jueves, 29 de agosto de 2013

“Aspectos que aporta María a la espiritualidad de Nazaret”

 
 - Esquema:
0.- INTRODUCCIóN: María, mujer cotidiana
1.- UNA PRIMERA VALORACIÓN
2.- MARÍA DE NAZARET:
a.- Dios se ha hecho hombre en María
b.- María, la madre de Jesús, es mujer antes que madre
c.- María es una mujer pobre y de pueblo
d.- A esa María, y no a otra, escogió Dios
3.- EN NAZARET
a.- Un fiat para la eternidad
b.- María, mujer contemplativa
- mujer cristificada
- mujer eucarística
c.- María, mujer solidaria
- el sacramento de la Visitación
- el Magníficat: revolución de los adverbios.
- las bodas de Caná: la valentía de la fe
4.- CONCLUSIÓN: Ser y sentirse criatura de Dios. 
¿QUÉ SUPONE PARA NOSOTROS MARÍA DE NAZARET?
María ha sido, en muchas ocasiones para nosotros, la gran desconocida, alejándola de nuestra vida ordinaria de fe, Hemos compartido nuestra reflexión, y hemos de acercarnos a ella, descubriéndola como:
Modelo de mujer, de madre y de discípula.
Mujer sencilla, pobre, humilde y receptiva al Si de Dios a la humanidad. Mujer de fidelidad absoluta a Dios. Primera creyente, porque conoce al Dios del Amor.
Mujer de fe, de entrega, atenta a las necesidades del hermano, comprometida en lo cotidiano. Cuanto más cercana se descubre, mas nos identificamos con ella. Señal luminosa que nos marca el camino hacia su Hijo.
Profeta de nuestro tiempo.
En ella descubrimos como Dios se hace presente y salva en la debilidad.
 
• ASPECTOS QUE NOS DESCUBRE MARIA PARA VIVIR LA ESPIRITUALIDAD DE NAZARET
 
Reencontrar el gusto por lo sencillo, sin preocupamos por la eficacia en la tarea cotidiana.
Cercanía, escucha y disponibilidad.
Acogida al otro -especialmente al inmigrante- y apertura a sus necesidades.
Vivir con hondura la soledad física y espiritual.
Actuar desde la profundidad de la fe -sobre todo para soportar las dudas.
Nos descubre cómo se va realizando la salvación desde lo sencillo.
El crecimiento del Reino también se va haciendo en lo cotidiano, a pesar de que nos gustaría ver pasos más decisivos tanto en la sociedad cómo en la Iglesia.
Ser capaces de dar una respuesta valiente a la llamada,
Nos cuesta mucho aún aprender de los silencios de Dios en nuestra vida.
 
• ¿QUÉ PUEDE APORTAR LA ESPIRITUALIDAD DE NAZARET A NUESTRA SOCIEDAD ACTUAL?
 
El vivir desde la esperanza.
Acompañar, amistad gratuita, disponibilidad.
Saber estar en el mundo, comprenderlo, quererlo y hacer realidad nuestra fe en medio de él.
Favorecer hogares: lugares de acogida, de calor fraterno, sin problemas de agenda ni horarios para el que lo necesita.
Apostolado de la bondad: sencillez, sonrisas, abrazos y palabras amables.
Actitud de tolerancia con el distinto, de servicio al otro.
Personas orantes, despojadas de poder.
Evangelizar con la presencia, con la amistad, encarnarnos - poner amor y esperanza en el corazón de los problemas- en las realidades de los que conviven a nuestro lado.
Vivir en pobreza efectiva, entregando el corazón -nuestra única riqueza- a "fondo perdido".
Contemplativos en la acción
Hacer y hablar: necesidad de la coherencia fe-vida. Que nuestros testimonios de palabra vayan acompañados de nuestras obras.
Dar razones de nuestras preocupaciones: anunciar y denunciar.
 
Aspectos que aporta María a la espiritualidad de Nazaret
 
 
 
