y actuará rectamente con el prójimo si le da lo que en justicia le pertenece. Porque la justicia implica inocencia y beneficencia. No hacer el mal es la base de la justicia, y hacer el bien es su consumación.
 La piedad dice relación con Dios. Y consiste en dos cosas: no presumir de nosotros mismos, y confiar totalmente en Dios para superar con él todos los obstáculos del mundo. No desconfiemos jamás de Dios, sino actuemos con plena tranquilidad y confianza. Es el médico bueno y admirable, que bebió el jarabe antes de dárselo a los suyos. Sufrió la pasión y la muerte, y de ese modo consiguió la salud de la inmortalidad e impasibilidad. Con ello nos enseña a beber confiados el jarabe que transmite la salud y la vida. Y como después de su pasión posee la vida eterna, nos infunde la esperanza inquebrantable de que recibiremos eso mismo de él. 
RESUMEN
El Hijo se ha manifestado para enseñarnos el camino. Por una parte para renunciar a los placeres externos y, por otra, para anular la curiosidad interna. La piedad consiste en no presumir de nosotros mismos y confiar plenamente en Dios. 

LA MADERA, EL HENO Y LA PAJA


Hermanos, en ninguna parte hay seguridad: ni en el cielo, ni en el paraíso, y mucho menos en el mundo. El ángel cayó en el cielo arrojado de la presencia de Dios; Adán abandonó en el paraíso el jardín de las delicias; y Judas, en este mundo, fue excluido de la escuela del Salvador. Digo esto para que nadie alardee de vivir en este lugar, del que se dice: "este lugar es santo". Pues no es el lugar el que santifica a los hombres, sino los hombres el lugar. 
 Entre nosotros se dan tres clases de personas que están muy poco acordes con la Orden y con el hombre que abraza este camino. Unos comenzaron bien y desfallecieron muy pronto. Otros nunca comenzaron, sino que se instalaron en una vida muelle y así siguen. Y otros son víctimas de un  espíritu de ligereza: lentos para escuchar, prontos para hablar y muy dispuestos a contar ampliamente lo que hacen, si es que hacen algo. ¿Rechazará Dios a todos estos? No. Si permanecen unidos al cimiento se salvarán, pero a través del fuego. ¿De qué fuego? Escuchemos al Apóstol: Nadie puede poner un cimiento diferente del ya puesto, que es Jesús el Mesías. Pero encima de ese cimiento puede uno edificar con madera, heo, o paja; su obra se perderá, él en cambio saldrá con vida, pero a través del fuego. 
 El fundamento es Cristo; la madera es frágil, el heno inconsistente y la paja voluble. La madera simboliza a los que comenzaron con valor, pero cascan y no vuelven a integrarse. El heno representa a los que se instalan en una espantosa molicie y son incapaces de poner la punta del dedo, como suele decirse, en los trabajos arduos. Y la paja es figuras de los que giran víctimas de la veleidad, y nunca permanecen en el mismo estado. 
  Debemos temer de todos estos, pero sin perder la esperanza, porque si tienen a Cristo por cimiento, es decir, si acaban la vida en este camino, se salvarán, aunque sea pasando por el fuego.Y es que el fuego tiene tres elementos: humo, luz y calor. El humo excita las lágrimas, la luz ilumina las cosas que están cerca y el calor abrasa.
 En consecuencia, estas personas deben tener el humo en el espíritu, es decir, arrepentirse de ser tibios, indolentes e inconstantes y de que contribuyen a perturbar y arruinar la Orden. Por otra parte deben tener luz en la boca, o sea, manifestarse y llorar en la confesión tal y como se ven en su conciencia. Que la conciencia aguijonee la lengua, y ésta condene a la conciencia. Y es también necesario que sientan el ardor en su cuerpo, esto es, el tormento de la penitencia; no excesivamente, pero sí algo. ¿Crees que va a rechazar a los que así se arrepienten de corazón, se confiesan oralmente y sufren en su cuerpo, el que desea que todos se salven y que nadie se pierda?
 Hay también otros que edifican sobre este cimiento con plata, oro y piedras preciosas. Comienzan con ardor, continúan con más ardor y acaban abrasador de ardor; no se fijan en las posibilidades de la carne, sino en los deseos del espíritu.
RESUMEN
La madera simboliza a los que comenzaron con valor, pero  se hunden y  vuelven a integrarse. El heno representa a los que se instalan en una espantosa molicie. Y la paja son  los que giran víctimas de la veleidad, y nunca permanecen en el mismo estado. Se salvarán si pasan por el fuego del espírituY es que el fuego tiene tres elementos: humo, luz y calor. El humo excita las lágrimas, la luz ilumina las cosas que están cerca y el calor abrasa.

EN LA EPIFANÍA DEL SEÑOR. SERMÓN TERCERO


EN LA EPIPHANIA DEL SEÑOR.

SERMÓN TERCERO.


Sobre la lección del Evangelio: ¿Dónde esta el que ha nacido Rey de los Judíos?

1.Tenemos por necesario, Hermanos míos, según la costumbre de las demás solemnidades, exponeros el misterio de la solemnidad de hoy. Porque, aunque algunas veces hablamos contra los vicios, y sea utilísimo este género de oración, parece mas propio de otros días. En los festivos, y particularmente en las solemnidades principales, más bien parece, que nos debemos detener en los misterios, que pertenecen a la solemnidad, para que a un tiempo mismo se instruya el ánimo, y se excite el afecto. Porque ¿cómo celebraréis lo que ignoráis? o cómo lo sabréis, sino hay quien os lo declare? Por tanto, no sea molesto a los que están adelantados en el conocimiento de las Escrituras, que tengamos atención a los menos doctos, según exige la caridad. Ni creo yo , que ellos mismos sean privados de los manjares, que les son tan agradables, si a los menos sabios como a las turbas populares pusieren primero alimentos más crasos: lo que harán, si movidos de la caridad fraternal, les gustaren las cosas, que son necesarias a los que no tienen la mayor inteligencia, aunque acaso a ellos les parezcan poco necesarias. De esta suerte recogerán para si los fragmentos, reflexionando con diligencia las cosas más útiles, y rumiando como animales puros, las que por su delicadeza no son entendidas de los menos capaces.

2. La La solemnidad de hoy pues recibió el nombre de la aparición, porque Epifanía significa aparición. Así, hoy se celebra la aparición del Señor, no solo una, sino triplicada, según lo hemos recibido de nuestros Padres. Hoy nuestro  Señor párvulo Rey, pasados pocos días de su nacimiento se manifestó a las primicias de las naciones, sirviéndolas de guía una estrella: hoy también, habiendo ya cumplido treinta años en su vida mortal (el que según la Divinidad es siempre el mismo, y no pueden faltar sus años) ocultado entre las populares turbas vino al Jordán, para ser bautizado; pero fue manifestado por el testimonio del  Padre. Hoy igualmente, habiendo sido convidado a unas bodas con sus discípulos, faltando el vino, convirtió en vino las aguas con un admirable prodigio de su potencia. Pero deleita contemplar con más cuidado la aparición del Salvador en su infancia , porque es dulcísima , y se celebra también hoy con mis especialidad.

3.  Hoy pues, como oímos en la lección del Evangelio , vinieron los Magos de Oriente a Jerusalén. Con razón se dice a la verdad , que vienen de Oriente, pues nos anuncian el nuevo Nacimiento del Sol de justicia, pues iluminan con alegres noticias el mundo todo. Sólo que la infeliz Judéa, como aborrecía la luz, se obscurece al resplandor de la nueva claridad, y sus ofuscados ojos se ciegan mucho más, brillando los rayos del Sol eterno. Oigamos ahora, qué dijeron los Magos, viniendo del Oriente: ¿Donde está el que ha nacido Rey de los Judío? ¡Qué fe tan cierta y tan firme! No preguntan si ha nacido, sino que hablan confiadamente, y preguntan sin dudar , donde está el que ha nacido Rey de los Judíos. El Rey Herodes se llenó de pavor, luego que oyó el nombre del Rey, sospechándole su sucesor. No es maravilla, que se turbe Herodes: pero que Jerusalén, Ciudad de Dios, que es vista de paz, se turbe en compañía de Herodes, ¿quién no lo admira? Ved, Hermanos, cuanto daño hace una potestad perversa, y como hace conformes sus súbditos a su impiedad una cabeza impía. Miserable Ciudad enteramente, donde reina Herodes, porque será sin duda participante de su malicia, y al nacimiento de la nueva salud se conmoverá con una turbación propia de Herodes. Confío yo en el Señor, que de ningún modo reinará entre vosotros, aunque suceda hallarse: de lo cual también nos guarde Dios. Malicia de un Herodes  y crueldad de Babilonia seria querer extinguir la religión en su nacimiento, y despedazar los párvulos de Israel. Así, cuando nace entre nosotros algo , que pueda conducir para el bien del alma, para la piedad, para la religión, cualquiera que resiste, cualquiera que repugna, enteramente pretende con los egipcios matar los párvulos del linaje de Israel: y aun también con Herodes persigue al Salvador, cuando nace. Pero prosigamos ya la historia comenzada; pues creo, que si alguno sintiere en su conciencia algo de esto, se guardará en lo adelante con más cuidado, y tendrá horror de abrigar en si mismo un corazón propio de Herodes, para no tener un fin semejante al suyo.

