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Sagrada Familia de
Jesùs |
En el año 2011, dado que el domingo
siguiente a Navidad es 1 de enero, día en que recordamos a María como Madre de
Dios, esta fiesta se traslada al viernes 30 de diciembre.
En la
festividad de la Sagrada Familia, recordamos y celebramos que Dios quiso nacer
dentro de una familia para que tuviera alguien que lo cuidara, lo protegiera, lo
ayudara y lo aceptara como era.
Al nacer Jesús en una familia, el Hijo de
Dios ha santificado la familia humana. Por eso nosotros veneramos a la Sagrada
Familia como Familia de Santos.
¿Cómo era la Sagrada
Familia?
María y José cuidaban a Jesús, se esforzaban y trabajaban
para que nada le faltara, tal como lo hacen todos los buenos padres por sus
hijos.
José era carpintero, Jesús le ayudaba en sus trabajos, ya que
después lo reconocen como el “hijo del carpintero”.
María se dedicaba a
cuidar que no faltara nada en la casa de Nazaret.
Tal como era la
costumbre en aquella época, los hijos ayudaban a sus mamás moliendo el trigo y
acarreando agua del pozo y a sus papás en su trabajo. Podemos suponer que en el
caso de Jesús no era diferente. Jesús aprendió a trabajar y a ayudar a su
familia con generosidad. Él siendo Todopoderoso, obedecía a sus padres humanos,
confiaba en ellos, los ayudaba y los quería.
¡Qué enseñanza nos da Jesús,
quien hubiera podido reinar en el más suntuoso palacio de Jerusalén siendo
obedecido por todos! Él, en cambio, rechazó todo esto para esconderse del mundo
obedeciendo fielmente a María y a José y dedicándose a los más humildes trabajos
diarios, el taller de San José y en la casa de Nazaret.
Las familias de
hoy, deben seguir este ejemplo tan hermoso que nos dejó Jesús tratando de imitar
las virtudes que vivía la Sagrada Familia: sencillez, bondad, humildad, caridad,
laboriosidad, etc.
La familia debe ser una escuela de virtudes. Es el
lugar donde crecen los hijos, donde se forman los cimientos de su personalidad
para el resto de su vida y donde se aprende a ser un buen cristiano. Es en la
familia donde se formará la personalidad, inteligencia y voluntad del niño. Esta
es una labor hermosa y delicada. Enseñar a los niños el camino hacia Dios,
llevar estas almas al cielo. Esto se hace con amor y cariño.
“La familia
es la primera comunidad de vida y amor el primer ambiente donde el hombre puede
aprender a amar y a sentirse amado, no sólo por otras personas, sino también y
ante todo por Dios.” (Juan Pablo II, Encuentro con las Familias en Chihuahua
1990).
El Papa Juan Pablo II en su carta a las familias nos dice que es
necesario que los esposos orienten, desde el principio, su corazón y sus
pensamientos hacia Dios, para que su paternidad y maternidad, encuentre en Él la
fuerza para renovarse continuamente en el amor.
Así como Jesús creció en
sabiduría y gracia ante Dios y los hombres, en nuestras familias debe suceder lo
mismo. Esto significa que los niños deben aprender a ser amables y respetuosos
con todos, ser estudiosos obedecer a sus padres, confiar en ellos, ayudarlos y
quererlos, orar por ellos, y todo esto en familia.
Recordemos que “la
salvación del mundo vino a través del corazón de la Sagrada Familia”.
La
salvación del mundo, el porvenir de la humanidad de los pueblos y sociedades
pasa siempre por el corazón de toda familia. Es la célula de la
sociedad.
Oración
“Oremos hoy por todas las familias del
mundo para que logren responder a su vocación tal y como respondió la Sagrada
Familia de Nazaret.
Oremos especialmente por las familias que sufren, pasan
por muchas dificultades o se ven amenazadas en su indisolubilidad y en el gran
servicio al amor y a la vida para el que Dios las eligió” (Juan Pablo
II)
“Oh Jesús, acoge con bondad a nuestra familia que ahora se entrega y
consagra a Ti, protégela, guárdala e infunde en ella tu paz para poder llegar a
gozar todos de la felicidad eterna.”
