viernes, 7 de octubre de 2011

Una sola Vida


Nació en un remoto pueblecito, trabajó en carpintería hasta sus treinta años cuando se hizo predicador itinerante. Nunca tuvo un cargo público ni casa propia. No fue a la escuela ni tenía otro credencial mas que su propia persona. Cuando tenía treinta y tres años el público lo repudió, sus amigos huyeron y fue entregado a sus enemigos. Fue víctima de un falso juicio y, condenado a muerte, fue crucificado entre dos ladrones. Mientras moría, los verdugos sortearon sus ropas, la única propiedad que tenía en la tierra. Su cadáver fue depositado en una tumba prestada.

Veinte siglos mas tarde El continúa siendo la figura central de la historia universal. Todos los ejercito que han marchado, todas las flotas que han navegado, todos los parlamentos que se han convenido y todos los reyes que han reinado, puestos juntos, no han impactado la vida del hombre en la tierra como esta sola persona: Jesucristo.

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