4. Buscando pues los Magos al Rey de los Judíos , y preguntando Herodes a los Escribas el lugar del nacimiento del Señor, declaran ellos según el Profeta el nombre de la Ciudad. Y habiéndose apartado de Jerusalén los Magos, y dejado á los Judíos: He aquí que la estrella que habían visto en el Oriente, iba delante de ellos. De esto se deja entender, que por buscar el auxilio humano perdieron la guía divina; y que el auxilio celestial les desamparo, porque quisieron valerse de las noticias de la tierra. Por lo cual también habiendo dejado a Herodes, al punto se alegraron sobre manera, porque la estrella iba delante de ellos, hasta que llegando se paró encima del lugar, donde estaba el Niño. Y entrando en la casa hallaron al Niño con María su Madre, y postrándose le adoraron. ¿ De dónde esto en vosotros , extranjeros? No encontramos tanta fe en Israel. ¿Qué, no os ofende la humilde habitación de un establo; no os ofende la pobre cuna de de un pesebre? ¿No os escandaliza la presencia de una pobre Madre ,ni la infancia de un Niño de pecho?

5. En fin, abiertos sus tesoros, dice el evangelista , le ofrecieron por presentes oro, incienso y mirra. Si solamente le hubieran ofrecido oro, pudiera parecer , que habrían querido remediar la pobreza de la Madre, dándola con que pudiese criar al Niño. Mas ofreciendo juntamente oro, incienso, y mirra, sin duda están indicando en esto un género de ofrenda espiritual. El oro parece tener la excelencia entre las riquezas del siglo; el cual por su gracia ofrecimos todos al Salvador devotamente, cuando por su nombre dejamos del todo los haberes del mundo. Pero después de haber renunciado a los bienes terrenos, es necesario, que busquemos con deseos ardientes los celestiales. Y de esta suerte ofreceremos también el olor del incienso, en que están significadas, como leemos en el Apocalipsis de San Juan las oraciones de los Santos. Por lo cual igualmente dice el Profeta en el salmo: Que mi oración suba a vuestra presencia como el humo del incienso. Así también tenéis escrito en  otro lugar que la oración del justo penetra los Cielos. La oración, no dice de cualquiera, sino del justo. Porque será execrable la oración de aquel que aparta su oreja para no oír la ley.

6. Si quieres ser justo , y no apartar tu oído de los mandamientos del Señor, para que no apartarte él también el suyo de tus oraciones, es preciso, no sólo que desprecies el siglo, sino que castigues tu cuerpo mismo, y le sujetes a la servidumbre. Porque el que dijo: Si alguno no renunciare a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo y en otra parte: Si quieres ser perfecto, anda y vende todas las cosas que tienes, y dalas a los pobres, y ven y sígueme: El mismo dice en otro lugar: El que quiere venir en pos de mi, niéguese a si mismo-, y tome su cruz y sígame a mi. Lo cual exponiéndolo el Apóstol dice: Todos los que son de Cristo han crucificado su carne con sus vicios y deseos malos. Tenga pues nuestra oración dos alas, que son el desprecio del mundo y la mortificación del cuerpo: y sin duda penetrará los Cielos, y subirá a la presencia de Dios como el incienso. Será sacrificio grato y aceptará Dios nuestra ofrenda, si con el oro e incienso se hallare también la mirra: que aunque es amarga, con todo eso es muy provechosa, y preserva al cuerpo, que está muerto por el pecado, de que se pudra cayendo en el vicio. Esto se ha dicho brevemente, para que imitemos en su ofrenda a los Magos.

7. Pero,'porque dijimos, que esta fiesta era Aparición, veamos lo que aparece en ella. Verdaderamente según las palabras del Apóstol: Apareció la benignidad, y humanidad de Dios nuestro Salvador. Porque ve ahí, como hemos oído en la lección del Evangelio , que entrando los Magos en la casa encontraron al Niño con María su Madre. En el tierno cuerpo, que fomentaba la Madre en su virginal regazo, ¿qué aparecía, sino la verdad de la carne, que había tomado? ¿Qué se declara en haber encontrado al Niño con su Madre, sino que es verdadero Dios, y verdadero hombre? Mira también en la segunda Aparición, sino es declarado manifiestamente Hijo de Dios con el testimonio de la voz del Padre. Se abrieron los Cielos, y descendió el espíritu Santo en la forma corporal de una paloma, que venia a reposar sobre él, y se oyó la voz del Padre: Este es mi Hijo amado , en quien be tenido mis complacencias. Bastante manifiesto se hace por esto mismo, bastante evidente, e indubitable, que es necesaria, que el Hijo de Dios sea Dios. Ninguno hay tampoco que dude, que los hijos de los hombres son hombres, y que los fetos también de los animales son del mismo género que ellos. Más, para que no quede ningún lugar al error sacrilegio, el mismo que en la primera aparición fue declarado verdadero hombre e hijo del hombre, y en la segunda no menos verdadero Hijo de Dios, ya en la tercera se muestra verdadero Dios , y Autor de la naturaleza, que se muda a la insinuación de su imperio. Nosotros pues, carísimos, amemos a Jesu Christo como verdadero hombre y hermano nuestro; honrrémosle como Hijo de Dios; adorémosle como Dios. Creamos en él firmemente, fiémosnos a su cuidado con toda seguridad, Hermanos míos; pues ni le falta la potestad de salvarnos, siendo verdadero Dios e Hijo de Dios, ni la buena voluntad, siendo como uno de nosotros verdadero hombre e hijo del hombre. ¿Cómo será para nosotros inexorable, cuando por nuestro bien se hizo como nosotros pasible?

8. Ya si deseáis oír algo sobre estas apariciones para edificación de las costumbres, atended, que en primer lugar aparece siempre Cristo con la Virgen Madre, para enseñarnos, que debemos buscar ante todas cosas la sencillez , y el pudor. Pues a los niños es natural la sencillez, y la vergüenza es propia y familiar de las vírgenes. A Todos Nosotros en el principio de nuestra conversión ninguna virtud nos es más necesaria, que una humilde sencillez, Y una Gravedad Llena De Pudor. En la segunda aparición vino el Salvador a las aguas del bautismo, no ciertamente para ser lavado en ellas, sino más bien para recibir el testimonio del Padre. En estas aguas se representan las lágrimas de la devoción , en las cuales no se busca la indulgencia de los pecados, sino el beneplácito de Dios Padre. Entonces desciende sobre nosotros el Espíritu de la adopción de hijos, dando testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios; de suerte que nos parece oír la dulcísima voz del Cielo, que nos dice, que verdaderamente Dios Padre se complace asimismo en nosotros. Ni hay poca distancia entre estas lágrimas de devoción, y de una edad, por decirlo así, varonil, y entre las que derramó la edad primera en los sollozos de la infancia , que fueron sin duda las lágrimas de penitencia, y confesión. Sin embargo, a unas y a otras exceden, largamente otras ciertas lágrimas, a las que se infunde también el sabor del vino. Porque yo diré que verdaderamente aquellas lágrimas se convierten en vino, que en el fervor de la caridad se derraman por el afecto de la compasión fraternal: efecto de esta caridad es, que parezca por algún tiempo el hombre estar en una especie de embriaguez sobria olvidado de si mismo.

RESUMEN:
Epifanía significa aparición. Aparecen los Magos llenos de fe, aparece la estrella que los guía y el Espíritu Santo para recibir el bautizo de Dios. Les ofrecen oro como a lo que es Rey, incienso para venerar al padre y mirra para anunciar su muerte por todos nosotros. Igualmente convierte el agua en el vino de la salvación. Son tres apariciones, aunque ocurran en momentos distintos de su vida: nacimiento, bautismo y muerte.

SERMÓN SEGUNDO Y DE LOS REYES MAGOS: SALID HIJAS DE SIÓN


SERMON SEGUNDO.

De los Magos y de lo que se lee en los Cantares:
Salid hijas de Sion ,y ved al Rey Salomón.