“Oh María, Madre amorosa de Jesús y
Madre nuestra, te pedimos que intercedas por nosotros, para que nunca falte el
amor, la comprensión y el perdón entre nosotros y obtengamos su gracia y
bendiciones.”
“Oh San José, ayúdanos con nuestras oraciones en todas
nuestras necesidades espirituales y temporales, a fin de que podamos agradar
eternamente a Jesús. Amén.”
Sagrada Familia
La Sagrada Familia es el término utilizado para designar a la familia de Jesús de Nazaret, compuesta según la Biblia por José, María y Jesús. Su festividad se celebra el domingo que cae entre la Octava de Navidad (25 de diciembre al 1 de enero), o el 30 de diciembre, si no hay un domingo entre estos dos días.
Pasajes bíblicos referentes a la Sagrada Familia
- Anuncio del Ángel a José: "He aquí que el Ángel del Señor se le apareció en sueños, diciendo: "José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella ha nacido, de Espíritu Santo es". (Mateo 1:20)
- Huida a Egipto: huida hacia Egipto, huyendo del rey Herodes, que quería matar a Jesús.
- La pérdida y hallazgo de Jesús en el templo: "Sus padres iban cada año a Jerusalén a la fiesta de la Pascua. Cuando tuvo doce años, subieron ellos como de costumbre a la fiesta y, al volverse, pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo sus padres. Pero creyendo que estaría en la caravana, hicieron un día de camino, y le buscaban entre los parientes y conocidos; al no encontrarle, se volvieron a Jerusalén en su busca. Y sucedió que al cabo de tres días, lo encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros, escuchándoles y preguntándoles; todos los que le oían estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas. Cuando le vieron, quedaron sorprendidos, y su madre le dijo: «Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando.» El les dijo: «Y, ¿por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?» Pero ellos no comprendieron la respuesta que les dio. Bajó con ellos y vino a Nazaret, y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón. Jesús progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres." (Lucas 2:41-52)
- Sus vecinos se escandalizan de Él: "¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? Y sus hermanas ¿no están todas entre nosotros? Entonces, ¿de dónde le viene todo esto (Mateo 13:54-56) (la existencia de hermanos de Jesús es tema de debate en las diferentes doctrinas de la cristiandad).
La Sagrada Familia en el arte
Las escenas de la Sagrada Familia son de las más representadas en el arte, especialmente en la pintura. Destacan las escenas de la huida a Egipto.
Véase también
En medio de una fuerte crisis en torno a la integridad de la familia, Dios Amor nos brinda nuevamente el modelo pleno de amor familiar al presentarnos a Jesús, María y José. La Sagrada Familia nos habla de todo aquello que cada familia anhela auténtica y profundamente, puesto que desde la intensa comunión hay una total entrega amorosa por parte de cada miembro de la familia santa elevando cada acto generoso hacia Dios, como el aroma del incienso, para darle gloria. Por ello, a la luz de la Sagrada Escritura, veamos algunos rasgos importantes de San José, Santa María y el Niño Jesús. San José Es el jefe de la familia y actúa siempre como Dios le manda, muchas veces sin comprender el por qué de lo que Dios le pide, pero teniendo fe y confianza en Él. "Al despertarse, José hizo lo que el Ángel del Señor le había ordenado: llevó a María a su casa". (Mt 1, 24-25) Cuando se entera que María estaba embarazada piensa en abandonarla porque la quería mucho y no deseaba denunciarla públicamente (como era la costumbre de la época), pero el Ángel de Dios se le apareció en sueños y le dijo que lo que había sido engendrado en el vientre de María era obra del Espíritu Santo y que no temiera en recibirla. "Ella dió a luz un hijo,y él le puso el nombre de Jesús" (Mt 1, 25) Cuando nace el niño, él