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Mattía Nazarei,
Beata |
Virgen religiosa de la Segunda Orden
Franciscana (1236‑1320). Clemente XIII aprobó su culto el 27 de julio de
1765.
Matía, nacida hacia el año 1235 en Matelica, en las Marcas,
pertenecía a la familia noble De Nazarei. Creció rodeada de los amorosos
cuidados de los familiares, que hicieron todo para prepararla para un brillante
porvenir. Su padre, se soñaba para ella un matrimonio digno de su categoría.
Pero un hecho inesperado trastornó todos sus planes. El ejemplo de las dos
santas hermanas Clara e Inés de Asís también se repitió en Matelica. Un día
Matía sin avisar a nadie, huyó de su casa y fue a tocar las puertas del
monasterio de Santa María Magdalena de las hermanas Clarisas, pidiendo a la
abadesa que la recibiera entre sus cohermanas. Esta le hizo notar que era
imposible sin el consentimiento de sus padres. Poco después el padre y algunos
parientes irritadísimos irrumpieron en el monasterio decididos a llevarla de
nuevo a su casa por la fuerza. Pero todo fue inútil. El padre fue vencido por la
insistencia de su hija, que así pudo realizar su sueño de seguir a Cristo por el
camino de la perfección.
Tenía dieciocho años cuando comenzó el noviciado
y antes de la profesión distribuyó parte de sus bienes a los pobres y parte la
reservó para urgentes trabajos de restauración del monasterio. Tras su ejemplo
otras muchachas la siguieron por el camino de vida evangélica que habían trazado
San Francisco y Santa Clara.
Después de ocho años de vida religiosa fue
elegida abadesa unánimemente. Durante cuarenta años Matía fue la celosa
superiora de las Clarisas, iluminada guía espiritual y al mismo tiempo sagaz
administradora. Poseía las cualidades aparentemente contradictorias de una gran
mística y de una sabia organizadora. Confiando en la Divina Providencia, con
ofrendas de la población y de su familia, reconstruyó casi desde los cimientos
la iglesia y el monasterio.
La vida interior de la Beata Matía se modeló
sobre la Pasión del Señor. Por muchos años todos los viernes sufrió dolores y
numerosos arrobamientos. Fue una mujer de gobierno que a las virtudes
contemplativas unía las virtudes prácticas. Se mantuvo también en contacto con
el mundo, sabiendo decir una palabra de consuelo, ayuda y exhortación a los
muchos que acudían a ella. Fue llamada “Madre de la caridad” pues ayudaba en la
medida de las posibilidades aun a indigentes y pobres. Un niño estaba a punto de
morir como consecuencia de una caída. La madre desesperada lo llevó a la Beata
Matía, quien después de orar lo tocó con la mano y lo restituyó sano y salvo a
su madre. Y se cuentan de ella otros prodigios.
El 28 de diciembre de
1320, después de haber exhortado y bendecido por última vez a sus queridas
cohermanas, murió serenamente a los 85 años, dejando tras de sí un dulce
recuerdo, que luego se transformaría en culto, el cual confirmaría Clemente
XIII.
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