0.- INTRODUCCIÓN
¿Cómo hablar de María con la suficiente ternura, con la necesaria verdad? ¿Cómo explicar su sencillez sin retóricas y su hondura sin palabrerías? ¿Cómo decirlo todo de ella sin inventar nada, si lo único que realmente conocemos con certeza de ella por los evangelios no va más allá de doce o catorce líneas?
MARIA, MUJER COTIDIANA
Situar a Maria en su vida cotidiana a menudo se nos escapa y centramos nuestra mirada en las intervenciones divinas que la sitúan en un piano enormemente cercano al misterio, a veces incluso fundiéndose en El. Dichos acontecimientos trascienden lo meramente humano y nos hacen, quizá, dejar en un segundo lugar la vida diaria de Maria; olvidando así, que esa vida de cada día tiene mucho que contarnos y aclararnos de aquella de quien afirmamos que es Madre de Dios y Madre nuestra.
Acercarse a la biografía de Maria de Nazaret se hace difícil principalmente por la escasa referencia que de ella encontramos en los evangelios, pero sin duda de esos pasajes, contados. pero a la vez ricos en contenido, podríamos deducir, sin temor a equivocarnos, la grandeza de una mujer de a pie a quien no todo le vino resuelto por el hecho de haber sido elegida por Dios para que diera acogida en su seno a Jesús.
No tuvo que ser nada fácil abrirse al proyecto de Yahvé en sus anos adolescentes. El "hágase" dicho al ángel no es una respuesta idealista propia de sus anos, sino una respuesta consciente que se traduce en coherencia a los pocos días en su actitud de servicio con Isabel.
San Juan relata otra escena en la que este compromiso con la construcción del Reino se hace patente en un gesto humano y sencillo de Maria: su sensibilidad femenina ante el apuro de los novios de Cana, "no tienen vino", ¡qué propio de una mujer intuir que algo no va bien en los rostros preocupados de los anfitriones!. Maria es extraordinaria y a la vez un testimonio cuya proyección resulta para el cristiano un modelo de configuración por su forma de aterrizar en lo habitual y diario.
Es extraordinaria en su disponibilidad y fe absolutas. Sus "Si" firmes y confiados a la voluntad de Dios nos hacen percibir que Ella era una criatura especial, diferente, pensando incluso que pudiera estar hecha de otra pasta distinta a la nuestra. Sin embargo... Maria es plenamente humana, plenamente mujer, plenamente cotidiana. Es en esta cotidianidad de Maria donde se va forjando la fuerza interior para radicalizar la opción por Dios en Nazaret, Belén, Cana, Getsemani o Jerusalén; porque a pesar de la admiración que pueda producir lo grandioso: DIFÍCIL, inmensamente difícil, ES LO PEQUEÑO.
Maria vive intensamente cada momento, haciendo de ese momento un instante y un lugar privilegiado de encuentro con Dios. Es la fidelidad en los pasos pequeños y constantes del andar cotidiano lo que cristaliza en un "Si" absoluto en las situaciones que exigen una contundencia valiente y generosa.
Sin duda, las grandes obras maestras se realizan a través de numerosas pinceladas, todas ellas de una calidad indiscutible.
Como diría Leonardo Boff: "...Ella es una humilde, pobre y anónima aldeana, pero en Ella también se encuentro e/ puño de convergencia de los impulses vitales femeninos... como madre, esposa, hermana y amiga" Todas estas dimensiones incuestionablemente femeninas y cotidianas constituyen el marco perfecto para que Maria, sin dejar de ser una mujer normal, sea una colaboradora excepcional y directa con el plan salvífico de Dios. Asume constantemente los acontecimientos del día a día como su historia de salvación personal, en la que lo ordinario y lo extraordinario, lo sencillo y lo complicado, lo grande y lo pequeño, adquiere un sentido decidido de entrega y de comunión con el ser humano y con lo divino.
Maria vive como nadie al servicio del proyecto de Dios porque es capaz de transformar la rutina en oportunidad para hacer presente el Reino, porque abraza ilusionada el don de la vida para dar, y porque, aun habiendo sido elegida por Dios, no introduce su vida en un paréntesis al margen del resto de la humanidad, sino que sigue siendo una mujer de a pie, una mujer cotidiana.
Casi no vemos rasgo alguno extraordinario en el exterior de la Virgen. No es, al menos, eso lo que la Escritura subraya. Su vida es presentada como algo muy simple y común en lo exterior. Ella hace y sufre lo que hacen y sufren las personas de su condición -mujer judía. con todo lo que eso conlleva en aquella época-. Visita a su prima Isabel, como lo hacen los demás parientes. Maria va a inscribirse a Belén, con otros mas. Su pobreza la obliga a retirarse a un establo. Vuelve a Nazaret, de donde la alejara la persecución de Herodes; y vive con Jesús y José, que trabajan para procurarse el pan cotidiano.
 
 
1.- UNA PRIMERA VALORACIÓN
No son pocos los cristianos que quedan sorprendidos, si es que no defraudados, cuando se percatan de la escasa atención que presta a Maria la Palabra de Dios. Pasan por alto dos hechos, que - mas que explicar tal desinterés -ayudan a centrar la devoción por la madre de Jesús en el corazón mismo del evangelio.
No puede ser casual que hayan sido los evangelios los únicos libros del NT que nos recuerdan a Maria y su aventura de fe. No podía haber quedado la evocación canónica de Maria mejor colocada; allí donde los primeros testigos recogieron cuanto sabían sobre "todos /os cosas que Jesús desde un principio hizo y enseñó" (Hch 1,1), no pudo faltar Maria.
La memoria apostólica de Jesús ha rescatado - ¡y para siempre! - del olvido a Maria. Por sobria que se nos antoje su presencia en la tradición apostólica o poco relevante el pape! que allí se le asigna, el hecho es que ello mismo obliga a mantener cercano al Cristo del evangelio a quienes deseen acercarse a la virgen de Nazaret. Lo que significa que para ser, en verdad, mariano, el creyente ha de ser mas evangélico.
No es fruto del azar, tampoco. el que hayan sido Lucas y Juan los dos evangelistas mas recientes, los más próximos a nosotros - es un decir — y mas alejados de los hechos que narran, quienes nos han transmitido, mas que retrato de su persona, un esbozo de su aventura de fe. Cuanto mas débil se estaba haciendo la memoria apostólica, más nítida aparece en ella la figura de Maria; cuanto mas probada la fidelidad de las comunidades cristianas, mas modélica la peregrinación creyente de Maria (Lucas) y mas eficaz su acompañamiento en la vida de fe de los discípulos de su Hijo (Juan). Las primeras generaciones cristianas que descubrieron a Maria como creyente ejemplar y madre de discípulos fieles, vivían acosadas en su fe y tentadas por el aparente abandono de su Señor. Su devoción por Maria no fue pasatiempo inútil ni juego de sentimientos; fue, y debería seguir siéndolo hoy, ocupación para tiempos difíciles.
 
2.- MARIA DE NAZARET: Una mujer pobre y de pueblo
¿Cómo veían, pues, las primeras comunidades cristianas a Maria? ¡Qué creían de ella?
1 - QUE DIOS SE HABÍA HECHO HOMBRE EN MARIA.
 
Eso esta muy claro para la comunidad: que Maria es la madre de Jesús de Nazaret, y que este Jesús, y no otro, es el Hijo de Dios que se hizo hombre en Maria.
 
