jueves, 13 de octubre de 2011

El mendigo hambriento



Un monje meditaba en el desierto cuando se le acercó un mendigo:
-Necesito comer -dijo el mendigo.
-Ve a la ciudad y pide a otros -afirmó el monje-. Estoy intentando comunicarme con los ángeles.
-Dios se arrodilló ante el hombre, le lavó los pies, dio su vida por él y nadie lo reconoció -continuó el mendigo-. Aquel que dice amar a un Dios invisible y se olvida de su hermano visible está mintiendo.
Y el mendigo se transformó en un ángel.
-Qué pena, casi lo habías conseguido -comentó antes de irse de allí.

No hay comentarios: