miércoles, 7 de agosto de 2013

Afra de Augusta, Santa


Mártir, 7 de agosto
 
Afra de Augusta, Santa
Afra de Augusta, Santa

Mártir

Martirologio Romano: En Augsburgo, de la Retia, santa Afra, mártir. Siendo pecadora, se convirtió a Cristo y, sin haber sido aún bautizada, según cuenta la tradición, fue quemada viva por confesar a Cristo (304).

La Ciudad de Augusta (la actual Augsburgo) se encontraba situada en la parte norte de la Provincia Romana de Rhtia sobre el río Lech, no lejos de su confluencia con el río Danubio.

Era una colonia Romana importante, investida con derechos municipales (municipium) por el Emperador Adriano, en la cual el Cristianismo había penetrado aún antes de la era de Constantino, como lo prueba, fuera de toda duda, el martirio de Santa Afra.

Es un hecho histórico indiscutible que una Cristiana llamada Afra fue ejecutada en Augsburgo durante la persecución de Diocleciano (c. 304) por su inconmovible profesión de fe y que ya en una época temprana su tumba era objeto de gran veneración.

El así llamado "Martyrologium Hieronymianum", que es una compilación de varios calendarios y listas de mártires cuyos inicios datan del siglo cuarto, menciona, el 5 de Agosto (en algunos MSS., 6 o 7 de Agosto), que Santa Afra padeció en la ciudad de Augsburgo y fue enterrada allí.

En el siglo sexto en su poema sobre St. Martin, Venantius Fortunatus, Obispo de Poitiers, también menciona a Augsburgo como su lugar de sepultura.

En resumen hay una compilación de dos diferentes narraciones, una la historia de la conversión de Santa Afra y la otra la historia de su martirio.

El origen de la primera es posterior es muy probable que contenga meramente una narración legendaria de la época Carolingia, escrita con la intención de hacer participar a Santa Afra en la organización de la iglesia en Augsburgo.

Cuenta que los abuelos de Afra llegaron procedentes de Chipre a Augsburgo y que allí fueron iniciados en la adoración de la diosa Venus. Afra fue entregada como prostituta al servicio de la diosa por su propia madre Hilaria o Hilara.

Durante la persecución de Diocleciano, Narciso, Obispo de Gerundum en España se refugió de sus perseguidores en Augsburgo y encontró asilo en el hogar de Afra. Por sus esfuerzos, la familia se convirtió al Cristianinismo, y fueron bautizados.

Al partir Narciso ordenó presbítero (u Obispo) al hermano de Hilaria llamado Dionisio. Esta historia del martirio de Afra termina mencionando que su mamá y tres doncellas de Afra (Digna, Eunomia o Eumenia, y Eutropia o Euprepia), quienes después que los restos de la mártir fueron colocados en su tumba, ella también sufrieron martirio siendo quemadas.

La Segunda parte de las “Actas de Afra”, que tratan de su juicio y muerte (Ruinart, Acta Sincera, 482-484, Ratisbon, 1859), es más antigua. Según Duchesne data de finales del siglo cuarto o principios del siglo quinto. Por tanto puede haber preservado, no solo el hecho del martirio sino también detalles confiable relativos a la Santa y a su muerte. En esta narración, se menciona solo a Afra, y no existen rastros de aquellas exageraciones y embellecimientos fantásticos que caracterizaron las leyendas posteriores de los mártires.. Según este Passio, Afra (ver ACTAS DE LOS MARTIRES) fue condenada a morir quemada porque se confesó Cristiana, y se rehusó a participar en ritos paganos.

Fue ejecutada en la pequeña isla del río Lech y sus restos fueron sepultados cerca del lugar de su muerte.

El testimonio de Venantius Fortunatus señala que su tumba fue objeto de gran veneración durante el siglo sexto. Sus restos permanecen hasta ahora en Augsburgo en la iglesia de los Santos Ulrico y Afra, al lado de la cual se levanta una famosa abadía Benedictina.

Su fiesta se celebra el 7 de Agosto.



Santa Afra, mártir
fecha: 7 de agosto
fecha en el calendario anterior: 5 de agosto
†: 304 - país: Alemania
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En Augsburgo, de la Retia, santa Afra, mártir, que, convertida al cristianismo desde una vida de pecado, cuenta la tradición que, sin haber sido aún bautizada, fue quemada viva por haber confesado su fe en Cristo.
patronazgo: patrona de los penitentes y las prostitutas arrepentidas.