2. QUE MARIA, LA MADRE DE JESÚS, ES MUJER ANTES QUE MADRE.
 
Maria, antes que madre, fue mujer. Una mujer que consciente y libremente se arriesgó y asumió sus responsabilidades:
- Ante Dios: dio su Sí a Dios después de cerciorarse bien sobre lo que se le pedía (Lc. 1, 34-38)
- Ante la sociedad: arriesgándose a ser criticada (Mt. 1.18).
- Ante la historia: respondiendo a Dios con todo su yo humano, femenino, en la misión mas importante encomendada por Dios a una persona (Lc. 1,31-33. 38; Jn. 19,25).
Maria contó con un esposo, José, que la respetó (Mt 1,18-19), creyó y confió en ella (Mt. 1,24-25), la dependió (Mt.2,14).
INMACULADA Y HUMANA:
En la fiesta de la Inmaculada celebramos que en Maria no hay nada de mancha o pecado. Concebida desde el amor y para amar. Entrañada en Dios, que es Amor.
Pero fue humana. No podemos decir que María no sintiera nuestras debilidades o tentaciones. No va a ser ella menos humana que su Hijo. No debió ser nada fácil para ella vivir radicalmente su fe, entregarse a la voluntad de Dios, vivir enteramente para los demás. No le debió ser nada fácil callar, decir que si, escuchar palabras que no entendía o anuncios dolorosos, aceptar cómo su Hijo cada vez se iba haciendo mas mayor. Hubo que sufrir la duda, la lucha, el miedo, la humillación. Hubo de temblar y llorar ante el vaciamiento radical que se le pedía. Fue humana Maria. No fue diosa, distante de la humanidad.
3. QUE MARIA, LA MADRE DE JESÚS, ES UNA MUJER POBRE, UNA MUJER DEL PUEBLO
 
 
Dios fue enteramente libre para escoger a la madre de su Hijo. ¿A qué Maria escoge Dios, de entre tantas mujeres, para Madre de su Hijo hecho hombre? ¿A qué "señora" elige?
+ A UNA MUJER JUDÍA. María pertenece al pueblo judío, un pueblo pequeño, entonces pobre, colonizado y ocupado militarmente por el Imperio Romano (Lc. 2,1-7). Maria es de una región, Galilea, despreciada por los de la capital (Jn. 7,52), de un pueblito del que se dice "¿De Nazaret puede salir algo bueno?" (Jn. 3,46)
+ A UNA MUJER POBRE. Esta es la realidad. Dios no escoge a una princesa. a una persona importante, Lo podía hacer. Pero María ni siquiera es la prometida de un sacerdote judío (y había 7.200 en aquella nación tan pequeña), ni de un doctor (escriba), ni siquiera de un piadoso fariseo. Mucho menos es la mujer de un hacendado, ganadero o comerciante judío. De una mujer pobre nació el Hijo de Dios en la tierra. Maria se convierte en el sacramento de la opción de Dios por los pobres.
+ A UNA MUJER DEL PUEBLO. La madre de Dios es Maria de Nazaret, un pueblecito pequeño, más bien caserío. Es una mujer campesina. Como su hijo Jesús "el de Nazaret" (Cf. 1,45-46), nació y vivió pobre en medio de su pueblo. Da a luz a su hijo en un establo y no tiene otra cuna para él que un pesebre de animales (Lc. 2,7-19). Cuando su esposo José lo Lleva por primera vez al templo. presentan la ofrenda de los pobres (Lc. 2,34; cfr. Lv.12,8).
Maria y José no tenían dinero para dar estudios a Jesús: "Los dirigentes judíos se preguntaban extrañados ¿cómo sabe este tanto si no ha estudiado?" (Jn. 7,15). Cuando Jesús vuelve a Nazaret, donde se había criado, como profeta que dice y hace cosas maravillosas. lo desprecian por ser hijo de una pobre mujer de pueblo: "El hijo de Maria" (Mc. 6,1-6).
4. QUE A ESA MARIA Y N0 A "OTRA" ESCOGIÓ DIOS.
Los hijos queremos lo mejor para nuestras madres. Y lo mejor que quiso Dios, lo mejor que quiso Jesucristo para su madre es que ella fuese una mujer pobre, una mujer del pueblo, ¿por que será? Por supuesto que María era consciente de ser una mujer pobre, del pueblo, y lo aceptó, y lo quiso, y dio gracias por el hecho de que ella, siendo pobre y del pueblo, fuese la favorecida por Dios:
"Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, porque se ha fijado en su humilde esclava (Lc. 1,46-48-49)
El buen hijo no se avergüenza de su madre. Dios. Jesús, no se avergüenza de María de Nazaret. ¿Y nosotros nos vamos a avergonzar de ella cubriéndola con galas que no van con una mujer del pueblo, con una mujer pobre? Dios la quiso con otras "prendas".
María de Nazaret, la única Virgen María que existe, no es un ídolo extraño, de otro mundo, enjoyada, arrancada del pueblo, apartada, y sentada e identificada con los poderosos. Así no la quiso Dios. El único Dios vivo y verdadero, el Dios de Jesús, quiso y buscó a la madre de su hijo donde mejor, según El, podía estar al alcance de todos y ser buscada: en el pueblo pobre y humillado, donde todos, pobres y ricos, podían fácilmente encontrarla. Porque así es Dios.
'YO. EL SEÑOR, QUE SOY EL PRIMERO. YO ESTOY CON LOS ÚLTIMOS' (Is. 41.4)
No buscó lo grande, lo brillante, lo influyente, ni siquiera lo santo: buscó una muchacha, la mas pequeña del pueblo mas vulgar de la nación más oprimida.
No es que fuera tan buena y tan santa que atrajera la mirada y el corazón de Dios, sino que la mirada y el amor de Dios la hizo tan buena y tan santa. La iniciativa siempre parte de Dios, y cuando El actúa deja siempre la marca inconfundible de la pequeñez y la humildad.
0 sea, que Dios no quiere nuestras cosas, sino nuestro vacío; no quiere nuestras virtudes, sino nuestra pobreza, no quiere nuestros méritos, sino nuestra fe. Al que se cree digno y capaz, Dios le deja que se las arregle por su cuenta. Pero al que se cree pequeño e insuficiente, Dios le acaba enviando el ángel de la Anunciación.
 
