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Juan Ruysbroeck (Rusbroquio), Beato |
Canónigo Regular
Martirologio Romano: En el monasterio de Groenendaal, en Brabante,
cerca de Bruselas, beato Juan Ruysbroeck, presbítero y canónigo regular,
que enseñó las grandezas de los varios grados de la
vida espiritual (1381).
Jan Van Ruysbroeck (o Juan Rusbroquio, como se
le llama generalmente en español) nació en Ruysbroeck, cerca de
Brúcelas, en 1293. En aquélla época la actual ciudad era
un pueblecito. Seguramente que los padres del futuro beato eran
gente humilde, aunque, a decir verdad, no sabemos nada sobre
su padre y, sobre su madre, sólo tenemos noticias de
que era muy buena y amaba tiernamente a su hijo.
A
los once años, Juan se fue a vivir con su
tío Juan Hickaert, que era canónigo menor de la colegiata
de Santa Gúdula, en Brúcelas. El niño fue a la
escuela en esa ciudad. Algunos años después, su madre se
fue también a vivir a un beguinato de Brúcelas. Poco
después de la muerte de ésta, Juan recibió la ordenación
sacerdotal, a los veinticuatro años de edad. Al cabo de
algún tiempo, como efecto de un sermón que había oído
en Santa Gúdula, el canónigo Hinckaert cambió notablemente de vida.
En efecto, re partió entre los pobres todos los bienes
superfluos y, en compañía de otro canónigo llamado Franco van
Coudenberg, que era más joven que él, empezó a dedicar
más y más tiempo a la contemplación en medio de
su vida de canónigo. El Beato Juan se les unió
pronto.
Entre 1330 y 1335, escribió algunos panfletos polémicos que no
se conservan, pero poco después escribió el "Libro del Reino
de los Amadores de Dios", una obra que, como todas
las otras del beato, fue escrita en flamenco, con la
intención de que el pueblo pudiese leerla. Se trata de
una refutación del falso misticismo y de una exposición del
verdadero camino de Dios. A ella siguieron "Los Esponsales Espirituales"
y varias otras obras de mística práctica. Algunos comentadores afirman
que Juan era iletrado e ignorante, con lo cual añaden
interés al mérito de sus escritos. Pero en realidad, está
probado que era un filósofo y teólogo muy capaz y
que estaba muy al tanto de las obras de los
escolásticos de su época y de los grandes maestros del
pasado. Por lo demás, la hipótesis de que Juan era
un iletrado, fue lanzada desde su tiempo. Gerson, que le
acusaba de haber caído en el pan teísmo en "Los
Esponsales Espirituales", respondió a los autores de la hipótesis: "Se
ha dicho que el autor de este libro es iletrado
e ignorante para poder considerar su obra como inspirada por
el Espíritu Santo. Pero en realidad, da más pruebas de
sabiduría humana que de inspiración divina... Su estilo es un
tanto estudiado. Además, para hablar de un tema como ése,
no basta la piedad, sino que hace falta también haber
estudiado".
Entre 1340 y 1343, Rusbroquio escribió la primera parte del
"Libro El Tabernáculo Espiritual", que es una alegoría de la
vida mística. En la prima vera del año siguiente, los
tres sacerdotes partieron de Brúcelas. En efecto, se sentían llamados
a dedicarse completamente a Dios en la vida contemplativa y
manifestaron su deseo de retirarse a la soledad del campo,
ya que en la ciudad se sentían esclavizados y oprimidos
por los otros clérigos, mucho de los cuales eran mundanos
y poco piadosos y entre quienes Juan había provocado la
hostilidad por el vigor de su lucha contra la herejía.
Por
aquel entonces, el canónigo van Coudenberg se hallaba en dificultades
con el duque de Brabante, Juan III, y éste, para
contrariar al canónigo, autorizó a los monjes de la ermita
de San Lamberto, en Groenendael, de ceder un terreno en
los bosques de Soignes a los que aspiraban a la
vida solitaria. Ahí se establecieron los tres amigos y construyeron
una capilla más grande. Durante los seis primeros años fueron
muy criticados por el capítulo de Santa Gúdula y los
monjes de los al rededores, y además el duque solía
organizar partidas de cacería en aquellos parajes.