le pone el nombre de Jesús, como el Ángel le había dicho. Luego, cuando Herodes tenía intenciones de matar al Niño Jesús y ante otro aviso del Ángel del Señor, José toma a su familia y marcha hacia Egipto. Por último, con la muerte de Herodes y ante un nuevo aviso del Ángel de Dios, lleva a su familia a instalarse en Nazaret. San José, Casto Esposo de Santa María, acoge a Jesús en su corazón paternal, educándolo, cuidándolo, amándolo como si fuere hijo suyo. El Niño Jesús aprende de su "santo padre adoptivo" muchas cosas, entre estas, el oficio de carpintero. La Santísima Virgen María Desde el momento de la Anunciación, María es el modelo de entrega a Dios. "He aquí la sierva del Señor, hágase en mí según tu Palabra" (Lc 1, 38) En la Anunciación, María responde con un Sí rotundo desde una libertad poseída, poniéndose en las manos de Dios. En Santa María vemos una continua vivencia de la dinámica de la alegría-dolor: criando, educando, siguiendo de cerca a su Hijo Jesús mostrándole en todo momento un auténtico amor maternal. "Su madre conservaba estas cosas en su corazón" (Lc 2, 52) Ella fue vislumbrando lentamente el misterio trascendente de la vida de Jesús, manteniéndose fielmente unida a Él. El niño Jesús Desde chico, Jesús demuestra que es el Hijo de Dios y que cumple fielmente lo que su Padre le manda. "Vivía sujeto a ellos" (Lc 2, 51) Como niño, Él obedecía a su madre y a su padre adoptivo, y permanecía siempre junto a ellos. María y José fueron sus primeros educadores. "El niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la Gracia de Dios estaba con Él" (Lc 2, 40) Jesús aprende el oficio de carpintero de su padre adoptivo José. "¿No sabían que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?" (Lc 2, 49) Cuando Jesús se queda en el Templo, a los doce años, se puede pensar que desobedece a sus padres y que eso está mal. No es así, Jesús demuestra en este hecho su plena independencia con respecto a todo vínculo humano cuando está de por medio el Plan de su Padre y la Misión que Él le ha encomendado. Oración por la Familia Dios, de quien proviene toda paternidad en el cielo y en la tierra: Padre, que eres amor y vida, haz que cada familia humana que habita en nuestro suelo, sea, por medio de tu Hijo Jesucristo,"nacido de mujer" y mediante el Espíritu Santo, fuente de Caridad Divina, un verdadero santuario de vida y amor para las nuevas generaciones. Haz que tu gracia guíe los pensamientos y las obras de los cónyuges, para bien propio y de todas las familias del mundo. Haz que las jóvenes generaciones encuentren en la familia un fuerte sostén humano, para que crezcan en la verdad y el amor. Haz que el amor, reforzado por la gracia del Sacramento del Matrimonio, se manifieste más fuerte que cualquier debilidad o crisis que puedan padecer nuestras familias. Te pedimos por intermedio de la Familia de Nazaret, que la Iglesia pueda cumplir una misión fecunda en nuestra familia, en medio de todas las naciones de la tierra. Por Cristo, nuestro Señor, Camino, Verdad y Vida, por los siglos de los siglos. Amén. S.S. Juan Pablo II La Sagrada familia, modelo de fe y de fidelidad Queridos hermanos y hermanas: En este primer domingo después de la Navidad, la Iglesia celebra la fiesta de la Sagrada Familia. Como en el belén, la mirada de fe nos permite abrazar al mismo tiempo al Niño divino y a las personas que están con él: su Madre santísima, y José, su padre putativo. ¡Qué luz irradia este icono de grupo de la santa Navidad! Luz de misericordia y salvación para el mundo entero, luz de verdad para todo hombre para la familia humana y para cada familia. ¡Cuán hermoso es para los esposos reflejarse en la Virgen María y en su esposo José! ¡Cómo consuela a los padres especialmente si tienen un hijo pequeño! ¡Cómo ilumina a los novios que piensan en sus proyectos de vida! El hecho de reunirnos ante la cueva de Belén para contemplar