lunes, 24 de diciembre de 2012

Las Dos Genealogías de Mateo 1:1-17 y Lucas 3:23-38, Demuestran que Jesús es el Rey Patriarca de Israel y de Jerusalén

 





Los derechos de corona de Jesús fueron heredados de su madre Maria que era de la simiente real de David. Jesús no era de la simiente biológica de José (el esposo de María) y por ende no heredó nada de él referente al trono de David. Las dos genealogías presentadas en Mateo 1:1-17 y Lucas 3:23-38, son un excelente complemento que nos conduce a comprender la necesidad del nacimiento virginal de Jesús para que Él pudiera acreditar los derechos sobre el trono mesiánico. Dios tiene un propósito en todo lo que hace, y por eso guío a Mateo y a Lucas a escribir estas dos genealogías para llegar a una verdad contundente.

En Belén, Jesús nació siendo el Rey de Israel. ¡Sólo reinas conciben reyes! Otros reyes de Israel pudieron haber sido ungidos (Saúl y David), pero después de David, sus herederos gobernaron por derecho de nacimiento y no por unción. Así Salomón sucedió a David al trono, porque en su nacimiento su madre Betsabé era la Reina esposa de David. Cuando Salomón nació, Betsabé parió a un príncipe. Cuando David murió, el príncipe Salomón ascendió al trono y se convirtió en el rey de Israel por el derecho de nacimiento desde la realeza de su madre. El reinado y la realeza determinaron los derechos heredados de un hijo para ascender al trono de Israel.

Recordemos que José (el esposo de María) era de hecho un miembro de la casa de David:

“Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es” (Mateo 1:20).

Pero la línea real de José había sido cortada en su ancestro Joacim, y por esto Joacim no pudo pasar la herencia del trono de David a algún descendiente suyo.

“Por tanto, así ha dicho Jehová acerca de Joacim rey de Judá: No tendrá quien se siente sobre el trono de David; y su cuerpo será echado al calor del día y al hielo de la noche” (Jeremías 36:30).

“Así dijo Jehová: Desciende a la casa del rey de Judá, y habla allí esta palabra, y di: Oye palabra de Jehová, oh rey de Judá que estás sentado sobre el trono de David, tú, y tus siervos, y tu pueblo que entra por estas puertas… así ha dicho Jehová acerca de Joacim hijo de Josías, rey de Judá: No lo llorarán, diciendo: ¡Ay, hermano mío! y ¡Ay, hermana! ni lo lamentarán, diciendo: ¡Ay, señor! ¡Ay, su grandeza! En sepultura de asno será enterrado, arrastrándole y echándole fuera de las puertas de Jerusalén... Vivo yo, dice Jehová, que si Conías hijo de Joacim rey de Judá fuera anillo en mi mano derecha, aun de allí te arrancaría… ¡Tierra, tierra, tierra! oye palabra de Jehová. Así ha dicho Jehová: Escribid lo que sucederá a este hombre [Conías o Joaquín] privado de descendencia, hombre a quien nada próspero sucederá en todos los días de su vida; porque ninguno de su descendencia logrará sentarse sobre el trono de David, ni reinar sobre Judá” (Jeremías 22:1-30).

Joacim fue maldecido por Dios con castigo eterno. Ninguno de la simiente de Joacim sería reconocido de allí en adelante como heredero del derecho real de la simiente de David. Tal como Esaú perdió su herencia y primogenitura (Génesis 25:27-34, Hebreos 12:16-17), así Joacim y sus descendientes perdieron lo suyo en David para siempre. Aunque Joaquín [también llamado Conías], hijo de Joacim ejerció como rey durante tres meses (2. Reyes 24:6, 24:8), Dios rechazó ese trono. Como prueba, Joaquín y el antiguo Israel fueron a la cautividad Babilónica. Podemos ver entonces que todo aquel que descendiera de esta línea de simiente, nunca podría heredar el verdadero trono de David. Joacim provenía de la línea de Salomón. Lamentablemente, Salomón había promovido durante su reinado la idolatría en Israel (1. Reyes 11:1.13). ¡La sentencia sobre Joacim, cortó de hecho a la línea de simiente de Salomón de siquiera tener un trono verdadero en Israel! La genealogía de Mateo capítulo 1 es de la línea de Salomón (Mateo 1:6-7) y conduce hasta José, marido de María, de la cual (no dice de los cuales, como incluyendo a José) nació Jesús llamado el Cristo (Mateo 1:16). Jesús como hijo adoptivo de José, no podía reclamar el trono desde la simiente de Salomón y Joacim, porque esta línea de simiente fue cortada del reino. Pero esto no significa que José no podía ser salvo, solamente significa que su línea de simiente fue para siempre excluida del trono en Israel. [1]