Maximiano, el colega de Diocleciano, continuó furiosamente la persecución en las provincias que le tocaron en suerte cuando se dividió el Imperio. Según las «actas», Afra, que había sido prostituta, fue arrestada en Augsburgo cuando cambió de vida y se hizo cristiana. Una versión posterior afirma que había sido convertida por san Narciso, obispo de Gerona, España, acerca del cual apenas sabemos nada. El juez Gayo, que conocía bien a Afra, le dijo: «Ofrece sacrificios a los dioses; mejor es vivir que morir en los tormentos». Afra replicó: «Yo fui una gran pecadora antes de conocer a Dios. Pero no quiero añadir otros crímenes a mi vida pasada, de suerte que no haré lo que me ordenas». Gayo le dijo: «Me han dicho que eres una prostituta. Así pues, lo mejor es que ofrezcas sacrificios, ya que estás lejos del Dios de los cristianos y Él no querrá aceptarte». Afra replicó: «Mi Señor Jesucristo dijo que había venido del cielo a salvar a los pecadores. El Evangelio cuenta que una pecadora le lavó los pies con sus lágrimas y obtuvo su perdón. Cristo jamás rechazó a los miserables sino que comía con ellos». Al ver Gayo que no podía convencerla, dictó sentencia contra ella. La santa respondió: «Bien está que sufra el cuerpo que ha pecado. No perderé mi alma adorando a los falsos dioses». Los verdugos condujeron a Afra a una isla del río Lech. Después de desnudarla, la ataron a una estaca y prendieron fuego a las ramas que habían amontonado junto a ella. Las últimas palabras de Afra fueron: «Gracias te doy, Señor Jesús, por la bondad con que te dignas aceptar este holocausto que se consuma en tu nombre. Tú te ofreciste en la cruz por los pecados del mundo. Yo me ofrezco como víctima tuya, que vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.» Con estas palabras exhaló el último suspiro, sofocada por el humo.


Tres servidoras de la mártir, Digna, Eunomia y Euprepa, quienes habían seguido a su ama en su vida de pecado, pero que se convirtieron y bautizaron junto con ella, presenciaron el martirio. Acompañadas por Hilaria, la madre de Afra, recogieron el cadáver por la noche y le dieron sepultura. Cuando se hallaban aún junto a la tumba, Gayo se enteró de sus andanzas. Inmediatamente despachó a un pelotón de soldados, con órdenes de obligarlas a sacrificar a los dioses; si se negaban a ello, debían ser quemadas ahí mismo. Los soldados emplearon halagos y amenazas, pero al comprobar que resultaban inútiles, acumularon ramas en el interior de la bóveda, cerraron la entrada, y quemaron vivas a las cuatro mujeres.

Está fuera de duda que existió en Augsburgo una mártir llamada Afra, a quien se veneraba desde muy antiguo; lo que se discute mucho es el valor histórico de las actas que hemos citado. Unos historiadores se lo niegan todo otros afirman que la narración del juicio y el martirio es una versión comentada de un original antiguo. En cuanto a la cuestión de la vida pecadora de Afra, de su conversión y de la ejecución de su madre y sus sirvientas, se trata, según esos historiadores, de una invención que data de la época carolingia. Venancio Fortunato menciona a Santa Afra. En Augsburgo y otros sitios de Alemania se la venera todavía.

B. Krusch publicó en Monumenta Germaniae Historiae., Scriptores Merov., vol. III, pp. 56-64 y vol. VII, pp. 192-204, los dos textos latinos más importantes. Según Duchesne, el texto original de las actas es un documento merovingio; según Krusch, se trata simplemente de un comentario del texto del Hieronymianum: In provincia Retía civitate Augusta Afrae veneriae. A. Bigelmair, A. Poncelet y O. Riedner se inclinan por la opinión de Krusch; sin embargo, en CMH., p. 423, se expone la opinión contraria; ahí mismo se encontrarán referencias bibliográficas más amplias.
Imagen: tabla anónima del siglo XVI que tiene como tema a san Narciso y santa Afra, en la iglesia de San Feliú, Girona.

fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

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