3.- EN NAZARET
«La vida oculta de Nazaret —enseña Pablo VI- permite a todos entrar en comunión con Jesús a través de los caminos más ordinarios de la vida humana: "Nazaret es la escuela donde se comienza a entender la vida de Jesús: la escuela del Evangelio ...Una lección de silencio ante todo. Que nazca en nosotros la estima del silencio, esta condición del espíritu admirable e inestimable... Una lección de vida familiar. Que Nazaret nos enseña lo que es la familia, su comunión de amor, su austera y sencilla belleza, su carácter sagrado e inviolable ... Una lección de trabajo. Nazaret, oh casa del "Hijo del Carpintero" aquí es donde querríamos comprender y celebrar la ley severa y redentora del trabajo humano ...; cómo querríamos, en fin, saludar aquí a todos los trabajadores del mundo entero y enseñarles su gran modelo, su hermano divino"» (Pablo VI, Discurso 5 enero 1964 en Nazaret, cit en CEC, 533)
Nos imaginamos que la familia de Jesús no destacaba en nada, salvo en la perfección con que hacían las cosas sencillas. Durante el largo tiempo que Jesús estuvo en Nazaret, nada hicieron que valiera un comentario en la alta sociedad o una línea de los sabios y los historiadores. No se hacían milagros, No hubo curaciones prodigiosas. Por otra parte no se ahorraron trabajos y penalidades. La verdad, que no era gente de pantalla, eran buena gente, servicial y acogedora,  de pueblo. Mejor así.
Maria es la reina del hogar. Se impone desde dentro, estimula con aliento, dirige con su ejemplo. Su trabajo no es rentable, pero es imprescindible, lo más valioso. Ella va imponiendo su perfume y su marca en el hogar. No es que Maria fuera extraordinariamente grande, sino que Dios se hizo extraordinariamente pequeño.
Pero María era grande en su capacidad de acogida. Toda persona es capaz de Dios, pero la capacidad de María no tenía límites, porque estaba vacía de si. Por eso la vemos siempre a la escucha, guardando y meditando; siempre tenía algo que aprender, porque no sabía; siempre tenía algo que recibir, porque era pobre; siempre tenía algo que crecer, porque era pequeña.
 
UN FIAT PARA LA ETERNIDAD
 
 
El FIAT. Palabra bendita que no nos cansamos de agradecer. Aquí va a terminar el largo Adviento del mundo y de la historia. Primero confiesa su pequeñez. Acaba de escuchar las más grandes alabanzas que una mujer, una criatura puede oír, pero ella vive en la verdad. Ella se sabe pequeña, hecha para servir, pobre esclava. Ella solo es en cuanto vive por y para Dios, por y para los demás.
EL HÁGASE: es el Sí que hizo posible la Encarnación. Supone docilidad, entrega total. Supone un acto de fe inmenso. Supone una renuncia a todo y un poner su vida radicalmente en las manos de Dios. Maria es toda una historia afirmativa.
Ella es la docilidad pura; no solo cumple una voluntad divina, sino que se deja hacer "Hágase en mi". Sabe que si le dejamos hacer a Dios, El sacará de nuestro barro una obra maestro. No es fácil dejarse hacer. Nosotros tenemos mucho miedo a Dios. Parece que perdemos libertad, si tenemos que hacer lo que El quiere. Y tenemos miedo a que nos pida mucho, a que cargue demasiado su mano, a la hora de la poda o de la transformación. Maria fue la que se fió, la que no tuvo miedo, la que dejó hacer a Dios.
Una fe que es al mismo tiempo confianza: creer, fiarse del otro; que es amor: entrega total de la vida, desinteresada, generosa; que es también cumplimiento fiel de la voluntad del otro, de su menor deseo. Una fe siempre atenta a los acontecimientos: los reflexiona (Lc. 2,19,51); una fe que la lleva a reaccionar ante ellos: ayudando a los demás (Lc. 1,36-39; Jn. 2,1-3).
Juan Pablo II, en la "Redemptoris Mater", hace esta extraordinaria afirmación por la que sentimos a María totalmente cercana a nosotros: "María, la Madre, está en contacto con la verdad de su Hijo únicamente en la fe y por la fe.... "María ha pronunciado este fíat por medio de la fe, Por medio de la fe se confió a Dios sin reservas y se consagró totalmente a si misma ... a la persona y a la obra de su Hijo" (n° 13).
¡Como nosotros! Porque así es también nuestra fe. ¿0 no?
 