Por lo tanto Jesús nació de una virgen y su madre Maria tenía que ser de la simiente de David para que pudiera pasarle la herencia de ese trono. La genealogía de Lucas 3, comienza diciendo que Jesús era hijo según se creía de José, pero el mismo evangelista ya había recalcado que Jesús nació milagrosamente de una virgen y que José no tuvo nada que ver con este engendramiento (Lucas 1:26-38). Por lo tanto, la genealogía de Lucas 3 es la genealogía de María, que descendía del rey David por la línea de Natán (Lucas 3:31-32; 2. Samuel 5:13-14; 1. Crónicas 3:5, 14:3-4, Zacarías 12:12). El nombre de José aparece en lugar del nombre de María, porque por matrimonio José pasó a ser reconocido como hijo de Elí. Además era costumbre omitir el nombre de las mujeres en las genealogías. María poseía los verdaderos derechos de herencia sobre el trono de Israel, pero ella no fue reconocida como la reina que era. [2] María dio luz al Hijo de Dios, al varón perfecto, al Mesías, y ella era una reina cuando lo hizo. La realeza de María terminó cuando ella se casó con José, lo que ocurrió cuando él la conoció luego del nacimiento de Jesús (Mateo 1:25). Ella abdicó su propio linaje de simiente real cuando consumó su unión matrimonial con José, [3] que como ya lo vimos, era de otra simiente del linaje de David que fue cortada del reino.

Ahora, considere que Jesús fue el primogénito de María (Mateo 1:25, Lucas 2:7) y nació Rey por su simiente real antes de que ella abdicara, por lo que los otros hijos que después ella tuvo con José pertenecieron a la línea de simiente que fue cortada del derecho al trono de David. Su hijo Jesús se convirtió en Rey desde su nacimiento, porque María era de la línea de simiente mesiánica que daría a luz al Mesías, hijo de David. Esta es otra poderosa razón que justifica el nacimiento virginal de Jesús, pues esto condujo a que aquellas dos líneas de simiente no se cruzaran, lo que le permitió a María traer AL VERDADERO Y ÚLTIMO HIJO DE DAVID PARA SENTARSE SOBRE SU TRONO. De hecho, no hay más simiente real por aparecer en Israel después de Jesús. Cuando María se casó con José (es decir cuando José la conoció), ella abdicó de su reinado de línea mesiánica y se convirtió en reina de una línea de simiente cortada cuya majestad y realeza no es reconocida por Dios. Después de casarse con José, María ya no podía parir a otro Mesías de Israel, pues estaba profetizado que una virgen lo daría a luz (Isaías 7:14). Por esto Jesús es la última y verdadera simiente de David que regirá con poder.

Las Escrituras dan testimonio de esta verdad, al decir que Jesús es del linaje de David según la carne (Lucas 1:68-75, Romanos 1:3, 9:5; 2. Timoteo 2:8, Apocalipsis 22:16). Jesús nació Rey y tiene el pleno derecho a la corona, porque Él es el descendiente real legítimo del Patriarca David. Como se puede apreciar en el registro genealógico de Jesús, Él es descendiente legítimo de un largo linaje de antiguos reyes patriarcas. Los derechos soberanos a la realeza comenzaron con Adán (el primer hijo de Dios según Lucas 3:38), cuando a él le fue dado dominio sobre toda la tierra. Dominio es lo mismo que gobierno soberano y este derecho de corona es heredado por el primogénito de las generaciones siguientes. La genealogía de Lucas nos muestra que comenzando con Adán, el linaje patriarcal del reinado y dominio soberano pasó a Jesús (quien al ser engendrado milagrosamente por el Espíritu Santo, es también hijo de Dios). Jesús es el Rey Patriarca de Israel de la simiente de David y el postrer Adán. Así como Adán tuvo Señorío y dominio sobre toda la tierra, Cristo heredó para siempre el Señorío y dominio como el postrer Adán perfecto sin pecado (Romanos 5:14, 1. Corintios 15:45). Así que la salvación provista en Jesús, es una salvación que no es propia o exclusiva del pueblo judío, sino que es una salvación universal ligada a la misma creación del hombre, que tiene como objetivo traer a la existencia a otros muchos más hijos de Dios (Juan 1:12, Romanos 8:14, Gálatas 3:26, Filipenses 2:15, 1. Juan 3:1-2).