en ella a la Sagrada Familia, nos permite gustar de modo especial el don de la intimidad familiar y nos impulsa a brindar calor humano y solidaridad concreta en las situaciones por desgracia numerosas en las que por varios motivos falta la paz, falta la armonía, en una palabra, falta la "familia". El mensaje que viene de la Sagrada Familia es ante todo un mensaje de fe: la casa de Nazaret es una casa en la que Dios ocupa verdaderamente un lugar central. Para María y José esta opción de fe se concreta en el servicio al Hijo de Dios que se le confió, pero se expresa también en su amor recíproco, rico en ternura espiritual y fidelidad. María y José enseñan con su vida que el matrimonio es una alianza entre el hombre y la mujer, alianza que los compromete a la fidelidad recíproca, y que se apoya en la confianza común en Dios. Se trata de una alianza tan noble, profunda y definitiva, que constituye para los creyentes el sacramento del amor de Cristo y de la Iglesia. La fidelidad de los cónyuges es, a su vez, como una roca sólida en la que se apoya la confianza de los hijos. Cuando padres e hijos respiran juntos esa atmósfera de fe, tienen una energía que les permite afrontar incluso pruebas difíciles, como muestra la experiencia de la Sagrada Familia. Es necesario alimentar esa atmósfera de fe. En esta perspectiva se va preparando el segundo Encuentro mundial con las familias, que tendrá lugar en Río de Janeiro los días 4 y 5 de octubre de 1997. Se tratará de una gran fiesta de las familias de América Latina y de todo el mundo que renovará el mensaje del primer Encuentro, celebrado aquí, en Roma, con ocasión del Año internacional de la familia. Encomiendo a María, "Reina de la familia", a todas las familias del mundo especialmente a las que atraviesan grandes dificultades, e invoco sobre ellas su protección materna. La Sagrada familia, modelo de fe y de fidelidad Meditación dominical de S.S. Juan Pablo II diciembre de 1997
LA SAGRADA FAMILIA: "UN MARAVILLOSO
EJEMPLO"
Catedral de La Almudena; 28.XII.03,
19,00h. (Si, 3,2-6.12-14; Col. 3,12-21; Lc. 2,41-52)
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Mis queridos
hermanos y hermanas en el Señor:
La Iglesia, nos
invita hoy, en el día de la Sagrada Familia, a mirar a la Familia de Nazareth,
la formada por Jesús, María y José, como "maravilloso ejemplo" propuesto por
Dios, Nuestro Padre, a los ojos de su Pueblo. Así se desprende de la
oración-colecta de la liturgia que sitúa esta Fiesta, tan significativa para la
vida de la Iglesia contemporánea, en el contexto de la celebración del Misterio
de la Natividad del Señor. Porque, efectivamente, es imposible abstraer el
acontecimiento de la Encarnación y, sobre todo, del Nacimiento del Hijo de Dios
de lo que significa la singularidad absolutamente única de esta familia: de la
Madre María, Virgen Inmaculada y Purísima que concibe al Hijo de Dios por obra y
gracia del Espíritu Santo cuando se haya desposada con José, y que da a luz a
Jesús cuando ya ambos se hallaban unidos para siempre en un matrimonio
totalmente virginal. En esa familia, sin par, considerada antes y después del
parto del Hijo, nace y crece el Niño Jesús "en sabiduría, estatura y gracia ante
Dios y los hombres" (Lc. 2, 52).
A la vista del
carácter innegablemente excepcional –digámoslo con toda verdad, sublime– de los
rasgos que configuran lo más íntimo de la vida y misión de la Familia de
Nazareth, es comprensible que se formule la pregunta de como se puede querer
convertirla en modelo asequible a la familia normal: a la familia nacida de la
carne y de la sangre, formada por pecadores, por hombres y mujeres sometidos a
incontables debilidades y flaquezas, a los que cuesta tanto vivir la pasión como
amor, el amor como fidelidad y la fidelidad como generosa donación mutua para la
procreación de nueva vida. De hecho muchos se lo han preguntado y lo siguen
preguntando.
