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Juan (Giovanni) Marìa Boccardo,
Beato |
Presbítero y Fundador
Martirologio Romano: En el
pueblo de Pancalieri, cerca de Turín, en Italia, beato Juan María Boccardo,
presbítero, el cual, trabajando infatigablemente en el cuidado de los ancianos y
enfermos, fundó la Congregación de Hermanas de los Pobres Hijas de San Cayetano
(1913).
Nacido en 1848 dedicó su vida a asistir a los enfermos
durante la epidemia de cólera de 1884.
Fue Párroco de Pancalieri, al
norte de Italia, fundó la congregación religiosa de las Pobres Hijas de San
Cayetano.
Don Giovanni Maria Boccardo fue un hombre de profunda
espiritualidad y, a la vez, un apóstol dinámico, promotor de la vida religiosa y
del laicado, siempre atento a discernir los signos de los tiempos. Escuchando,
en la oración, la palabra de Dios, maduró una fe vivísima y profunda. Escribió:
«Sí, Dios mío, lo que quieres tú, lo quiero también yo».
Y ¿qué decir de
su infatigable celo en favor de los más pobres? Supo acercarse a todas las
miserias humanas con el espíritu de san Cayetano de Thiene, espíritu que
infundió en la congregación femenina que fundó para el cuidado de los ancianos y
los enfermos, y para la educación de la juventud. Hizo suya la invitación
evangélica: «Buscad primero el reino de Dios y su justicia» (Mt 6,
33).
Como el santo cura de Ars, del que era devoto, indicó a sus
parroquianos, con su palabra y sobre todo con su ejemplo, el camino del cielo.
El día de su ingreso en Pancalieri como párroco, dijo a los fieles: «Vengo aquí,
queridos hermanos, para vivir como uno de vosotros, como vuestro padre, vuestro
hermano y vuestro amigo, y para compartir con vosotros las alegrías y las penas
de la vida (...). Vengo como servidor de todos, y cada uno podrá disponer de mí,
y yo me consideraré siempre dichoso y feliz de poderos servir, buscando sólo
hacer el bien a todos».
Se declaraba siempre hijo devoto de la Virgen, y
a ella recurría con constante confianza. A una persona que le preguntó: «¿Es tan
difícil ganar el Paraíso?», le respondió: «Sé devoto de María, que es su
"puerta", y entrarás». Su ejemplo sigue vivo en la memoria de la gente, que a
partir de hoy puede invocarlo como intercesor en el cielo.
Muriò el 30 de
Diciembre de 1913, y beatificado por Juan Pablo II el 24 de Mayo de 1998,
durante la celebraciòn del V Domingo de Pascua en su visita apostòlica a
Turín.
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