Tres apariciones del Señor leemos hechas en un mismo día, aunque no en un mismo tiempo. Y sin duda admirable es la segunda, admirable la tercera, pero la primera es en gran manera admirable. Es de admirar la mutación de las aguas; la atestación de Juan, de la paloma , y de la voz del Padre, pero admira mas , que los Magos conociesen al Señor. Que le reconocen Dios, lo indica la adoración, lo manifiesta la ofrenda del incienso. No solo le reconocen Dios, sino Rey también, lo qual se designa en el oro. Y entre estas cosas , no se les oculta tampoco el gran misterio de la piedad de Dios, por lo que igualmente en la mirra, que le ofrecen, indican que ha de morir. Adoran pues los Magos, y ofrecen dones á un Niño , que todavía mama el pecho de su Madre. Pero ¿dónde está , ó Magos , dónde está la púrpura de este Rey ? ¿Son la púrpura acaso estas mantillas , en qué está envuelto? Si es Rey, ¿dónde está la diadema real? Verdaderamente vosotros le veis ceñido de la diadema , con que le coronó su Madre, del saco de la mortalidad, del cual resucitando dice: Rommpisteis mi saco , rodeasteis de alegría. Salid hijas de Sion ,y ved al Rey Salomón en la diadema , con que le coronó su Madre. Salid virtudes Angélicas, Los habitantes de la soberana patria,y mirad á vuestro Rey , pero en nuestra corona , en la diadema, con que le coronó su madre. De estas delicias habíais carecido hasta ahora, esta dulzura no habíais gustado todavía. Gozáis en el Cielo de su grandeza , pero no habéis visto su humildad. Salid pues, y ved al Rey Salomón en la diadema , con que le coronó su madre,

2 Mas no necesitan los Angeles de nuestra exhortación, pues ellos mismos desean ardientemente mirar en él , y quanto mas conocida de ellos es su grandeza, tanto mas preciosa y amable se les hace su humildad. Asi, aunque nosotros tenemos mayor motivo de alegría (pues para nosotros nació, y á nosotros se nos dio) con todo eso ellos ellos se adelantan, nos exhortan á mirarle. Prueba de esto es la aparición del Angel á los Pastores, anunciándoles la nueva de tan grande gozo, y aquella multitud del exército celestial, que cantó la gloria en su nacimiento. A vosotras pues decimos, hijas de Sion , almas seculares, débiles, delicadas hijas propiamente, y no hijos : en quienes, nada hay de fortaleza , nada de ánimo varonil: Salid hijas de Sion. Salid de los cuidados mundanos , salid del sentido de la carne á los pensamientos del alma, de la servidumbre de los deseos carnales á la libertad de la inteligencia espiritual. Salid de vuestra tierra, y de vuestra parentela , y de la casa de vuestro Padre, y ved al Rey Salomón: de otra suerte no estará libre de riesgo para vosotras verle porque el mismo que es Salomón , que es decir , Pacifico, en el destierro , será razonador en el juicio; Idida esto es amado del ´Señor en Reino. En el destierro, pues, es manso y amable. En el destierro es justo y amable: en el juicio justo y terrible, : en el reino justo y admirable. Salid, pues y ved al rey Salomón, porque en todas partes es Rey y aunque su reino no sea de este mundo, sin embargo es rey también en este mundo . Por supuesto que preuntándole ¿tu eres rey ? Yo responderá para eso nací y para eso vine al mundo, Aquí pues rige las costumbres, en el juicio discierne los méritos, en el reyno distribuye los premios.

3 Por tanto salid,hijas de Sion, y ved al Rey Salomón en la diadema, con que le coronó su madre , en la corona de la pobreza , en la corona de la miseria; puesto que fué coronado también por su madrastra con corona de espinas, con corona de miseria: habiendo de ser coronado por su familia con corona de justicia , quando saldrán los Angeles , y quitarán de su reyno todos los escándalos , quando vendrá al juicio acompañado de los ancianos de su pueblo, quando peleará á favor suyo el orbe de la tierra contra los insensatos. También le corona el Padre con corona de gloria , como dice el Psalmista: Le habéis coronado de gloria y de honor. Vedle , hijas de Sion en la diadema , con que le coronó su madre. Respetad la corona de vuestro Rey , hecho párvulo por vosotras, y adorad su humildad este dia en compañía de los Magos , cuya fé y cuya devoción se os propone hoy por exemplo. Porque ¿á quiénes compararemos , ó á quiénes dirémos, que son semejantes estos hombres. Si considero la fé del Centurión, si la confesión del Ladrón, no me causa tanta maravilla, pues ya entonces el Señor había hecho muchos prodigios, ya entonces habia sido predicado de muchos, de muchos adorado. Sin embargo, consideremos también lo que ellos dijeron. El Ladrón clama desde la Cruz: Señor acordaos de mi , guando vengáis de vuestro reyno. ¿Qué , por el suplicio há de ir al reyno? ¿Quién te dijo á ti, que convenia que padeciese Christo , y que de este modo entráse en su gloria? Y tu también, Centurión, ¿en qué le hás conocido? Viendo que clamando asi , habia espirado: Verdaderamente , dice , este hombre era Hijo de Dios. ¡Cosa admirable , y digna de toda admiración!

4 Por eso os ruego , consideréis y veáis , que vista tan penetrante tiene la fé ,y que de lince tiene los ojos. Ella conoce al Hijo de Dios mamando, le conoce pendiente en la cruz, le conoce muriendo, puesto que el Ladrón le conoce en el patíbulo , los Magos en el establo: aquel taladrado de los clavos , estos envuelto en unos paños. Conoce el Centurión la vida en la muerte; estos la virtud de Oios en la debilidad de un tierno cuerpo : aquellos en la acción de espirar conocen e el sumo Espíritu: estos en la infancia el Divino Verbo: porque todo lo que aquellos confiesan con las palabras , lo confiesan estos con los dones. El Ladrón le reconoce Rey, el Centurión Hijo de Dios y juntámente hombre. ¿Y qué otra cosa indican estos dones? solo que en el incienso no tanto lé confesaron Hijo de Dios, como verdadero Dios? Ruegoos , Carísimos, que os aprovechéis de tanta caridad , como há mostrado con nosotros el Dios de la Majestad , de tanta humildad , como tomó en si mismo , de tanta benignidad , como en su humildad se dejó ver. Demos gracias á nuestro Redentor y Mediador, por quien se nos dio á conocer tan buena voluntad de Dios Padre para con nosotros, pues sabemos , que su ánimo por nuestro bien es tal, que no sin razón decimos y a Nosotros corremos no como á una cosa incierta: porque verdaderamente tal es el corazón del Padre para con nosotros, qual nos le expresó aquel Señor que procedió de su corazón.

RESUMEN
Los Reyes Magos reconocen la majestad del niño, que es Dios porque le ofrecen incienso, que es Rey porque le ofrecen oro y que ha de morir porque le ofrecen mirra. Es un rey como Salomón manso, justo, admirable, pero también terrible. Es maravilloso que la Virgen María lo reconociera desde la humildad de su nacimiento y lo Magos desde la fe y los signos externos, como la fe de los pastores, y no por los hechos que luego sucedieron a lo largo de su santa vida. Por tanto, el misterio de los magos representa la fe en Cristo desde el mismo momento de su nacimiento.

EPIFANÍA: HA APARECIDO LA BONDAD DE DIOS

 


(Basílica de la Natividad)


Ha aparecido la bondad de Dios... y su amor al hombre. 

Ha aparecido la bondad de Dios, nuestro Salvador, y su amor al hombre. Gracias sean dadas a Dios, que ha hecho abundar en nosotros el consuelo en medio de esta peregrinación, de este destierro, de esta miseria.

Antes de que apareciese la humanidad de nuestro Salvador, su bondad se hallaba también oculta, aunque ésta ya existía, pues la misericordia del Señor es eterna. ¿Pero cómo, a pesar de ser tan inmensa, iba a poder ser reconocida? Estaba prometida, pero no se la alcanzaba a ver; por lo que muchos no creían en ella. Efectivamente, en distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios por los profetas. Y decía: Yo tengo designios de paz y no de aflicción. Pero ¿qué podía responder el hombre que sólo experimentaba la aflicción e ignoraba la paz? ¿Hasta cuándo vais a estar diciendo: «Paz, paz», y no hay paz? A causa de lo cual los mensajeros de paz lloraban amargamente, diciendo: Señor, ¿quién creyó nuestro anuncio? Pero ahora los hombres tendrán que creer a sus propios ojos, ya que los testimonios de Dios se han vuelto absolutamente creíbles. Pues para que ni una vista perturbada pueda dejar de verlo, puso su tienda al sol.

Pero de lo que se trata ahora no es de la promesa de la paz, sino de su envío; no de la dilatación de su entrega, sino de su realidad; no de su anuncio profético, sino de su presencia. Es como si Dios hubiera vaciado sobre la tierra un saco lleno de su misericordia; un saco que habría de desfondarse en la pasión, para que se derramara nuestro precio, oculto en él; un saco pequeño, pero lleno. Y que un niño se nos ha dado, pero en quien habita toda la plenitud de la divinidad. Ya que, cuando llegó la plenitud del tiempo, hizo también su aparición la plenitud de divinidad. Vino en carne mortal para que, al presenta así ante quienes eran carnales, en la aparición de su humanidad se reconociese su bondad. Porque, cuando se pone de manifiesto la humanidad de Dios, ya no puede mantenerse oculta su bondad. ¿De qué manera podía manifestar mejor su bondad que asumiendo mi carne? La mía, no la de Adán, es decir, no la que Adán tuvo antes del pecado.

¿Hay algo que pueda declarar más inequívocamente la misericordia de Dios que el hecho de haber aceptado nuestra miseria? ¿Qué hay más rebosante de piedad que la Palabra de Dios convertida en tan poca cosa por nosotros? Señor, ¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él, el ser humano, para darle poder? Que deduzcan de aquí los hombres lo grande que es el cuidado que Dios tiene de ellos; que se enteren de lo que Dios piensa y siente sobre ellos. No te preguntes, tú, que eres hombre, por lo que has sufrido, sino por lo que sufrió él. Deduce de todo lo que sufrió por ti, en cuánto te tasó, y así su bondad se te hará evidente por, su humanidad. Cuanto más pequeño se hizo en su humanidad, tanto más grande se reveló en su bondad; y cuanto más se dejó envilecer por mí, tanto más querido me es ahora. Ha aparecido -dice el Apóstol- la bondad de Dios, nuestro Salvador, y su amor al hombre. Grandes y manifiestos son, sin duda, la bondad y el amor de Dios, y gran indicio de bondad reveló quien se preocupó de añadir a la humanidad el nombre de Dios



RESUMEN
La misericordia de Dios existía pero los hombres no la veían. Venían profetas con promesas, pero seguían sin verla. Dios puso su tienda al sol y vació un saco lleno de misericordia. Se humanizó con la misma naturaleza de Adán después de su pecado. Es una prueba del gran amor que profesa hacia el hombre.

EN LA CIRCUNCISIÓN DEL SEÑOR. SERMÓN TERCERO. DEL DÍA OCTAVO




EN LA CIRCUNCISIÓN DEL SEÑOR

SERMÓN TERCERO

DEL DÍA OCTAVO


1. En la Circuncisión del Señor, hermanos mios, tenemos que amar, y que admirar, y también que imitar. Está manifiesto en ella el gran beneficio de la dignación divina, que exige nuestro reconocimiento: al mismo tiempo se encubre en ella, lo que debemos en nosotros mismos cumplir. Porque vino el Señor al mundo, no sólo para redimirnos con la efusión de su sangre, sino para enseñarnos con sus palabras, e instruirnos con sus ejemplos. Pues, así como no nos aprovechará saber el camino, si estuviéramos presos en la cárcel,  tampoco aprovechrá sacarnos de la cárcel, si ignorando el camino el que primero nos hallara, nos volviera á meter allí. Y por esto en la edad mas crecida nos dio el Salvador manifiestos ejemplos de paciencia, humildad, caridad  y de todas las virtudes: mas en la niñez dio estos mismos ejemplos, aunque disimulados y encubiertos con figuras.

2. Pero antes de llegar a explicar esto, quisiera decir algo de tan grande y tan manifiesta dignidad. Tienen los ángeles una gloria pura y perfecta: pero tampoco nosotros estaremos privados de gloria. Su gloria estamos viendo, gloria como de quien es el Hijo único del Padre, gloria de misericordia y de un afecto verdaderamente paternal, gloria del que procede del corazón del Padre, y que está mostrando con nosotros unas entrañas con toda la ternura de Padre. Todos pecaron, dice el Apóstol, y tienen necesidad de la gloria de Dios. Y en otra parte: Esté lejos de mi dice, gloriarme en otra cosa, que en ta cruz de nuestro Señor Jesucristo. ¿Que cosa mas gloriosa para nosotros, que habernos Dios estimado tanto? ¿O qué mayor gloria para él, que tan especial dignación, y tan grande benignidad, que se hace tanto mas dulce y amable, cuanto es más graciosa; pues murió por unos pecadores? Ved cuanto hizo y por cuales; por quales para no ensoberbecernos; cuanto para no perder la confianza. Así, para que no se halle en vosotros el espíritu de este mundo, sino el espíritu que viene de Dios, y sepáis los bienes, que el Señor os ha hecho: no queráis, os ruego, haceros como el caballo y el mulo, sino como el piadoso jumento, que dice: Como un jumento me hice en vuestra presencia, y con todo eso estoy siempre con vos. Tales jumentos conocen a su Dueño , y el pesebre de su Señor: en el cual está puesto para ello el piadosísimo heno, el mismo que es pan de los ángeles. Este es el pan vivo de que debió comer el hombre; pero, porque el hombre se hizo jumento, el pan también se hizo heno, para que a lo menos asi viva de él.

3. El sacramento de esta mutación sin duda se celebró en el Día del Nacimiento, pues el Verbo se hizo carne, siendo toda carne heno. Tomando en su encarnación forma de hombre, se hizo inferior a los Angeles un poco, pero en este día ya escucho otra cosa más maravillosa. Ya está abatido mucho más abajo de los ángeles, pues no sólo tiene la forma de hombre, sino la forma de pecador, y fijan en él, como con un cauterio, la nota de ladrón. Porque qué otra cosa es la circuncisión, sino indicio de superfluidad, y de pecado? En vos, Señor Jesús, ¿qué puede haber superior, para que deba circuncidarse? ¿Por ventura no sois Dios verdadero, engendrado de Dios Padre, y verdadero hombre sin pecado alguno, nacido de la Virgen Madre? ¿Qué hacéis vosotros circuncidando este Niño? ¿Pensáis por ventura, que podrá caer sobre él aquella sentencia que dice: "Todo varón cuyo cuerpo no fuere circuncidado, será exterminado de enmedio de su pueblo". ¿Podrá el Padre olvidarse del hijo de sus entrañas, ó no le conocerá, sino tuviere la señal de la circuncisión? Antes, si fuera posible desconocer al Hijo, que es el objeto de sus complacencias, por esta señal le pudiera desconocer; pues es la que él dispuso para los pecadores, con el fin de purificarlos de sus delitos. Pero ¿qué maravilla es, que la cabeza, estando sana , reciba en si la medicina de los miembros enfermos? ¿Cuantas  veces acaece recibir un miembro la cura y medicina de otro? Nos duele la cabeza, y se hace la sangría en el brazo: está enfermo el hígado, y sangran  dolientes  los pies. De esta manera es cauterizada hoy la cabeza, para curar la corrupción de todo el cuerpo.

4.En fin, ¿qué maravilla, que por nosotros quisiese ser circuncidado, el que por nosotros se dignó morir? Todo él verdaderamente me fué dado, y todo él fué expendido en mis propios usos. Oyendo yo, que pasaba por delante de la cárcel el hijo de un gran Rey, comencé á gemir mas alto, y á exclamar más lastimosamente diciendo: Hijo de Dios tened misericordia de mi. Y él como benignísimo: ¿qué lloro, dice, y qué lamento es éste, que escucho? Entonces le responden: este es aquel traidor Adán, a quien vuestro Padre hizo poner en la cárcel, mientras que delibera con que genero de tormentos le hará morir. ¿Qué haría aquel Señor, cuya naturaleza es la suma bondad , aquel Señor de quien es propio tener siempre misericordia, y perdonar? Baja a la cárcel misma a sacar de ella al miserable prisionero. Mas los judios no olvidados del odio, que habían tenido a su Padre, le ejercitan también en el Hijo: por lo que dice él mismo: A mi me han aborrecido, y a mi Padre también. ¿Qué hicieron pues los impíos, que en sólo mirarle sentían pena? Este es el Heredero, dicen, venid y matémosle. Así quitaron la vida al Cordero de Dios; con daño suyo a la verdad, pero para nuestra salud. Porque ellos derramaron la sangre del Cordero: nosotros nos llegamos, y bebimos de ella. Nosotros recibimos el cáliz de la salud que tiene la virtud de embriagar las almas ¡qué admirable es! Ved aquí lo que exige nuestro reconocimiento. Pocos dirán, que celebramos su venida a esta cárcel del mundo, es decir el dia de su nacimiento: pero hoy ya celebramos, que tomó nuestros grillos, y prisiones. Hoy aquel Señor, que no hizo pecado, para librar a los reos, metió sus inocentes manos en sus cadenas: hoy se puso bajo de la ley, el mismo que dio la ley.

