VATICANO, 06 May. 15 / 10:49 am (ACI/EWTN Noticias).- "¡Éstas no son bromas, es serio!", advirtió el Papa Francisco durante la Audiencia General, al recordar a los esposos su deber de amar a la esposa “como Cristo amó a laIglesia y se entregó por ella”; y afirmó que el sacramento del matrimonio “es un gran acto de fe y de amor” porque “testimonia el coraje de creer en la belleza del acto creador de Dios y de vivir aquel amor que empuja a seguir adelante siempre más allá”.
Francisco, que continúa de esta manera su ciclo de catequesis sobre la familia, recordó que el matrimonio cristiano no es solo “una ceremonia que se hace en la Iglesia, con las flores, el vestido, la foto”, sino que “es un sacramento que tiene lugar en la Iglesia y que también hace a la Iglesia, dando comienzo a una nueva comunidad familiar.
Recordó que San Pablo dice que los cristianos deben “amarse como Cristo los ha amado”, sirviéndose unos a otros, “y aquí introduce la analogía entre la pareja marido-mujer y aquella de Cristo-Iglesia. Es claro que se trata de una analogía imperfecta, pero debemos captar el sentido espiritual que es altísimo y revolucionario y, al mismo tiempo, simple, al alcance de todo hombre y mujer que se confían a la gracia de Dios”.
“El marido –dice Pablo– debe amar a la esposa ‘como el propio cuerpo’; amarla ‘como Cristo amó a la Iglesia y se entregó por ella’. ¿Pero ustedes maridos que están aquí presentes, entienden esto? Amar a la propia mujer como Cristo ama a la Iglesia. ¡Éstas no son bromas, es serio! El efecto de este radicalismo de la dedicación pedida al hombre, por el amor y la dignidad de la mujer, sobre el ejemplo de Cristo, debe haber sido enorme, en la misma comunidad cristiana”, señaló el Pontífice a los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro.
El Santo Padre aseguró que “la misma Iglesia está plenamente involucrada en la historia de todo matrimonio cristiano: se edifica en sus logros y padece en sus fracasos”.
“¿Aceptamos completamente, nosotros mismos, como creyentes y como pastores también, este vínculo indisoluble de la historia de Cristo y de la Iglesia con la historia del matrimonio y de la familia humana? ¿Estamos dispuestos a asumirnos seriamente esta responsabilidad, es decir, que todo matrimonio va en el camino del amor que Cristo tiene a la Iglesia? ¡Esto es grande!”.
También recordó que “los esposos cristianos participan, como esposos, en la misión de la Iglesia. ¡Y se necesita coraje para eso, eh! Por esto cuando yo saludo a los flamantes esposos, digo: ‘¡He aquí los valerosos!’ Porque se necesita coraje para amarse así como Cristo ama a la Iglesia”.
“La vida de la Iglesia se enriquece cada vez con la belleza de esta alianza nupcial, como también se empobrece cada vez que ésta es desfigurada (…). El pueblo de Dios tiene necesidad de su cotidiano camino en la fe, en el amor y en la esperanza, con todas las alegrías y las fatigas que este camino comporta en un matrimonio y en una familia” expresó.
Francisco reiteró que “se ama como ama Dios, para siempre. Cristo no cesa de cuidar a la Iglesia: la ama siempre, la cuida siempre, como a sí mismo. Cristo no cesa de quitar del rostro humano las manchas y las arrugas de todo tipo. Es conmovedora y tan bella esta irradiación de la fuerza y de la ternura de Dios que se transmite de pareja a pareja, de familia a familia”.
“Tiene razón San Pablo: ¡esto es realmente un ‘gran misterio’! Hombres y mujeres, suficientemente valientes para llevar este tesoro en los ‘vasos de barro’ de nuestra humanidad. Estos hombres y mujeres, que son así valientes son un recurso esencial para la Iglesia, también para todo el mundo. ¡Dios los bendiga mil veces por esto! Gracias”, concluyó.
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