Como no estaban asociados
a ninguna orden religiosa, no tenían manera de protegerse. Así
pues, en 1349, cuando ya contaban con cinco discípulos, formaron
una comunidad de canónigos regulares de San Agustín e hicieron
los votos ante el obispo de Cambray. El anciano Hinckaert
murió al año siguiente. Franco van Coudenberg fue elegido superior
del monasterio y Juan Rusbroquio prior. Franco fue, como quien
dice, el fundador de Groenendael en el sentido material y
administrativo, en tanto que la presencia de Juan en el
monasterio atraía a los numerosos aspirantes que ingresaron en la
comunidad. Rusbroquio era un religioso ejemplar: dócil, paciente, obediente y
amante del trabajo manual (en el que era más bien
torpe). En una palabra, era mejor súbdito que superior.
Gerardo Naghel,
cartujo de Hérinnes, cuenta que Rusbroquio fue a visitar su
monasterio: "¡ Cuánto más podría yo decir sobre ese rostro
poderoso y viril, endulzado por la alegría; sobre su conversación
humilde y afectuosa; sobre la espiritualidad que irradiaba de su
persona; sobre su actitud tan religiosa, que manifestaba hasta en
su manera de vestir! ...Aunque queríamos que nos hablase de
sí mismo, nunca lo conseguimos, pues siempre nos hablaba sobre
epístolas sagradas... Estaba tan libre de orgullo como si nunca
hubiese escrito obras tan buenas como las suyas".
El Beato Juan
solía pasar horas enteras en el bosque que circundaba al
monasterio para escuchar la voz de Dios en aquel sitio
donde las distracciones humanas no se interponían entre él y
su Creador. Acostumbraba tomar notas sobre unas tabletas de cera
y, después, las ordenaba y desarrollaba en su celda. En
cierta ocasión, no se presentó a la hora de comer
y uno de los canónigos salió a buscarle; lo encontró
arrebatado en éxtasis, sentado y rodeado por una luz celestial.
El beato completó ahí el "Tabernáculo Espiritual" y escribió las
otras obras que hicieron de él uno de más grandes
contemplativos de la Edad Media. Se ha dicho que Rusbroquio
no dijo nada que no hubiesen dicho ya otros místicos,
y que su originalidad consiste en su manera de presentar
las cosas. Pero, decir algo en forma nueva equivale siempre
a decir algo nuevo. Por otra parte, como Rusbroquio vivió
entre la Edad Media y el Renacimiento, combinó los elementos
filosóficos de la escolástica con los elementos neoplatónicos. Se ha
dicho con razón que si Rusbroquio no hubiese aportado un
punto de vista personal y si su doctrina no hubiese
tenido nada de original, su extraordinaria influencia sería inexplicable.
Cierto
que su santidad personal es suficiente para explicar que las
turbas más heterogéneas hayan ido en peregrinación a Groenendael para
verle. Pero Rusbroquio ejerció también gran influencia sobre otros, que
eran "doctores ac clerici non mediocres", el principal de los
cuales fue Gerardo Groote, fundador de los Hermanos de la
Vida Común.
Por su intermedio, la doctrina del beato dejó sentir
su influencia sobre la escuela de Windesheim y Tomás de
Kempis. También puede decirse que la forma de vida monástica
de Groendael explica por qué Windesheim no se hizo cartujo
o cisterciense, sino agustino.
En los últimos años de su vida,
el Beato Juan no podía ya salir de la celda
que compartía con Franco van Coudenberg, quien era todavía más
anciano que él. Una noche, el beato soñó con su
madre quien le decía que Dios iba a llamarle durante
el Adviento. Al día siguiente, pidió que le trasladasen a
enfermería, donde, consumido por la fiebre, se preparó con toda
lucidez y devoción para la muerte. Dios le llamó a
Sí el 2 de diciembre de 1391, a los ochenta
y ocho años de edad. A partir de entonces, el
segundo domingo después de Pentecostés, el capítulo de Santa Gúdula
realizó procesiones a Groenendael en honor de Juan Rusbroquio. Cuando
el monasterio fue suprimido en 1783, las reliquias del beato
se trasladaron a Brúcelas, pero desaparecieron durante la Revolución. Los
esfuerzos que se habían hecho para obtener su beatificación, tantas
veces interrumpidos, fueron finalmente coronados por el éxito en 1908,
ya que San Pío confirmó el culto del beato y
concedió la celebración de su fiesta a los canónigos regulares
de Letrán y la diócesis de Malinas.
El abad Cutberto Butler
opina que probablemente no haya ningún contemplativo más grande que
Rusbroquio "y ciertamente no ha habido ningún escritor místico de
mayor envergadura".
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