5.Digamos ya lo que espiritualmente se nos enseña, que hagamos nosotros, en esta circuncisión. Porque, ni sin causa se mandó en la ley, ni sin causa se cumplió en el Señor la circuncisión en el octavo dia. Pero ¡quién conoció los designios del Señor, ó quien ha sido su consejero. Asista favorable a nuestros deseos aquel espíritu, que investiga los misterios sublimes de Dios, y dígnese explicarnos el misterio de este octavo dia. No ignoramos, que es preciso ya, que el hombre nazca de nuevo; pues por eso nació otra vez el Hijo de Dios. En pecado nacemos todos, y es necesario, que renazcamos por la gracia; la cual recibimos en el bautismo: mas ¡ay! todo pereció en la vida secular. Ahora por  primera vez, apiadándose Dios de nosotros, la virtud de la gracia hace, que caminemos en una nueva vida. Asi, debemos decir, que nace el hombre, cuando nace en su alma el sol de la justicia, ilumina las tinieblas de sus pecados, y presenta a los ojos de su corazón el horrendo juicio de Dios, añadiendo para estrechar mas el lazo del terror, el número breve de sús dias, y su fin tan incierto. Esa es verdaderamente aquella tarde, a que debe extenderse el llanto, y es necesario añadir a ella la alegría de la mañana, para que Dios nos haga oír su misericordia. De este modo, de la tarde y de la mañana se forma un día. Este día, pues, es día de justicia, porque dá a cada uno lo que es suyo: al hombre la miseria, a Dios la misericordia. En este día nace el Niño, cuando por los motivos que hemos dicho, se excita el ánimo del hombre al amor de la penitencia, y al aborrecimiento del pecado.

6.Mas, como no dejaría de ser peligroso, si se resolviera a hacer la penitencia entre las turbaciones del siglo: en donde unos con venenosas persuasiones, otros con malos ejemplos, le incitarían al pecado; otros también le impulsarían a vanaglorias con lisonjas; otros a impaciencia con sus murmuraciones; es necesario que vaya delante del hombre la luz de la prudencia y le muestre cuantas y que importunas oportunidades, y ocasiones de pecar ofrece, y sugiere el mundo, especialmente en estos desgraciados tiempos: qué débil es contra sus conatos el corazón humano particularmente el que se ha criado en la costumbre de pecar: en este día pues de la prudencia escoja huir del presente siglo malo diciendo con el Profeta: Yo aborrecí la junta de las personas que están llenas de malignidad y no tomaré asiento con los impíos. Pero todavía no basta esto porque quizás delibera retirarse a la soledad, no atendiendo bien a su propia flaqueza ni a la peligrosa lucha del diablo. Porque ¿qué cosa más peligrosa que combatir solo a las astucias del enemigo antiguo que le ve a él y él no puede verle? Así ya tiene necesidad el hombre del día de la fortaleza, en que reconozca que sus fuerzas se han de poner y conservar en el Señor y que debe buscar su defensa en el escuadrón formado de muchos que viven asociados en congregación, en donde son tantos los auxiliares como los compañeros, y tales que pueden decir con el Apóstol: No ignoramos las astucias del enemigo. Una congregación regular por su fuerza es terrible como el ejército ordenado en batalla. Más hay del hombre solo porque si llega a caer no habrá quien le levante. Y si leemos que fue concedida esta gracia a alguno de los antiguos Padres, no conviene exponerse temerariamente a este peligro ni conviene tentar a Dios según lo que dice nuestro maestro de los Anacoretas: Los que no con el fervor novicio de su conversión. Así en ese día de la fortaleza a lo que había comenzado el hombre a decir, aborrecí la junta de los que están llenos de malignidad, añade también lo que se sigue: lavaré entre los inocentes mis manos.

7.En este estado ya, en que ha escogido vivir en la congregación de muchos, ¿querrá acaso ser maestro, el que todavía no fue discípulo, y enseñar lo que jamás aprendió? Pero ¿cómo podría templar en si o en otros los movimientos irracionales de sus pasiones? Ninguno tuvo odio jamás a su propia carne. ¿Cómo pensáis, que si este hombre se hiciera maestro suyo, con facilidad dejara algunas veces de condescender consigo mismo, tanto más anchamente, cuanto más familiarmente se trata? Esclarezca pues en él la virtud de la templanza, para que busque como pueda y refrene los desordenados movimientos del deleite, los irracionales movimientos de la curiosidad, los orgullosos movimientos de su altivez. Elija estar despreciado en la casa, y sujeto a su Maestro, bajo del cual sea quebrantada su propia voluntad, reprimida con el freno de la obediencia su concupiscencia, y se cumpla así lo que dice el Profeta: "Pusisteis hombres sobre nuestras cabezas". Ni se desdeñen los consejos pues no es mayor que su Señor el siervo. Así Jesucristo habiendo ya crecido en edad, y en sabiduría y gracia delante de Dios, y de los hombres, teniendo ya doce años, se quedó en Jerusalén y predicó las escrituras pero, obediente, volvió a su casa requerido por la Virgen María y José, al que tenían por su padre. Por eso debéis ser fieles en obediencia por amor y de una manera semejante.

8 Ya en el mismo camino de la obediencia pueden ocurrir algunas cosas ásperas, y duras, si te imponen preceptos, que aunque saludables, parezcan menos suaves. Y si comienzas a sentir molestia en esto, si a juzgar al Prelado, si a murmurar en tu corazón: aunque en lo exterior cumplas lo mandado, no será esto virtud de obediencia, sino velo de malicia. Por tanto es necesario, que te amanezca el dia de la paciencia, para que abraces todas las cosas ásperas y duras con una conciencia silenciosa; juzgándote más antes a ti mismo, y reprendiéndote duramente, de que te desagrade lo que es tan bueno para la salud de tu alma, y ayudando en tu mismo pensamiento, en cuanto puedas, la causa del Maestro contra ti propio; procurando acusarte en todo, y escusarle a él al mismo tiempo.

9.En esta situación ya, juzgo, que debes precaverte contra la soberbia. Porque es una cosa grande enteramente vencerse de este modo a si mismo. El hombre paciente, dice Salomón más que el fuerte, y el que se hace Señor de su ánimo, vale más que el que conquista ciudades. En fin, considera, que claramente enseña el Profeta, que es necesaria la humildad después de la paciencia, diciendo: "pero tu alma mía permanece sujeta a Dios, puesto que de el mismo viene mi paciencia". ¿No parece aquí, que habia sentido alguna tentación de soberbia, con la ocasión de su paciencia? Es necesario pues, que iluminen tu corazón los rayos de la humildad, y te manifiesten lo que es de ti, y lo que es de Dios, para que no presumas altamente de ti mismo: Porque Dios resiste á los soberbios, y da su gracia a los humildes.

10. Cuando ya por largo tiempo te hayas ejercitado en todas estas cosas, ruega, que te sea dada la luz de la devoción, día serenísimo y sábado del alma, en que, como un soldado lleno de servicios, vivas en todos los trabajos sin trabajo, corriendo con un corazón dilatado en el camino de los mandamientos de Dios, para que lo que antes hacias con amargura, y opresión de tu espíritu, en lo adelante lo ejecutes ya con suma dulzura y deleitacion. Esta gracia (si yo no me engaño) pedía aquel que decia: Concededme que yo reciba algún refrigerio. Como si dijera: ¿hasta quándo viviré atormentado en este sudor, y dolor? ¿Hasta cuándo estaré muriendo todo el día? Concertadme que yo reciba algún refrigerio. Pero también son pocos los que llegan a esta perfección en esta vida: ni aunque a alguno le parezca haberla conseguido alguna vez, debe luego fiarse de sí mismo, especialmente si es novicio en la vida espiritual, y no ha subido a ella por los dichos grados. Suele nuestro piadoso Señor Jesucristo atraer a si con semejantes caricias a los de poco corazón. Pero sepan estos tales, que les han prestado esta gracia, y no se la han dado: para que así en el dia de los bienes se acuerden de los males, y en el dia de los males no se olviden de los bienes. Muy de otra suerte aquellos, que tienen ejercitados los sentidos de su alma en la vida espiritual, gozan de esta feliz dulzura de devoción. Pero muchos toda su vida caminan a ella, y no llegan a alcanzarla: a los cuales sin embargo, si piadosa y constantemente lo intentaron, al punto que salen del cuerpo, se les dá lo que, para provecho suyo, se les habia negado en esta vida, llevándoles la gracia sola a donde antes caminaban ellos con la gracia.

11.Mas a los que llegan a esta gracia de devoción un solo peligro les resta, y deben enteramente recelarse de los asaltos del demonio de medio día; porque el mismo Satanás se transforma en ángel de luz. Esto es lo que debe temer el que hace, todas las cosas con tanta deleitación no sea acaso que siguiendo su afecto, destruya el cuerpo con inmoderadas mortificaciones; y después se vea precisado a ocuparse con grave detrimento de los ejercicios espirituales, en curar sus achaques. Así, para que no tropiece, el que corre, es necesario, que le ilumine la luz de la discreción, que es la madre de las virtudes, y la consumación de la perfección. Esta enseña, que nada se haga con exceso; y este es el dia octavo, en que se circuncida el Niño; porque la discreción verdaderamente corta en rededor, para "que nada se haga mas, ni menos de lo que es razón". El que es nimio, corta el fruto de la buena obra, no le circuncida; lo mismo hace el tibio, si se puede decir, que lo hace. En este día pues, se pone el nombre, y nombre de salud, ni dudare decir del que asi vive, que obra su misma salud. Hasta este dia pueden hablar los ángeles , que saben los secretos celestiales; pero yo ahora por la primera vez confiadamente le pongo el nombre de salud. Mas, porque enteramente es ésta una rara ave en la tierra, supla en nosotros, hermanos mios, el lugar de la discreción la virtud de la obediencia, de modo que nada más, nada menos, nada diferentemente hagáis de lo que os están mandado.

RESUMEN Y COMENTARIO
San Bernardo repasa la doctrina habitual de la Iglesia basada en la condenación primigenia del hombre y su posterior posibilidad de salvación gracias a Nuestro Señor Jesucristo. Lo compara con un preso que pide auxilio desde su celda y, en su felonía, los mismos guardianes intentan acabar con el rescatador. 
Por el pecado la naturaleza del hombre se asemeja a la de un jumento. El pan espiritual se degrada, igualmente, hasta convertirse en heno.
Hace hincapié en el octavo día que, vuelve a insistir, lo considera como una posibilidad de comenzar de nuevo.
El misterio del sometimiento a una cincuncisión innecesaria se asemeja al del sacrificio de muerte-resureción.
Posteriormente hace una serie de consideraciones de por qué el camino espiritual debe recorrerse en comunidad, para evitar peligros, y basándose en la humildad, la paciencia, la progresiva ascensión espiritual y la obediencia.

SERMÓN SEGUNDO CIRCUNCISIÓN. DE LOS NOMBRES DEL SEÑOR





SERMÓN SEGUNDO CIRCUNCISIÓN DEL SEÑOR

DE LOS NOMBRES DEL SEÑOR


Después que se cumplieron los ocho días para circuncidar  al Niño, se le llamó  Jesús, y fue un hecho justo llamarlo de aquella manera. No sólo fabricó todas las cosas en peso, medida y número sino que al punto prescribió al hombre el modo de vivir  y le puso un precepto diciéndole: de todos los árboles del paraíso comerás pero del árbol de la ciencia del bien y del mal no comas. ¡Mandato levísimo sin duda y enteramente medida larga! Pero el hombre quebrantó el modo que le habían prescrito y traspasó los términos que le habían puesto. Por lo que  apartó su rostro de Dios.
 En los días de Abraham  instituyó el modo, promulgó la ley, aunque no en todo semejante a la primera, Porque esta había sido por precaución; aquella era para la cura. Allí se hizo la prohibición para que tuviera entrada insensiblemente la superficialidad. Aquí ya se limitó la sajadura para que entrase la que había entrado por el remedio del sacramento. Últimamente aquella se le dió en el árbol vedándose que comiese de su fruto: esta en el propio cuerpo, mandando que fuese cortada su carne. Ni había duda de que ocupaba todos sus miembros también aquella añadidura de Leviathan; el veneno quiero decir de la concupiscencia y cebo de inmoderado y desordenado deleite. Para juzgar que era necesaria una general sajadura en todos.
2. Pero porque la fragilidad humana y la debilidad de la edad infantil no podría sufrir la sajadura de todos los miembros, con piadosa moderación, proveyó la disposición divina que fuese castigada la concupiscencia en aquella parte en que principalmente no es dañosa. Porque en toda la rebelión de los miembros, que contradicen al espíritu, no sólo éste se experimenta en tanto grado contumaz, que excita deshonestos e ilícitos movimientos contra toda deliberación de la voluntad. En hacerse esta circuncisión al octavo día, se significaba la esperanza del reino celestial, porque volviendo el primero al círculo de los días, parecía mostrar en si como una especie de corona. De aquí es que se celebra con solemnidad el día octavo después de las grandes festividades; y en el sermón del Señor se junta a la primera bienaventuranza la octava, para que la repetida esperanza del reino celestial nos forme evidentemente la corona.
3. Con mucha razón cuando se circunda el Niño que nos nace, se llama Salvador, porque ya desde entonces comenzó a obrar nuestra salud, derramando por nosotros aquella sangre purísima. Ya no tienen que preguntar los cristianos por qué causa quiso Cristo ser circuncidado. Fue circuncidado por lo mismo porque nació, por lo mismo porque padeció. Ninguna de estas cosas fue por si, sino todo por los escogidos. Ni fue engendrado en pecado ni circuncidado del pecado, ni muerto por pecado suyo, sino por nuestros delitos. Como fue llamado por el Ángel antes de que fuese concebido en el vientre. Fue ciertamente así. No le pusieron este nombre porque lo tiene él por toda la eternidad. De su propia naturaleza tiene el ser Salvador; ese nombre es innato en él, no enseñado por humana o angélica criatura.
4.Pero qué diremos al ver que aquel esclarecido profeta prediciendo que este mismo Niño había de ser llamado con muchos nombres parece haber callado solo este, el cual solo (como dijo antes el Ángel y testifica el Evangelista se llamó su nombre). Deseó ardientemente Isaías ver este día y le vió y se alegró. En fin, hablaba gozosísimo y añadiendo a Dios: un niño nos ha nacido y un hijo nos han dado: la insignia de su principado han puesto sobre su hombro y será llamado el Admirable, el Consejero, Dios, el Fuerte, el Padre del Siglo Futuro, el Príncipe de la Paz. Grandes nombres a la verdad, pero ¿Dónde está el nombre que es sobre todo nombre, el nombre de Jesús al cual se dobla toda rodilla? Tal vez en todos estos nombres hallarás sólo este Jesús pero en algún modo exprimido y derramado. Sin duda el mismo es de quien la esposa dice en el cántico del amor: aceite derramado es vuestro nombre.
5.Tenéis pues un solo Jesús en todos estos nombres. Ni en manera alguna pudiera llamarse o ser Salvador, si hubiera faltado uno solo de ellos. ¿Por ventura no le ha experimentado admirable cada uno de nosotros en la mutación de nuestras voluntades? Entonces se da principio a la gran obra de nuestra salvación, cuando empezamos a desechar lo que antes amábamos, a tener dolor de lo que antes nos daba placer, a abrazar lo que temíamos, a seguir lo mismo que antes huíamos, a desear lo que despreciábamos. Admirable es sin duda el que obra estas maravillas. Pero no es menos necesario también que se muestre como nuestro Consejero en la elección de la penitencia, y ordenación de nuestra vida, para que nuestro celo no esté destituido de ciencia y no falte la discreción a la buena voluntad. Igualmente es preciso que le experimentemos Dios en el perdón de nuestras antiguas culpas porque ni sin esto puede darse la salud ni puede alguno perdonar los pecados sino solo Dios. Todavía esto no es suficiente para la salud si no se mostrara fuerte en rechazar y destruir los enemigos que nos combaten para que no suceda que seamos vencidos otra vez por nuestras concupiscencias y nuestros fines sean peores que nuestros principios. ¿Os parece ya que nada falta para ser Salvador? Ciertamente faltaría una cosa principalísima si no fuera Padre del siglo futuro, haciendo que por Él resucitemos para la inmortalidad, los mismos que por el padre del siglo presente somos engendrados para la muerte. Aún esto no bastará si como Príncipe de la Paz también nos reconciliara con el Padre a quien ha de entregar el reino para que no sucediese que como hijos de perdición y no de salud, resucitáramos unicamente para la pena. Se multiplicará su imperio verdaderamente de suerte que con razón también se llamará Salvador por la muchedumbre de los que ha de salvar. Y la paz no tendrá fin para que sepas que es verdadera salud, la que no puede temerse que llegue a faltar jamás.

RESUMEN Y COMENTARIO:
Por el pecado de Adán y Eva el ser humano se condena. Cristo nos salva. Sufre la circuncisión sin necesidad, pues éramos nosotros los que precisábamos  que sajaran el cuerpo entero. La circuncisión es al octavo día. Así nos indica que podemos recomenzar gracias a Él. Por eso todas las grandes solemnidades se celebran al octavo día de otra anterior.
Jesús es el auténtico y eterno nombre pero también engloba a otros como el de Salvador (pues son muchos a los que salva), Príncipe de la Paz, pues nos hace hacer la paz con Dios, Consejero, puesto que nos indica el camino de la penitencia, Padre del Siglo Futuro porque nos da la vida eterna. Nos otorga la salud. Cuando hablamos de ella no nos referimos a la salud del cuerpo sino a la del alma.

EN LA CIRCUNCISIÓN DEL SEÑOR SERMÓN PRIMERO




EN LA CIRCUNCISION DEL SEÑOR.

SERMON PRIMERO.