La respuesta no
puede ser más sencilla: la Familia de Nazareth se constituye y forma en
incondicional obediencia a la voluntad amorosa de Dios, dándonos a su propio
Hijo al servicio de la realización en el tiempo de su último y definitivo
designio salvador. El Hijo de Dios, autor de la vida, el vencedor del pecado y
de la muerte, nos es dado a través de María, como Hijo suyo, uniéndose en cierta
manera a todo hombre, por obra y gracia del Espíritu Santo en un acto de amor
inefable que supera toda capacidad de comprensión humana. La fecundidad
espiritual del matrimonio de María y José no podía ser ni mayor ni más sublime.
Su amor no admitía otro modo de ser vivido y expresado que él de la unión
virginal. La Familia de Nazareth abría así por esta vía sobrenatural el camino
para la posibilidad de la experiencia plena del matrimonio y de la familia
humana como santuario del amor y de la vida, venciendo todos los contratiempos y
ataques de los que ha sido, es y será objeto en el futuro por parte de todos los
que desconocen y/o menosprecian el Evangelio de la Salvación y de la Vida. El
matrimonio y la familia necesitan más que nunca de la Sagrada Familia para
reconocer eficazmente su propio origen, su sentido más íntimo y los elementos
interiores y exteriores que los configuran según el plan de Dios, el Creador y
Redentor del hombre. Por que no hay que olvidarlo: ¡el matrimonio, unido
indisolublemente por el amor, el verdadero, el de la donación mutua de los
esposos que florece y fructifica en la vida de los hijos, ha sido instituido por
Dios y conformado por su Ley, la Ley nueva, Ley de la gracia, que posibilita su
cumplimiento íntegro y gratificador!
CUANDO SE
IGNORA LA VERDAD DEL MATRIMONIO Y DE LA FAMILIA INSTITUIDOS POR DIOS LAS
CONSECUENCIAS SON DRAMATICAS
Ignorar esta verdad
espiritual y moral, verdad constitutiva del matrimonio y de la familia, ha sido
una tentación constante de la historia, agravada en nuestro tiempo hasta límites
de una radicalidad insospechada. No sólo se afirma la competencia política,
jurídica y cultural del hombre para modelar matrimonio y familia como materia
sujeta a su libre disposición según criterios de un pragmatismo social, más o
menos razonable, aunque tocado de egoísmo –lo que ha venido siendo habitual en
las sociedades y comunidades políticas vertebradas por el laicismo agnóstico de
los últimos dos siglos– sino que además no se vacila ante su completa
manipulación. Al pretender equiparar a la familia, nacida y entrañada en el
matrimonio indisoluble del varón y la mujer, a uniones de todo tipo, incluso, a
las incapaces por naturaleza para tener hijos, se termina por la destrucción
institucional sistemática de la célula primera de la sociedad. Las dramáticas
consecuencias del rechazo del modelo de Dios no se han hecho esperar. Estan a la
vista de cualquier observador y conocedor objetivo de lo que está pasando en el
momento actual de Europa: sociedades avejentadas, amenazadas por una más que
probable quiebra de los sistemas de su seguridad social, crecientemente
insensibles a las exigencias de la solidaridad mutua, nacional e internacional,
hoscas y sin pulso creador, en las que se multiplica el dolor y sufrimiento de
los niños y de los jóvenes por las rupturas de sus padres y la pérdida del
insustituible ambiente familiar que se crea y se recrea al calor del hogar
paterno.
