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Catalina (Caterina) Volpicelli,
Santa |
Fundadora de las Esclavas del Sagrado Corazón
Catalina
Volpicelli, Fundadora de Las Esclavas del Sagrado Corazón, pertenece a la
compañía de los "apóstoles de los pobres y de los marginados" que, en el siglo
XIX, fueron para Nápoles un signo resplandeciente de la presencia del Cristo
"buen Samaritano" que se acerca a cada hombre herido en el cuerpo y en el
espíritu, para derramar sobre sus heridas el aceite de la consolación y el vino
de la esperanza (cf. Misal Romano, 2 ed. Italiana, Roma 1983, Prefacio común
VIII, pág. 375).
Nacida en Nápoles el 21 de enero de 1839, Catalina tuvo
en su familia, perteneciente a la alta burguesía, una sólida formación humana y
religiosa. En el Colegio Real de San Marcelino, bajo la sabia guía de Margarita
Salatino (futura cofundadora, con el Beato Ludovico de Casoria de las Hermanas
Franciscanas Elizabetinas Bigie), aprendió letras, idiomas y música, cosa que no
era usual para una mujer de su tiempo.
Guiada por el Espíritu del Señor,
que le revelaba el plan de Dios a través de la voz de sabios y santos Directores
espirituales, Catalina que mientras insistía en rivalizar con su hermana y en
brillar en la sociedad, frecuentando teatros y espectáculos de danzas,
rápidamente renunció a los valores efímeros de una vida elegante y
despreocupada, para adherir con generosa decisión a una vocación de perfección y
de santidad.
El encuentro ocasional con el Beato Ludovico de Casoria, el
19 septiembre de 1854, en "La Palma" en Nápoles, fue, como afirmó ella misma:
"un momento singular de la gracia obsequiosa, de la caridad y de la predilección
del S. Corazón enamorado de las miserias de su Sierva". El Beato la asoció a la
Orden Franciscana Seglar y le indicó como única finalidad de su vida, el culto
al Sagrado Corazón de Jesús, invitándola a permanecer en medio a la sociedad, en
la cual debía ser "pescadora de almas".
Guiada por su confesor, el
barnabita P. Leonardo Matera, el 28 mayo de 1859 Catalina entró a formar parte
de las Adoradoras perpetuas de Jesús Sacramentado, pero en poco tiempo se
retiró, por graves motivos de salud.
Otro era el designio de Dios para
Catalina. Lo había intuído muy bien el Beato Ludovico que a menudo le repetía:
"El Corazón de Jesús, oh Catalina, ésta es tu obra !"
Por indicación de
su confesor, la Volpicelli conoce la hoja mensual del Apostolado de la Oración
"Le Messager du Coeur de Jèsus". Escribe al P. Enrique Ramière, director general
del Apostolado de la Oración en Francia, recibiendo de él noticias detalladas de
la naciente Asociación, con el Diploma de Celadora, el primero llegado a Italia.
En julio de 1867, P. Ramière visita el edificio de Largo Petrone en la Salud, en
Nápoles, donde Catalina está pensando establecer la sede de sus actividades
apostólicas "para hacer renacer en los corazones, en las familias y en la
sociedad el amor por Jesucristo".
El Apostolado de la Oración será el
centro de todo la estructura espiritual de Catalina, que le permitirá cultivar
su amor ardiente por la Eucaristía y se convertirá en instrumento de una acción
pastoral que tiene las dimensiones del Corazón de Cristo y por lo tanto abierta
a todo hombre, siempre al servicio de la Iglesia, de los últimos y de los
sufridos.
Con las primeras celadoras, el 1 julio de 1874 Catalina funda
el nuevo Instituto de las "Esclavas del S. Corazón", aprobado en primera
instancia por el Cardenal Arzobispo de Nápoles, el Siervo de Dios Sixto Riario
Sforza, y posteriormente, el 13 junio de 1890, por el Papa León XIII que concede
a la nueva familia religiosa el Decreto de alabanza".
Interesada en el
futuro de la juventud, abrió enseguida el asilo de huerfánas las "Margaritas",
fundó una biblioteca circulante e instituyó la Asociación de las Hijas de María,
con la guía sabia de la Venerable M. Rosa Carafa Traetto (+ 1890).
En
poco tiempo abrió otras casas: en Nápoles en el edificio Sansevero y luego junto
a la iglesia de la Sabiduría, en Ponticelli, donde las Esclavas se distinguieron
en la asistencia a las víctimas del cólera del año 1884, en Minturno, en Meta de
Sorrento y en Roma.
El 14 mayo de 1884, el nuevo Arzobispo de Nápoles, el
Cardinal Guillermo Sanfelice, OSB, consagró el Santuario dedicado al S. Corazón
de Jesús, que la Volpicelli había hecho eregir junto a la Casa Madre de sus
obras, destinándolo particularmente a la adoración reparadora, solicitada por el
Papa para el sostèn de la Iglesia, en una època difícil para la libertad
religiosa y para el anuncio del Evangelio.
La participación de la
Catalina al primer Congreso Eucarístico Nacional, que se celebró en Nápoles en
el año 1891 (19-22 noviembre), fuè el acto cumbre del apostolado de la Fundadora
de las Esclavas del S. Corazón; en aquella ocasión montó una rica exposición de
ornamentos sagrados, destinados a las iglesias pobres, organizó la adoración
eucarística en la Catedral y fue la animadora de aquel gran movimiento de almas
que culminó en la impresionante: "Confesión y Comunión general".
Catalina
Volpicelli muere en Nápoles el 28 diciembre de 1894 ofreciendo su vida por la
Iglesia y por el Santo Padre.
La Causa de beatificación y canonización de
la insigne testigo de la caridad del Corazón de Cristo, despuès de la
instrucción del Proceso Ordinario en los años 1896-1902 en la Curia eclesíastica
de Nápoles, fue oficialmente presentada ante la entonces S. Congregación de los
Ritos el 11 enero de 1911.
El 25 de marzo de 1945, el Santo Padre, Pio
XII declaraba la heroicidad de las virtudes, atribuyèndole el titulo de
Venerable.
El 28 de junio de 1999, su Santidad Juan Pablo II, aprobó la
lectura del decreto para su beatificación.
El 26 de abril de 2009 fue
canonizada por S.S. Benedicto XVI.
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