viernes, 14 de octubre de 2011

Consagración a la Virgen del Carmen



Papa Pío XII


“Oh, María, Reina y Madre del Carmelo,
vengo hoy a consagrarme a Ti,
pues toda mi vida es como un pequeño tributo
por tantas gracias y bendiciones
como he recibido de Dios a través de tus manos.
Y porque Tú miras con ojos de particular benevolencia
a los que visten tu Escapulario,
te ruego que sostengas con tu fortaleza mi fragilidad,
ilumines con tu sabiduría las tinieblas de mi mente
y aumentes en mí la fe, la esperanza y la caridad,
para que cada día pueda rendirte el tributo de humilde homenaje.

El Santo Escapulario atraiga sobre mí tus miradas misericordiosas,
sea para mí prenda de particular protección en la lucha de cada día,
de modo que pueda seros fiel a tu Hijo y a Ti.

Que él me tenga apartado de todo pecado
y constantemente me recuerde el deber
de pensar en Ti y revestirme de tus virtudes.

De hoy en adelante me esforzaré
por vivir en suave unión con tu espíritu,
ofrecerlo todo a Jesús por tu medio
y convertir mi vida en imagen de tu humildad,
caridad, paciencia, mansedumbre y espíritu de oración.

Oh Madre amabilísima, sosténme con tu amor indefectible,
a fin de que a mí, pecador indigno,
me sea concedido un día cambiar tu Escapulario
por el Eterno vestido nupcial y habitar contigo
y con los santos del Carmelo en el Reino de tu Hijo. Así sea.”

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