LA RESPUESTA
DE LA FE Y DE LA ESPERANZA CRISTIANAS
El cuadro esbozado
podría parecer sombrío, pero no falso o irrealista, capaz, por lo tanto, de
estimular la respuesta de la fe y de la esperanza cristianas en la línea
doctrinal y pastoral del Magisterio de los Papas de la primera mitad del siglo
XX, recogida y renovada por el Concilio Vaticano II y presentada y actualizada
con valiente y heroica clarividencia por Pablo VI y Juan Pablo II. Del Papa, que
el Señor ha regalado a su Iglesia hace 25 años, procede esa fórmula humana y
espiritualmente tan genial del Evangelio de la Vida que integra todos los
aspectos de la visión cristiana del matrimonio y de la familia a la luz del
Misterio de la Sagrada Familia. El que celebramos con nuevo gozo en este último
Domingo del año 2003 junto a Jesús, María y José. El modelo al que los
matrimonios cristianos han de dirigir una y otra vez su mirada si quieren
acertar y avanzar en el cuidado de las virtudes domésticas y de su unión en el
amor: en el suyo, el esponsal, y en el de sus hijos. Modelo para imitar pero,
sobre todo, modelo que habrá de guiarlos y animarlos en el seguimiento y acogida
amorosa de la gracia y la voluntad misericordiosa de Dios, revelada en
Jesucristo. La oración frecuente en el seno de la familia, unida en el rezo del
Santo Rosario a la Familia de Nazareth, les preservará de traiciones y desmayos
y les impulsará al testimonio cotidiano en el que consiste la aportación
específica de los matrimonios y de las familias cristianas a la Nueva
Evangelización. Su contribución propia e imprencindible. La Iglesia no se
encontraría en condiciones ni de experimentar hacia dentro de sí misma toda la
riqueza del amor esponsal de Cristo, ni, por consiguiente, de llegar con la
siembra del Evangelio a esos surcos donde se planta y crece la vida y el amor
humano, sin el apostolado específico de los esposos cristianos.
EL TESTIMONIO
DEL AMOR FECUNDO DE LA FAMILIA CRISTIANA
En una cultura como
la nuestra donde se ensalzan y difunden con un despliegue publicitario sin
precedentes modelos de conducta personal y colectiva, marcados por la ruptura de
la relación "amor y vida" y por la subyacente banalización hedonista de la
experiencia del amor, entre el varón y la mujer, cuando no de su inversión
antinatural, reduciéndola a mero contacto sexual, sólo se abrirá paso la Buena
Noticia del "amor que nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios" por
el testimonio de vida de las familias cristianas y del tesoro del amor que
encierran: divino -humano. El primer ámbito de verificación del mandamiento de
ese amor del que nos habla la primera carta del Apóstol San Juan y por el que
seremos reconocidos como discípulos suyos, es el de la familia, comunidad íntima
de vida entre padres e hijos. Si falta el amor propio de los hijos de Dios en la
constitución del matrimonio y en la formación de la familia, si falla en su
realización práctica..., pronto se irá notando como se debilitan los lazos de la
solidaridad humana y ciudadana y como se degrada y fractura la sociedad
misma.
Las familias
cristianas se encuentran en la realización de su vocación enfrentadas a
situaciones y retos sociales y culturales de enorme dificultad, desconocidos
hasta ahora. ¡Cuántas familias numerosas, por ejemplo, han experimentado la
desaprobación y el rechazo público por parte de ciudadanos que en definitiva van
a depender en sus años de enfermedad y vejez de la contribución generosa de los
hijos de esas familias en el sostenimiento de la seguridad social! En esta
coyuntura histórica de tanta contradicción y perplejidad para la familia
cristiana, ayuda especialmente el modelo de la Sagrada Familia y su experiencia
singular de obediencia a la voluntad de Dios. ¡Cuánto sufrieron María y José al
caer en la cuenta de que habían perdido a su Hijo en el camino de regreso de
Jerusalén a casa y cuanto se alegraron al encontrarlo en el Templo sentado en
medio de los maestros de la Ley! Las explicaciones del que ya era todo un
muchacho, –¡explicaciones para asombro por las referencia divinas que
contenían!– no las comprendieron de momento. Su madre, sin embargo, "conservaba
todas estas cosas meditándolas en su corazón". El curso ulterior de los
acontecimientos, que marcarían la vida de su Hijo hasta llegar a la Pascua de
crucifixión y Resurrección, le irían desvelando cuanta razón tenía aquel
misterioso Jesús de los doce años, que ella tanto amaba.