Sobre la lección del Evangelio: Después que se cumplieron los ocho dias para haber de circuncidarse el Niño y se llamó su nombre Jesús. Luc. 2.21.

1- Tenemos oídas en pocas palabras declaradas en el gran,Sacramento de la piedad de Dios: hemos oido una lección congruente al Verbo abrebiado, que el Señor hizo sobre la tierra. Pues abrebiado en la carne, se abrebia mas recibiendo la circuncisión, de la carne. Haciéndose un poco inferior á los Angeles el Hijo de Dios , tomo la humana naturaleza,; pero ya ni desechando el remedio mismo de la corrupción humana ciertamente , se hace inferior á los Angeles mucho mas. Tienes pues aqui un grande misterio dé la fé : tienes también un exemplo grande de humildad. ¿Qué necesidad hay de circuncisión , Señor , en vos que ni habéis cometido pecado , ni le habéis contraído? Que vos mismo no le hayáis cometido, la misma edad lo manifiesta; que no le hayáis contraído,, mucho mas ciertamente lo prueba la divinidad de vuestro Padre , la integridad de vuestra Madre. Sumo Sacerdote sois, de quien en la ley está mas bien prophetizado que mandado, que ni por el Padre, ni por la Madre pueda contraer alguna impureza. Padre tenéis desde toda la eternidad, pero es Dios, en quien no cae pecado. Tenéis Madre también en el tiempo, pero es Virgen, ni pudo la incorrupción parir la corrupción. Sin embargo de todo esto , es circuncidado el Niño; el cordero sin mancha , aunque no lo necesitó , quiso ser circuncidado ; el que no tenia vestigio, ni señal de herida , no rehusó la venda de los heridos. No lo hacen así los impíos, no lo hacen así; no lo hace asi la perversidad de la soberbia humana; que tiene vergüenza de los remedios , gloriándose á veces de las llagas de sus delitos. Aquel á quien nadie puede argüir de pecado , recibió , sin tener necesidad alguna , un remedio del pecado, vergonzoso y duro al mismo tiempo: ni se retiró del cuchillo de piedra aquel Señor, en quien solo no habia que raer el orin antiguo de la culpa. Nosotros por el contrario , desvergonzados para la torpeza de la culpa, somos muy vergonzosos para la medicina de la penitencia con una fatuidad extrema . Somos inclinados á las heridas , y peores en ser tan vergonzosos para la cura de ellas» El que no cometió pecado, no se desdeñó de parecer pecador; nosotros lo queremos ser , y no queremos parecerlo. ¿Es por ventura necesaria la medicina al sano, y no á los enfermos? Ornas bien ¿no debe curarse el enfermo , y debe curarse el médico? ¿Quién de los hombres que conociera en sí, no diré tanta gloria, sino á lo menos tanta inocencia admitiría con igualdad de ánimo la mano del circuncidante? Mas Chrjsto con toda la paciencia pagó lo que no había robado, aunque habia venido á hacer la purgación de los delitos, no á recibirla. Pero dirás acaso: ¿qué mucho que un párvulo la recibiese? Mas bien podías decir: ¿qué mucho la recibiese el humilde y manso? ¿Qué mucho que enmudeciese delante de quien le circuncidaba , el que delante de quien le esquilaba enmudeció» delante de quien le crucificaba calló? Si su humildad y mansedumbre no fuera la causa , no le era dificultoso conservar entera su carne , impidiendo que fuese cortada, al que habia hecho, que la puerta del vientre virginal no fuese abierta en su salida. No era difícil al párvulo estorvar, que su cuerpo fuese circuncidado, quando ni muerto le fué difícil conservarle libre de la corrupción.

2 Después que se cumplieron los ocho días para haber de circuncidarse el Niño , se llamo su nombre Jesús. ¡Grande y admirabte misterio! Es circuncidado el Niño , y se llama Jesús. ¿Pues qué conexión hay éntre estas dos cosas? La circuncisión sin duda mas propia parece de quien necesita salvarse ,que de quien es Salvador, y mas bien corresponde al que es Salvador circuncidar, que ser circuncidado. Pero reconoce en esto, como el mediador de Dios y de los hombres desde el principio de su nacimiento junta las cosas humanas á las divinas, las ínfimas á las supremas. Nace de una muger, pero muger á quien de tal suerte se la dá el fruto de la fecundidad , que no pierde la flor de su virginidad: es envuelto en unos pañales, pero los mismos pañales son honrados con las alabanzas de los Angeles : es ocultado en un pesebre,pero es manifestado brillando una, estrella del Cielo. A este modo también la circuncisión prueba la verdad de la carne , que há tomado: y el nombre que es sobre todo nombre , manifiesta la gloria de la Magestad. Es circuncidado , como verdadero hijo de Abrahan: se llama Jesús, como verdadero Hijo de Dio. Ni lleva este mi Jesús,al modo de los otros que precedieron , un nombre vacío é inútil : no hay en él la sombra precisamente de un nombre grande, sino la verdad : porque testifica el Evangelista, que se le puso desde el Cielo: Como fué llamado por el Angel antes que fuese concebido en el vientre. Y atiende con cuidado la profundidad de esta expresión. Después que nació, es llamado Jesús por los hombres, con cuyo nombre fué llamado por el Angel, antes que fuese concebido en el vientre; porque él mismo es Salvador del Angel y del hombre; pero del hombre desde la encarnación , del Angel desde el principio del mundo.

3 Se llamba su nombre Jesús, dice , como fue llamado por el Angel. Con el dicho de dos ó tres testigos se hace firme toda palabra; y la misma que en el Propheta se lee abrebiada, mas claramente se lee en el Evangelio hecha carne. A nosotros , Hermanos mios, á nosotros pertenece esta doctrina. Christo no necesitaba del testimonio del Angel, ni del hombre; pero, como está escrito: Todas las cosas son por los escogidos. Por tanto hemos de buscar nosotros testimonios de nuestra vida; no parezca, que hemos tomado en vano el nombre de Dios. Es necesario, Hermanos mios, que también nosotros seamos circuncidados , y recibamos de este modo el nombre de salud; debiendo ser nuestra circuncisión, no según la letra, sino según el espíritu: no precisamente en un miembro, sino en todo el cuerpo juntamente. Porque aunque reyne mas en la parte en que se mandó á los Judíos la circuncisión, la añadidura de Leviachan que viene del pecado y se debe corear; ocupa con todo eso el cuerpo todo. Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay parte sana en nosotros: no hay cosa alguna que no e^té dañada de este veneno. Por eso aquel pueblo, como párvulo todavía en la fé y en el amor , recibió un mandato proporcionado á sus fuerzas de una circuncisión pequeña: luego que
creció hasta ser varón mas perfecto, se le manda bautizarse en todo el cuerpo; lo qual es una entera circuncisión de todo el hombre. De aquí es, que nuestro Salvador se dignó ser circuncidado al octavo dia ; y después de los treinta años ser crucificado, siendo extendido con penosa violencia en la cruz todo su cuerpo: nosotros somos ingeridos en él por la semejanza de su muerte, como escribe el Apóstol , quando recibimos el bautismo; que há sido lo que últimamente se nos mandó observar.

4 ¿En qué consiste pues nuestra espiritual circuncisión , sino en lo que nos encarga el mismo Apóstol: Teniendo el sustento y vestido, estemos contentos con eso? ¡Qué bien por todos modos nos circuncida y corta todo lo superfluo la pobreza voluntaria, el trabajo de la penitencia , la observancia de la regular disciplina! Pero en esta mis apreciaciones sobre la circuncisión nos conviene buscar tres testimonios de nuestra salud, del Angel, de Mária , y de Joseph. Es menester, repito , que ante todas nuestras cosas el Angel del gran consejo nos ponga el nombre de salud. Después también , nos es necesaria de la cotidiana atestación de toda la congregación, que es co- mo Madre de cada uno: Madre, digo, Virgen, de la que como aquella que prometió el Apóstol presentar y del Virgen casta al único Esposo que es Jcsu Christo. Prelado.
Las cosas exteriores son testigo de lo que pasa en nuestro corazón. Aquel cuya conducta es grata á todos y á ninguno gravosa, hallará un ventajoso testimonio de su propia salud en toda la congregación. En valde ciertamente pretenderá hacerle causa sobre sus acciones exteriores aquel pésimo acusador de sus hermanos á quien escusa , y aprueba la comunidad , en que vive. Conseguirá también un favorable testimonio de los Prelados el que , así los pecados de su vida en el siglo, como las negligencias del tiempo presente se los manifiesta por medio de una humilde y sincera confesión , para que los juzguen , y procura satisfacer por ellos á su arbitrio. En esto tampoco se podrá temer la acusación del maligno, porque no juzgará el Señor dos veces una misma cosa. Mas acaso intentará el enemigo acriminar la intención , y querrá fundar la calumnia en las cosas de su interior, en que ni el testimonio de sus hermanos, ni de su padre espiritual. Por eso es necesario, que en esta parte nos patrocine el testigo interno , que mira mas al corazón que al semblante ; por el qual á la verdad debe comenzarse, para que nada sea concebido en el ánimo, aunque haya recibido de él el nombre de salud. Mis en quanto pertenece á las obras y acciones manifiestas, conviene conciliarse también los exteriores testimonios , como dice el Apóstol: Procuremos hacer lo bueno con tanta circunspección, que sea aprobado, no solamente de Dios, sin» también de los hombres.