Creer en la fe cada día con particular fatiga de corazón.
Si algo distingue la fe de Maria es la de ser una fe puesta continuamente a prueba por la realidad de la vida. Ella tenia su idea de Dios. La "palabra de Dios", bien conocida por Maria, lo nombraba el "Todopoderoso" (Ext. 6,3); "Altísimo" (Gn. 14,18-22). "Dios Justo y Salvador" (Is. 45,21), el "Santo" (Ext. 15,11), el que "reina por siempre jamás" (Ext. 15,18). Y el ángel le había asegurado que su hijo sería nada menos que Hijo de este Dios Altísimo "para el que no hay nada imposible" (Lc. 1,31 -37).
Pero ¿dónde esta el "Hijo del Altísimo", el "Consagrado", "Hijo de Dios"? ¿Es ese poco de carne palpitante que nace de su vientre en una situación de extrema pobreza (Lc. 2,7) y María recoge en sus brazos y limpia ayudada por José? ¿Ese es el camino para reinar: huir a Egipto, País lejano y extraño porque "Herodes buscaba al niño para matarlo"? (Mt.2,13-15)
Maria tiene que alimentar al bebé Jesús pues llora inconsolable; lo limpia porque si no hiede; lo arropa y estrecha fuerte en cálido abrazo porque hace frío.
¿Dónde queda el TODOPODEROSO?
Y durante la mayor parte de su vida, su hijo Jesús de Nazaret, bebé, niño, adolescente, joven, hombre maduro, no se distingue de los demás varones con los que convive (lee Mt. 6,1-3).
¿Dónde esta el "Santo". el "Hijo de Dios" del que habló el ángel?
Dios calla: "el silencio de Dios" en la vida.
 
MARIA, MUJER CONTEMPLATIVA
Maria es modelo insuperable de contemplación. Desde el principio estaba siempre abierta a la presencia de Dios. Estaba hambrienta de El. Lo buscaba en su familia y en su pueblo, que guardaban tan hermosas y fuertes tradiciones; lo buscaba en las Escrituras.
Sentía necesidad de Dios, porque lo amaba indeciblemente. Pero era Dios el que primero amaba a Maria misteriosamente. Así Dios y Maria se encontraron sustancialmente. Entonces Maria adquirió otro grado de contemplación. Ya solo necesitaba mirar hacia dentro. En su seno se realizaba un misterioso intercambio, lo humano y lo divino se mezclaban. Maria contemplaba al hijo de Dios en y desde sus propias entrañas.
Después, ¿quién podrá separar a una madre de la contemplación de su hijo? Maria se estará siempre mirando en los ojos y en el rostro de Jesús. Y todo lo que vea y lo que oiga y lo que sienta lo guardará en su corazón.
MARIA, MUJER CRISTIFICADA
 
De tanto mirar a su hijo, Maria se lo había aprendido de memoria. Había asimilado sus palabras, sus ideales, sus actitudes, sus sentimientos. Fue la primera y mas fiel discípula de Jesús, discípula aventajada. Ella dio vida a su hijo biológicamente, pero el hijo le daba vida a ella espiritualmente. Nadie como María pudo vivir en Cristo y como Cristo, porque estaba llena del Espíritu de Cristo.
MARIA, MUJER EUCARÍSTICA
 
Maria fue el primer sagrario de Jesús. Por otra parte, las actitudes marianas tienen que ver profundamente con las actitudes eucarísticas, prescindiendo de que ella comulgara o no:
+ la Eucaristía es misterio de fe: Maria es modelo de fe: "Dichosa por haber creído".
+ la Eucaristía obedece al mandato de Jesús: "Haced esto en memoria mía". Maria: Haced lo que El os diga.
+ En la Eucaristía la comunidad responde: "Amén". María dijo: Fiat.
+ La Eucaristía se expone para ser adorado. Maria se expone a Isabel, que sintió y alabó la presencia misteriosa.
+ En la Eucaristía se renueva la ofrenda y el sacrificio de Jesús. Maria ofreció a Jesús, a los 40 días, en la patena de sus brazos.
+ La Eucaristía es alabanza y acción de gracias. Maria recoge estos sentimientos y actitudes en su Magnificat.
 
MARIA, MUJER SOL1DARIA
 
EL SACRAMENTO DEL ENCUENTRO 0 LA VISITACIÓN
Maria de Nazaret, ante el privilegio de haber sido elegida para ser la madre de Dios encamado, del Mesías:
- No se queda extasiada. fuera de sí por la alegría.
- No permanece pasiva, encerrada en su mundo de jovencita embarazada que necesita atención, cuidados, mimos.
- No se lanza a publicar su privilegio y alegría.
Maria sale de su mundo, de si misma y viaja " a toda prisa a la montaña, a la provincia de Judea" (Lc. 1,39), Lo que realmente empujó a Maria a visitar a Isabel fue la caridad, una caridad hecha de pequeños detalles:
+ El estar-con: la cercanía, el calor de la presencia, el toque y el facto.
+ El alegrarse con: el compartir las alegrías y las emociones, las esperanzas y las ilusiones, hacerlas suyas, sin envidiar.
+ El creer-con: el poner en común los toques de Dios en sus vidas, el experimentar el amor de Dios y constatar que eso es lo que mas les une, el orar en sintonía.
+ El servir a: ofrecer y aceptar los servicios que mutuamente se quieren prestar, cosas sencillas, quizá, pero hechas con mucha generosidad. Es el apostolado de la bondad.
Destacar también el ritmo y la dirección. Maria va con prisa, porque la caridad urge. El ritmo lo ha de poner el que necesita, no el que da. En cuanto a la dirección se acierta cuando se corre hacia el Sur.
EL MAGNIFICAT:
(la revolución de los adverbios: que donde se dice arriba se diga abajo, que donde se dice mucho se diga poco, que donde se dice mal se diga bien, los poderosos abajo y los pobres arriba, los señores mal y los esclavos bien)
Esta palabra de Maria es la mas larga y revolucionaria. Merece todo un tratado
+ Es alabanza gozosa y agradecida. Mira a Dios, se mira a sí misma, y no puede contener el himno y agradecimiento. Es el éxtasis del corazón (Juan Pablo II, RM 36). Canta la autodonación de Dios, que se ha hecho realidad en sus entrañas.
+ Es memorial agradecido: porque las promesas de Dios han empezado a cumplirse. Es el Dios que se ha volcado sobre su niño Israel, sobre su niña Maria; sobre todos sus niños, los descendientes de Abraham por la fe.
+ Es profecía esperanzada: ha llegado la hora en que todo va a cambiar. Dios ha hecho opción por los pobres y pequeños. Que todos los humildes se abran a la mayor esperanza. María es la Virgen de los pobres. Y se solidariza con ellos. Les dice que Dios los prefiere y los colmará de bienes, como ha hecho con ellas. ¿Nos sentimos pobres y pequeños? ¿Nos solidarizamos con ellos?
Nuestros encuentros, nuestras visitaciones, nuestras liturgias, tendrían que parecerse mas a la Visitación de Maria. Empezar por alabarnos más unos a otros y reconocer las cosas buenas que Dios hace en cada uno. Es bueno que nos digamos cosas buenas. Pero que todo termine en alabanza y agradecimiento a Dios. Y que nuestras oraciones sean mas gozosas. Que multipliquemos los aplausos. Que no nos guíe la rúbrica, sino el Espíritu. Que no hagamos rutina de los sacramentos, sino apertura al misterio.
 