¡Fiémonos de los
planes de Dios como Ana, la madre de Samuel, como María y José! Son los planes
del Padre compasivo y misericordioso que nos ha salvado por su Hijo en el
Espíritu Santo. Basta saber cual es su mandamiento y cumplirlo: "que creamos en
el nombre de su Hijo, Jesucristo, y que nos amemos unos a otros, tal como nos lo
mandó". Entonces "cuanto pidamos, lo recibimos de él". Sí, entonces, cuanto
pidan las familias cristianas se cumplirá
AMEN
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ORACIÓN PREPARATORIA (SE REZA TODOS LOS DÍAS AL
COMENZAR)
SEÑOR, HAZ DE NUESTRO HOGAR UN SITIO DE TU AMOR. QUE NO HAYA
INJURIA, PORQUE TU NOS DAS COMPRENSIÓN, QUE NO HAYA AMARGURA, PORQUE TU NOS
ALIENTAS. QUE NO HAYA RENCOR PORQUE TU NOS DAS PERDÓN. QUE NO HAYA ABANDONO,
PORQUE TU ESTÁS CON NOSOTROS. QUE SEPAMOS MARCHAR HACIA TI, EN NUESTRO DIARIO
VIVIR. QUE CADA MAÑANA AMANEZCA UN DÍA MAS DE ENTREGA Y SACRIFICIO. QUE CADA
NOCHE NOS ENCUENTRE CON MAS AMOR DE ESPOSOS Y DE PADRES. HAZ DE NUESTROS HIJOS
LO QUE TU ANHELES, AYÚDANOS A EDUCARLOS. HAZ QUE NOS ESFORCEMOS EN EL CONSUELO
MUTUO, Y QUE HAGAMOS DEL AMOR UN MOTIVO MAS PARA AMARTE. AMÉN.
ORACIÓN FINAL (SE REZA CADA DÍA AL TERMINAR)
SEÑOR NUESTRO JESUCRISTO, QUE JUNTO CON MARÍA Y JOSÉ
CONSAGRASTE CON INEFABLES VIRTUDES LA VIDA DOMÉSTICA, HAZ QUE POR INTERCESIÓN DE
AMBOS SEPAMOS INSTRUIRNOS CON EL EJEMPLO DE TU SAGRADA FAMILIA. ELEVEMOS
NUESTRAS ORACIONES A TI SEÑOR, PARA PONER NUESTRA FAMILIA BAJO TU MIRADA, TE
PEDIMOS LA ACOMPAÑES, LA ASISTAS EN SUS NECESIDADES, LA MANTENGAS EN AMOROSA
UNIÓN Y GUIES SUS PASOS HASTA CONSEGUIR TU ETERNA COMPAÑIA EN EL CIELO. QUE EN
ELLA CADA HIJO APRENDA DE JESÚS, LA OBEDIENCIA, EL ESTUDIO Y EL TRABAJO. QUE
CADA MUJER APRENDA DE MARÍA, LA HUMILDAD Y EL ESPÍRITU DE SACRIFICIO. QUE CADA
HOMBRE APRENDA DE JOSÉ A AMAR A JESÚS Y A SU FAMILIA CON FIDELIDAD Y RECTITUD.
AMÉN.
DÍA PRIMERO
JESÚS, MARÍA Y JOSÉ, HOY QUEREMOS SER REFLEJOS DE VUESTRA
UNIÓN, DE VUESTRA PERSEVERANCIA, DE VUESTRO AMOR FILIAL, INTERCEDAN PARA QUE
NUESTRAS FAMILIAS SEAN FIEL REFLEJO DE LAS DE USTEDES, QUE REINE LA COMPRENSIÓN
Y EL ENTENDIMIENTO.
DÍA SEGUNDO
JESÚS, AYUDANOS A EDUCAR A NUESTROS HIJOS, QUE APRENDAMOS
DE TU AMOR DE HIJO, QUE PODAMOS TRANSMITIRLES TU CARISMA, QUE APRENDAN DE TI, LA
OBEDIENCIA, QUE AMEN EL ESTUDIO Y EL TRABAJO.
DÍA TERCERO
MARÍA, QUE CADA MUJER DE NUESTRAS FAMILIAS, APRENDAN DE TI,
LA HUMILDAD, LA PACIENCIA, EL ESPÍRITU DE SERVICIO, LA ENTREGA, EL AMOR. TE LO
PEDIMOS POR JESUCRISTO NUESTRO SEÑOR.