El linaje genealógico de Jesús en los relatos del Evangelio, es verificado por los escritos de Josefo, quien reportó que el rey Herodes intentó insertarse en la línea Davídica por medio de falsas tablas genealógicas, y destruyó todos los registros genealógicos para que nadie más pudiera presentar una mejor afirmación sobre el trono de David que él. Por supuesto, nosotros sabemos que él hizo esto para impedir que cualquier Mesías Judío pudiera siquiera levantarse para afirmar sus derechos de nacimiento sobre el trono de David a fin de restablecer el Reino de Israel. Los judíos deseaban que este Reino fuera restaurado y ellos sabían que Herodes no era nada más que un impostor y su ascendencia era gentil. Por anuncio angelical, Jesús fue declarado no solamente el hijo de David, sino también el Señor Mesías. Jesús es el Rey Patriarca de Jerusalén e Israel ¡EL REY DE LOS JUDÍOS! Esta es la razón por la que Herodes intentó matar a Jesús, cuando se enteró por medio de los sabios de oriente que el rey de los judíos había nacido (Mateo 2:1-23).

¿Pero exactamente qué es un patriarca? De la información que tenemos de fuentes antiguas, un patriarca es un varón regidor de una tribu, clan o grupo. Él también es visto como el fundador de una tribu, clan o grupo. Como patriarca, él es el gobernador soberano, lo que quiere decir que él no está bajo el gobierno o la autoridad directa de otro. Por eso decimos que Dios es soberano, y decimos que Él es el Patriarca y el Gobernador de las naciones. ¡Por esta capacidad le atribuimos REINADO! Las palabras PATRIARCA, SOBERANO y REY, son términos inseparables cuando se aplican a la genealogía de Jesús. Todo ancestro de Jesús que es un Rey Soberano, es también un Patriarca. Así, en la genealogía de Jesús el título patriarca describe a un rey soberano. Por ejemplo, David también es llamado patriarca:

"Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy." (Hechos 2:29).

¡David fue un patriarca porque él fue rey! Si él no hubiera sido seleccionado por Dios para ser el rey de Israel, él no habría sido un patriarca de Israel. Él habría permanecido como un hombre desconocido y su lugar en las Escrituras no existiría. Pero por la divina providencia, él fue escogido para reemplazar a Saúl y el registro del surgir de David a la fama comienza en el legado de Samuel y nos lleva al reinado sobre Israel. La Palabra de Dios llama a David en su capacidad de Rey patriarca.

“Patriarca - de "patri"; "pater": padre o padre varón; y de "arca" que es lo mismo que el griego "archon": gobernador, primero en jerarquía y poder, príncipe, rey, soberano, director. También "archo": primero en jerarquía política, gobierno, que reina sobre”. [Léxico de Strong]

Así, cuando usamos la palabra monarquiano para describir nuestra fe en la Unicidad de la Divinidad, esto quiere decir que creemos en "un gobernador, un Dios rey". La palabra monarquiano viene de "mono" -uno; "arquiano" - gobernador, soberano, rey.

David era un patriarca y también un monarquiano. Jesús también es un patriarca y un monarquiano.

Ahora ¿qué podemos concluir del siguiente texto?:

"Considerad, pues, cuán grande era éste, a quien aun Abraham el patriarca dio diezmos del botín" (Hebreos 7:4).

