miércoles, 12 de octubre de 2011

Los tres tamices



Marianita era una niña de 12 años que había cogido la costumbre de hablar mal de la gente y contar muchos chismes. Siempre que tenía un nuevo chisme corría con su mama:
- ¡¡Mamá mamá!! ¿Ya sabes lo que le ha pasado a fulano? ¿Sabes lo que le ha pasado a mengano?
Y así se pasaba hablando mal de la gente y criticando a todos, aunque a ella no le constaran esas cosas que decía, a veces terribles, a veces destructivas.
Su mamá ya no sabía qué hacer; era terrible que una niña de tan corta edad tuviese ya esos malos hábitos. La mamá de Marianita recordó lo que le dijo su abuelo una vez y recordó los tres tamices. Así que un día, como de costumbre llegó Marianita.
- ¡Mamá! ¡Mamá! ¿Qué crees que le pasó a Marcos? Fíjate que al muy tonto...
Su mamá la interrumpió y le dijo:
- Espera Marianita, esta vez tu historia tendrá que pasar por los tres tamices.
Marianita anonadada aceptó, y su mamá continuó:
- Primer tamiz, el tamiz de la verdad, ¿es verdad lo que me vas a decir?
- Pues no sé, pero me dijo Carla que...
- ¡Entonces no sabes si es verdad! Segundo tamiz, la benevolencia, ¿es bueno lo que me vas a decir de Marcos?
- Pues no mucho mamá, pero...
- ¡Entonces no es benévolo! Y tercer tamiz, la necesidad, ¿es necesario que me lo digas?
- Pues la verdad no, mamá. Así que pensándolo bien, no tengo nada que decirte mami.

Cuántas veces hablamos mal de la gente sin motivos, debemos aprender que la lengua es un arma de doble filo que puede dañar mucho a la gente que nos rodea. El mundo sería mejor si todos usásemos los tres tamices ¿no lo crees así?

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