DÍA CUARTO
SAN JOSÉ, QUE LOS HOMBRES APRENDAN A AMAR SUS FAMILIAS, CON
FIDELIDAD Y RECTITUD. QUERIDO SAN JOSÉ, AYÚDANOS A SER PERSISTENTES EN LA
ORACIÓN.
DÍA QUINTO
JESÚS, MARÍA Y JOSÉ, JUNTO A USTEDES NO TIENE LUGAR LA
TEMPESTAD, USTEDES SON NUESTRO REFUGIO. AUMÉNTANOS SAGRADA FAMILIA, NUESTRA FE,
PARA SABERNOS AUNADOS CON USTEDES.
DÍA SEXTO
MARÍA, COMO MADRE Y PROTECTORA DE TU HOGAR, COBIJA A
NUESTRAS MUJERES Y A NUESTRAS MADRES PARA QUE ELLAS TAMBIÉN SEAN COMO TU
MEDIANERAS EN LAS DIFICULTADES QUE SE NOS PRESENTAN. POR JESUCRISTO NUESTRO
SEÑOR.
DÍA SÉPTIMO
AMADO SAN JOSÉ, QUE EN LOS MOMENTOS DE CRISIS DENTRO DE
NUESTRAS FAMILIAS, QUE LOS HOMBRES IMITEMOS TU TEMPLE, TU CORDURA, TU FIDELIDAD,
TU AMOR INCONDICIONAL Y TU PERSEVERANCIA EN LA FE. TE LO PEDIMOS POR JESUCRISTO
NUESTRO SEÑOR.
DÍA OCTAVO
SEÑOR, COMO TU QUEREMOS IMITARTE COMO HIJOS OBEDIENTES,
RESPETUOSOS DE NUESTROS MAYORES, QUE SEPAMOS CALLAR CUANDO ALGO NO NOS AGRADA,
QUE SEPAMOS HABLAR CUANDO NUESTRA FAMILIA NECESITA NUESTRA PALABRA Y NUESTRA
OPINIÓN.
DÍA NOVENO
SAGRADA FAMILIA DE JESÚS, MARÍA Y JOSÉ, QUE SEPAMOS SIEMPRE
DAR TODO LO MEJOR DE NOSOTROS, QUE SEPAMOS CEDER EN NUESTRA CONVIVENCIA DIARIA.
QUE CAMBIE YO MI POSTURA, Y COMPRENDER A MI PRÓJIMO. QUE ENTENDAMOS EN LA
FELICIDAD DE NUESTRA FAMILIA, ESTARÁ TAMBIÉN NUESTRA PROPIA FELICIDAD. QUE
ENTENDAMOS QUE DANDO SE
RECIBE.
Oración a la familia por Juan Pablo II
Oh Dios, de quien procede toda paternidad en el cielo y en la
tierra, Padre, que eres Amor y Vida, haz que en cada familia humana sobre la
tierra se convierta, por medio de tu Hijo, Jesucristo, "nacido de Mujer", y del
Espíritu Santo, fuente de caridad divina, en verdadero santuario de la vida y
del amor para las generaciones porque siempre se renuevan.
Haz que tu gracia guíe a los pensamientos y las obras de los
esposos hacia el bien de sus familias y de todas las familias del mundo.
Haz que las jóvenes generaciones encuentren en la familia un
fuerte apoyo para su humanidad y su crecimiento en la verdad y en el amor.
Haz que el amor, corroborado por la gracia del sacramento del
matrimonio, se demuestre más fuerte que cualquier debilidad y cualquier crisis,
por las que a veces pasan nuestras familias.
Haz finalmente, te lo pedimos por intercesión de la Sagrada
Familia de Nazaret, que la Iglesia en todas las naciones de la tierra pueda
cumplir fructíferamente su misión en la familia y por medio de la familia. Tú,
que eres la Vida, la Verdad y El Amor, en la unidad del Hijo y del Espíritu
santo.
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