¿Fue Abraham en alguna manera príncipe o gobernador? ¿Fue él en alguna manera un monarquiano? ¿Fue él en alguna manera un soberano? ¿Fue Abraham un patriarca en el mismo reconocimiento que David? ¿Acaso no es verdad que Abraham está dentro del linaje de Jesús hasta Adán, el primero de los reyes en el linaje de nuestro Señor? ¿Si contamos como patriarcas a todos estos antiguos dignatarios que están en el linaje de Jesús, cómo podemos negar su lugar en la genealogía de Jesús? ¿Podemos decir bíblicamente que estos patriarcas eran todos descendientes de Adán que fue el primer rey? ¿Podemos decir que Adán era rey?

Cualquier cosa que afirmemos de la palabra patriarca en el linaje de Jesús, ésta quiere decir reinado. ¡Esto no se puede negar! Así David y Abraham, ambos llamados patriarcas, figuran en el linaje del reinado de nuestro Señor Jesucristo. ¡Patriarca entonces, quiere decir que ambos, David y Abraham eran reyes!

A causa del impostor Herodes, Elí el padre de María fue un patriarca no reconocido en Israel. A su vez, María llegó a ser la reina no reconocida, la heredera de Israel. María era reina del antiguo Israel cuando ella dio a luz a Jesús. Esta es la razón por la cual Elisabet (la madre de Juan el Bautista) cuando fue llena del Espíritu al verle, le dijo: "Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre. ¿Por qué se me concede esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí?" (Lucas 1:42-43). Elisabet reconoció a María como la reina de Israel, y a su hijo Jesús como el Rey Mesías. Este también es el entero propósito de los apóstoles al colocar en su doctrina la genealogía de Jesús. María renunció a los derechos del trono cuando Jesús nació, y desde ese momento en adelante Jesús fue Rey de Israel, y se convirtió en la cabeza de la Iglesia. Si usted cuenta el número de generaciones en la genealogía de Lucas, notará que desde Adán hasta Cristo hay 76 generaciones. La Iglesia es la 77ª generación. Sabemos que la Iglesia es contada por generación, porque las Escrituras reportan esto como verdadero.

“Mas vosotros sois linaje escogido [generación escogida], real sacerdocio [de la simiente de David, vea Hebreos 7:14-15 sobre el sacerdocio de Melquisedec], nación santa [el reino de Dios], pueblo adquirido por Dios [hijos e hijas del Nuevo Pacto], para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable” (1 Pedro 2:9).

Todos a quienes el Señor Jesús adopta o recibe como sus hijos e hijas en el Reino, son contados como su simiente. La simiente de la mujer es Cristo (Génesis 3:15, Isaías 7:14, Mateo 1:22-23, Lucas 1:34-35). El remanente de la simiente de la mujer es el pueblo de Cristo porque Él es la simiente de esta referencia. Por consiguiente los miembros de la Iglesia también son contados como la simiente de David (2. Samuel 7:12-17, 1. Crónicas 17:11-15, Salmo 132:11), y la simiente de Abraham (Génesis 22:18, 26:4, 28:14, Gálatas 3:7, 3:16). Esta simiente no es contada según la carne sino que es contada según el Reino de Dios y el nuevo nacimiento (Juan 3:3-6, 1. Pedro 1:23). Así que la Iglesia entera es la simiente de Jesús el Mesías y también la simiente de Abraham. Aquellos que están en Cristo, son la simiente de Abraham. Nosotros entonces somos el remanente de la simiente, el remanente de la simiente de la mujer; simiente la cual es Jesús. Seguiremos siendo simiente real porque nosotros ahora somos hijos e hijas de Dios por medio de Cristo.


Referencias

[1] Cohen Gary Reckart. “La Herejía de la 42ª Generación”
http://hechos238.net/rapto/rapto6.html
[2] Cohen Gary Reckart. “Definiendo La Condición de Reina, de Maria Madre de Jesús Mesías”
http://hechos238.net/html/maria-jesus.html
[3] Cohen Gary Reckart. “María, Reina de Israel. Clarificando la Realeza de María a los Apostólicos”
http://hechos238.net/html/reina-maria.html
La realeza presente en una mujer puede terminar por varias razones: (1) Por una reina que fallece y no tuvo hijos que continuaran su línea real; (2) Si ella es reina solamente por matrimonio y no es de simiente real, ella puede ser destituida por medio del divorcio como lo fue Vasti (Ester 2:17); o (3) Una reina puede abdicar, resignándose a ceder su soberanía o renunciando a ella.

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