RESUMEN
Llama la atención la inutilidad de la circuncisión en el que no la necesitaba de ninguna manera que era Cristo y, sin embargo, se sometió a ella. La humildad con que recibe el remedio, mientras nosotros no resistimos a las medicinas y alardeamos de nuestros pecados.
No necesita salvación el que es el Salvador de todos. Es salvador del hombre desde de Encarnación. Del Ángel desde el principio del mundo.
Recibió la amputación de una pequeña parte de su cuerpo, cuando nosotros necesitaríamos la regeneración del cuerpo entero; camino que nos enseñó con su cruxifición.
En cualquier caso es necesario hacer cosas que, aunque en nuestro interior sabemos que no las necesitamos, sean expresión pública de sometimiento a las normas que todos deben seguir. De esa forma evitaremos críticas y daremos ejemplo a los demás.

EN EL NACIMIENTO DE LOS SANTOS INOCENTES


EN EL NACIMIENTO DE LOS SANTOS INOCENTES
SERMÓN ÚNICO
De las cuatro festividades continuadas del Nacimiento del Señor, de San Estebán, de San Juan y de los los Santos Inocentes

Bendito sea el que viene en el nombre del Señor: el Señor es Dios y ha hecho brillar su luz sobre nosotros; bendito sea su nombre glorioso, que es santo. No vino infructuosamente lo santo, que nació de María, sino que copiosamente difunde el nombre y la gracia de la santidad. Verdaderamente de aquí es Juan Santo, es Esteban Santo, y también los Santos Inocentes. Con provechosa disposición acompañan estas tres solemnidades al nacimiento del Señor. No sólo para que continuándose las festividades persevere la devoción continua, sino también para que el fruto del Nacimiento del Señor sea conocido de nosotros en ellas, como un efecto y consecuencia de él. Se advierten en estas tres solemnidades como tres especies de santidad: ni yo juzgo que se pueda hallar fuera de estos tres géneros de Santos, otro cuarto entre los hombres. Tenemos en el bienaventurado Esteban la obra y la voluntad del martirio: tenemos sola la voluntad en el bienaventurado Juan: y tenemos solo la obra de los Santos Inocentes. Todos ellos bebieron el cáliz de la salud o con el cuerpo y el espíritu juntamente. O con sólo el espíritu; o con sólo el cuerpo. Mi cáliz ciertamente beberéis dijo el Señor a Santiago, y a Juan: no hay dudas de que hablaba del cáliz de la pasión. En fin, cuando decía a Pedro sígueme, excitándole violentamente a la imitación de su pasión, vuelto Pedro vió que seguía después del discípulo que amaba Jesús, no tanto con los pasos del cuerpo sino con el afecto de su voluntad. Bebió pues también Juan el cáliz de la salud, y siguió al Señor como Pedro, aunque no de todas maneras como Pedro. Porque haber permanecido así, no siguiendo con la pasión corporal al Señor, fue consejo divino como lo dice él mismo: Así quiero que permanezca hasta que yo venga. Como si dijera quiere él también seguirme pero yo quiero que así permanezca.
Pero ¿habrá quien dude de las coronas de los Inocentes? ¿Dude que los infantes despedazados por Cristo sean coronados entre los mártires, el que no cree que los reengendrados en Cristo son contados entre los hijos de adopción. Cuándo aquel niño, que nació para nosotros, no contra nosotros, permitiría que unos niños coetáneos de él fuesen muertos por su causa, lo cual él podía estorbar con toda su voluntad, si no providenciera a favor de ellos alguna cosa mejor; haciendo que así como a los demás infantes, entonces la circuncisión, ahora el bautismo, sin algún uso propio de su voluntad les basta para conseguir la salud; así el martirio producido por él les bastase a ellos para la Santidad? Si buscas sus méritos para con Dios, para ser coronados, busca también sus delitos para con Herodes para ser despedazados.
¿Es menos acaso la piedad de Cristo que la impiedad de Herodes, para creer que haya podido él entregar unos inocentes a la muerte y no haya podido Cristo coronar a los que fueron muertos por él? Sea pues Esteban mártir para con los hombres, cuya voluntad de padecer se manifestó con toda evidencia particularmente, en que en el mismo artículo de su muerte tenía la más viva solicitud, tanto por los perseguidores como por si mismo, venciendo en él el afecto de su interior compasión al afecto de su pasión corporal, de suerte que lloraba más por los delitos de ellos que por sus propias heridas. Sea Juan mártir para con los Ángeles, que como espirituales criaturas conocieron con más claridad las señales espirituales de su propia voluntad para padecer por Cristo. Pero estos verdaderamente son vuestros mártires, o Dios, para que resplandezca con más evidencia el privilegio de vuestra gracia en quienes ni el hombre ni el Ángel descubre mérito alguno. Vos habéis formado en la boca de los infantes y los niños de pecho vuestra perfecta alabanza. Gloria sea Dios en las alturas dicen los Ángeles, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad. Grande alabanza es esta sin duda, pero me atrevo a decirlo todavía no es alabanza perfecta, hasta que venga quien diga: dejad a los párvulos que vengan a mi, porque de los tales es el Reino de los Cielos, y paz a los hombres aún sin el uso de su voluntad para ilustre testimonio de la piedad de Dios.
Esto debieran considerar los que suelen combatirse en contenciosas disputas sobre la obra y la voluntad: consideren y adviertan que no conviene despreciar ni lo uno ni lo otro cuando no falta la facultad; especialmente lo uno sin lo otro (pero cuando la facultad falta) no solo dar la salud sino la santidad. Más también se persuaden firmemente, que aprovecha la obra sin la voluntad, pero no contra la voluntad, de suerte que por lo que se salvan los infantes, tendrían más condenación los que  llegaron a la fe fingidamente. Del mismo modo, en algunos la voluntad sin la obra es suficiente, pero no contra la obra. Por ejemplo, si uno es arrebatado por la muerte cuando tiene en si una buena voluntad, pero todavía no perfecta, todavía no bastante valerosa para sufrir el martirio: ¿quién se atreverá a negar que se salve por esta interpretación? Quizá no le permite Dios que llegue a tentación tan grave, con el fin de que en ella no desmaye y se condene. Porque, si con tan débil voluntad fuera puesto en aquella tentación, que es sobre sus fuerzas y su voluntad no fuese corroborada, quien duda que desmayaría, que negaría la fe, y que si entonces muriese pereciera? Si alguno tiene vergüenza de mi delante de los hombres, también yo tendré vergüenza de él, dice el Señor, delante de los Ángeles de Dios, Así, en nuestra voluntad imperfecta en la que alguno se salva, cuando falta la ocasión y facultad para la obra, no se podría salvar por la falta de la obra, o diciendo de otro modo, por la obra de su rebeldía y falta. Lo mismo también podría suceder con la ignorancia, antes bien solícitos y timoratos demos gracias al benignísimo, y liberalísimo Salvador, que ocasiona con caridad tan copiosa las ocasiones a la salud a los hombres, que se alegra de encontrar en unos la voluntad y la obra, y en otros la voluntad sin obra, en otros también sin voluntad la obra de la salud, queriendo que todos los hombres se salven y vengan al conocimiento de la verdad. Porque en esto consiste la Vida Eterna, en que conozcamos al Padre Dios verdadero y a Jesucristo a quien envió, el cual es con el Padre un Dios verdadero, bendito sobre todas las cosas por los siglos, Amén.

RESUMEN Y COMENTARIO: Para la Salvación nuestro Cristo, en su misericordia, considera varias situaciones. La primera es la existencia de una voluntad firme, una determinación, que se consuma con un sacrificio. Es el ejemplo de San Esteban. La segunda es la existencia de una voluntad firme que no se consuma con el supremo ejercicio del martirio, bien porque Dios no lo estime oportuno en ese momento o porque crea que nuestra debilidad nos haría padecer y perder los dones espirituales alcanzados. Queda la obra, el martirio, sin voluntad de hacerlo. También Cristo, en su misericordia, considera ésta una vía para la salvación del alma. Lo que no acepta es el hecho, el martirio acompañado de la ausencia de conversión, de la negación volitiva de la verdadera fe. Los Santos Inocentes fueron mártires sin contar con su voluntad, pero sin oponerse al Dios verdadero. Por eso Dios misericordioso los acoge en su seno como santos y mártires.

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