Y SU MADRE LE DIJO: ;POR QUE NOS HAS HECHO ESTO? ... TU PADRE Y YO TE ANDÁBAMOS BUSCANDO
Palabra de angustia. palabra de búsqueda, experiencia de vacío y de dolor, de incomprensión. Perder a Jesús significa un inmenso dolor y vacío. Jesús era para María su absoluto, el don que Dios le había encomendado. Ellos Vivian para él. Y él ahora se pierde, mejor, se ausenta libremente. Maria habla de angustia. ¿cómo no? Es la noche triste. Algo de esto sufre el alma cuando Dios se ausenta. ¿Por qué, Dios mío? ¿Tendré yo la culpa?
Y sigue la búsqueda: "Te andábamos buscando". Duró tres días, pero eso es siempre significativo. A los tres días llega siempre la resurrección.
Esta actitud de búsqueda es paradigma para todos. Dios se hace buscar. La búsqueda capacita para el encuentro. Se busca desde la fe y la purifica. Se busca con esperanza y la fortalece.

4.- CONCLUSION: Ser y sentirse criatura de Dios
 
Al contemplar a Maria, ella en seguida nos advierte: NO os quedéis fijos en mí. Yo no soy nada. Yo solo soy una relación, un signo admirativo de orientación. Soy el índice que señala al sol. Mirad al sol. Es verdad, Maria en sí misma y por sí misma, no es nada, es un ánfora vacía, es una pequeñez, es una esclava. Pero hay un milagro por medio, un milagro en etapas.
1.- Lo primero es que ella RECONOCE Y ACEPTA SU POBREZA: Maria es lúcida. No se engaña. No se cree la primera, ni una diosa. Vive en la verdad. Y la verdad de la criatura es su contingencia. su incapacidad. La criatura es, de por si, lucecita que se puede apagar en cualquier momento. Puede convertirse en barro, en pesadez, en tremenda oscuridad. Si conociéramos toda nuestra verdad, quizá nos espantaríamos, y tendríamos que pedir a Dios, como el cura de Ars, que nos quitara un poco de esa luz.
2.- Lo segundo es la APERTURA: Maria tenía su ánfora enteramente abierta. Estaba así como pidiendo ser llenada.
3.- Lo tercero es la PLENITUD. Maria pedía a gritos a Dios que la llenara. Y Dios estaba pidiendo a gritos que se dejara llenar.
La grandeza de Maria no esta tanto en su nombre, sino en sus relaciones, en su capacidad de ser para los demás. La grandeza de Maria esta en el en, en el de, en el con, en el por y en el para. Maria no es el en sf y para sf, sino en Dios, de Dios, con Dios, por Dios y para Dios. Este conjunto de relaciones es lo que la define. Ella es de Dios, vive en Dios y Dios en ella, esta con Dios, lo hace todo por Dios y para Dios. ¿QUIÉN ES MARIA? Es la criatura que no se pertenece a sí misma, sino que es enteramente de Dios, que esta enteramente de Dios, que esta enteramente en Dios. que vive enteramente por y para Dios; es la mujer de Dios. Es el beso de Dios a nuestro barro humano. Y Dios besa a Maria en el lecho cotidiano de Nazaret...
- En Nazaret podemos recuperar a Maria porque allí la encontramos sin pedestal, ni hornacinas, sino calzada con sandalias recorriendo coda día los quehaceres de la casa; la vemos ir a la fuente, limpiar, hilar...,
- Nazaret es como la casa materna de Maria, allí donde podemos recobrar y reencontrar el gusto por lo sencillo y lo cotidiano, el deseo de la interioridad que los valores del Reino nos proporcionan... El Espíritu de Dios en el momento de su elección, te ha concedido su favor, le da la gracia para la misión que va a realizar... porque Dios quiso ser carne de su carne y sangre de su sangre... Maria fue la que educó a Jesús... cuando Jesús fue diciéndonos como era el Reino, era porque antes lo había aprendido de Maria... Ella le enseñó a mirar a la humanidad... Maria pronuncia un cántico, en el que nos enseña todo lo que los pobres de Yahvé habían creído: Dios es un Dios que salva... un Dios que viene a invertir todos los valores, que nos enseña a mirar de otra manera, a hablar de otra manera, a rezar de otra manera... valorando lo que los demás no valoran y dejando que caigan quienes otros levantan...
- Nazaret es el momento de vivir con hondura la soledad. No hablo de una soledad física, sino de la soledad interior, de la metafísica. Da la sensación de que Dios había descorrido para Maria la cortina del infinito, y, luego, la había abandonado en la vulgaridad del tiempo de los hombres.
- Nazaret es el momento de la fe como capacidad para soportar dudas. Dudas, preguntas, cientos de preguntas que nunca encontraban respuesta en el corazón de Maria. Aquella espada que un día, ya lejano, anunció Simeón, iba ahondando en su alma, al ver como su hijo aparecía como salvador de algunos y condenación de muchos.
- Nazaret es el momento de encontrar la santidad en la aceptación de la oscuridad de la fe. El FIAT no había sido una frase, ni una entrega de un momento. Treinta años implacables fueron estirando el alma de Maria y haciendo que la plenitud de gracia del primer día fuera de hora en hora mas ancha y mas honda.
- Nazaret es el momento del crecimiento del Reino. Los recuerdos que ella conservaba en su corazón no estaban en él como joyas en un joyero, sino como las semillas bajo la buena tierra; crecían, se desarrollaban, daban el ciento por uno.
- Nazaret es el momento de estar atentos a la escucha... a escuchar lo que nos dice la vida a nuestro alrededor. Estar atentos a tomar en cuenta en forma muy especial y preferente las necesidades de los más débiles, de los que son marginados y despreciados, de los que todo lo necesitan y casi no tienen voz. Estar dispuesto a pasar por la vida tratando de descubrir las necesidades de cariño de todos los que nos rodean y las necesidades de libertad y justicia tanto de los que tenemos cerca. Querer ser, en todos los ambientes, receptores de los profundos anhelos de vida que nuestro Dios suscita y promueve abundantemente, en forma siempre novedosa en este convulsionado tiempo nuestro.
- Nazaret es el momento de acoger, "re-cordar" y discernir... Acoger en el corazón lo escuchado, percibido y vivido, sin rechazar lo que nos descoloca, asusta o molesta. Luego, "re-cordarlo", es decir, volver a pasarlo por el corazón, para sentirlo en profundidad y poder entonces discernir mejor hacia donde apuntan las fuerzas de vida, de generosidad y de creatividad escondidas en toda relación y en todo acontecimiento.
- Nazaret es el momento de atreverse a dar los pasos necesarios para responder a la llamada y para ser fieles a la "encarnación" y al crecimiento de esta semilla de nueva vida que nos ha sido regalada a coda uno por nuestro Dios.
- Nazaret es el momento de la encamación. Dejar que Dios se encarne en nosotros. Abrir los ojos para encontrar en el otro al Dios encarnado.
- Nazaret es el momento de descubrir que Dios irrumpe en la vida y la colma de sentido, como expresó Maria en el Magnificat
Que el ESPÍRITU nos ayude a un nuevo nacimiento, a una nueva manera de saber, mirar, pensar, juzgar, sentir y actuar, que es la misma manera de su HIJO JESÚS, al que ella ayudó a crecer y llenarse de gracia. Aprendamos a mirar desde esta perspectiva a las personas con las que convivimos o trabajamos. Con Maria necesitamos ser creyentes: unificando nuestro ser, más allá de las apariencias. Nos sentamos junto a ella para escucharla y hablar con ella de las dificultades de nuestra FE y de nuestras oscuridades y dudas y le decimos que, como ella, tengamos un corazón parecido al suyo, que Ella nos contagie su capacidad de ir y venir por la vida... Que la PALABRA nos vaya dando la sabiduría de saber vivir en lo cotidiano, con la gente sencilla.
Con Ella queremos contestarnos las preguntas que a veces no tienen respuesta, y desde Ella aprendemos a mirar la vida de otra manera... junto a Ella siempre hay un lugar de descanso para nuestras inquietudes... Ella es quien nos cura nuestras fiebres de eficacia... Con Ella sabremos callar las tentaciones de querer dominar y por Ella sabremos soportar la monotonía del trabajo diario. Acostumbrémonos a ser como Maria, que vivió en la oscuridad de lo cotidiano, desde el trabajo anónimo en una aldea perdida, para saber acompañar a Jesús, acompañando a los hombres y mujeres de hoy: Desde Belén hasta Jerusalén, pasando por Galilea... que es lo mismo que decir: metamos a Maria de Nazaret en la vida cotidiana, para encontrarnos con Jesús...
 
 
Mientras crece la noche, cada día
prende el Amor su llama
en tu candil de aceite desvelado,
siempre igual y creciente.
El pan de tus moliendas se cuece, cada día.
bajo el fuego tranquilo de tus ojos,
mientras crece también la madrugada.
La fuente de la plaza te entrega, cada día, su limosna
mientras le crece el corazón al mundo.
Como el ave del Tiempo vas y vienes.
de la casa a la calle, del Misterio al misterio,
muchas veces al día,
y llevas con tus pasos el compás de las horas...
Tú sabes qué es vivir a pulso lento,
sin novedad para la prensa humana.
Apenas sin distancia: la de un grito.
En esta pobre aldea que vigilan
las higueras comadres
y el centinela de un ciprés oscuro.
-¿De Nazaret va a salir algo bueno?
José viene cansado, cada noche.
Y el Niño trae el hambre entre los dedos
por undécima vez.
-¿Qué quieres, hijo?
(Las almendras se miran, asustadas de gozo,
y el plato ríe miel por todas partes).
Tú ya has dejado el huso sobre el banco dormido
y la lana suspira blancamente.
Esta mañana has ido por retama,
y te sangran las manos, en silencio,
y te huelen las manos a lejía de yerbas.
Has ordeñado luego las dos cabras sumisas,
y sabes toda a leche.
Ayer vino el siroco, y te abrasó las flores.
Hoy irrumpe el simún
como una tropa de soldados romanos,
y hay que cerrarlo todo y, con la prisa, a oscuras.
se te pierde una dracma. rescatada
del tributo de Heredes.
Si las vecinas rompen tu retiro, como gallinas locas,
tú sonríes.
Un día nace un niño, y tú lo acunas.
Y un día muere un hombre, y tú lo velas.
En la olla inservible crece un lirio morado,
y tú riegas su lenta profecía.
Nazaret se despuebla, cuando llega la Pascua,
y tú marchas con todos.
peregrina del Templo,
con Yahvé de la mano,
con un salmo en la boca.
La ruta de Israel converge en tus sandalias.
Y los caminos múltiples del mundo
arrancan de tus pies caravaneros.
Tu corazón no para, día y noche.
Día y noche recogen sus limpios cangilones
el agua de la Vida.
Y el Verbo se hace Hombre, día y noche,
delante de tus ojos,
al filo de tus manos,
detrás de tu silencio...
 
 
MARTÍN DESCALZO
 
 
Gracias por haber sabido ser una mujer de pueblo,
por no haber necesitado ni ángeles, ni criadas
que te amasaran el pan y te hicieran la comida,
gracias por haber sabido vivir tantos años sin milagros ni prodigios,
gracias por haber sabido que estar llena
no es estarlo de títulos y honores, sino de amor.
Gracias por haber respetado la vocación de tu Hijo
cuando se fue hacia su locura,
por no haberle dado consejitos prudentes,
gracias por haberle dejado crecer y
por sentirte orgullosa de que Él te superase.
Gracias por haber sabido quedarte en Nazaret,
en silencio y en la sombra durante su misión.




Textos:
            + Lc 1, 34-38; Mt 1,18; Lc 1,31-33; Jn 19,25; Lc 2, 39-40;
               Lc 1, 39-55; Lc 2, 39-40; Lc 2, 51-52; Jn 2, 1-12.
 
- María es plenamente humana, plenamente mujer, plenamente cotidiana. Es en esta cotidianidad de María donde se va forjando la fuerza interior para radicalizar la opción por Dios en Nazaret, Belén, Caná, Getsemaní o Jerusalén; porque a pesar de la admiración que pueda producir lo grandioso: DIFÍCIL, inmensamente difícil, ES LO PEQUEÑO.
- María vive como nadie al servicio del proyecto de Dios porque es capaz de transformar la rutina en oportunidad para hacer presente el Reino.
- La iniciativa siempre parte de Dios, y cuando Él actúa deja siempre la marca inconfundible de la pequeñez y la humildad.
O sea, que Dios no quiere nuestras cosas, sino nuestro vacío; no quiere nuestras virtudes, sino nuestra pobreza, no quiere nuestros méritos, sino nuestra fe. Al que se cree digno y capaz, Dios le deja que se las arregle por su cuenta. Pero al que se cree pequeño e insuficiente, Dios le acaba enviando el ángel de la Anunciación.
- “Hágase en mí. Sabe que si le dejamos hacer a Dios, Él sacará de nuestro barro una obra maestra. No es fácil dejarse hacer. Nosotros tenemos mucho miedo a Dios. Parece que perdemos libertad, si tenemos que hacer lo que Él quiere. Y tenemos miedo a que nos pida mucho, a que cargue demasiado su mano, a la hora de la poda o de la transformación. María fue la que se fió, la que no tuvo miedo, la que dejó hacer a Dios.
- Una fe que es al mismo tiempo confianza: creer, fiarse del otro; que es amor: entrega total de la vida, desinteresada, generosa; que es también cumplimiento fiel de la voluntad del otro, de su menor deseo. Una fe siempre atenta a los acontecimientos. ¡Como nosotros! Porque así es también nuestra fe. ¿O no?
- Si algo distingue la fe de María es la de ser una fe puesta continuamente a prueba por la realidad de la vida. Dios calla: "el silencio de Dios" en la vida.
- María es modelo insuperable de contemplación. Desde el principio estaba siempre abierta a la presencia de Dios. Estaba hambrienta de Él. María se estará siempre mirando en los ojos y en el rostro de Jesús. Y todo lo que vea y lo que oiga y lo que sienta lo guardará en su corazón.
- No permanece pasiva, encerrada en su mundo de jovencita embarazada que necesita atención, cuidados, mimos. No se lanza a publicar su privilegio y alegría. María sale de su mundo, de sí misma y viaja " a toda prisa a la montaña, a la provincia de Judea" (Lc. 1,39),
+ El estar-con
+ El alegrarse-con
+ El creer-con
+ El servir-a
- Nuestros encuentros, nuestras visitaciones, nuestras liturgias, tendrían que parecerse más a la Visitación de María. Empezar por alabarnos más unos a otros y reconocer las cosas buenas que Dios hace en cada uno. Es bueno que nos digamos cosas buenas. Pero que todo termine en alabanza y agradecimiento a Dios. Y que nuestras oraciones sean más gozosas. Que multipliquemos los aplausos. Que no nos guíe la rúbrica, sino el Espíritu. Que no hagamos rutina de los sacramentos, sino apertura al misterio.
- Lc 2, 41-50: Esta actitud de búsqueda es paradigma para todos. Dios se hace buscar. La búsqueda capacita para el encuentro. Se busca desde la fe y la purifica. Se busca con esperanza y la fortalece.
                                   
NAZARET es el momento de:
- reencontrar el gusto por lo sencillo
- vivir con hondura la soledad
- la fe como capacidad para soportar dudas
- el crecimiento del Reino
- acoger, recordar.
- dar respuesta valiente a la llamada
- la Encarnación y la encarnación
- de descubrir que Dios colma la vida de sentido
 
Acostumbrémonos a ser como María, que vivió en la oscuridad de lo cotidiano,
desde el trabajo anónimo en una aldea perdida, para saber acompañar a Jesús, acompañando a los hombres y mujeres de hoy:
Desde Belén hasta Jerusalén, pasando por Galilea… que es lo mismo que decir:
metamos a María de Nazaret en la vida cotidiana, para encontrarnos con Jesús…

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